La apuesta de Bioware
Anthem, análisis en progreso
El impacto que ofrece Anthem en su primera toma de contacto es enorme. Pero... ¿Qué viene luego? Desgranamos nuestras decenas de horas iniciales.
El tiempo para la redención de Bioware ha llegado. Concretamente llega mañana día 22 de febrero. O por lo menos eso opinan todos los grandes detractores de Mass Effect: Andromeda y que justificaron sus problemas - eso sí, tras crucificarlo a base de memes en redes sociales- por poner al mando del proyecto al supuesto “Equipo B” de la empresa. El “Equipo A” estaba liado con otra cosa, construyendo un universo nuevo de la nada, una nueva epopeya que la desarrolladora canadiense tan bien nos ha demostrado que sabe hacer.
Y el resultado de todo ese esfuerzo humano es Anthem, que sin lugar a dudas llega con el potencial para convertirse en uno de los mejores looter shooter que han pisado nuestros ordenadores y consolas. Sin embargo Anthem no es, hoy por hoy, el juego antológico que esperábamos que fuera pero que esperamos que se convierta.
Es innegable apreciar la pegada que tiene Anthem en las primeras horas de juego, eso sí. La construcción del mundo, el impresionante apartado gráfico que es literalmente sobrecogedor o la fluidez con la que nos podemos mover por sus escenarios, casi sin barreras. La posibilidad de montarnos en las distintas alabardas, una suerte de armaduras tipo Iron Man, y poder volar en ellas es casi un sueño hecho realidad para cualquiera que sea mínimamente fan de los cómics o las películas de ciencia ficción. Incluso el hecho de incluir habilidades personalizables y poder hacer combos con tus compañeros de viaje - al estilo de explosiones bióticas, para que nos entendamos - al tiempo que combatimos oleadas de enemigos o un único bicho realmente duro: todo lo que nos deja ver Anthem en sus misiones iniciales, casi a modo de tráiler del juego, es espectacular.
A veces damos por sentado que un juego “se vea bien” sin apreciar a fondo la cantidad de trabajo que hay detrás y es justo decir que aquí detrás hay muchísimo talento, que se aprecia desde cuando ponemos a volar nuestras alabardas hasta el diseño de todos los rincones del mapa, ya sea vivido a ras de suelo o 100 metros por arriba. Desde un primer momento sabemos que estamos ante un gran potencial y tras acabar nuestro streaming en directo, no podíamos esperar a ver qué más Electronic Arts iba a lanzarnos a la cara.
En este punto habíamos perdonado la mayor parte de problemas técnicos del juego; atrás quedaron las expresiones faciales extrañas o la comicidad de un personaje bajando unas escaleras como pasó en el último Mass Effect. Claro que el título no está exento de sus inconvenientes como que se tenga que reiniciar a menudo porque el sonido desaparece por completo o que el personaje “caiga” por debajo del suelo en Fort Tarsis, la que es nuestra base de operaciones, pero son mucho menos “carne de Twitter”. Incluso se podrían llegar a pasar por alto los enormes tiempos de carga, en ocasiones y dependiendo del equipo de varios minutos, antes de empezar una misión.
Pequeños problemas de optimización que podrían resolverse con un parche de día uno o futuros. Se le perdonan estos inconvenientes porque de alguna forma hemos aprendido a convivir con ellos como industria y, hay que decirlo, porque la experiencia es tan buena no es difícil pasarlo por alto. Si uno juega Anthem unas pocas horas es posible que quede muy bien impresionado y eso es totalmente mérito del juego y con completo derecho.
Los problemas de Anthem y que le impiden brillar con fuerza solamente se encuentran cuando se ahonda lo suficiente dentro del juego, una vez retirado el precioso envoltorio con el que se presenta. Problemas mucho más nucleares que veremos como solucionan desde Bioware, porque tienen difícil arreglo. Una de las premisas fundamentales del juego y que desde EA se ha insistido mucho es que Anthem es mucho mejor jugado con amigos. Como hemos discutido en varios programas de esta casa como el Meripodcast o la Taberna, casi todo en la vida es mejor con amigos. Incluso experiencias muy desagradables pueden hacerse mucho más llevaderas si se hacen con amigos.
Pero Anthem quiere que juegues con gente a toda costa; es posible jugar solo, aunque haya que darle dos veces a confirmarlo y disfrutar del contenido - menos las mazmorras - volando sin gente, pero lo normal es que un sistema de matchmaking nos empareje con gente aleatoria que complemente nuestro escuadrón. No hay ningún problema en que un juego fuerce el teamplay, quede claro; pero si se hace, hay que ofrecer las herramientas suficientes para que eso resulte una experiencia mejor que el hecho de jugar solo y rara vez se da el caso.
A día de hoy, al entrar en una misión tras escoger una de las 4 alabardas disponibles (mago, tanque, rango, melee-rogue, para que nos entendamos), el jugador que cargue la partida más rápido tomará la delantera y la misión empezará aunque los demás jugadores estén cargando aún. Muy a menudo nos perderemos las explicaciones de la misión por tener un PC “normal” y, en ocasiones, estaremos lo suficientemente lejos del líder como para ser transportados a su lado, no sin antes pasar por otra eterna pantalla de carga. Para un juego que pretende que la narrativa sea importante, es increíble como consigue sacarte de la partida de esta forma. Y una vez combatiendo no hay ningún tipo de comunicación, ningún tipo de coordinación ni por chat ni por pings (hola, APEX Legends) que pueda incentivar el juego en equipo más que el ocasional sonido o cartel de combo que hayamos conseguido porque la aleatoriedad ha hecho que entre todos usemos algunas habilidades en la secuencia correcta. En la práctica, el matchmaking de Anthem por defecto es en realidad una reunión de 4 desconocidos que no interactuarán para nada durante el rato que estén juntos y que cada uno irá por libre para acabar la misión lo antes posible. Misión a la que, si has llegado tarde, es muy posible que no sepas de qué va.
