Más que Ratchet & Clank y Spider-Man: los juegos ocultos de Insomniac Games

Lo mostrado el pasado jueves en el State of Play dedicado exclusivamente a Ratchet & Clank: Rift Apart deja patente, aún más, que Insomniac Games es uno de los estudios con más talento de la actualidad. Ya en propiedad de Sony, el equipo fundado hace ya 27 años nos ha regalado títulos de la calidad de la práctica totalidad de la saga mencionada, Marvel’s Spider-Man y su DLC standalone protagonizado por Miles Morales u otra licencia plataformera también de gran prestigio entre los fans del género como es Spyro, pero esas casi tres décadas han dado para mucho más, incluido incluso un trabajo exclusivo para Microsoft. A continuación, vamos a repasar la obra más desconocida, pero no por ello peor, de este estudio afincado en el soleado estado de California.

Unos comienzos marcados por las mascotas

La década de los 2000 supuso una segunda juventud para aquellos personajes animados que en los 90 nos hicieron disfrutar de las plataformas en 3 dimensiones. Así, Sly Cooper o Jak & Daxter tomaron el testigo de Crash Bandicoot o Banjo y Kazooie, entre otros, pero Insomniac Games lo hizo por partida doble gracias a las ya mencionadas sagas, Ratchet & Clank y Spyro The Dragon, aunque esta ya naciera a finales de la década anterior. Además, fueron especialmente prolíficas, contando con hasta 9 juegos entre ambas, spin off incluidos, en los diez años siguientes a la fundación del estudio, pero a pesar de todo, ninguno de los dos supuso el debut de Insomniac Games en la industria.

Disruptor (1996) ostenta ese honor, tratándose de un shooter en primera persona lanzado solo para PlayStation. Curiosamente, este estaba previsto para llegar a 3DO, pero el productor ejecutivo de Universal Interactive decidió en el último momento que se lanzara en la primera consola de Sony, siendo este un personaje clave en la historia de la marca como es Mark Cerny. Disruptor iba muy en la línea del género en los 90, únicamente centrado en la acción más pura, aunque introducía peculiaridades como la presencia de poderes psiónicos, lo que añadía una variedad de la que carecían los fps de entonces. Generalmente fue muy bien recibido, gracias a un gunplay solvente y las posibilidades de esos poderes, aunque no gustaron demasiado sus escenas cinemáticas, protagonizadas por actores reales y que le daban cierto aire a película de serie B.

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La Resistencia contra las Quimeras

En esa misma década, Sony parecía obsesionada con crear su propio shooter en primera persona de éxito, observando como Bungie hacía historia con una entrega tras otra de Halo. No se consiguió con Killzone, seguramente la más similar a la franquicia estrella de Microsoft, e Insomniac Games también lo intentaría con Resistance. Su premisa era a priori muy atractiva, ya que nos situaba a mediados del siglo XX en una realidad alternativa en la que la Segunda Guerra Mundial no ocurrió, pero en su lugar sí aconteció una invasión llevada a cabo por unos alienígenas conocidos como Quimeras. Esta saga daría lugar a una trilogía completa de 2006 a 2011, apareciendo las tres entregas en PlayStation 3, además de un spin off, Resistance: Retribution, lanzado en PSP y desarrollado por Bend Studio.

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Las dos primeras entregas están protagonizadas por un soldado norteamericano, Nathan Hale, que cede dicho papel protagonista a Joe Capelli en Resistance 3. Desde el punto de vista jugable eran shooters bastante convencionales en cuanto a sus mecánicas, aunque sí podíamos disfrutar de armamento muy variado, ya que mientras los humanos utilizaban el arsenal de la época, las Quimeras contaban con armas mucho más avanzadas a las que el jugador también podía dar uso. También había un somero sistema de progreso, además de una cantidad considerable de clases de enemigos, con lo que la variedad de situaciones no era un problema en Resistance, aunque como es evidente, su enfoque era la acción directa.

Era aquella una época en la que parecía condición sine qua non que cualquier videojuego de disparos contara con modos multijugador competitivos, y Resistance no fue una excepción. Insomniac Games lo solventó con solidez, a pesar de contar con modos muy clásicos, pero sí fueron capaces de aumentar la cantidad de jugadores por partida, pasando de los 40 de Resistance: Fall of Man a los 60 de Resistance 2. Esta cantidad volvería a disminuir en Resistance 3, hasta llegar a 16, aunque se implementó un sistema de progreso y niveles más profundo, pero que no consiguió que sobresaliera en ningún momento ante la durísima competencia de sus competidores. Por desgracia, solo la tercera entrega está disponible en PS Now, teniendo que tirar de mercado de segunda mano para poder disfrutar de los dos primeros.

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Una generación de experimentación

Después de centrarse en sus sagas más populares, el último estertor de aquella generación y la ya pasadanos dejaron principalmente con tres sorpresas por parte de Insomniac Games, además de, por supuesto, el sobresaliente Marvel’s Spider-Man y el no menos buen remake del primer Ratchet & Clank. Una de esas novedades fue Fuse, un curioso shooter en tercera persona centrado en el juego cooperativo, aunque era posible jugarlo en solitario, y cuya mayor virtud era la originalidad de las armas, cada una de ellas en poder de cada uno de los cuatro personajes. Sin embargo, se trata de uno de los trabajos más desapercibidos de Insomniac Games, y por no pocos motivos: desde un apartado técnico discreto –en el final de una generación- a una IA enemiga y aliada con comportamientos erráticos, pasando por un elemento narrativo que apenas aportaba y mecánicas secundarias desaprovechadas, tales como el sigilo o incluso algunos puzles. Fruto de ello fue una recepción muy discreta, que hizo que Fuse se quedara tan solo en una nota media de 63 en Metacritic.

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Afortunadamente, la pasada generación se cuenta por aciertos para el estudio, y el primero de ellos es, curiosamente, el mencionado trabajo exclusivo en consolas para Xbox One, Sunset Overdrive. El caos provocado por una bebida energética es la excusa perfecta para disfrutar de uno de los mundos abiertos más dinámicos que se pueden vivir en la consola de Microsoft, donde es una delicia desplazarse por la ciudad de Sunset City gracias a las múltiples habilidades y gadgets de su protagonista. Al disparatado arsenal hay que sumar un peculiar sistema de mejora de armas con lo que se llamaron Amplis, que no hacía sino modificarlas de maneras más disparatadas aún, encajando perfectamente con el estilo completamente desenfadado del que hacía gala el título, el cual es muy fácil poder disfrutar, ya que está incluido en el catálogo de Xbox Game Pass.

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Debemos finalizar hablando de Song of the Deep, seguramente el juego más experimental de Insomniac Games, y lanzado en 2017 en PS4, Xbox One y PC de manera exclusivamente digital. En este curioso título encarnamos a una niña de nombre Merryn, hija de un pescador, que ante la desaparición en alta mar de su padre decide nada menos que construir su propio submarino y embarcarse en su búsqueda. Seguramente podríamos encuadrarlo en la categoría de metroidvania, ya que reúne prácticamente todos los elementos de este subgénero de la aventura, aunque pecaba de cierta simpleza en la mayoría de mecánicas. Sin embargo, su personalísimo apartado artístico y la profundidad, valga la redundancia, de su mundo, repleto de secretos que descubrir, consiguieron que pudiera presumir de cierto encanto.

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Finalizamos así este repaso a una trayectoria que se podría calificar como excelente, con muchos más éxitos que borrones, y que continuará el próximo mes de junio con Ratchet & Clank: Rift Apart.