Gaming Club
Regístrate
españaESPAÑAméxicoMÉXICOusaUSA

HOHOHO FELIZ (ANTI)NAVIDAD

Las mejores pelis para los que odian (o aman) la navidad

Repasamos un listado de recomendaciones de películas con un espíritu navideño algo distinto de lo habitual.

Las mejores pelis para los que odian (o aman) la navidad

Qué Bello es vivir, Solo en Casa, Love Actually, las miriadas de producciones Hallmark de Antena 3 un sábado por la tarde, el primer especial navideño de Los Simpson… Hay un montón de películas que ver en Navidad que representan ese espíritu sin duda. Pero también hay un montón que juegan la carta del gamberrismo, de dinamitar el concepto navideño para jugar con su iconografía y hacerla saltar por los aires.

Así que aquí tenemos un listado de películas pro-navideñas y anti-navideñas que repasar. Esperamos al menos sacaros unas sonrisas y que descubráis alguna que no hayáis visto.

S.O.S. Ya es Navidad (1989)

Admitámoslo: Nuestras navidades no se parecen a las de una edulcorada peli Hallmark. No todo nos sale tan bien, incluso lo que sale mal… Las de verdad son prisas, estrés por preparar la cena, el almuerzo, o llegar a tiempo si nos invitan. De no olvidar tal o cual regalo, de rezar porque no haya tráfico, “¿y ahora dónde aparcamos?” “Genial, se ha traído al cuñado” “¿Pero esos dos no se habían divorciado?” “¿¡Y cuándo vais a darnos un nieto¡?”

Las Navidades son un puñetero estrés, y de eso va esta mítica peli. Conocida en Norteamérica como National Lampoon’s Christmas Vacation era la tercera entrega de la saga-, aquí le cayó el maravilloso y acertado título de S.O.S. Ya es Navidad. La historia es la de un cuarentón padre de familia que le encanta la Navidad, porque tiene ese recuerdo de cuando era pequeño. Pero la memoria elimina lo malo y nos hace quedarnos con lo bueno, y Clark Griswold solo quiere que su familia tenga la misma felicidad que él, y se deja el culo en ello. Pero entre los padres, los suegros y el primo -enorme Randy Quaid antes de que se le fuera la olla y se hiciera pro-Putin-, no lo tendrá fácil.

Y no todo sale como uno quiere… Por el camino tenemos escenas descacharrantes como la iluminación de la casa -aunque a espectadores más jóvenes pueden parecerle puro cringe porque es humor 80s-, el prólogo animado, la hilarante defenestración del gato, un Chevy Chase en la cima de su carrera y ese sentimiento ‘feel good’ de la Hallmark pero bien hecho. Para algunos de nosotros es una fija la noche del 24, y siempre me encanta ese ‘lo conseguí’ del final, un Chase mirando al cielo orgulloso de que ha conseguido su objetivo en una película que junto a Tango & Cash cerró la década de los 80 en los cines.

La Jungla de Cristal (Die Hard, 1988) y La Jungla 2 (Die Harder, 1990)

Terroristas, muertos por doquier, pura y gloriosa ultraviolencia ochentera sin adulterar, tipos que la diñan con cuellos rotos, pies sangrando, cocaína, malos con acento europeo chungo y cadáveres que resucitan para darte el susto de tu vida cuando eres peque… Se mire por donde se mire, La Jungla de Cristal es la película de anti-navidad perfecta, y la que más gozamos, porque esto de navideño tiene poco (se estrenó en pleno verano), pero la hemos adoptado como tal y nos encanta.

Punto y aparte del género del actioner que estableció su propio sub-género -hasta que 6 años después Speed marcó otro hito-, Die Hard no tenía que haberlo petado así, porque Bruce Willis venía de hacer comedia y no tenía los bíceps de Stallone o el Tito Schwarzenegger, se quejaba, sangraba y se venía abajo… Y por eso su John McClane se convirtió en mítico, porque era un tipo humano, normal, metido en un sindiós enorme en mitad de una navidad con su ex-mujer en Los Ángeles.

