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Tennis World Tour 2

Tennis World Tour 2

  • PlataformaNSWXBO5.5PS45.5PC5.5
  • GéneroDeportes
  • DesarrolladorBig Ant Studios
  • Lanzamiento24/09/2020
  • TextoEspañol
  • VocesInglés
  • EditorNacon

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Tennis World Tour 2, análisis. Seguimos sin rey de la pista

A pesar del incuestionable mérito de intentar crear un buen juego de tenis moderno, algo en lo que muchos no muestran interés, Tennis World Tour se sigue quedando corto

Si en nuestro reciente análisis de PGA Tour 2K21 recordábamos que el golf está lejos de revivir sus mejores épocas como videojuego, el tenis no le queda atrás. Por segunda vez este año y después de AO Tennis 2, Big Ant Studios vuelven a la carga con un nuevo juego del deporte rey de la raqueta, con algunas ideas frescas pero manteniendo la base de su título anterior. Y, en esencia, viene a repetir los mismos errores que condenaron a la mediocridad a su predecesor pero con la salvedad de algunos destellos luminosos que, tal vez, muestren la luz al final del túnel (o sean el foco de una locomotora que se acerca en dirección contraria). No es que el juego sea un desastre pero desde luego está muy lejos de lo que podría ser considerado objetivamente notable, y esto es un mantra que se va a repetir durante todos y cada uno de los apartados del texto. Se deja jugar pero siempre hay cantidad de objeciones que lastran la experiencia final.

El tenis es difícil

El tenis, afortunadamente para aquellos a los que dedicamos parte de nuestra actividad profesional a su enseñanza, es un deporte difícil. Afortunadamente porque nos ganamos la vida con ello, claro, pero también porque en su complejidad residen muchos de los más bellos matices de la competición uno contra uno que se pueden encontrar en todo el espectro deportivo. Es un juego donde prima la técnica individual, la coordinación, el físico… pero también la estrategia, el plan de juego, la solidez mental y la resistencia. Y plasmar todo eso queda muy fuera del alcance y de la ambición de cualquier videojuego, aunque sin ninguna duda hay otros títulos de otras disciplinas que han sabido captar y representar mejor el fondo más allá de la superficie.

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La superficie en Tennis World Tour 2 vendría a ser cómo están representados los tenistas licenciados, el realismo de las animaciones, el comportamiento de la bola o el aspecto técnico en general. En todos estos casos es plausible decir que el rendimiento del juego se parece más a lo que podríamos ver en la pasada generación que en la actual. Los jugadores tienen un aspecto y unas animaciones faciales que en ocasiones pasan de ser graciosos a dar algo de grima, y no es una exageración. Y esto con los jugadores tipo Nadal, Federer, Wawrinka, Paire o Isner: con el resto que componen el grueso de la IA no licenciada a menudo tienen ese look de muñeco de plástico con peinados intercambiables que podríamos encontrar en las estanterías de la sección de juguetes de un centro comercial.

En ocasiones vemos detalles en la presentación que están bien pensados: las dos botellitas en el banco cuando juegas contra Rafa Nadal, los jueces de línea cantando las pelotas fuera moviendo el brazo correctamente (aunque no cuando la pelota entra)... pero en general es un aspecto en el que la franquicia (o su franquicia hermana, AO Tennis) tiene mucho que mejorar. Tanto a nivel de texturas de jugadores y pistas, recogepelotas que no se mueven, apenas un puñado de modelados para el público, las repeticiones de los puntos… No es imprescindible un acabado top para hacer un juego divertido, pero sí es importante cuidar esos pequeños y no tan pequeños detalles cuando se le quiere dar un acabado realista, que es la intención de la desarrolladora. Y ahí hay mucho trabajo que hacer.

