Castlevania Requiem: Symphony of the Night & Rondo of Blood
Castlevania Requiem, Análisis: dos joyas, y poco más
Llegan a PS4 Symphony of the Night y Rondo of Blood, dos de los mejores exponentes de una saga mítica.
A estas alturas no hay mucho que decir más sobre la saga Castlevania. Con Konami cada vez más alejada del videojuego tradicional, parece que sólo estas pequeñas brasas en forma de ports y conversiones son lo único que nos quedará en el futuro de una de las sagas más influyentes e icónicas del medio. Tal es su huella que, sin perspectiva alguna de ver un nuevo juego, su presencia sigue estando muy viva gracias a cosas como la (sorprendentemente) decente serie animada en Netflix, cuya segunda temporada coincide con este Requiem, un pack que aglutina los que seguramente son los ejemplos más representativos de lo que ha sido, y lo que es, Castlevania en los videojuegos.
Básicamente, este pack reúne para PS4 dos títulos: Rondo of Blood en su versión original para PC Engine por un lado y Symphony of the Night por el otro. Independientemente de que cada uno tiene sus preferencias en la saga y hay muchos títulos brillantes de donde escoger, pocos estarán en desacuerdo de que son las dos almas de la saga y los nombres más reconocibles de la misma. Si se le pregunta al aficionado cuál es su entrega favorita, seguramente estos dos estarían en lo más alto de la lista -sin desmerecer a juegazos como Order of Ecclesia, Dawn of Sorrow, Bloodlines, Super Castlevania IV o Dracula’s Curse, la verdad es que haciendo repaso es una saga repleta de joyas-.
Dos de los mejores Castlevania
Por un lado está Rondo of Blood, durante muchos años poco menos que un santo grial por la combinación de salir solo en Japón, ser exclusivo de una máquina exótica como PC Engine CD y por ser un juego brillante con algunos de los mejores jefes de la saga (todavía se vende a precios de oro).. Es uno de los máximos representantes del Castlevania clásico lineal (aunque no exento de secretos y vías alternativas), con sus fases y ese toque arcade característico de (la mayoría) de los juegos de la saga antes de la llegada de Symphony of the Night.
Por otro lado está el susodicho, quizás uno de los juegos más influyentes de la historia del videojuego junto a Super Metroid (sólo hace falta asomarse al mundo indie y ver cuántos títulos de los últimos años beben directamente de sus influencias). Para definirlo, en su día se acuñó por parte de la prensa el término Metroidvania, que acabó asentándose con el trabajo de periodistas míticos como Jeremy Parish a través de su página Metroidvania.com. No era la primera vez que uin Castlevania se alejaba del arcade de plataformas puro para intentar otras cosas (Simon’s Quest tiene ese honor al ser influenciado por otra “oveja negra” en su saga respectiva, Zelda II). Konami regresó rápidamente a lo tradicional en su momento y siguió esa línea en los 16 bits. Pero en la época de Symphony of the Night, con la modernidad del polígono asomando la cabeza, parece que el público estaba más preparado para este juego que alternaba la acción con toques de RPG y un mayor énfasis en la exploración.
Su éxito fue tal que el futuro de la saga quedaría ligado a esa fórmula, aunque no faltaron intentos de que diera el paso a los 3D de diferentes formas, siempre encontrando resistencias de un sector que quería más juegos 2D -no ayudó el hecho de que Igarashi hizo un muy buen trabajo heredando la saga después de Symphony, aprovechando los pocos recursos que le dejaban para crear clásicos en GBA o Nintendo DS-. Hoy en día sigue siendo un juego extraordinario, una lección en diseño y control, audiovisualmente impecable y con una influencia que tienen pocos títulos de más de 20 años.
Completada la lección de historia, nos centramos en lo que ofrece este pack, y lo que es más importante, cómo lo ofrece. La calidad de estos dos juegos es inmortal, estamos hablando de dos juegos extraordinarios realizados por equipos de enorme talento y veteranía que sabía lo que hacían, que se había forjado realizando diferentes entregas en máquinas mucho más modestas que Turbo CD y Playstation. Si ponemos la lupa y lo vemos desde el punto de vista del entusiasta del género siempre podemos ver algunos aspectos que podrían ser mejores, pero son tan nimios y están tan eclipsados por sus grandezas que realmente quedan en anécdotas. Son juegos literalmente imprescindibles para entender una pieza importante de la historia del medio, y además siguen siendo inmediatamente divertidos y audiovisualmente fantásticos.
