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Cazadores de lore

William Joseph "B.J." Blazkowicz, y su legado con Wolfenstein

Analizamos la trayectoria del protagonista de la saga Wolfenstein, William Joseph "B.J." Blazkowicz, desde su llegada en 1992 hasta la actualidad.

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William Joseph "B.J." Blazkowicz, y su legado con Wolfenstein

Matar nazis. Con tan solo dos palabras se puede describir la saga Wolfenstein y el objetivo de su protagonista: William Joseph "B.J." Blazkowicz aka "Terror Billy". Un hombre americano de mediana edad, hijo de inmigrantes polacos, con duras facciones, pelo castaño claro con corte militar y ojos azules. Con esta descripción podría pasar por alemán y encajar perfectamente en el prototipo que el líder del movimiento nazi más respetaba, pero aun así B.J. no dudará ni un momento en usar un amplio arsenal de armas con tal de limpiar de la faz de la tierra hasta el último de ellos. Recordamos que en Youngblood, la última entrega de la saga, son las hijas del protagonista las que le toman el relevo, por lo que veremos cómo su historia presenta una importante evolución.

Nota: Todos los reportajes marcados como "Cazadores de Lore" pueden contenter spoilers sobre los juegos de los que se habla

Una larga trayectoria de violencia y fuertes convicciones

El primer juego en el que apareció Blazkowicz fue Wolfenstein 3D, también conocido simplemente como Wolfenstein o bien como Wolf3D. De la mano de id Software, originalmente vio la luz en 1992 para DOS (Disk Operating System, PC), pero más tarde llegó a otros sistemas como Mac, Apple IIGS, Acorn Archimides, NEC PC-9801, SNES, Jaguar y GBA.

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En cuanto al nombre de la saga, Wolfenstein, viene del castillo en el que encerraron a Blazkowicz en el mencionado título. Él es un espía norteamericano y la trama se desarrolla durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que tal y como os podéis imaginar, el lugar está repleto de nazis y el deber de B.J. es acabar con ellos. Su primer asesinato es el guardia que lo vigila, pasa por matar al mismísimo Adolf Hitler y finalmente pone fin a la guerra al acabar con la vida del General Fettgesich, quien tiene entre manos un peligroso programa químico nazi.

Por el camino, son muchos los que caen a sus manos y en ningún momento lo vemos dudar ni cuestionarse el porqué de sus actos. Ellos son nazis, él es norteamericano. Debe matarlos a todos. Además, el hecho de que con todas esas bajas logre acabar con la guerra lo convierte en un héroe y con esa medalla colgada en el pecho ya no necesita darle más vueltas al asunto.

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Aun así, en esa época (1992) los videojuegos todavía no habían alcanzado una etapa en la que la narrativa fuera un pilar imprescindible para desarrollarse, si no que se centraban mucho más en las puntuaciones, récords y demás a la hora de marcar nuestro progreso por los diversos niveles de Wolf3D. Además, al ser en primera persona tampoco podíamos llegar a empatizar mucho con la máquina de matar que controlábamos más allá de seguir el cambio de sus limitadas expresiones en la parte inferior central de la pantalla.

Con estos primeros juegos de la saga Wolfenstein nos queda claro que B.J. es un tipo duro. De hecho, el propio juego nos sugestiona en el momento de escoger el nivel de dificultad, ya que podemos ver cómo el pixelado rostro del protagonista se transforma desde un atuendo de bebé en el nivel “Can I play, Daddy?” hasta mostrar unos diabólicos ojos rojos y una sonrisa siniestra en el máximo nivel: “I am Death incarnate!”.

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Una serie de aventuras clásicas dispares

Unos años después de Wolfenstein 3D llegó Spear of Destiny (finales de 1992), una precuela que narra una de las primeras misiones de Blazkowicz en las que se enfrenta a mutantes, soldados con armaduras pesadas y, como ya podéis intuir, muchos nazis con la finalidad de recuperar la Lanza del Destino que consiguió Hitler. Al recogerla, B.J. es transportado al mismísimo infierno, dónde el Ángel de la Muerte lo espera para desafiarlo y saber si es digno de empuñar la lanza. De nuevo, la sangre fría de Blazkowicz y su adaptación a cualquier situación violenta lo convierten en la mejor opción para acabar con sus enemigos.

En Return to Castle Wolfenstein (2001) Blazko obtiene una apariencia 3D gracias al motor Id Tech 3 que usaron Gray Matter y Nerve Software al desarrollarlo. En un inicio el título se planteó para ser un lavado de cara del original, pero finalmente supuso un reinicio de la franquicia con componentes online y una oscura ambientación. Tras ello, pasaron siete años hasta la llegada del siguiente título de la saga: Wolfenstein RPG (2008) para dispositivos móviles. En esta entrega nos encontramos con un B.J. con más sentido del humor, ya que la estructura tipo rol RPG del juego invita a que el protagonista tenga una mayor elocuencia al hablar.

