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Forza Horizon 4

Forza Horizon 4

  • PlataformaXBO9.4PC9.4
  • GéneroConducción
  • DesarrolladorPlayground Games
  • Lanzamiento02/10/2018
  • TextoEspañol
  • VocesInglés
  • EditorMicrosoft

Rey al volante

Forza Horizon 4, análisis

Analizamos uno de los juegos de conducción arcade más espectaculares que se han visto jamás. Repleto de opciones, cambiante y salvaje. Un imprescindible.

Forza Horizon tiene una entidad dentro de la marca Xbox inimaginable cuando salió la primera entrega, hace ya seis años. Un spin-off de una de las franquicias sagradas de Microsoft, con un tono gamberro y un estilo totalmente distinto. Convenció. Pero fue con la segunda y tercera entrega cuando se consagró como lo mejor en el capítulo de exclusivas en consolas One. Ahora llega una cuarta parte simplemente desbordada en ambición y que quiere elevar el listón que ellos mismos han ido aumentando sin descanso entrega tras entrega. Y vaya si lo han hecho. Forza Horizon 4 es el juego más salvaje en su especie.

La compañía, que por méritos propios está trabajando en uno de los grandes proyectos secretos que tiene Microsoft entre manos próximamente, ha ido subiendo su propia apuesta entrega tras entrega. Con la segunda parte llegó un mapa mucho más grande, sistema climatológico dinámico y un sinfín de eventos y localizaciones espectaculares. Y llegó Forza Horizon 3, con su salto visual, su Open World todavía más vasto, sus 350 coches de salida y la opción de crear nuestras propias competiciones, entre otras novedades que lo convirtieron en el rey arcade de la conducción. Hasta que su heredero pisa fuerte con varios argumentos de peso.

Horizon es conducción desatada, pero sobre todo espectáculo. Es el concepto que hemos visto desde la primera entrega y que ha estado presente siempre en la saga. Y la cuarta iteración sigue ese camino. Con la voluntad de ofrecer carreras emocionantes y diferentes, sí. La emoción de entrar pasado de vueltas en una curva sin preocuparte si eso penaliza o no, también. Pero sobre todo, con la intención de ofrecer al jugador una experiencia que traspase en muchas ocasiones el mero hecho de competir al volante.

Cuatro mapas en uno

El arranque de Forza Horizon 4 es, durante unas pocas horas, una puerta de entrada a todo lo que el juego va a ofrecernos. Somos los novatos del Festival Horizon y se nos invita a ir degustando todo aquello que el título quiere ofrecer. En este punto se nos presenta la gran novedad de este año: los cambios de estaciones. Fue el anuncio del E3. El juego nos permitiría vivir las particularidades de las carreras cerradas, por asfalto o campo a través según la época del año. Primavera, verano, otoño e invierno cambian radicalmente nuestra experiencia en el extenso mapa (similar a Horizon 3) disponible en el título y que recorre zonas del Reino Unido, incluida la ciudad de Edimburgo. La experiencia estacional lo cambia todo.

Forza Horizon 4 Autumn Drive
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Forza Horizon 4 Autumn Drive

No se trata solo de cambiar el sol y la sequedad del verano por la densidad de la nieve en invierno o el barro y charcos constantes en las lluvias de otoño, sino de cómo el juego, de manera inteligente, juega con todos los elementos que tiene en su mano. Seguramente un circuito campo a través seco tiene pocas variaciones respecto a dos de las estaciones, pero si el título te ofrece un evento en otoño con una lluvia torrencial, barro por doquier y de noche, esa experiencia acaba siendo diametralmente distinta a la que tengamos en la misma zona con un sol de justicia en la época más calurosa del año.

Es la combinación de factores lo que hace que sintamos que hay más de un circuito en un mismo trazado. Donde más se notan las diferencias es en invierno, evidentemente. La nieve resbala si es ligera y te frena en alta densidad; la neblina entorpece la visión interior en varios vehículos más que la lluvia, y el hielo donde antes había charcos puede destrozarte una carrera. En cambio, un otoño anaranjado donde ha llovido es el lugar ideal para que el barro te pegue un latigazo en una curva que coges a demasiada velocidad, y para que un vehículo de tracción trasera sufra de lo lindo.

