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Fear the Dark Unknown

Fear the Dark Unknown

Survival Horror

Fear the Dark Unknown, análisis. Terror errático

Un pariente desaparecido, una mansión tétrica, y una familia fallecida llena de secretos. Analizamos este survival horror que no termina de cuajar

Actualizado a

Hay varias cosas que no terminan de encajar en esos primeros compases de Fear the Dark Unknown. Puede ser que sea el diseño gráfico de sus pantallas de menú, con esos iconos rojos cuadrados y esos desplegables que parecen pertenecer más a un juego de lucha que a uno de terror; o esos modelados que presiden la pantalla de personajes, algo muertos en vida y de diseño bastante genérico, o quizás la cinemática inicial, que no termina de hacerle ningún bien a esa accidentada primera impresión, y que hace a uno cuestionarse hasta qué punto era adecuado comenzar tu título con la que probablemente sea su peor cara, haciendo gala de unas animaciones pobres, y de un doblaje no mucho más acertado.

Definitivamente, el comienzo no es la mejor cara de este título. Y esta sensación agridulce no termina de irse en ningún momento, ni siquiera en los buenos momentos. La historia de James y Chloe (cada una experimentada a su manera) llega a remontar, pero lo hace de forma tímida y siempre recordándonos sus límites. Es esta historia la que en última instancia nos hace querer seguir indagando en lo que sea que este juego propone. No es hasta unos minutos más tarde, cuando entramos en esa mansión barroca y vemos el gran hall que se abre ante nosotros, una chimenea encendida, un par de puertas cerradas con llave y unas escaleras que nos llevan al segundo piso cuando comprendemos verdaderamente lo que el juego quiere proponernos.

Porque Fear the Dark Unknown es un survival horror clásico. De aquellos con cámara fija, mapa en el menú de pausa, puzles que abren cajas de música, cajas de música que encierran llaves y llaves que abren puertas. La mansión Beresford, una imponente construcción de principios del siglo XIX, sigue conservando intacta su estructura así como la de la mayoría de sus barrocas estancias, pero algo nos dice que la ya fallecida familia sigue de algún modo entre esas paredes… o quizás algo peor.

No tardaremos en ver manchas de sangre en el suelo, ser testigos de postales macabras, y toparnos de frente con no muertos que quieren comernos las entrañas. No tardaremos tampoco en empezar a desentrañar una historia que por supuesto acaba derivando en lugares mucho más remotos que la inicial desaparición de nuestro pariente. Jugamos como James o como Chloe, padre o hija, y aunque el desarrollo de la aventura es esencialmente el mismo, no lo es así el orden en el que resolvemos las situaciones, y ambas presentan contenido exclusivo que nos invita a indagar en las dos perspectivas.

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Las similitudes con otros juegos del género son evidentes. La presentación del primer enemigo no muerto que nos encontramos en la historia de James es todo un homenaje al primer Resident Evil, girito de cabeza para mirarnos incluido. A lo largo de la partida el juego nos sigue recordando sus referencias, y vamos descubriendo poco a poco que detrás de su genérico título, no hay un juego que sepa distanciarse de sus referentes por méritos propios.

Fear the Dark Unknown se mantiene seguro sobre los pilares que dictan la fórmula a la que quiere adherirse. Hay detallitos actuales, como la posibilidad de agacharnos o la introduccion de momentos scriptados, con elementos que se mueven en el fondo para llamar nuestra atención... pero por lo géneral sabemos a lo que vamos aquí. Nos movemos por los tétricos pasillos de esta mansión en busca de objetivos cambiantes, a veces abrir puertas, otras resolver puzles. Hay variedad en su desarrollo, hay que decir. El juego introduce nuevas situaciones con frecuencia, y llena el escenario de objetos cuyo uso tenemos que adivinar para puzles concretos o situaciones concretas. Las descripciones son parcas, y tendremos que tirar a menudo de la lógica, ¿para qué queremos un cubo de arena? Bueno, si tenemos cerca una hoguera, podemos utilizarlo para apagarla. Hay objetos cuyo uso no se extiende más allá de la habitación donde los conseguimos, pero hay otros que tendremos que cargar con nosotros durante largas secciones hasta dar con una zona donde pueden ser de uso.

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En ocasiones es bastante difícil estar a la par con la lógica del juego. Hay objetos cuyo uso es muy evidente (las clásicas llaves oro, plata y bronce para las cerraduras oro, plata y bronce) mientras que otros nos obligarán a seguir dando vueltas sin saber muy bien por donde tirar y qué es lo que el juego está tratando comunicarnos. Con los puzles pasa un poco igual, hay que leer mucho texto y mucha nota suelta que se encuentra por el escenario, pero también mucha paja que no llega a decirnos nada, y la solución de algunos se siente algo azarosa, o diseñada de un modo tan específico que de nuevo, nos obliga a ponernos en el mindset del juego, en lugar de que el juego trate de adaptarse al nuestro. Hay un par de momentos eureka genuinos, eso sí, y en general los puzles son lo que más se ha mimado en este título.

No se puede decir lo mismo de los combates. Fear the Dark Unknown utiliza el sistema clásico de este tipo de juego: con un botón para apuntar, nos posicionamos frente al enemigo y disparamos. El mismo esquema se utiliza para las armas cuerpo a cuerpo, necesarias cuando nos quedemos sin munición (algo que puede pasar con relativa facilidad si no medimos los disparos) o para no gastarla. Se trata de un sistema sencillo y conocido que no depende tanto de la habilidad que tengamos sino de gestión de recursos y del espacio.

