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Opinión

¿Cómo no vamos a estar ilusionados con el E3?

La ausencia de Sony es importante, pero hay mucho y bueno por ver y descubrir.

Actualizado a

El próximo viernes volaremos a Estados Unidos para cubrir, un año más, la mayor feria de videojuegos del mundo. Un año extraño, porque uno de sus mayores activos, Sony, ha decidido no acudir al evento. Algo que mucha gente ha tomado como un punto de inflexión para la feria o ha utilizado, torpemente, para intentar indicar que la cita de Los Ángeles no vale la pena. ¿Cómo no va a valer la pena un lugar en el que la mayoría de compañías se citan para anunciar y mostrar los juegos de los próximos meses?

El E3 se divide en dos partes muy diferenciadas, y a veces se confunde su objetivo. La primera son las conferencias, que se realizan los días anteriores a la feria en sí. Momento en el que las compañías lanzan sus anuncios, venden ilusión y dan fechas para los próximos bombazos. A las clásicas de las compañías de hardware (Sony, Nintendo y Microsoft) hace ya tiempo que se le añaden otras de software. Bethesda, Ubisoft y EA han sido las de mayor peso en los últimos tiempos, mientras que otras como Square Enix, Devolver o la más reciente de PC Gaming han buscado su lugar.

Pero cuando acaban las conferencias es el turno de los juegos. Es verdad que el interés por el anuncio cae, pero es el momento en el que la feria abre las puertas y los medios podemos probar 30, 40 o 50 juegos que todavía no han salido y que lo van a hacer en los próximos meses. Jugar, ver y capturar títulos para ser los ojos de los lectores. Y este año sigue habiendo un listado enorme de citas que tenemos ya cerradas.

En el E3 de 2018 conocimos juegos como Resident Evil 2, Devil May Cry 5 -que estuvo jugable en la Gamescom- y Sekiro. Seguramente son los tres mejores juegos que llevamos en este 2019 y sus notas los avalan como títulos de primer nivel. También hubo hueco para Smash Bros, vimos en movimiento por primera vez a Beyond Good and Evil 2, Cyberpunk, poder jugar a Spiderman, Forza Horizon 4, Assassin’s Creedy Odyssey, Kingdom Hearts 3, conocer el desarrollo de Halo Infinite, Gears 5 y vimos el primer gameplay de The Last of Us 2. No parecen el mejor síntoma de agotamiento para una feria.

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La decisión de Sony, considero, tiene más que ver con el calendario propio interno que con un convencimiento de que el E3 ya no vale la pena. No puedes decidir en junio de 2018 que Los Ángeles es el lugar clave para enseñar gameplay por primera vez del nuevo juego de Naughty Dog y cinco meses después, que ya no vale la pena ir. Queda claro, y más tras la entrevista de Mark Cerny sobre Playstation 5, que es un año de transición para la división de videojuegos de la compañía.

La compañía cerró círculo con su línea de juegos mostrados durante los últimos tres años, donde nombres como God of War, Spiderman, Detroit o Days Gone han ido copando los titulares de sus últimos E3. Y con PS5 protagonizando un más que posible Playstation Experience, han buscado la vía de los State of Play para sus propios anuncios. Que la fecha de The Last of Us 2 y Ghost of Tsushima acabe saliendo en uno de estos nuevos formatos parece evidente. Que su ausencia es muy notable, no hay duda. Que esto sea el fin de Sony en el E3, no lo creo. El tiempo dirá.

Una cosa está clara. Mientras compañías como Microsoft sigan apostando con conferencias como las de los últimos tiempos, donde los anuncios, el espacio para juegos third parties y nuevos servicios caen como un torrente de novedades; mientras otras como Nintendo sigan trayendo sus próximos juegos para probarse por primera vez en Los Ángeles (cosa que en los dos últimos años ha pasado con sus nombres más relevantes como Mario Odyssey, Smash, Splatoon 2, Pokémon Let’s Go) y mientras las otras grandes compañías tengan la feria como el lugar ideal para presentar sus nuevos proyectos, los medios seguiremos inviertiendo dinero, ganas e ilusión para ir y cubrir la feria de Los Ángeles lo mejor que podamos. Que el E3 irá evolucionando -ya lo está haciendo- es evidente. Que todavía nos quedan muchas ferias que celebrar, también.

Porque aunque las expectativas puedan estar algo más bajas este año, yo no sé si este E3 dejará un sabor agridulce, satisfactorio o de transición. Pero sí sé, viendo las citas que tenemos ya cerradas, que podremos ver y jugar a varios de los nombres y proyectos más esperados de estos últimos tiempos. Y esto es, en definitiva, el E3.