Las estaciones, en definitiva, son un factor más que llega para ampliar las posibilidades en carrera de la saga Forza Horizon. Un apartado que se suma a la hora del día a la que se compite, a los cambios climatológicos dinámicos y también al tipo de prueba. No es lo mismo un circuito cerrado a tres vueltas que una carrera por el asfalto del escenario sorteando vehículos ajenos a la competición, como tampoco se puede comparar un circuito fuera de asfalto con una carrera campo a través en la que tenemos saltos, montes, playas o enormes campos de hierba por recorrer.

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No es la primera vez que disfrutamos de una carrera nocturna con lluvia torrencial. Ni tampoco la primera vez que cruzamos vallas de madera dando botes en medio del campo mientras intentamos equilibrar el volante para no saltarnos un punto de control. Lo vivimos en Forza Horizon 2 y lo vimos en la tercera entrega. Pero sí es la primera vez la época del año tiene una importancia tan grande como el tipo de modelo de vehículo o clase que vamos a usar.

La experiencia de vivir

Forza Horizon 4 busca crear experiencias únicas mientras conducimos uno de los 450 vehículos disponibles de salida. Y en eso tiene mucho que ver el contexto, ya citado, pero también la conducción. Es un arcade, de eso no hay duda, aunque no quita que sea diametralmente distinto controlar un Lancia Stratos en un circuito típico de rally o hacerlo con un Lamborghini Usurus, un SUV de lujo que no sufre del sobreviraje excesivo del primero. Cada vehículo tiene su tacto. Su arrancada, su descontrol a ciertas velocidades o sus debilidades en terrenos concretos. Y eso hace que la experiencia sea tan enriquecedora.

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450 vehículos de todos los tipos posibles. Un elenco de Ferraris envidiable, bien acompañado por otras marcas como la citada Lamborghini, Porsche o Lotus, donde también hay lugar para coches más cercanos a los nuestros (A1 de Audi, Serie 3 de BMW, Golf de Volkswagen o Renault Clio, entre muchos otros), a los que sumar auténticos clásicos que van desde el mítico Ford Mustang hasta un Lancia Delta o un Honda CR-X. Un compendio de opciones que van desde coches de nuestros sueños hasta el que podemos tener en casa. Todos ellos, con una finalidad: aportar un matiz diferente en el momento justo.

Y es que es difícil expresar las sensaciones que transmite la experiencia Forza Horizon 4, porque como ha pasado siempre en la saga, acaban siendo tremendamente personales. Tan punto podemos disfrutar de una carrera bajo la lluvia con Vivaldi o Pachelbel de fondo (la música clásica siempre ha encajado perfectamente con los juegos de conducción) mientras atravesamos un canal de agua como, pocas horas después, nos encontramos saltando con un Jeep a ritmo de Wind Shear, electro-pop que seguramente no aguantaría entera la canción en Spotify pero que en el entorno concreto, nos hace vibrar. Porque de eso se trata: de pequeños y mimados detalles que en su conjunto hacen que cada carrera, cada evento y cada prueba te atrapen.

Uno de los momentos imborrables de nuestras sesiones review con el juego está en una misión online, de las que hablaremos más adelante. Se trataba de una carrera campo a través, sin puntos de control, donde simplemente debíamos llegar de un punto A hasta un punto B. El GPS te marca el camino normal por la carretera, pero llegó un momento en el que, últimos, nos veíamos sin opciones. Y decidimos acortar sorteando árboles y baches por doquier. La idea parecía ser de todo menos buena, porque el camino tomado, en un río helado (era invierno) solo entorpecía un avance más lento de lo previsto. Hasta que al final de ese río repleto de barro y nieve aparecía un enorme lago helado. Ahora es la nuestra. Gas a fondo, el vehículo disparado cruzando el hielo y la clasificación que pasaba de nuestro último lugar al primero a la misma velocidad que el coche iba perdiendo el control. Pero la victoria no se escapaba porque el punto de llegada estaba a pocos metros. Jugársela y que salga cara. Pocas cosas satisfacen más en el juego.