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El posicionamiento es clave aquí, más teniendo en cuenta que el juego nos pone zombis por delante como el que pone un muro de hierro, y muchas huidas se nos verán frustradas ante la imposibilidad de esquivarlos a poco cerca que estemos de ellos y de una pared. Y es que hay muchas formas de morir en este juego, y algunas tienen más que ver con fallar puzles que con caer ante los enemigos. Hay que prestar atención a la frecuencia con la que guardamos para no llevarnos un disgusto… porque sí, el guardado es manual.

Por mucho que trate de cuidar su fórmula clásica, Fear of the Dark Unknown falla en actualizarse como videojuego lanzado en 2020, y falla como juego con propia identidad. Muchas de las decisiones de diseño afectan negativamente a la experiencia, el guardado manual nos obliga a guardar obsesivamente para cuidarnos las espaldas y al mismo tiempo combina de forma extraña un sistema de CDs (las cintas de tinta de RE) en algunos puntos del escenario, pero dejando un hub principal en el que siempre podemos guardar de forma ilimitada.

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La gestión del inventario es dolorosamente incómoda. Incluso ampliando la capacidad de lo que podemos llevar, todo el rato sentimos que no llevamos con nosotros los ítems necesarios para resolver el próximo puzle, y a menudo tenemos que dejar objetos donde los encontramos por falta de espacio. Espacio que no podemos realmente gestionar de muchas más formas que dejando el objeto en alguna de las esparcidas cajas de almacenamiento que hay por la mansión. En ocasiones nos hemos visto en la tesitura de tener que malgastar un botiquín con la vida llena para poder dejar un hueco para meter un objeto relevante en el inventario, y así no tener que dar un paseo en vano a las cajas de almacenamiento arriesgándonos en el camino a caer presa de un zombi extraviado.

El backtracking entra en juego aquí. Es habitual y a menudo cargante, con multitud de objetivos que se van apilando sin ton ni son y un inventario limitado para llenarlo todo, además de un diseño de niveles aparatoso que hace que por mucho que recorramos esas zonas una y otra vez nunca lleguemos a saber del todo lo que quedaba a la derecha de ese pasillo. Si a esto le sumamos que no es un juego particularmente cómodo de controlar… con un manejo a medias entre el tanque de títulos clásicos y el movimiento libre 3D que no termina de ser ni lo uno ni lo otro… pues el resultado es que cada paseo que demos extra en este juego puede ser bastante tedioso.

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Hay buenas ideas en Fear the Dark Unknown… o más bien se podría decir que es un juego que maneja sus referentes y sabe imitarlos con relativa soltura. Pero por cada elemento que vemos que podría funcionar, hay otro que está lastrando la experiencia de juego. La sensación que nunca termina de irse con este juego es la de estar agarrando más de lo que lo que los propios desarrolladores pueden abarcar. Es un survival horror ambicioso, y su longitud y extensión en contenido son muestra de ello, pero quizás se han gastado demasiados recursos en esto y otros departamentos se han quedado por detrás.

Es un clásico ejemplo de que la forma debe estar tan bien cuidada como el contenido, y aquí hay muchos elementos que nos hacen desear que estuvieran mas pulidos. Desde los toscos modelados hasta el diseño gráfico de la interfaz, pasando por un doblaje por debajo de la media y una banda sonora repetitiva y machacona, los valores de producción del título no están muy por encima del juego amateur estándar. Por si esto no fuera suficiente, que además sea un juego que no se juegue demasiado bien, y con una fórmula que se limita a ser reiterativa con el género al que pertenece… tenemos un titulo que a pesar de sus buenas intenciones y buenos momentos puede hacerse cuesta arriba incluso para los habituales del género.

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Conclusión

Si eres de las personas que disfrutan del survival horror más clásico, el de mirar el mapa todo el rato para ver qué puertas quedan por abrir, el de recorrer cuarenta veces los mismos escenarios viendo qué podemos hacer con ese pañuelo manchado de pintura o esas fichas de poker, el de cruzar con miedo la esquina temiendo que el cambio de plano pueda revelar un zombi… Es posible que puedas disfrutar Fear the Dark Unknown hasta cierto grado. El juego funciona por la inercia de estar sustentado en una fórmula que funciona se presente como se presente, pero es también un juego con el que hay que pasar muchas horas peleándose con decisiones de diseño cuestionables, una narrativa que no termina de atrapar y que confía demasiado en el interés que pongas en ella, y con un apartado artístico y sonoro que se quedan por debajo de la media

Lo mejor

  • Extenso y con dos campañas paralelas, no anda falto de contenido
  • Los puzles tienen en general un buen nivel de diseño

Lo peor

  • Apartado visual por debajo de la media, especialmente en modelado y animaciones
  • El backtracking se hace tedioso, sobre todo por las limitaciones del inventario
  • Diseño de niveles farragososo, y el juego de cámaras no ayuda
5

Mejorable

Puede tener elementos aceptables y entretener, pero en general es una experiencia que no dejará huella. Sólo recomendable en caso de sequía de este género de juegos.