Si a eso le añades un (añorado) John McTiernan en estado de gracia tras la cámara, un Alan Rickman que hizo de su Hans Grüber el MEJOR VILLANO visto en un actioner 80s y 90s, set-pieles memorables, secundarios soberbios y el mítico jumpscare final del muerto-que-no-estaba-muerto, tienes un film perfecto que además termina con una de los mejores covers de villancicos: el Let is Snow de Vaughn Monroe.

Fue tal su éxito, que en dos años llegó la obligada secuela: La Jungla 2: Alerta Roja no es tan mala como quieren hacer creer, es una secuela que hace lo que todas las secuelas: Es más grande, más ruidosa, más bestia, y el héroe pierde un poco de su humanidad para hacer actos más heroicos. Pero demonios, es pura anti-Navidad también, con gargantas cercenadas, estalactitas clavadas en ojos, aviones que revientan y se estrellan, un reno que mandaban de no se que zoológico y palabrotas, muchas palabrotas.

Ampliar

Una gozada dirigida por el también añorado Renny Harlin que es más palomitera, menos humana que la anterior, pero en sesión doble con esa funciona de lujo. Y se remata con Let it Snow de nuevo, ¿qué más podíamos pedir siendo un niño de 9 años en esa época? Yo nada, por eso la tengo grabada a fuego como la primera.

Los Fantasmas atacan al Jefe (Scrooged, 1988)

El mismo año en que se estrenó Jungla de Cristal, el añorado Richard Donner -Los Goonies, Arma Letal, Superman— firmó la que parecía ser una adaptación más de Cuento de Navidad de Charles Dickens, pero en realidad no fue así. Planteada como una revisitación en clave contemporánea, un Bill Murray en una de sus mejores actuaciones encarna a un Ebenezer Scrooge de los 80 reconvertido en productor todopoderoso de televisión, obsesionado por reventar las audiencias caiga quien caiga, incluso aunque sea mostrando una versión ‘actioner’ de la Navidad, con terroristas, pezones y ratones con cuernos grapados a sus orejitas.

Haciendo de todo un ’hijueputa’ cínico y egoísta de los gordos, Murray recibe la visita de tres fantasmas y acaba reconduciendo su vida. Pero es en la visualización de los tres espectros y en la narración, pasando de la pura Navidad Dickensiana al humor negro y directamente el drama, donde Donner hecha el resto, ayudado por un Danny Elfman que compone una de sus oberturas más reconocibles y un Murray gigantesco, enorme, que se echa toda la peli a sus espaldas y compone un personaje tremendamente humano -la escena de la alcantarilla- incluyendo un monólogo navideño final a lo ‘one man show’ estupendo.

Es Navidad y a la vez Anti-Navidad, y de lo mejorcito para estas fechas sin duda, aunque para los nenes de hoy en día puede que algunas escenas se les atraganten. En los 80 es que nos curtieron desde la cuna.

Rare Exports: Un Cuento Gamberro de Navidad (2010)

En la noche de Navidad, Santa Claus viene a casa cuando los niños duermen a dejarles regalos si se han portado bien, y carbón si han sido malos. Pero como dicen en esta peli, “el Santa Claus de la Coca-Cola es un timo…”, y más bien va a raptar a los niños que han sido malos, a meterlos en un saco a su espalda, azotarlos con una vara e incluso escaldarlos en agua hirviendo… Porque ese es el Santa Claus de la fantástica Rare Exports, adaptación al largo de dos cortos de culto online que versan sobre la caza de Santa Clauses salvajes que luego hay que adiestrarlos.

Tomando como base a la figura originariamente pagana finlandesa del Jouluppuki, influenciadora de la versión actual que se tiene de Santa Claus, el film lo presenta como la concepción original pagana de una criatura con aspecto de cabra que castiga a los niños que se han portado mal. Rare Exports nos cuenta una historia sencilla jugando con la iconografía clásica de la Navidad y Papa Noel, los elfos y las galletas de jengibre, dándole la vuelta y presentándola como un film de terror en los helados páramos de Finlandia. No hay sustos, no hay jumpscares, pero sí, muñecos siniestros de niños, un Jouluppuki que parece un Final Boss de Bloodborne, renos muertos, elfos asesinos y la visualización del Santa Claus más inquietante que se ha visto.