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La experiencia vital de Forza Horizon 4 intenta recompensar al jugador a cada paso que da, y eso significa que nuestros viajes por el mundo recreado entre evento y evento tienen mucha relevancia. Salirse de la pista y empezar a ir campo a través da puntos. Pasar cerca de los vehículos da puntos. Rascar con coches en contra dirección también. Llevarse por delante muros de piedra, vallas, señales o farolas también. Coger velocidades de vértigo te hace un conductor temerario que multiplica las habilidades conseguidas. Y chocar te hace perderlo todo. Forza Horizon 4 mantiene ese equilibrio entre llegar al punto marcado, pero hacerlo mientras nos enriquecemos a base de una conducción que como más salvaje, más riesgo asumes y mayores recompensas recibes.

Da igual el tipo de jugador que seas, aunque está claro que si eres de los que está pendiente de las penalizaciones y de los trazados limpios, seguramente no sea tu juego. Como en anteriores entregas, se nos permite seleccionar el grado de dificultad a base de ayudas. Desde el trazado óptimo hasta activar o desactivar el ABS, cambio de marchas manual o automático, pasando por el uso del rebobinado o el tipo de daños. Podemos seleccionarlos superficiales o en plan simulación. En el segundo caso, hay algunos golpes que nos dejarán con la dirección rota o el motor sin funcionar como debe, aunque el juego omite golpes laterales o ciertas embestidas entre vehículos que en otros títulos de corte más simulación significaría el adiós a la carrera. Cada uno se ajusta como quiere la partida, porque de eso se trata: de disfrutar a tu manera. Y en eso Forza Horizon es imbatible. Como es habitual, a menos ayudas, más recompensas en forma de premios.

El juego esconde en su interior una propuesta variada a nivel de tuneo y reglajes, que nos permite intentar retocar elementos como el equilibrio, la aceleración o la presión de los neumáticos para conseguir una respuesta distinta en algunos vehículos. También añadir piezas y cambiar elementos externos e internos para potenciar todavía más ese coche que nos va como un guante. Opciones para quienes las quieran, imperceptibles para quienes no quieran complicarse la vida.

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En definitiva, Forza Horizon 4 se deja dominar como cada uno quiere. La accesibilidad es tal que a nadie le debería dar miedo adentrarse en un juego que le llama la atención por su poderoso apartado audiovisual pero que no es su género. Eso es una falacia. Esto no es Forza 7. No existe dicho género en Horizon 4, porque el juego es lo que el usuario quiere que sea. También a nivel de competición, donde los Drivatars vuelven a ser agresivos, a meter el 'morro' sin pestañear y, claro está, a chocar y equivocarse. A veces una jugada les sale bien y perdemos la carrera y otras acaban fuera del circuito y nos dejan vía libre. Un apartado que sigue al nivel desde que se introdujo en la serie y que aporta una IA rival mucho más atractiva y humana que la clásica IA de otros juegos.

Las tres claves: CR, influencia y habilidades

Hay tres atributos que crecen de manera progresiva a medida que vamos avanzando en el juego, y que lo hacen de manera constante, premiando al jugador sin cesar. Una de ellas son los créditos, que sirven para comprar vehículos o casas (donde podemos personalizar nuestro personaje y conseguir recompensas), entre otros menesteres. Cuando terminamos un evento o prueba, se nos valorará terminar la carrera y bonificaciones según las ayudas que tengamos activadas. En general, el crecimiento de CR es algo más generoso que en anteriores entregas, aunque sigue siendo lento para las grandes compras que exigirá el juego.

