Minecrafteate: cuando videojuegos, creatividad y docencia se saludan

Decir que el videojuego puede llegar a ser una herramienta válida en el aula es una realidad fehaciente. El proyecto que conocemos hoy nos invita a confiar más aún en esta idea, sobre todo cuando creatividad y libertad se dan la mano utilizando en el camino videojuegos como Minecraft, que no necesitan presentación.

Pero ellos sí precisan de una presentación. Gabriel García Rodríguez y Alberto Santamarina Sáez escribían desde Burgos a MeriStation esta semana presentando Minecrafteate, que se lee más fácil de cómo se pronuncia y se entiende todavía mejor: un proyecto basado en la realización de réplicas de monumentos de España en el videojuego de Mojang. El objetivo, no obstante, es tomar las ideas de creatividad, libertad y enseñanza para que todas juntas hagan posible la divulgación de la cultura nacional de una manera completamente gamificada. El resultado salta a la vista.

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Una hoja de ruta clara

Según nos cuentan, lo que les permitió darse a conocer fue principalmente la réplica del Museo de la Evolución Humana en Minecraft. Mucha gente se acercó a ver de que se trataba; incluso desde el panorama internacional. Este eco mediático les alentó a seguir adelante y recrear no solo monumentos de su Burgos natal sino también de otros lugares de España y otros países.

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Pero Minecrafteate no ha hecho más que comenzar. Aunque en sus métricas ya reportan visitas de países como Francia, Alemania o Estados Unidos, este talentoso equipo tiene en mente finalizar los anteriores de la Catedral de Burgos, que continúan recreando con ahínco para lograr unos resultados similares a los de sus anteriores trabajos. A eso se suma la Catedral de Salamanca, visita obligada para cualquier visitante de la ciudad castellanoleonesa.

Posibilidades didácticas y herramienta turística

El equipo de Minecrafteate confía en que sus obras —y Minecraft en general— puede ser utilizado como un medio de promoción turística para dar a conocer el patrimonio cultural de un país. Cuando lo califican de innovador no falta razón, porque es algo fresco; y no es menos cierto que es también una manera de captar la atención de los más jóvenes, no solo de los adultos. Su meta es conseguir ayuda de las instituciones dedicadas al turismo, una realidad que todavía queda lejos pero que no es imposible. Su meta no es otra hacer posibles visitas a estos monumentos con versiones virtuales donde, a través de su recorrido con el juego, se capte la atención de cara a viajes turísticos reales. Servir de gancho.

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Y no podemos olvidarnos de los fines educativos de este tipo de acciones. Ellos proponen asignaturas como historia, donde materias como la arquitectura se podrían entender desde otro punto de vista y en completas tres dimensiones.

Minecraft en los colegios: cooperación, gestión, autonomía

Nosotros, por nuestra parte, aprovechamos este espacio para dar a conocer también ideas como la que lleva a cabo el colegio Alameda de Osuna de la Comunidad de Madrid, que un redactor que escribe tuvo la oportunidad de conocer de cerca en 2015.

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El colegio Alameda apuesta por una metodología de enseñanza innovadora, vanguardista, con un proyecto educativo que se basa en el aprendizaje autónomo del alumno para facilitar el desarrollo de otras destrezas cognitivas. Su metodología, que se apoya incluso en la neurociencia, quiere facilitar el pensamiento crítico y la educación emocional, pero también el aprendizaje cooperativo. Tal como adelantábamos, hace ya unos cuatro años desde que profesoras como Lara comenzaron a desarrollar en sus clases de 45 minutos una vez a la semana el uso de Minecraft con varios objetivos: familiarizarse con las plataformas digitales; iniciarse en el mundo de la gestión y la organización; aprender a trabajar de manera cooperativa con otros y captar la atención del estudiante.

Durante uno de los trimestres de ese curso escolar, la clase de Lara se propuso crear una escuela, su escuela, pero a través de Minecraft. Diferentes equipos con distintos roles, cada uno con una tarea concreta. Mientras unos se encargaban de diseñar las aulas, otros hacían los alrededores, mientras que otros iban cimentando. Poco a poco, semana a semana, el colegio Alameda de Osuna iba tomando forma en el videojuego, donde eran ellos los máximos responsables de la gestión y el progreso de este proyecto. Su profesora asegura que los índices de satisfacción y la sensación de recompensa eran impresionantes.

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Porque lo mejor de todo es que la aplicación de Minecraft en el aula de este colegio madrileño no fue óbice para continuar desarrollando otras materias como la lengua, las matemáticas o las ciencias naturales; simplemente se tomaron escasos tres cuartos de hora a la semana para servir como complemento (no como sustitutivo) a la enseñanza tradicional.

Un cambio de chip tanto dentro como fuera que pone de manifiesto que el videojuego puede ser algo más que mero entretenimiento.