Manteniendo el suspense y a la vez ahondando en el drama íntimo de los personajes -lo hace con 4 pinceladas para que no perdamos el interés-, Un cuento gamberro de Navidad es puro fanta-Terror filmado con pulso y que juega al menos es más siempre. Una pequeña joyita imperfecta que el firmante de esto se pone o el 24 o el 25 de cada año.

Memoria Letal (1996)

Tras Pesadilla en Elm Street 4, La Jungla 2 y Máximo Riesgo, Renny Harlin estaba en la cima de Hollywood y era un rey de los ‘actioners’. Pero la absolutamente estupenda La Isla de las Cabezas Cortadas fue uno de esos fracasos históricos del Cine, y a Harlin le pesó mucho. Sólo 10 meses después, en las navidades de 1996 vino con otra película, Memoria Letal, que nos describía a una profesora de escuela de una pequeña ciudad que de repente, en plenas fiestas navideñas, que tras un accidente muy bestia -vaya con la secuencia del reno- recordaba su anterior vida: la de una violenta asesina y espía de la CIA.

Geena Davis resuelve el papel y es estupendo verla saltando de una personalidad a otra, cambiando de inocente profesora a experta letal con armas, cuchillos y hasta patines. Y Harlin se implica en mostrar ese cambio a nivel emocional sin aburrir tampoco, ayudado por un cachondón Samuel L. Jackson. Hay buenas set-pieces, una trama bien escrita por Shane Black y el film sí le dio más éxito crítico y monetario a Harlin que Cutthroat Island. Una de esas pelis olvidadas que siempre es un gusto de rescatar.

Cazafantasmas 2 (1989)

Justo ahora que la sentida y nostálgica Ghostbusters: Afterlife está en los cines -llevaos pañuelo si sois fans, porque se llora con ese final-, metemos en este listado a la secuela del film-fenómeno. Estrenada en 1989, Cazafantasmas 2 planteaba una realidad en la que la gente ha dejado de creer en los Ghostbusters, y cada uno va por su cuenta. Pero un hecho sobrenatural en forma de un río de mocos de energía psicomagnetérica que arrastra toda la mala leche de Nueva York -y en esa época era máxima- y corre por debajo de la ciudad, y el espíritu del tirano y torturador moldavo Vigo el Cárpato atrapado en un cuadro, hace que el equipo vuelva a juntarse justo a tiempo para las Navidades -de hecho el climax del film se desarrolla en Nochevieja.

Constantemente por debajo de la primera, Cazafantasmas 2 es un puñado de grandes ideas mal ejecutadas por un Ivan Reitman flojísimo detrás de la cámara. Hay momentos buenos, ideas geniales, pero el conjunto está deslavazado y se pierde la génesis que hizo grande al anterior: Una comedia que asustaba, un film de terror que hacía reír y una trama que se tomaba su ‘lore’ muy en serio. No obstante, a los fans nos encanta, y momentos como el final con la Estatua de la Libertad, la caza en los juzgados, la exploración del metro o el río de mocos son estupendos y al nivel de la anterior.

Batman Returns (1992)

Imaginad esto: Verano, la sala de un cine hasta arriba, la mitad de espectadores son niños que adoran el Batman de Tim Burton y están viendo su secuela, Batman Vuelve. De repente, el Pingüino -un puro combustible para pesadillas infantiles de Danny DeVito- muerde y hace sangrar la nariz a un ejecutivo, para luego reírse con la sangre cayéndole de la boca… En la sala se hace el silencio sepulcral, se escucha algún lloro y gente salir. Ese es mi recuerdo de Batman Returns -traumático, tenía 11 años-, la única secuela que Burton ha hecho en su carrera y de lo más oscuro hacia donde ha ido el personaje en cines.