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La otra unidad de medida, seguramente la más importante, es la influencia. Cada tipo de prueba tiene su propia barra de influencia, y debemos rellenarla y subir niveles para desbloquear nuevos eventos y conseguir nuevos premios. Aquí la posición en la que quedamos es importante, como lo es també si tenemos algunas bonificaciones extras y la limpieza con la que hayamos hecho el trazado. Es donde radica la exigencia para los más expertos: una mejor conducción y unos mejores resultados tienen mayores recompensas, y aunque no lo parezca, los CR y la influencia están muy unidos. Ejemplo práctico: si desactivamos el rebobinado ganamos un 15% más de créditos, pero no es solo eso. Sin el rebobinado, el margen de error para llegar al final de la carrera se reduce. Si lo consigues seguramente será porque has tenido una carrera más limpia que si vas tirando para atrás cada vez que te chocas con un muro, por lo que mejorar en la conducción no solo te bonifica en un lado.

Por último tenemos la rueda de habilidades. Se consiguen con mucha más facilidad que antes, pero tiene truco: ahora no desbloqueamos un panel único de jugador, sino que desbloqueamos paneles para cada uno de los coches. Esto nos fideliza con los vehículos que prefiramos, ya que a medida que abrimos habilidades tenemos acceso a más puntos de influencia, a porcentajes de habilidades mayor por hacer lo mismo e incluso a potenciadores únicos, como el que nos permite recibir un impacto fuerte sin perder los puntos que estábamos acumulando.

El jugador va realizando eventos de exhibición para rellenar estos tres medidores y el nivel del conductor. Y a medida que subimos de nivel de cada una de las pruebas, se añaden más al mapa. Éste llega a abrumar por la cantidad de pruebas, extras y secretos que esconde, aunque esto no es nuevo en la franquicia. Algo que va en sintonía con la cantidad de desbloqueables (bocinas, ropa, vehículos, créditos) que encontramos en las clásicas ruletas (de una tirada o de una tirada triple) con las que nos brindan en varios momentos.

Los eventos: entre la experiencia y la competición

Hay cuatro eventos principales: carreras sobre asfalto, ambiente callejero, carreras en tierra y campo a través. Las dos primeras se distinguen entre circuitos cerrados a varias vueltas y trayectos de un punto A hasta un punto B, todo en asfalto, mientras que las dos últimas tienen las mismas particularidades pero alejadas del hormigón. En total, unas 70 pruebas de exhibición que nos recompensan hasta que al llegar al nivel 10, se abre una prueba final de larga distancia como colofón.

Es aquí seguramente donde encontramos el principal, quizás único, contratiempo del juego. Horizon 4 prioriza la experiencia por encima de todo, y eso significa que estos eventos, que son los principales del juego, no se rigen por la competición por puntos que podíamos ver constantemente en Horizon 3. Aquí, terminar una carrera en la posición que sea te dará el evento como completo. Naturalmente, quedar en el podio da más recompensas, pero el sentido de competición en el jugador solitario se diluye ya que no hay manera de identificar en qué evento hemos hecho un primer puesto y en cuál un quinto. Ambos están marcados como terminados y se pueden rejugar, eso sí.

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De nuevo, se nos permite personalizar a nuestro gusto los eventos de manera extrema además. Por gamas de coches, tipología, niveles, otros aspectos como que sean coches de película, versus históricos como Chevrolet vs Dodge o Ferrari vs McLaren… Y naturalmente libertad para escoger la temporada, el momento del día, el tipo de clima y si queremos una progresión fija o dinámica del tiempo. Así, aunque la temporada actual sea otoño, podemos crear y participar en carreras de cualquier otra estación.

¿Significa esto que no existen competiciones ni desafío? Los hay. Los eventos de competición siguen presentes, aunque ahora por un lado se centran en los otros jugadores por un lado y en la estacionalidad por el otro. En el primer caso, todo lo que hacemos en Horizon 4 se puede hacer de manera cooperativa, ya sea luchando juntos contra un equipo de Drivatars o en versus con otros jugadores. El pique está servido y aporta rejugabilidad a los eventos. También podemos usar el modelo rivales, que es correr solos para marcar un tiempo que nuestros compañeros intentarán superar.

