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Devil Engine

Devil Engine

A toda velocidad

Devil Engine: Análisis

Un nuevo shoot em up salta al hiperespacio en Nintendo Switch y Steam

Actualizado a

Parece que sopla viento fresco para la vieja Sega MegaDrive. Como cumpleañera que es (de una cifra respetable) protagoniza estos meses recopilatorios, hay consolas mini en el horizonte y los medios se acuerdan de lo grande que fue hace treinta años. Pasa mucho más oculta, pero existe, otra celebración constante en el tiempo que tampoco cesa en su empeño: la exaltación mejorada de sus juegos. MegaDrive contó en su momento con un arma definitoria de sus capacidades en la velocidad de su procesador, que hizo posibles juegos vertiginosos que jamás veríamos en su gran rival. Entre ellos, los títulos que mejor emplearon la aceleración que hizo posible a Sonic, se encuentra un shoot em up fantástico: Thunder Force IV. Una nueva entrega de nostalgia por la vieja máquina de Sega acaba de llegar desde la escena independiente, que ahora alumbra a un heredero casi directo en este Devil Engine.

Shoot em up a la carrera

Ni era el único ni tiene por qué ser el más definitivo (Lords of Thunder o Thunder Force IV bien podrían aspirar al trono de los shoot em ups acelerados) pero aquel Thunder Force IV fue uno de los títulos que mejor emplearon las capacidades visuales de Mega Drive. Su velocidad endiablada de juego, sus armas tremendamente distintivas o la genialidad de permitirnos alternar diferentes velocidades de desplazamiento de la nave lo convirtieron en uno de los grandes del género en aquel sistema. Otras ideas menos presentes pero igualmente características, como su sistema de progresión y la posibilidad de elegir entre los primeros niveles, lo convirtieron en un videojuego redondo para consolas en 1992. Devil Engine viene claramente a continuar las cosas como hubiesen podido ser poco después, de no haber cambiado nada en el mundillo, añadiendo una leve capa de pintura al sistema de puntuación y regodeándose en su idea de la dificultad.

ProtoCulture Games no ha pretendido siquiera disimular sus inspiraciones en este nuevo shoot em up. Todo luce y se mueve como podría hacerlo un videojuego de 16 Bits en formato panorámico, con referencias visuales evidentes aquí y allí, entre ellas un sensacional homenaje a Last Resort en el segundo nivel. Este Devil Engine tarda muy poco tiempo en hacerse sentir a los mandos como un nuevo episodio de la serie Thunder Force para una Mega Drive idealizada, pero entonces empezamos a darnos cuenta de que todo es incluso más complicado de lo que recordábamos. Si jugamos en el nivel que se jacta de ser muy difícil (y es el único de entrada, junto con el muy fácil), las treguas duran poco. Ya el segundo escenario nos viene a plantear patrones tipo bullet hell con una aglomeración de disparos en pantalla: complicadísima de esquivar, sobre todo a la velocidad a la que se mueve todo. En todo caso, pensamos que Devil Engine exige mucho más a nuestros reflejos que a la memorización de niveles, santo y seña de los shoot em up horizontales, en línea de lo que sucedía también en los viejos Thunder Force.