Una conversión hecha con lo justo
Ahora bien, dicho esto, el pack que se nos presenta por 20 € en PS4 no invita a hacerle demasiadas fiestas. Hay una serie de decisiones que denotan que el juego se ha hecho con la ley del mínimo esfuerzo y sin invertir más de los estrictamente necesario. Por ejemplo, siendo evidente que las versiones de raíz de Symphony y Rondo son las de Dracula Chronicles en PSP, resulta extraño que no se haya incorporado el remake de Rondo of Blood que estaba en ese juego -ha envejecido mucho peor que la versión original con sprites, pero como curiosidad histórica hubiera sido un detalle-. El trabajo de localización al inglés de ese juego fue un auténtico despropósito y John Ricciardi, uno de los integrantes del conocido grupo de localización 8-4 -responsables de muchos proyectos como la localización al inglés de Nier Automata o Xenoblade- se lamentaba que no los hubieran llamado siquiera por no tener presupuesto, cuando lo hubieran hecho gratis en base al cariño por esos juegos y a los muchos años de trabajo con Igarashi.
El trabajo de conversión es extraño. Se han incorporado un número limitado de proporciones y tamaños, con diferentes tipos de bordes, así como la opción de scanlines y entrelazado y la opción de suavizar los pixels. La opción de incorporar un simulador de entrelazado es realmente curioso, dado que es una técnica que apenas se usa ya en el videojuego moderno con el reinado del progresivo, pero su presencia le da cierta nostalgia al visionado de los juegos -aunque fuera una técnica usada por necesidades técnicas que ya no existen-. Nuevamente, no tenemos nada que llegue a la altura de la zapatilla de lo que se puede conseguir con un emulador hoy en día en cuestión de calidad de imagen y fidelidad, pero lo que hay es suficiente para dar el pego sin grandes alardes.
Pero lo peor son algunas decisiones en la conversión de Symphony of the Night, como el introducir elementos poligonales de mucha más definición que en el original. En algunos casos, como en la pantalla de guardado con la tumba alrededor de Alucard, no queda mal, pero en otros se aprecia un contraste bastante acusado entre los elementos originales y los nuevos, resultando no sólo en un trabajo que se aleja del original -lo que debería ser anatema en una mera conversión como esta- sino en momentos en los que la armonía del conjunto queda estéticamente algo maltrecha (no es el fin del mundo, pero hay veces que canta).
Y más allá de esto, siempre están los extras. Algunos recopilatorios han logrado brillar con el cariño que le han dado al material que recopilan: documentales, arte, extras, entrevistas… En algunos casos, estas reediciones nos han permitido asomarnos a aspectos que nunca antes habíamos conocido y acceder a material inédito. Nada de eso encontramos en este Requiem lo que no anima a ignorar el resto de problemas que encontramos en el trabajo de conversión.
En el lado positivo, ambos juegos incluyen una opción de guardado rápido, lo que es muy práctico para realizar partidas rápidas y luego continuar donde lo dejamos, sin desesperarnos por memorizar dónde estaba la habitación de guardado más cercana o dejar Rondo en mitad de fase. La partida rápida es de un solo uso al abandonar o entrar en el juego, por lo que no podemos usarla para trampear. Es un buen detalle que agradecerán los que no tienen todo el tiempo y confían en las partidas rápidas para disfrutar de su hobby.
Conclusión
Es divertido que le hayan puesto a este pack el nombre de “Requiem”, siendo una de sus acepciones la de “misa por el descanso de las almas”. Y esto es lo que es parece este título, una ceremonia solemne y sobria por el descanso eterno de Castlevania a través de dos de sus mejores exponentes. Konami está claro que se ha gastado lo mínimo imprescindible en este lanzamiento (ni siquiera se ha molestado en lanzar algo físico, intentando hacer algo de ruido como hizo Capcom con su Beat’em Up Bundle). La calidad de los juegos es incuestionable e imperecedera, los dos sos títulos sobresalientes en lo más alto del escalafón en sus respectivos géneros, pero al mismo tiempo resulta triste el poco interés por celebrar la saga, por darle ese carácter festivo y reivindicativo que tienen otros recopilatorios. A este autor, como a otros muchos, le gustaría que Konami fuera algo más frugal a la hora a de dar brillo a su colosal trayectoria en los videojuegos, que tanto ha significado y significa para muchos de nosotros. Pero mientras esperamos otros vientos en la compañía de Minato, bien vale disfrutar de dos títulos imprescindibles como estos.
Lo mejor
- Dos juegos imprescindibles de una calidad inmortal
- Symphony of the Night nos recuerda el porqué todavía sigue siendo un referente imprescindible
- Rondo of Blood sigue siendo un juego que enseña cómo debe ser el plataformas de acción.
- Volver a disfrutar de dos colosales bandas sonoras.
- La opción de guardado rápido y único es bienvenida, aportando una comodidad que no desvirtúa el reto de los juegos.
Lo peor
- Ningún extra y una producción en donde se nota que se han gastado lo menos estrictamente posible.
- Algunas decisiones menores en la conversión, particularmente en Symphony of the Night
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.