En el segundo caso, cada semana (los jueves) se cambia la temporada y con ella llegan pruebas de competición estacionales donde el formato tradicional de Forza vuelve a base de series de tres circuitos con puntuaciones según posición. Estos eventos de estación no son precisamente son pocos (esta semana de review había cinco campeonatos de tres circuitos cada uno, más una señal de peligro y la prueba cooperativa) y el hecho de renovarse semanalmente deberían -solo el tiempo nos lo confirmará- aportar variedad.

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Todo ello se completa con un sinfín de actividades extras. Carreras de aceleración, de derrapes, radares de velocidad, zonas de velocidad, señales de peligro, una quincena de vehículos escondidos y abandonados (donde por cierto va muy bien el modo Dron para inspeccionar con un ángulo de visión enorme las zonas) y otros complementos como subir niveles haciendo tuneos, planos de circuitos, pintando vehículos, fotografiando zonas icónicas o incluso retransmitiendo en Mixer. También contamos con grandes eventos de exhibición (las clásicas competiciones con aviones y demás), pero se reducen desgraciadamente a solo cinco. Aunque uno de ellos, el de Halo, vale por varios.

El homenaje de Horizon a los clásicos

El título también cuenta con algunos eventos de historia con ciertas escenas cinemáticas y pruebas variadas. La primera tanda, en la que trabajamos como actor de escenas de riesgo para un director de cine, acaba siendo algo decepcionante. Tiene más miga conducir hasta el punto que se nos indica que realizar la tarea de turno (hacer algunas acrobacias, saltar por una zona de peligro, aparcar en un lugar concreto…) pero la sensación de relleno que provoca esta serie de eventos cambia radicalmente cuando conocemos a LaRacer, una influencer que nos brindará una de las experiencias más épicas del juego.

Se trata de una serie de pruebas que homenajean a grandes juegos de conducción de la historia. Desde OutRun hasta Sega Rally, pasando por clásicos de Amstrad y hasta Crazy Taxi. Además de la extrema fidelidad con la que se recrean situaciones que vimos en los juegos originales, el desafío sube varios escalones. En estos eventos de historia se nos invita a conseguir tres estrellas de galardón por prueba. Aquí tocará trabajar duro. Este apartado se completa con dos series más, una de derrapes y la otra de alquiler de vehículos veloces: un negocio que nos permite conducir auténticas bestias como un Lamborghini Veneno de 2013, Ferrari FXX K o el Koenigsegg One 1, una locura de coche que se pone a 350 km/h en nada y que da una sensación de vértigo tremenda.

El mundo en línea

El objetivo de Forza Horizon 4 es sustituir los Drivatars por sesiones de 70 jugadores, algo que ya hemos podido comprobar en varias sesiones donde había más de 60 usuarios jugando. La idea, poder retar a otros usuarios al momento, competir con ellos en varias modalidades y sentir que estamos en un mundo vivo. Son muchas las opciones que tenemos en este sentido, además de las mencionadas anteriormente (poder jugar con otros usuarios cualquier exhibición y hacer la invitación extensiva a toda la sesión).

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Por un lado está Forzathon, con desafíos diarios (como rebasar oponentes cerca de ellos, conseguir un tipo de puntos de habilidad o hacer un tipo de carrera), semanales, donde se nos pide conseguir un coche para realizar tareas variadas (ganar eventos, hacer cinco millones de puntos de habilidad, conseguir estrellas en trucos). A ello se añade Forzathon Live, eventos que aparecen de vez en cuando en el mapa y a los que decenas de pilotos van de cabeza para juntos completar desafíos como conseguir miles de metros saltando desde un saliente o sumar miles de kilómetros de velocidad pasando por algunos radares. A cambio, puntos que solo se pueden cambiar en una tienda exclusiva donde comprar algunos vehículos y extras que no están en la tienda habitual.

El otro gran atractivo en línea es Aventura en Equipo, que permite competir por equipos (con amigos o vía matchmaking) en pruebas de todo tipo, incluido llegar a lugares concretos por la vía más rápida. Este modo nos permite, llegados a cierto nivel, competir a nivel de partidas igualadas y clasificarnos para distintas ligas que tienen sus respectivas recompensas. A medida que ganamos puntos, subimos y conseguimos nuevos premios. Un modo donde además de carreras, se integran partidas más típicas de los FPS que de las carreras: infectado, supervivencia, capturar la bandera o rey de la pista.