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Hay que ver el tutorial

Finalizados ambos modos, este Devil Engine nos deja claro que plantea dos experiencias totalmente diferentes según sus dos ajustes de dificultad principales. Que todo el mundo tenga claro que la palabra “fácil” no existe en este juego, que ya plantea un desafío más que importante para terminar los seis niveles en el modo supuestamente asequible. Pero sabe motivarnos: terminarlo así implica un cierto deshonor, y quien se acerca a un shoot em up ya sabe que la diversión no está en la sencillez. Quien piense tomárselo en serio hará muy bien esta vez en observar el tutorial con atención, ya que las claves no están tan a la vista como puede parecer. No estamos ante un juego innovador, pero sí ante uno que saca petróleo de lo que hace bien, lo cual no enseña del todo hasta que alcanzamos cierto nivel de juego. El tutorial explica un clásico sistema de combos y puntuación que nos permitirá ir obteniendo bombas y vidas extra (alargando con ello cada nuevo intento) al tiempo que nos indica una clave que nos ha parecido muy curiosa: la de obligarnos a rebajar el entusiasmo con el estallido, la única mecánica algo novedosa del juego. Se trata de una especie de dash que permite absorber balas, pero al mismo tiempo drenará nuestro medidor de combo, el cual es imprescindible para llegar al final por pura acumulación de bombas y vidas. Está muy bien conseguido, una vez que sabemos jugar en condiciones, el equilibrio que se nos propone en cuanto a calcular bien las consecuencias de utilizar este gesto y sus posibilidades, que al final terminan por arrojar un balance satisfactorio.

Con Devil Engine, sus desarrolladores han tenido que llegar a soluciones de compromiso que no siempre han resuelto todo lo bien que sería deseable. El principal de sus problemas es el tiempo que lleva dominarlo al nivel necesario, y pensamos que este va a ser un escollo incluso para muchos aficionados al género. Devil Engine requiere demasiada paciencia e infinitos reintentos al jugador para ir desbloqueando créditos y otro material, pero lo hace sin ofrecer a cambio ninguna cosa esencialmente nueva ni un diseño de niveles tan perfecto como para que cualquiera desee repetirlo mil veces. Es verdad que sus fases son muy competentes, y también lo es que sacan mucho partido de la velocidad general del juego con momentos notables (como el de esa especie de juego de ritmo en el tercer nivel). Aun así, la gracia de todo el conjunto sigue estando en la elevada velocidad de juego, la necesidad de anticipación constante y el frenetismo desde el comienzo. También en el gozo de ir cambiando de arma sin motivo aparente, una vez que conocemos a fondo el comportamiento de las tres armas principales. Cada cual tendrá que valorar si son atractivos suficientes para asumir la tarea.

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Devil Engine es un shoot em up mucho más que competente que recupera con acierto una tendencia, la de los shoot em up a alta velocidad. A base de desbloqueables, llega a ser un título más que digno en cuanto a contenido gracias a naves adicionales, créditos o niveles de dificultad enfermizos, así como a modos de desafío y unos filtros visuales realmente espectaculares que iremos obteniendo con el puro tiempo de juego (mención especial al que convierte los gráficos en un reflejo del mundo bicolor de ZeroRanger). Estamos sin duda ante un shoot em up divertido, solvente a nivel técnico en su evocación de un pasado muy concreto, al que además se ha dotado de una banda sonora muy poderosa. Su mayor inconveniente, a nuestro juicio, es que los niveles elevados se dirigen exclusivamente a los especialistas más consumados del género, aunque en esta ocasión esta pega no es suficiente como para dejar de recomendarlo a los menos dedicados: su modo fácil no es fácil para nada, pero es completable, y desde luego es muy disfrutable. Lo que viene después… es mejor dejarlo a juicio de cada uno según su habilidad y sus reflejos.

Analizado en su versión para Nintendo Switch con un código proporcionado por el editor

Conclusión

Devil Engine no es para todo el mundo, pero es consciente de ello. Su nivel básico de dificultad plantea un desafío considerable, pero es una mera preparación para lo que viene después: una prueba de fuego para los reflejos de los veteranos en el género, que homanejea visualmente a uno de los grandes de la historia del género: Thunder Force IV

Lo mejor

  • El homenaje audiovisual a una época
  • Algunos filtros son espectaculares, el juego parece otro
  • Rápido, adictivo, desafiante

Lo peor

  • Algunos detalles visuales están menos cuidados que el resto
  • La realidad del juego no será apta ni siquiera para muchos jugadores experimentados por su dificultad
  • En el máximo nivel de velocidad, nuestra nave es más bien incontrolable
7.5

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.