Justito de opciones Una de las diferencias más notables frente a AO Tennis 2 es en lo justito que va de opciones el juego. Podremos crear un partido o un torneo de exhibición pero el grueso del tiempo single player lo vamos a pasar en el modo carrera, en el que podremos crear y vestir a nuestro avatar de forma bastante simple y ya está. El sistema de progresión del juego incluye acumular experiencia con la que modificar nuestras estadísticas y monedas con la que comprar equipamiento, la mayoría cosmético pero también para mejorar nuestras habilidades. Pero no tenemos ningún control sobre cómo profundizar en ninguna de las facetas de nuestro jugador, más allá de poner un punto en “ataque, precisión o defensa” que dará un bonus a nuestros stats de manera poco comprensible. Se hubiese agradecido un sistema de personalización mucho mayor sobre en qué golpes o facetas queremos mejorar. Hay equipamiento licenciado (aunque la mayoría no) y podremos crear una raqueta “al gusto”, pero la mayor parte de las veces iremos con una ya hecha que sale bastante más barata y se tarda menos en desbloquear.

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Dentro de la campaña tampoco es que encontremos una miríada de opciones: torneos de distinta índole y duración, partidos de exhibición, entrenamiento y fichar un agente o entrenador. Así hemos pasado los años de nuestra carrera hasta eventualmente conseguir llegar a ocupar el primer puesto de la clasificación y ganar los cuatro torneos grandes el mismo año. El juego permite alargar la duración de los partidos hasta casi en tiempo real, con lo que si somos amantes de esta opción hay que tener en cuenta que un partido de Wimbledon (o pseudo Wimbledon, el torneo no está licenciado) puede llegar a durar un par de horas de nuestro tiempo, dependiendo del rival y de la dificultad escogida. Disputar una temporada entera en condiciones realistas puede ocuparnos, literalmente y dependiendo del tiempo disponible para jugar, más de lo que un tenista de verdad tarda en disputar su propia temporada.

Una curva de entrada muy alta Hay que decir que nuestra opinión tras muchas horas en el juego ha cambiado bastante con respecto a la que tuvimos durante los primeros compases. Y con primeros compases hablamos de tranquilamente 10-12 horas, más de las que le hubiésemos dedicado al juego de no ser por intentar traer un análisis lo más completo posible. Y es que Tennis World Tour 2 tiene una curva de aprendizaje horrenda, incluso tras hacer la “escuela de tenis” que hace las veces de tutorial. El sistema en el que se basa el éxito de un golpe en el juego es el “timing” del impacto, lo cual es en verdad uno de los factores fundamentales en la realidad. Pero nadie te explica bien los fundamentos de ese impacto, las diferencias entre golpear con precisión o aplicar potencia y cómo y cuándo aplicar cada tipo de golpe en el juego. En nuestro caso pasamos de perder todos y cada uno de los partidos incluso tras bajar un peldaño la dificultad a ganarlos prácticamente todos y tener que subir un peldaño la dificultad. Tal cual, de un partido a otro, cuando el sistema hizo “click” en nuestra cabeza.

No ayuda tampoco que el sistema de movimiento está lejos de ser perfecto; a medida que ganamos nivel se suaviza mucho el problema pero durante prácticamente todo el primer año de competición observaremos con no poca frustración como nuestro personaje se mueve en la dirección que no queremos, a menudo hacia atrás pero es especialmente cuando lo hace hacia adelante y nos deja vendidos en mitad de la pista. Esto es un error de programación severo que, afortunadamente, también afecta a la IA de los adversarios y vemos como muy a menudo cometen errores impropios de jugadores de su nivel. Porque hay otros errores que solamente afectan a la coherencia visual del personaje (mi jugador tiene un revés a dos manos y cuando la bola viene por encima del hombro le pega a una mano sin motivo alguno), pero hay otros que afectan directamente al resultado del partido y aquí empiezan a haber problemas de los de soltar el mando y apagar la consola.

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Novedades que no cuajan

Una de las evoluciones que se han incorporado a esta entrega es el sistema de cartas; cada jugador tiene acceso a una serie de cartas que puede equipar antes de cada partido y que se consiguen abriendo sobres comprados con la moneda del juego (y no con moneda real). Estas cartas pueden activarse durante el partido y, en teoría, proporcionan ventajas inmediatas o duraderas para el encuentro. Dejando al margen cuánto de realismo aporta esta incorporación, la inmensa mayoría de las cartas sirven para muy muy poco. Es decir, una reducción de un 4% en el desgaste de resistencia al hacer un saque cortado en los próximos 3 saques no nos parece una mejora sustancial. Algunas, las que quitan resistencia al rival, sí pueden ser útiles en un momento dado pero hemos podido “completar” la carrera sin hacer uso de ellas en casi ningún caso.