Burton accedió a filmarla a cambio de que le dieran libertad absoluta, control creativo, e hizo lo mismo que Guillermo del Toro años después con Hellboy 2: Se llevó a los personajes a su terreno. De esta forma, el Pingüino es un ser deforme torturado porque sus padres, ricos de la elite de Gotham, le tiraron al río Gotham una fría Nochebuena para que cayese a la alcantarilla tras comerse al gato -todo eso es sólo el prólogo, empezaba fuerte Burton. Y Catwoman es una inocente mujer joven destrozada a nivel psicológico por el peso de una Gotham City que puede con cualquiera -y de paso por su jefe, que la tira por una ventana pero es ¿resucitada? por gatos-, haciendo que su Gatúbela sea otra villana torturada, trágica, que abraza su lado oscuro. ¿Y Batman? Bueno, importa más bien poco aquí, ya que Tim prefiere centrarse en sus monstruos.

Gótica, retorcidamente gótica y pesadillesca, este Batman divide a los fans -quien esto suscribe la adora y es su favorita-, pero está llena de set-pieces estupendas, unos malos en forma de un circo de freaks que inventan el término Coulrofobia para ellos solos -miedo irracional a los payasos-, un Danny Elfman que hace florituras como imitar maullidos de gatos con violines y un Michael Keaton que pidió a posta hablar muy poco para que Batman fuese una figura atemorizante -y asesina, porque se carga a unos cuantos y riéndose encima, saltándose el código del personaje de nuevo.

El final es triste, descorazonador, y tiene un jumpscare que es de nuevo terror infantil puro, pero quizás por eso es tan rara Avis, porque al igual que Frank Miller con su The Dark Knight Returns o Alan Moore en el final de La Broma Asesina, Burton se llevó al murciélago a su mente y obsesiones, incluyendo ese enorme final de siluetas y bat-logos con Elfman reventando la escena con su fanfarria. Pura y maravillosa Anti-Navidad.

El Día de la Bestia (1995)

Ampliar

La clave del Anticristo en la religión y mitología católicas es siempre ser el reverso tenebroso de Jesucristo. Eso es precisamente lo que Alex de la Iglesia, nuestro tesoro patrio del cine Fantástico, hizo en su segunda película, El Día de la Bestia. Jugando con la misma esencia que en su reciente 30 Monedas, De La Iglesia nos cuenta una estupenda e imaginativa historia en la que un cura vasco ha encontrado el significado oculto en los textos del Apocalipsis de San Juan Evangelista, llegando a la conclusión de que el Anticristo nacerá en Madrid el día de Navidad de 1995. Y a Madrid que va a hacer el mal para contactar con los discípulos del mal -lo del mimo es glorioso.

Definida como ‘comedia satánica’ y ganadora de 6 Goyas, El Día de la Bestia es una de las mejores cintas de De La Iglesia porque mantiene un pulso constante y no se deja llevar por los excesos en el climax que sí tienen otros de sus films. El tono es estupendo y visceral, la tensión e interés constantes -la escena de la cabra, sencilla y la que más tensión genera-, las escenas tienen algunos de los momentos más icónicos del cine español -el letrero de Schweppes-, y el trío actoral está estupendo, con Alex Angulo y Santiago Segura completamente entregados ayudándonos a creernos el ‘lore’ del film.

¿Y es navideña? Más bien al contrario, es satánica anti-navideña total, por eso merece estar aquí.

Arma Letal (1987)

Aunque el género de las ‘Buddy movies’ (películas de acción de colegas) nació de la mano de Walter Hill a inicios de los 80 con Límite 48 Horas, fue Richard Donner (sí, hemos hablado antes de él) el que lo cimentó en el 87 con la primera Arma Letal, un actioner USA con un tono a lo Jungla de Cristal en cuanto a que sus portas son tipos normales y no superhéroes. Por un lado tenemos al padre de familia y detective veterano que quiere retirarse, Murtaugh -Danny Glover-, y por otro a un policía joven psicótico y con tendencias suicidas que no puede superar la muerte de su esposa, Riggs -Mel Gibson. Juntos forman equipo para averiguar por qué una chica se ha suicidado en las vísperas de Navidad.

