The Ascent
- PlataformaXBO7.5XBS7.5PS5PS4PC7.5
- GéneroRPG, Acción
- DesarrolladorNeon Giant
- Lanzamiento29/07/2021 (XBO, XBS, PC)24/03/2022 (PS5, PS4)
- TextoEspañol
- VocesInglés
- EditorCurve Digital
The Ascent, análisis. El reflejo del cyberpunk
Te contamos nuestras conclusiones finales sobre The Ascent, el paraíso del cyberpunk que debuta en Xbox Series X|S, Xbox One y PC. Un mundo hostil.
The Ascent te sumerge en un mundo cruel, donde la diferencia entre vivir y morir puede ser una mueca, un mal gesto, o simplemente pisar el territorio equivocado. La experiencia cyberpunk que nos ofrece el mundo de Veles es sorprendente para un equipo como Neon Giant. El estudio, formado por veteranos de shooters como Bulletstorm, transmite talento a la hora de crear un escenario creíble, vibrante. Es el choque entre el neón y el acero que tanto buscan los aficionados del género.
Como primera inmersión, el resultado en líneas generales es positivo, pero al mismo tiempo hay margen para llevar al producto a ser redondo. Hay aristas que pueden resultar demasiado pesadas a lo largo de las horas. Lógico para un debut; esperanzador de cara al futuro. Os contamos qué nos ha parecido uno de los grandes títulos independientes durante este marco veraniego.
El paraíso del cyberpunk
Como decíamos al inicio, el principal músculo de The Ascent pasa por su espectacular mundo. Vesel es la imagen que todos nos imaginamos del cyberpunk por antonomasia. Un lugar duro, sucio, donde la humanidad ya ha encontrado en la tecnología lo que no logró jamás con la biología. Un proceso de avance que lleva a una fotografía retorcida y de dudosa moralidad.
Los escenarios en lo visual son recargados, plagados de detalles; de hecho, es habitual ver cómo se funden los efectos visuales al paso de la acción. Disparos, granadas, habilidades… todo deja su rastro en el escenario en tiempo real, y al mismo tiempo mantiene su rendimiento en la tasa objetivo sin problema. El análisis ha sido realizado en base a la versión de Xbox Series X, por lo que en este sentido es una adaptación sólida en lo técnico de cara al usuario.
Nuestro alrededor relata más que el propio códice, un compendio de todos los personajes e historias con las que nos cruzamos. Lo cierto es que la narrativa es difícil de seguir. Realizamos algunos encargos para los capos de una mafia, atendemos a las peticiones de una especie de señor de la guerra… pero nunca revela una línea argumental clara: todo se reduce al típico intercambio de balas; nos hubiera gustado que fuese algo más homogéneo en este sentido, ya que es fácil perderte en las explicaciones y los discursos alargados.
Tormenta de plomo
A la hora de apretar el gatillo es cuando The Ascent muestra su mejor cara. Como top-down shooter es casi impecable, frenético por momentos, al que los elementos RPG le sientan realmente bien. Hablamos de una curva de progreso marcado por el nivel de tu personaje frente a los enemigos desperdigados por las zonas de acción. Es fácil ir por debajo del nivel de las misiones; de hecho, se convierte en algo vital cumplir encargos secundarios para aumentar nuestro músculo.
Si te encuentras en ese punto, o al menos con un nivel similar con tus rivales, el juego deja pocas ayudas a tu alcance. Es un desafío constante poder encajar tu cadena de habilidades, como si de un malabarista fuese, mientras intentamos mantener nuestra salud en niveles óptimo. Incluso hay momentos en donde encontramos picos de dificultad, especialmente cuando se nos introducen nuevos arquetipos a la fórmula.
Una de las claves por lo que disparar resulta divertido pasa por las diferentes estancias de la acción. No solo puedes disparar desde la cadera, también puedes levantar tu rifle por encima de las coberturas o agacharte para que el plomo alcance amenazas bajo tu altura. Por ello más que nunca es esencial dominar las coberturas y comprender en qué momentos es mejor tomar refugio, agacharte o seguir disparando. También conviene subrayar que cuando hablamos de coberturas no lo decimos en el sentido estricto de los shooter en tercera persona, sino como obstáculo entre tu posición y las balas del enemigo.
