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Diablo 2: Resurrected, impresiones. Muchas dudas a un mes de su salida

Probamos la beta semi-cerrada del remaster de uno de los grandes clásicos de PC. ¿Trabajo a la altura del mito?

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Diablo 2: Resurrected, impresiones. Muchas dudas a un mes de su salida

Uno no se da cuenta de lo mayor que es hasta que le dicen que han pasado más de 20 años del lanzamiento de Diablo 2 y su expansión, Lord of Destruction. A principios de verano del lejanísimo año 2000 empezó la que para muchos fue una de las mejores relaciones de amor con un videojuego: un nuevo benchmark en el género de los ARPG que sin inventar nada nuevo encontró ese hueco, pequeño pero atesorado, en el que guardamos con cariño a nuestros mejores juegos de siempre. Ese rincón para los juegos de nuestra vida. Fueron muchas horas, cientos y cientos para este redactor que suscribe, las dedicadas a derrotar a Diablo y, un año después, a Baal. Era la época dorada de una Blizzard en la que parecía que nada le podía salir mal y que se ganó su prestigio a base de títulos como el del remaster que hoy nos ocupa y que hemos podido trastear gracias a la beta semi-cerrada que se ha habilitado para la ocasión.

El aroma a lo añejo

Jugando cooperativo con dos compañeros con también acceso anticipado se descubre la facilidad con la que algunas cosas parece que se guarden en el cerebro para siempre. Diablo II Resurrected es claramente una evocación a lo antiguo, a cuando jugábamos a los videojuegos de forma distinta. Y se ha mantenido perfectamente esa esencia. Bastaron unos minutos para poder empezar a dar direcciones, a saber exactamente cómo funcionaban los fundamentos del juego, incluso para sugerir builds para los personajes.

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Los gráficos están remodelados (recordemos que la resolución original era 640x480 y solamente tras la expansión llegó el ansiado 800x600) pero se ha mantenido el espíritu del original en lo visual y en lo auditivo, con esa banda sonora icónica. Por no hablar de las cinemáticas, otro de los puntos fuertes marca de la casa que vuelven a pisar con fuerza dos décadas después.

En general había cierta emoción por recuperar a nuestra hechicera tras tantos años y volver a matar ratas de la péñola y limpiar de nuevo el cubil del mal. Para la beta se habilitaron 5 de las 7 clases disponibles - dejando fuera a la asesina y al nigromante, este último ahora divagaremos sobre el posible motivo de que se quedara fuera del test - y empezamos a subir niveles, buscar equipo, recoger drop del suelo y abrir portales para regresar a la ciudad. Pero hay algo en los remasters que algunas compañías se empeñan en no tener en cuenta: un juego triunfa A PESAR de las cosas que no funcionan bien, no GRACIAS a ellas.

Y Resurrected, con la excusa de no querer alterar demasiado la experiencia de juego original, conserva cosas que ya no gustaban de la experiencia de juego original, perdiendo una buena oportunidad para corregirlas. Hasta en el remaster de Mass Effect 1 Bioware hizo cambios de calidad de vida porque se dio cuenta de que algunas cosas no estaban bien y se podían mejorar. No es el caso que nos ocupa.

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La peor experiencia beta posible

Pero lo más preocupante de todo, a falta escasa de un mes para el lanzamiento, fue el lamentable estado de la prueba que hemos tenido. Diablo 2 original podía jugarse en modo local y aquí es necesaria la conexión a battle.net (para esto sí que no ha habido problema para actualizarse a los tiempos modernos) y el estado de la conexión a estos servidores ha sido muy pobre. Más de 100 de ping de media, con picos más allá de los 200 en todos los que estábamos en partida, y con saltos de lag que hacían que el personaje retrocediera dos pantallas enteras… Por no hablar de los cuelgues de los servidores, que incluso nos quitaron el progreso de casi una hora entera en una ocasión. Y esto nos consta que no es algo exclusivo de nuestro caso. Tampoco a nivel de rendimiento parecía optimizado, con tasas de frames muy bajas incluso reduciendo considerablemente los ajustes gráficos. Es evidente que para esto son las betas, para ver qué va bien y qué va mal, pero a cinco semanas de su lanzamiento da la sensación de que queda mucho trabajo por hacer en el apartado técnico.

Luego hay mejoras de calidad de vida que de forma inexplicable no están; la gestión del inventario, por ejemplo, no costaba nada que se optimizara automáticamente con los huecos libres porque a NADIE le gustaba ir moviendo objetos de un lugar a otro cuando quedaba espacio para recoger ese casco que se acababa de dropear. Esto no fue lo que hizo Diablo 2 famoso y es algo que cuesta muy poco de arreglar. La gestión de las colisiones entre personajes (el bodyblock) en espacios estrechos (como el cubil de los gusanos en el Acto 2) está tan mal gestionada que por mucho que recuerde al año 2000 estamos ya en 2021 y debería haberse resuelto.

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Y de ahí el comentario de antes cuando decíamos que el nigromante no se había hecho hueco en esta beta: no podemos imaginar qué hubiese pasado si ya con tres personajes (hechicera, amazona y druida) era tan difícil de gestionar el mapa le hubiéramos añadido un nigromante con 20 esqueletos invocados. O no tenemos que imaginarlo, podemos recordar como era originalmente y no era algo agradable. Cosas como estas y muchas más son las uno espera que un remaster arregle, más allá de simplemente actualizar el aspecto visual. Además que es algo que Diablo 3 gestiona mucho mejor, no hace falta ni inventar nada, solamente copiarlo de otro juego de la misma compañía.

Creemos de manera firme que tiene que haber una razón para jugar (y pagar) por un remaster más allá de la nostalgia. Porque para nostalgia uno puede jugar al Diablo 2 original y eso en principio - si no ocurre como con Warcraft 3 Reforged - no se nos va a quitar. Si alguien llega de nuevo a este juego hay pocos motivos para jugarlo que no los vaya a disfrutar más en Diablo 3, por ejemplo. Y hay otras alternativas, de pago y free to play, en el mercado que ofrecer ahora mismo experiencias ARPG sólidas y profundas con mucho cariño puesto en ellas.

Pero nosotros queremos jugar a Diablo, queremos esas experiencias dentro del mundo de Diablo y por lo que se ha visto hasta el momento da la impresión de que la aproximación de Blizzard a este remaster es un poco perezosa. Ojalá la versión final cambie por completo las sensaciones que en tantos nos ha dejado esta beta y podamos, aunque sea de forma fugaz y parcial, revivir las sensaciones de una época que parece que está más lejos de lo que nos pensábamos.

Diablo 2: Resurrected

  • PS4
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  • NSW
  • Acción
  • RPG

Diablo 2: Resurrected es una versión remasterizada del gran clásico de rol y acción Diablo 2 a cargo de Blizzard para PC, PlayStation 4, Xbox One, PlayStation 5, Xbox Series y Switch. Persigue al misterioso vagabundo oscuro y lucha contra los moradores del infierno mientras investigas el destino de los demonios mayores, Diablo, Mefisto y Baal.

Carátula de Diablo 2: Resurrected
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