Monster Hunter Rise, Videoanálisis
Todos los detalles que necesitas saber para averiguar si el nuevo Monster Hunter puede ser tu juego
El crecimiento de Monster Hunter durante esta última década ha sido exponencial. Si Monster Hunter: Freedom Unite dejó claro allá por 2008 en PSP que esta saga tenía un elevado potencial en su forma de entender la acción, el RPG y el concepto de la caza bien en solitario o en cooperativo, las iteraciones de Nintendo 3DS establecieron la serie en dos frentes: el comercial y el rigurosamente jugable. El departamento de Capcom capitaneado por Yasunori Ichinose y Ryozo Tsujimoto jamás hizo oídos sordos a las demandas de los jugadores, porque ellos también lo son. Por ello gustó tanto Monster Hunter World y por ello Monster Hunter ha seguido avanzando en la buena dirección: es un juego excelente.
Es una entrega volcada con la naturaleza híbrida de la consola donde se publica, Nintendo Switch; no tanto por poder jugar en portátil o en sobremesa —aunando así las particularidades del exitoso Monster Hunter World y el pináculo clásico, Monster Hunter 4 y Generations—, sino por su estructura de diseño. Ha entendido perfectamente el hardware donde se lanza. Agilidad; amortización de tiempo; exploración; frenetismo; evolución mecánica; devoción por la cultura nipona. Una producción total, empeñada en mejorar en absolutamente todo y dispuesta a mirar cara a cara a un Monster Hunter World al que adelanta en no pocos apartados, por suerte para todo amante de esta licencia.
Un juego sobresaliente
Monster Hunter Rise fija dos grandes puntos de encuentro. Por un lado, las misiones de aldea; esas que tenemos que completar para avanzar en la historia propiamente dicha. Una vez completada la historia, que se desarrolla menos de lo que nos hubiese gustado, continuamos con las misiones de sala, que son las que podemos completar solos o en compañía con hasta cuatro jugadores. Es aquí donde podemos aspirar al Rango Alto, ese punto de inflexión en las mejoras de armamento donde la dificultad pega un salto y nos ofrece un desafío real.
Monster Hunter Rise es un videojuego total. Cuando pensábamos que World había establecido las bases de lo que debía ser la serie en prácticamente todo, la nueva entrega abre una vía en paralelo donde se avanza en lo más importante: la jugabilidad. Capcom continúa en estado de gracia y ha implementado mejoras en prácticamente todos los puntos donde se podía: agilidad a la hora de realizar acciones; posibilidad de jugar partidas más cortas gracias al uso de los Canyne; incentivar la exploración como nunca a través de escenarios verticales con objetos o coleccionables… Y el cordóptero, una grata sorpresa que influye tanto en mecánicas de desplazamiento como en el combate a nivel ofensivo y defensivo. Es satisfactorio el mero hecho de moverse. Rise mantiene su esencia, recupera el espíritu de la cuarta entrega numerada y toma los elementos que hicieron de World un acontecimiento. Ahora, Nintendo Switch se encuentra con un nuevo episodio imprescindible, un juego excelente en su conjunto al que se le pueden achacar muy pocas cosas. Estamos de enhorabuena, la saga sigue empeñada en no dejar de mejorar.