Con un tono seco, algún chiste que otro, pero en general dramática, Arma Letal es un icono en el cine de acción que dio pie a una saga, pero la primera, escrita por Shane Black -el de Memoria Letal-, siempre será la mejor. Gibson huye del heroísmo y es más bien un suicida, y Murtaugh viene con su excelente ‘one linar’ “estoy demasiado viejo para esta mierda”. Fijaos si es importante este film, que un tal Hideo Kojima literalmente plagió a sus protagonistas para su Policenauts, con unos protas que son la versión anime de Riggs y Murtaugh. Excelente el pulso de Donner y la BSO de Michael Kamen (compositor de Jungla de Cristal 1-3) y los bluesman Eric Clapton y David Sanborn.

Krampus (2015)

En el folklore alpino, el Krampus es un ser con patas de cabra -muy al estilo del Joulupukki finés- que viene a castigar a los niños malos, siendo el ayudante de San Nicolás, otro personaje que sirvió para moldear al Santa Claus actual. Krampus tiene cuernos enormes, aspecto de cabra antropomórfica y es malvado y siniestro. Y el film Krampus lo usó de base para una comedia de terror anti-navideña reestrenada este año en un montaje extendido.

La historia de la familia Engel es la típica de una familia disfuncional que se reúne para celebrar la Nochebuena, y en la que de repente saltan las tensiones. Pero sin desvelar demasiado, el film se transforma en un ‘Home Invasion’ en el que Krampus y sus acólitos quieren entrar en la casa y los Engel deben sobrevivir. Michael Dougherty, firmante de la anterior y estupenda Trick ‘r Treat (2007) que actualizaba el concepto de películas para Halloween, retuerce los esquemas y símbolos navideños -soberbia la versión alternativa del Carol of the Bells con la letra diciendo que Krampus viene a por ti- valiéndose de la figura de Krampus para regalarnos un ‘menos en más’ en cuanto a las visualizaciones de esos enemigos navideños. Ideal para ponerla hoy en el almuerzo del 25 sin duda.

Un Padre en Apuros (1998)

¿En serio? ¿Meteis esa y no Solo en Casa? Sí, porque Un Padre en Apuros, una de esas comedias navideñas que se venden solas, es en realidad pura anti-Navidad. ¿Por qué? Porque trae ese mensaje absolutamente comercial de que si eres niño y Santa Claus no te trae el juguete más popular del año que el resto de tus amigos sí tienen, serás un completo desgraciado, marginado y apestado, y tus padres te habrán fallado… Básicamente el ABC de los regalos infantiles navideños.

Arnold Schwarzenegger se carga la peli a sus espaldas en esta comedia a ratos realista y a ratos fantasiosa que, como decimos, es junto a Solo en Casa lo más adecuado que ver en Nochebuena. Pero por el camino hay escenas soberbias como el Tito Arnold currándose con falsos Papas Noel que comercian con versiones piratas falsificadas de juguetes, o ver cómo la gente pierde la cabeza materialista por un puñetero muñeco. Una BSO estupenda de villancicos clásicos, una peli super ‘feel good’ y un tono limpio muy de los 90 para un film que sin querer sirve de estudio para el exceso comercial que vivimos.

Y no, nada de esto es porque llevo 23 años queriendo un maldito Turboman y aún no lo tengo…

Tokyo Godfathers (2003)

Satoshi Kon, dios del anime con esa obra maestra llamada Perfect Blue -y también Paprika-, inició el nuevo siglo con un film en el que se dejaba de elementos fantásticos y enclavaba su acción completamente en el terreno urbano real. En plena Nochebuena, tres vagabundos -un alcohólico de mediana edad, una mujer transgénero y una adolescente fugada de su casa- encuentran a un bebé entre la basura buscando algo para la cena. Y como si fuese una peli de Frank Capra, deciden buscar a los padres del niño. Lo que sigue por el camino es un delirio de yakuzas, cementerios, asesinos profesionales latinos, milagros navideños y pura tragicomedia con momentos hilarantes y otros que te encogen el corazón.