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Wolfenstein (2009) todavía no supuso una gran revolución en la saga, pero sí que añadió algunos elementos de los shooters modernos como la regeneración de salud automática de B.J. en lugar de requerir paquetes de salud. Además, se incrementa su faceta heroica en diversas escenas en las que maneja una situación repleta de acción y peligro sin apenas despeinarse.

Un Blazkowicz más humano en la trilogía moderna de Wolfenstein

Fue en 2014 con la llegada de Wolfenstein: The New Order cuando las cosas cambiaron realmente y pudimos conocer a un Blazkowicz diferente. Humano y con sentimientos realistas. De hecho, la propia introducción del juego cambia la acción desenfrenada por un sueño y anhelo del protagonista. Vemos su rostro y podemos acceder a sus pensamientos:

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Al despertar, de forma sobresaltada, Blazkowicz se encentra dentro de un avión militar y los vehículos compañeros están siendo alcanzados por antiaéreos. “¡Es como estar en un campo de minas”, grita su camarada a bordo. Ya no hay espacio para los sueños plácidos. Está en medio de la guerra y debe cumplir su cometido, aquello para lo que nació y mejor se le da: matar y sobrevivir.

Aun así, para dejarnos claro que no nos encontramos ante una de las aventuras clásicas de la saga en las que controlamos a un ser imbatible, B.J. acaba cayendo al mar a pesar de hacer todo lo posible por evitar el ataque enemigo y salvar el avión. Mientras se hunde explica la situación de su bando: los alemanes les llevan mucha ventaja gracias a su maquinaria bélica avanzada y las tácticas que intentan realizar para abatirnos fallan.

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Con estas palabras e introducción significativa, Blazkowicz demuestra que rendición no es un término que aparezca en su diccionario. A pesar de toda la desesperación que le rodea, él consigue salir de cualquier situación y trata de salvar al máximo número de camaradas posibles. Pero no siempre es posible y la impotencia acaba invadiendo cada célula de su cuerpo cuando lo inmovilizan y obligan a escoger entre dos compañeros de armas para decidir quién morirá.

Esa impotencia se extiende cuando se queda inválido durante una larga etapa, recluido en un manicomio controlado por nazis. Allí no todo es desesperación, ya que conoce a Anya Oliwa, responsable de las instalaciones hasta el momento en que las tropas alemanas vienen a desmantelar el lugar. Es entonces cuando Blazkowicz decide que ya ha estado el tiempo suficiente descansando y debe volver a la batalla.

Tras ello, se une a la resistencia junto a Anya y operación tras operación avanzan hacia su misión principal: acabar con el general Calavera y desmantelar la maquinaria nazi para ir mermando sus fuerzas hasta hacerlos desaparecer. Gracias a la colaboración que establece con otros personajes podemos ver un cambio en el personaje, ya que hasta el momento era un soldado solitario que podía cumplir cualquier misión tan solo con la ayuda de sus músculos, cerebro y una gran cantidad de armas.

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Aun así, uno de los enemigos más duros a los que se enfrenta es a su propio padre, quién le maltrató desde pequeño con torturas del calibre de obligarle a disparar con una escopeta a su perro a modo de castigo. Con esa misma escopeta le apunta a la cabeza años después, cuando B.J. visita su hogar de la infancia, con el propósito de desvanecer todas las pesadillas que todavía le persiguen.

“Hubo un tiempo en el que te tuve miedo. Hubo un tiempo en el que me hubiera meado en los pantalones al tener un arma apuntándome a la cabeza. ¿Sabes que siento ahora mismo? Ni una maldita cosa” – le dice B.J. a su padre momentos antes de acabar finalmente con él con un hacha corta.

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Por ello, su espíritu perseverante se mantiene en todas las entregas de la saga, ya que demuestra que ni siquiera la muerte puede pararle. Literalmente, ya que todos los que hayan jugado a Wolfenstein II: The New Colossus recordarán la escena en la que Frau Engel le corta la cabeza y todo parece perdido. Pero no. Al contar con la ayuda de sus compañeros de la resistencia, quienes recogen su cabeza con un dron y se apresuran a unirla a un cuerpo robótico preparado para la batalla, puede continuar con su lucha contra los nazis.

En la mencionada entrega también conocemos el lado más humano de Blazkowicz, cuando su relación con Anya se intensifica hasta el punto de formar una familia con ella. De ese vínculo nacen sus dos gemelas, Jess y Soph, quienes crecen en un ambiente en la que sus padres las preparan para la guerra, a pesar de estar viviendo en un ambiente de paz.

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Finalmente, y a pesar de todas las pesadillas a las que B.J. ha sobrevivido, logra encontrar la paz y ser feliz. Junto a la resistencia consiguen acabar prácticamente con todos los nazis de la faz de la tierra y, gracias a ello, cumple su misión vitalicia y le llega el tiempo de descansar. Pero, conociéndole, sabemos que todavía tiene muchas batallas que librar.

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Wolfenstein

  • 360
  • PS3
  • PC
  • Acción
Nueva entrega de la serie que fundó el género de la acción en primera persona.
Carátula de Wolfenstein
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