Mediatonic, nueva misión en Madrid

Los smartphones abrieron un nuevo mercado en los videojuegos, el cual progresa viento en popa. Este dispositivo de comunicación, que se ha convertido en un indispensable en nuestra vida cotidiana, abrió una nueva plataforma para el ocio videolúdico: títulos adictivos, de breve duración, asequibles para el público más ajeno al medio. Este escenario supuso el nacimiento de Mediatonic, desarrolladora gestada en Londres y que lleva más de 15 años creando diversión portátil y doméstica. “Los móviles han creado un nuevo tipo de jugador: gente que juega diariamente pero que al mismo tiempo no se considera gamer”, señala Paul Croft, uno de los fundadores del estudio, durante la inauguración de su nuevas oficinas en Madrid. MeriStation acudimos a su presentación y hablamos con sus desarrolladores sobre la filosofía de una empresa que apuesta por la diversidad, el respeto al trabajador y, por consiguiente, el rechazo frontal al crunch, la enfermedad de la industria.

Mediatonic dio sus primeros pasos en un pequeño piso. Sus padres eran Croft y Dave Bailey, estudiantes que deseaban cumplir su sueño de hacer videojuegos. Su debut fue Bejewel, una saga de puzles con la que aprovechar el auge de los juegos casual. Después, fueron creciendo poco a poco, siguiendo su máximo de fortalecerse a cada juego que hacían. Conscientes de la diversidad de su público objetivo, no se han restringido a los títulos familiares, sino que han experimentado con obras más gamberras y atrevidas. Es el ejemplo de Amateur Surgeon, donde controlamos a un pizzero que deberá operar a varios pacientes, armado con su cortador de pizzas y sus conocimientos rudimentarios de medicina. En una línea más delirante si cabe, tenemos Hatoful Boyfriend, un simulador de citas con palomas que, bajo su alocada premisa, se encuentran historias muy dramáticas. Helen Burnill, directora comercial de Mediatonic, nos ha adelantado que “se acercan novedades” con el equipo creador de las románticas aves, pero no nos ha podido facilitar más detalles.

Otra rasgo definitorio —y valiente— de Mediatonic es su posición firme contra el crunch. “Valoramos la importancia de la vida personal del trabajador, a la que debe dedicar tiempo al salir de la oficina.”, afirma David Bailey. Burnill defiende, además: “Si los trabajadores están exhaustos, el resultado se percibe en la calidad del juego; del crunch salen juegos malos”. Paul Croft detalla una de sus medidas principales para crear un entorno de trabajo sano: “En el caso del tipo de títulos que diseñamos, cuando éstos salen a la luz no significan que hayan terminado su recorrido. En cualquier caso, la fecha de salida es el punto de partida de seguir trabajando en dicho juego. La gente lo jugará y nosotros seguiremos aportando mejoras y contenido”. De este modo, es posible planificar un calendario con fechas de entrega realistas, alrededor de las cuales se organiza un proceso creativo donde el lanzamiento no es la fase final y que asegura una vida prolongada a las obras de Mediatonic. “Es cuestión de cambiar el chip”, señala Croft. “Antes todo giraba alrededor de la producción y una planificación estricta. Teníamos un largo proceso de pre-producción para asegurarnos que entendíamos a la perfección el juego que deseábamos crear antes de comprometernos a una fecha de entrega. Pero al final, lo más importante ha acabado siendo el ser consciente de los límites de cada cual, animar a la gente a finalizar su jornada a su hora, a tomarse sus vacaciones. También es importante construir relaciones honestas con los editores y que ellos formen parte de esta cultura. Y, al final, compensa”.

Mediatonic ha construido una nueva oficina en Madrid, dirigida por Enrique Alcor, quien había contactado con el estudio durante su temporada profesional en el Reino Unido. Burnill celebra el ambiente cosmopolita de la ciudad y su carácter positivo, lo cual conecta con el espíritu del estudio.

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Durante la presentación de Mediatonic, tuvimos ocasión de probar tres de sus obras. El primero de ellos es Fall Guys: Ultimate Knockout, nominado a mejor juego familiar/social del pasado E3 2019 y cuyo lanzamiento está previsto para 2020. Este battle royale apuesta por un enfoque más amable del género, protagonizado por criaturas adorables que compiten en una yincana de pruebas disparatadas inspiradas en Takeshi’s Castle/Humor Amarillo. Durante nuestra partida, degustamos una selección de tres pruebas: una carrera similar a “Las mil y una puertas”, donde los concursantes atraviesan diferentes muros con puertas, de entre las cuales sólo dos son funcionales; un ring masivo y plagado de trampas en el que debemos llegar al final de la cuenta atrás con una cola de castor en nuestra posesión, la cual podremos robar a nuestros contrincantes en caso de no tener; y una carrera de plataformas en pos de una corona que deberemos colocarnos de la forma correcta.

Asimismo, jugamos a la versión soft launch de Gears Pop!, un estrategia para móviles que combina dos franquicias casi opuestas: la rudeza de Gears of War y las adorables figuras Funko Pop!. Desde un punto de vista isométrico, enviaremos nuestras tropas y arsenal hacia la conquista de nuestro enemigo, ocupando barricadas para poder operar con mayor libertad de movimiento y aprovechar las coberturas a nuestro favor. El coleccionismo será un aliciente en el juego, y desde el estudio nos han confirmado que los juguetes físicos podrán ser trasladados al juego con un código de descarga.

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Finalmente, jugamos a PC Building Simulator, un simulador de construcción de ordenadores lanzado a finales de enero y que sigue creciendo con nuevo contenido. Este título de nicho, si bien está dirigido a los amantes acérrimos de la informática, contiene un gran valor educativo para el público más profano en la materia, y es que las mecánicas guían paso a paso, y con gran naturalismo, en toda la arquitectura de hardware. Como dueños de una tienda, deberemos gestionar las solicitudes de los clientes para hacer prosperar nuestro negocio.

Mediatonic destaca por una creatividad desenfadada, que abarca a todos los públicos y desafía el elitismo que desprecia al jugador casual. Al contrario, este estudio londinense crea un espacio que reivindica los juegos sencillos, pero con una gran personalidad y sentido del humor.

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