Windjammers
Análisis Switch
Windjammers: cuando los e-sports estaban en recreativas
Nintendo Switch recibe Windjammers, el mítico juego de Neo Geo, como antesala a la segunda parte que DotEmu anunció hace algunos meses. Un título que ha sabido mantener, 24 años después, el corazón competitivo con el que nació.
Corría el año 1994 cuando en las recreativas de medio mundo llegaba Windjammers, una nueva apuesta de la poderosa SNK para atrapar a los jugadores en algo tan sencillo como habitual en los salones de la época: competir y ganar al que tenemos al lado. Cuando los deportes electrónicos no existían, estaba Windjammers en las recreativas. Ahora el juego, uno de los grandes ausentes en los recopilatorios de Neo Geo, ya sean físicos, digitales, en forma de Mini o de X Gold, ha vuelto a escena por su aparición en PS4 y, hace escasos días, en Nintendo Switch.
El uno contra uno de los salones recreativos es algo que se presentaba casi en exclusividad en el género de los juegos de lucha, popularizados por Street Fighter II. Su éxito llegó acompañado de un sinfín de títulos del género con una compañía alzándose como gran rival de Capcom: SNK. Nombres como Fatal Fury, Art of Fighting o Samurai Shodown solo fueron los primeros pasos de una factoría de sueños a los que llegaría poco después The King of Fighters. Y Windjammers. Un título deportivo que bajo ese paraguas, se presentó como un uno contra uno más. Como un duelo sin golpes. O casi.
Porque si Windjammers ha conseguido vencer al tiempo, como pasa con los grandes juegos de SNK, es precisamente por su alma competitiva y una fórmula jugable que abraza al género de la lucha: acción-reacción, control del espacio, diversidad de disparos y ataques especiales. No es casualidad que sin ser un Fighting Game, tuviera su propio torneo en el pasado EVO 2018.
Ahora que parece haber una oleada de retornos míticos, como es el de Street of Rage 4 o la remodelación de juegos de antaño como Toki y Wonder Boy, saber que los cimientos de Windjammers dan para pensar en una secuela es emocionante. Ya tendremos tiempo de hablar de ello, pero parece que nuevos personajes, ataques, partidas dos contra dos y más movimientos pueden ser la evolución lógica de una fórmula que aunque ha tenido imitadores, nunca han llegado a su nivel general. Y eso es gracias a una jugabilidad de hierro.
Las bases del juego son sencillas. Un campo con un jugador en cada mitad del mismo y un disco que tenemos que hacer llegar a la pared del contrario. Según donde metamos el disco, y según el escenario, ganaremos 3 o 5 puntos. El primero que llega a 12 gana el set. El que gana dos sets, gana el partido. Y con algo tan sencillo como un botón para el disparo normal y otro para lanzar un globo. ¿Sólo eso? Para nada.
El timing lo es todo en Windjammers. Si lanzamos un disparo justo al recibir el disco, haremos un tiro más potente y veloz. Si pulsamos el botón de disparo justo cuando recibimos el tiro rival, levantaremos el disco y si nos ponemos en posición, podremos lanzar ataques especiales. A todo esto, como si de un juego de lucha se tratara (¿Lo hemos dicho ya, verdad?), podemos lanzar el disco con efecto haciendo movimientos de cuarto de luna o media luna. Y todo ello mientras intentamos adivinar hacia donde va el lanzamiento rival, nos tiramos a ras de suelo para detenerlo e intentamos subir unos metros al límite del mapa para detener un ataque especial que en la línea de gol nos empujaría dentro.
Con una IA demencial en dificultades elevadas, las diferencias notorias entre los personajes (tranquilos, Jordi Costa sigue siendo el mejor) y la aleatoriedad de situaciones que propone jugar contra buenos usuarios en línea por la cantidad de opciones ofenisvas y defensivas que tenemos, Windjammers acaba siendo un proyecto que mantiene el tipo tantos años después. Y con cierto encanto, por ese apartado visual tan curioso, con personajes dignos de un beat’em up luchando en una competición de lanzarse discos voladores.
Port con sabor español
El título se presenta con todo lo que vimos en su momento en las plataformas de Sony. Eso significa que además de la plantilla original y el exigente modo arcade, con sus escenarios de bonificación y demás, hay también un sencillo pero completo elenco de modalidades versus que van desde poder jugar en la misma consola, pasando por hacerlo de manera inalámbrica (algo que daba algunos problemas solventados vía parche) o en partidas en línea, tanto de manera informal como en enfrentamientos igualados. Aunque en informales no encontramos rivales, sí que en igualadas pudimos jugar partidas sin lag apreciable y sin problemas. El trabajo de los españoles Blitworks con el port es más que solvente (con algunos bugs que se han arreglado a posteriori vía parche) y es de agradecer que DotEmu apueste fuerte por uno de los grandes del catálogo de Neo Geo, que no es poca cosa. Un juego que además encaja perfectamente en el modelo Switch. Dos joy-cons, todo lo necesario para picarte con los amigos.
Conclusión
Windjammers tiene un hueco especial en el corazoncito de aquellos que lo conocieron en los salones recreativos de los años noventa, y su fórmula sencilla, sólida y perfectamente equilibrada ha permitido que el paso del tiempo no haya mermado sus bondades competitivas. Es seguramente uno de los juegos versus más adictivos que recordamos, y eso se mantiene en este buen port para Switch que, como en la versión de consolas para Sony, llega algo conservador en modalidades pero con una ejecución solvente. El factor nostalgia lo hace imprescindible para quienes ya lo conocieran. Pero sin ella, estamos ante una propuesta que encaja perfectamente en la consola de Nintendo y que proporciona piques y horas de duelos intensos por delante.
Lo mejor
- Jugabilidad a prueba de bombas: sencillo de entender, profundo de dominar
- Multijugador que encaja como un guante en Switch: un Joycon es suficiente
- Buen funcionamiento del online en partidas igualadas
- La variedad de situaciones, sea contra la IA o contra humanos, es constante
Lo peor
- Sin apenas novedades y conservador en modalidades
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.