Para comprar cartas o equipo se necesita dinero, que conseguimos tras cada partido al acabar o completar misiones. Las misiones van saliendo mientras jugamos y, de nuevo, es una funcionalidad que está rota y debe averiarse. A veces nos basta con pegar dos golpes planos para ganar 500 monedas y otras nos pide no cometer ningún error no forzado en todo el set por el mismo precio. Pero lo peor es cuando nos pide que sirvamos un saque directo cuando saca nuestro rival o nos pide que ganemos X puntos seguidos y no los registra, con lo que estamos atascados con esa misión todo lo que queda de set. O de repente damos con una misión fácil de completar y si nuestro rival falla su primer servicio, la cambia. Ignoramos cuánto hay que tocar para arreglar este tema porque aunque no es algo fundamental sí que resulta molesto.

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Atisbos de esperanza

A pesar de que hay muchas cosas que no funcionan bien y que el juego sale fundamentalmente en un estado en el que agradecería mayor tiempo de cocción, hay momentos en los que uno se lo pasa bien. No es jugando a dobles, por supuesto, porque el juego en la red sigue estando tan mal como en anteriores entregas, pero a medida que ganamos nivel y los partidos empiezan a estar equilibrados, hay buenos momentos. Jugando contra Dominic Thiem en el modo “difícil” en cuartos de final de Roland Garros (pseudo Roland Garros, de nuevo…) tuvo que decidirse en un emocionante tie break en el último set mientras intercambiamos errores y aciertos por igual. En las dificultades más altas el ritmo de bola aumenta considerablemente y el tiempo para realizar los golpes con el timing perfecto se reduce, a costa también de disminuir el realismo ya que solamente en fácil o muy fácil la velocidad de la bola se acerca a la velocidad de un partido real. Aún así, cuando corremos de lado a lado intentando mover a los mejores y forzarles un error, el juego luce sus mejores galas.

Jugar online es también otra posibilidad que hemos explorado con éxito, promocionando con cierta facilidad a las ligas superiores dada la inexperiencia de los jugadores que nos íbamos encontrando, más que por nuestra propia habilidad. El sistema tenía la manía de emparejar a los mismos jugadores una y otra vez con lo que cuando uno había perdido contra nosotros y le volvían a emparejar contra nosotros, declinaba el encuentro y así pasamos unas cuantas noches. Pero algunos de los partidos online han sido sin lugar a dudas de las mejores experiencias que hemos tenido a los mandos: gente con criterio que sabía qué hacer y cómo, y era frecuente escuchar algún “bravo” por nuestra parte u otras palabras de ánimo y camaradería tenística por el auricular por parte de nuestros rivales. Las opciones de juego son muy limitadas pero por lo menos se deja jugar con holgura excepto cuando un participante tiene lag, que entonces es una completa pesadilla para ambos contendientes.

Conclusión

No hace falta dedicarse profesionalmente al tenis para enfrentarse a Tennis World Tour 2 (como imaginamos que nuestro coordinador de redacción Francisco Alberto Serrano no necesitó convertirse en samurái para analizar Ghosts of Tsushima), pero sí sirve para agudizar la decepción que sufrimos los amantes y practicantes de este deporte entrega tras entrega de productos que no alcanzan la calidad que no hace tanto disfrutábamos en consolas y recreativas. Big Ant y Nacon parecen dar bandazos entre sus dos franquicias Tennis World Tour y AO Tennis, y somos nosotros los que sufrimos las consecuencias de ello. En perspectiva, AO Tennis tenía mejor fundamento y TWT mejores licencias y algún acabado superior, pero seguimos a la espera de un producto digno de la altura del deporte que representan. Existen razones para tener esperanza pero, por lo menos de momento, habrá que esperar.

Lo mejor

  • El juego online
  • El título mejora tras (demasiadas) horas con él

Lo peor

  • El aspecto técnico en general
  • La IA del movimiento no funciona bien
  • Las novedades no incorporan nada positivo
5.5

Mejorable

Puede tener elementos aceptables y entretener, pero en general es una experiencia que no dejará huella. Sólo recomendable en caso de sequía de este género de juegos.