Un político austriaco gasta miles de euros en Clash of Clans y pasa la factura a su partido

Se llama Heinz-Christian Strache, fue vicecanciller de Austria y tuvo que abandonar su cargo a mediados de 2019 por lo que se conoció como “el caso Ibiza”, una polémica causada por un vídeo en el que se veía a Strache reconociendo la corrupción de su partido, adelantando cómo planeaba manipular la opinión pública y ofreciendo contactos a una oligarca rusa a cambio de apoyo político. Pero lejos de conformarse con una polémica, nuestro amigo el vicecanciller vuelve a estar en todos los periódicos y ahora por motivos más cercanos a la industria del videojuego.

Según nos llega desde Neue Zürcher Zeitung (uno de los periódicos más longevos del país austríaco, algo así como New Journal of Zürich), los sucesores de Strache han tirado de la alfombra y dejado al descubierto aún más tejemanejes relativos a su persona. Entre ellos, el periodista Goerg Renner destaca que el ex-vicecanciller era “adicto a Clash of Clans” y que gastaba entre 2.000 y 3.00 euros al mes en el juego de Supercell. Una factura que pagaba usando la tarjeta de crédito de su partido, al que pasaba todos los gastos. Aunque no se ha compartido aún la cifra a la que asciende su factura, ni tampoco los datos de su perfil en el juego, Strache asegura que usó dicha tarjeta “por error” y que ya devolvió el dinero en su día.

Irán lo prohibió por “adictivo”

Como decía Oscard Wilde, “hay solamente una cosa en el mundo peor que hablen de ti, y es que no hablen de ti”. Aunque Clash of Clans se ha visto implicado en noticias que seguramente no hubiera querido protagonizar, lo cierto es que en ellas siempre se realza lo adictivo que es y no podría haber mejor mejor publicidad. Además de su relación con Heinz-Christian Strache, el título de móviles de Supercell también fue noticia tras ser prohibido en Irán “por la adicción que produce en las juventudes”. Dos situaciones surrealista que seguramente no vayan a ser las últimas y que demuestran una vez más lo "listo" que es a veces el ser humano.

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Fuente I Goerg Renner