El desarrollo del personaje se mide entre diferentes valores, como la evasión, el manejo de las armas, la batería corporal y la tasa de golpes críticos, entre otras. A medida que aumentemos de nivel iremos obteniendo puntos de habilidad que invertir en ella, lo que mejorará nuestras capacidades hasta cierto límite. Eso en el plano pasivo; sin embargo, en los activos se tienen en cuenta las prótesis y el propio armamento.
Los créditos, la principal fuente económica del juego, suelen ser la vía más rápida para adquirir nuevos implantes, mejoras corporales que actúan como habilidades activas. Una de ellas, por ejemplo, nos permite realizar un golpe cuerpo a cuerpo que hace mella en los enemigos con armaduras, mientras que otro lanza un pequeño robot que desvía la atención del enemigo en combate. Hay varias opciones que ayudan en combate, pero no tanto como querríamos, ya que la diversidad no es tan amplia como apunta en sus primeros compases.
Menos es más
The Ascent deja un poso irregular en algunas decisiones. Más allá de la repetitividad en general de la estructura del juego, navegar por el mundo se antoja un tanto difícil de digerir. Si bien cuando seleccionamos un objetivo se nos muestra en tiempo real cómo dirigirnos hacia él, es bastante habitual tener que pasear cientos de metros en línea recta con la única variante de algún grupo de enemigos perdidos.
Sacas el mapa y no queda claro dónde estás, cuántos niveles de pisos hay y en qué sitios puedes encontrar los cofres. Sufre de una extensión de terreno demasiado grande para el contenido útil que ofrece al jugador. Pese al desbloqueo de un taxi que nos permite viajar rápido desde cualquier punto mientras no combatamos, los objetivos principales te llevan a distritos que todavía no has visitado, lo que conlleva el pateo prolongando que hemos señalado. A veces conviene saber cuándo necesitas echar el freno a la hora de diseñar tu estructura de mundo.
Las sensaciones no mejoran demasiado incluso en cooperativo, donde puedes compartir aventura con hasta otros tres amigos, pero al menos se hace más ligero en compañía de otros. No hay restricciones de nivel ni completado, es decir, puedes unirte a cualquier sesión y jugar, solo que si estás por debajo del nivel del anfitrión jugarás contra adversarios muy por encima tuyo. Lo bueno es que puedes aportar siempre que puedas, sin presión. Debemos incidir en la excelente estabilidad del juego en línea, no así los bugs encontrados, sobre todo en cuanto a localización al castellano. Aunque estén los textos en nuestro idioma, es habitual leer conversaciones en las que no aparece totalmente traducido.
Conclusión
The Ascent ofrece a los amantes del cyberpunk un escenario donde dar rienda sueltas a sus sueños de acero y neón. A los mandos nos encontramos un shooter visceral, contundente, que juega con el escenario para poder sobrevivir a las hordas de enemigos con sed de sangre. Poder agacharte y levantar el arma es una combinación que aporta profundidad a los elementos a nuestro alrededor, ya que un simple puesto de comida rápida, por ejemplo, puede convertirse en un parapeto con el que poder tomar aire y seguir combatiendo. Sin embargo, el escenario gana más por lo visual que por estructura. Es habitual comerte largos paseos anodinos hasta alcanzar el objetivo, y así durante las 12 horas que puede tomar completar la trama principal; si quieres completar las tareas secundarias, la duración sobrepasa por poco las 20 horas.
Lo mejor
- Vesel, un escenario repleto de detalles para los amantes del cyberpunk.
- Buen equilibrio entre dificultad y desarrollo del personaje.
- Cooperativo estable y sin restricciones de nivel.
- El combate y sus diferentes formas de disparar.
Lo peor
- Fallos de estructura del mundo.
- Errores de localización.
- Demasiada repetición de tareas una vez pasadas las horas iniciales.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.