Por lo menos hay que admitir que el combate está muy bien trabajado y el gunplay, aprovechando las tres dimensiones gracias al vuelo de las armaduras, muy satisfactorio. Además cambiar de una a otra modifica la experiencia de juego notablemente, con lo que se nota que existe una buena base. Sin embargo el diseño de las misiones deja mucho que desear; no solamente se repite indisimuladamente en la campaña y en las secundarias sino que al llegar a cierto punto de la historia principal (las 4 tumbas), exige un grindeo desproporcionado y excesivo para seguir progresando.
Esos requisitos, que para algunos se desbloquearon retroactivamente y para otros no, es una barrera artificial innecesaria e irrespetuosa con el tiempo del jugador que exige, por ejemplo, buscar y resucitar a 3 compañeros caídos cuando en toda una tarde de juego es posible que no encuentres a nadie en esas condiciones. O abrir 15 cofres cuando aparece uno por misión pero solamente le cuenta al jugador que efectivamente abra el cofre, con lo cual los 4 participantes se lanzan como buitres al botín para que esa misión les haya servido de algo. Es incomprensible como estas mecánicas sobrevivieron al control de calidad del título pero, parece ser, Bioware tiene en mente arreglar este desaguisado en un parche muy próximo.
Lo que más fastidia de Anthem es el enorme potencial que tiene. Es como el alumno con grandísimo talento que parece que no se esfuerza, que comete fallos por no pensar las cosas bien. Cuando Anthem se juega en equipo, con comunicación entre los participantes y demás, es una de las mejores experiencias de shooter looter que hemos probado jamás. Pero siendo realistas, no siempre tendremos 3 amigos a voz para poder disfrutarlo al 100% y es tarea del juego que el resto también sea entretenido, aunque no sea en las cotas del multijugador coleguil.
Hay muchísimos inconvenientes con los que nos hemos cruzado en la redacción que nos consta que Electronic Arts puede solucionar con relativa brevedad y los grandes marrones nos los habremos comido prensa y usuarios del premium de Origin. Pero no es menos cierto que hay también cierto trabajo de fondo que debe hacerse con el juego o Anthem corre el peligro de en lugar de convertirse en el himno que todos queremos que sea, suene como un mero rumor de fondo ante los grandes nombres del mercado que están ya o que pronto van a llegar. Por el momento tendremos fe.
Anthem, desarrollado por Bioware y editado por Electronic Arts para PC, PlayStation 4 y Xbox One, es un título de rol y acción de mundo compartido protagonizado por los Freelancers, unos cuantos valientes con el valor suficiente para dejar atrás la civilización, explorar un paisaje de belleza primitiva y enfrentarse a cualquier peligro. Hasta cuatro jugadores podrán formar un equipo heroico para acabar con los peligros que descubran. Aprovecha un arsenal de exotrajes Javelin, cada uno equipado con habilidades y armas únicas. Personalízalos con los equipos que encuentres y construyas y utilízalos para volar, saltar y trepar por un mundo abierto contiguo. Haz frente a enormes acontecimientos que alterarán el mundo, como las tormentas Shaper. Lucha contra bestias salvajes y saqueadores despiadados. Indaga en ruinas olvidadas en tu búsqueda de la forma de derrotar a las fuerzas que conspiran para dominar a la humanidad.
Varios héroes se unen para vencer unidos: Anthem ofrece una experiencia social interconectada. Únete hasta a tres jugadores más en aventuras cooperativas que premian tanto el trabajo en equipo como las destrezas individuales. La alabarda que escoja el jugador definirá su contribución y su papel estratégico dentro del equipo. Emprended una expedición juntos u ofrece un contrato a tus amigos para que te ayuden con los desafíos más complejos. A medida que explores, descubrirás una historia cautivadora repleta de personajes memorables y únicos. Un emparejamiento fluido e inteligente garantizará que encuentres de forma rápida y fácil a otros jugadores con los que sumergirte en esta aventura.
Tendrás a tu disposición un arsenal de exotrajes personalizables: como librancero, accederás a tu colección cada vez que entres al mundo y podrás seleccionar una potente alabarda, un exotraje acorazado diseñado para conferir a su portador unas increíbles habilidades ofensivas y defensivas. Usa armas potentes y poderes devastadores. Supera los ataques más contundentes como si nada. Desplázate a una velocidad increíble, surca los cielos o recorre las profundidades acuáticas con seguridad. A medida que juegues, tus habilidades como piloto de alabarda mejorarán, así como las capacidades de combate y desplazamiento de tus exotrajes.
Personaliza tus alabardas para exhibir tus hazañas: conforme subas de nivel y venzas a poderosos enemigos, acumularás botines y completarás logros del juego que desbloquearán fantásticas opciones de personalización para convertir tus alabardas en testamentos visuales de tus habilidades y proezas.
El motor Frostbite te permite explorar una tierra cambiante llena de riesgo y misterio: en el espectacular mundo abierto de Anthem, en constante evolución, estarás a merced de las situaciones, los peligros y los enemigos más impredecibles. Puesto que se trata de una experiencia viva, Anthem cambiará y evolucionará con el tiempo: aparecerán historias, desafíos y eventos nuevos. Este mundo es tan bello como letal y cada nueva expedición en la que te embarques con tu equipo de libranceros te supondrá un reto estratégico.