Un portento técnico

Forza Horizon 4 es un espectáculo visual. No es algo nuevo teniendo en cuenta lo que ofreció la tercera entrega, pero es la primera vez que la saga en consolas se planta en los 60 frames por segundo con Xbox One X. El título destaca en absolutamente todo lo que hay en pantalla. Desde el detalle de las terrazas o elementos arquitectónicos de la ciudad de Edimburgo hasta el reflejo de los charcos de barro en lo alto de una montaña, pasando por el hielo que queda petrificado en las zonas de la luna donde no llega el limpiaparabrisas. El juego de luces y sombras, los detalles que se intuyen en los interiores de los vehículos o la simple brisa que va moviendo los árboles y las nubes del cielo dan una sensación de solidez en cada rincón en el que miramos. Por no hablar, claro está, de la fidelidad con la que se ha recreado todos y cada uno de los vehículos presentes. Tanto por dentro como por fuera.

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El título ofrece la posibilidad en la versión X de la consola de Microsoft entre escoger 4K y 30fps y una resolución de 1080p pero apostar por los 60 fps. Cualquiera de las dos es válida. La primera porque la nitidez y definición es de un nivel excelso en dicha consola, todo ello sin perder la estabilidad en el framerate. La segunda, porque la tasa de frames por segundo a 60 es algo reclamado de hace tiempo y que sienta especialmente bien en un mundo como el de Horizon 4. Solo hemos sufrido alguna caída puntual en alguna cinemática y en un evento de exhibición de envergadura.

A nivel sonoro, los vehículos ofrecen un sinfín de matices según su cilindrada y motor, y todos los efectos en forma de choques, impactos y demás acompañan de manera convincente. El papel de la radio no es para nada secundario, sino que el elenco de emisoras con sus estilos (electrónica, techno, hip-hop, pop-rock, experimental y clásica) encaja por lo general con el ritmo frenético y desatado de la acción que vemos en pantalla. El juego llega con voces en inglés y textos en castellano.

Conclusión

En cierto momento del juego, Playground Games homenajea a títulos míticos como OutRun, Sega Rally, Ridge Racer o Daytona. El gesto no es solo de agradecimiento a un legado exitoso en la conducción arcade. Es también una demostración de fuerza: una manera de decir que aquí, en Forza Horizon 4, todo esto que viviste se encuentra disponible. Y mucho más. Porque esta cuarta entrega no hace sino confirmarse como uno de los títulos más abrumadores que recordamos en el género. Por variedad, por números, por personalización. Por muchos motivos, pero sobre todo por la capacidad de transmitir experiencias únicas, cambiantes y frescas una vez detrás de otra. A cada vehículo. A cada evento. Con la virtud de sorprender constantemente, de hacer sonreír. Sí, Forza Horizon 4 homenajea a grandes nombres del pasado, pero el mayor homenaje que se le puede hacer a la conducción lo acaba ofreciendo él mismo.

Lo mejor

  • Las estaciones, capaces de transformar un mismo circuito y ofrecer experiencias distintas
  • Abrumador en contenido: 450 coches, decenas de eventos, contrastes constantes en el mundo que recorremos...
  • La conducción más salvaje y espectacular: repleto de momentos memorables
  • El homenaje que brinda a los grandes juegos del género
  • Técnicamente, una bestia sobre todo en Xbox One X
  • La integración online, cada vez más unido. A todo se puede cooperar, a todo se puede competir
  • La sensación de ser un juego vivo a base de eventos diarios, semanales y pruebas periódicas

Lo peor

  • Los eventos en single player están más centrados en la exhibición que en campeonatos
  • Algunos eventos de historia no están al nivel general
9.4

Excelente

Un título referente en su género, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutarás de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en clásico con el paso de los años. Cómpralo sin pestañear.