Kon-san firma una auténtica joya que supone una entrada nada convencional en el típico canon de pelis navideñas, de esas que te hacen reír y de repente te encogen el corazón. Si no la habéis visto, no leais más y buscadla, porque para el 25 es ideal y un film de esos que es puro sentimiento. Menos mal que acaba como debe acabar.

Bad Santa (2003)

Cuando tienes a Billy Bob Thorton vestido de Santa Claus con pose macarra y chulesca en el póster de un film que se llama Bad Santa, automáticamente piensas que es una gran peli para llevar a tu hijo… Hasta que te das cuenta que el Santa Claus que sale es un estafador, alcohólico, mujeriego, malhablado, etc… Y es que esto pasó en el 2003 en cines de América por culpa no de la peli, sino de padres tontos que no se molestaban en averiguar de qué leches iba el film en el que metían a los nenes.

El iconoclasta Terry Zwigoff se carga todo lo que huela a Navidad con un film sobre un Santa Claus y su enano ayudante que son en realidad dos ladrones que quieren robar varios centros comerciales en Nochebuena. Por el camino tenemos de todo, siempre con bromas ofensivas, sexo, alcohol y palabrotas, muchas palabrotas. No es memorable pero sí anti-navideña total, una pena que su secuela tardía se quedase tan lejos de la mala leche que tiene esta.

Gremlins (1984)

Nadie, pero es que nadie, ha sabido dinamitar mejor los tópicos navideños que el pervertidor Joe Dante, que en 1984 y de la mano de un Spielberg tan cómplice como juguetón, facturó uno de los mejores films del fantástico de la época, creando de paso todo un icono de la cultura popular. En Gremlins tenemos la historia de un bichito peludito que todos los niños queríamos de peques, Gizmo, un Mogway -palabra que en la cultura y tradición china define a algunos demonios que dañan a los humanos- que es la mascota ideal pero sólo si sigues sus normas.

Para no spoilear mucho si no se ha visto, Gremlins coge el típico pueblecito USA de postal de Navidad y lo destroza a base de gamberrismo con los Gremlins, con Dante poniendo escenas de auténtico terror -toda la set piece de la cocina- en una peli ‘para niños’ de esas que traumatizan y encantan a partes iguales. Gremlins es perfecta, con ese tono de cuento siniestro navideño y sus animatronics. Y la prueba es que casi 40 años después, sigue siendo una peli intergeneracional de padres a sus hijos, el merchandising sigue surgiendo y eso que la saga sólo la componen dos pelis de hace más de 30 años. Eso y la magistral BSO de un Jerry Goldsmith que en el tema de Gizmo define lo que es belleza con música.

Y aunque la secuela no estuvo a la altura de la original, no os la perdáis, porque Gremlins 2 es básicamente la definición de desvergüenza fílmica absoluta en cuanto a un Joe Dante que destroza todo, desde la narración convencional a Rambo y Donald Trump.

Pesadilla Antes de Navidad (1993)

Juas, venga, sabíais que la íbamos a mencionar. Y es que muy poca gente puede concebir un film que funciona tanto para celebrar Halloween como para celebrar la Navidad. Tim Burton y Henry Selick lo lograron, y lo hicieron tan bien que desde 1993 hasta ahora, y con sólo una película -y una secuela y precuela en formato de videojuego-, Disney lleva facturando millones en merchandising con la figura de Jack Skellington.

Sobra comentar de ella porque se ha dicho de todo, sólo que merece estar aquí porque es a la vez navideña y anti-navideña, con momentos maravillosos como los regalos que Jack deja a los niños, desde serpientes gigantes a muñecos poseídos y patos vampiro. Poneósla aunque la hayais visto 50 millones de veces, y cantad el ESTO ES HALLOWEEN a pleno pulmón, que demonios.

Pues hoy es Navidad al fin y al cabo…