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Nintendo 3DS y la posible sucesora: Switch o nueva consola

Un futuro portátil: sucesora de 3DS

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A comienzos de semana conocíamos que Nintendo ya estaba pensando en una sucesora para Nintendo 3DS, algo lógico en cualquier otra generación dado que se trata de un sistema con un recorrido comercial de más de siete años, seis modelos diferentes y un catálogo de más de 1250 juegos en todo el mundo y 72 millones de unidades; pero con Switch en el mercado se plantea un panorama inédito no solo para los de Kioto sino para cualquier otra compañía. Estamos hablando de un sistema tanto doméstico como portátil, un híbrido que trata de atraer tanto a los descontentos con Wii U como los que ahora llevan en la mochila una de las actuales portátiles de la amplia gama disponible.

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Una situación inédita, ¿y ahora qué?

Las conversaciones sobre si Nintendo Switch ocupará el hueco que 3DS deje libre en el mercado en un futuro inmediato o si la empresa presidida por Shuntaro Furukawa –recién estrenado en la posición de CEO y convencido de que el mercado de los smartphones será una de sus prioridades– tratará de separar el mercado de lo doméstico con lo que podemos llevar a cualquier sitio, son lógicas con todo lo que ello conlleva para bien y para mal.

Tatsumi Kimishima, sucesor del eternamente recordado Satoru Iwata, planteó una restructuración interna de Nintendo cuando asumió el rol de presidente general en verano de 2015 para unificar los estudios de desarrollo de software; es decir, evitar que esos periodos de tres o cuatro meses sin juegos de peso exclusivos en Wii U despareciesen. La Nintendo de Kimishima apostó por aunar fuerzas para que esa máquina que Iwata tenía en la cabeza, Switch, fuese un éxito durante los doce meses del año.

Por el momento no se han confundido, pues en el último informe fiscal se arrojó el sorprendente dato de 17,79 millones de unidades en su año de debut, más de lo que vendió Wii U en toda su vida útil. Para más inri, pretenden distribuir otros 20 millones de unidades más para antes de que termine el actual ejercicio en marzo de 2019. Eso solo se puede hacer con un catálogo potente de videojuegos exclusivos, los llamados “vendeconsolas”; un objetivo que necesita del mejor estado de forma de nombres como Pokémon, Super Smash Bros., Animal Crossing, Mario Kart y The Legend of Zelda, entre otros.

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Es por este motivo que el escepticismo alrededor de una sucesora para Nintendo 3DS tiene sentido. Las posturas que respaldan el fin de las consolas portátiles como las conocíamos se sustenta en el momento en que la intervención de una nueva marca pueda fraccionar el potencial target de Switch. La híbrida tiene todavía una tarea pendiente: conquistar al público de menos de 16 años. Aproximadamente un 65% de los usuarios de Switch es mayor de edad, mientras que el 46% tiene entre 16 y 34 años. Ese público al que no ha conquistado todavía es el menos pudiente, el que no depende de sí mismo en la mayoría de casos para comprar una consola u otra. 

El precio: el concepto del entry-level price

Adolescentes y niños tienen ahora un Smartphone y/o una Nintendo 3DS. ¿Cómo convencerles de que Switch es la opción adecuada? Quizá el problema no sea tanto el concepto –que es evidente ha calado hondo en prácticamente todo el mundo al repetir las sensaciones transmitidas por Wii hace ya más de una década– como el precio.

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Y a colación aprovechamos para plantear el contrargumento que defiende la sí producción de una sucesora para Nintendo 3DS. Lo primero son los datos: la compañía ya lo contempla. Furukawa confesó a Kyoto Shimbun que “considera varias posibilidades”, aunque por el momento no tienen nada que anunciar. La mera contemplación de esa posibilidad es un claro indicativo de que no están cien por cien seguros de que Switch pueda asumir ella sola la responsabilidad de cubrir el espectro tradicional de sobremesa y el portátil al mismo tiempo.

¿Por qué? Es posible que por el precio que tiene actualmente Switch y el que tiene la familia 3DS. Por un lado, un sistema de más de 300 euros al que debes añadir su respectivo juego, funda, tarjeta de memoria, cristal templado… Si somos claros, la suma puede ascender perfectamente a los 400 euros si la intención es tener la máquina en sus mejores condiciones.

Con una 3DS tienes el concepto llamado en el mundo del marketing como entry-level price. Este importante factor, esta etiqueta, siempre la ha llevado sobre sí Nintendo 3DS. Su lanzamiento en 2011 por 249 euros fue tan equivocado que en tan solo unos meses bajó a 169 euros. Esto no fue casualidad. El potencial usuario de 3DS no es solo el adulto sino que es principalmente el menor de 18 años y, por tanto, con menor poder adquisitivo. La estereoscópica debía plantearse como un regalo perfecto en cumpleaños y Navidades.

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Actualmente podemos encontrar packs de 2DS + juego por 99 euros (y menos); o también New Nintendo 2DS XL + juego por 149 euros. Muy por debajo de la mayoría de teléfonos móviles y con un abismal catálogo de títulos exclusivos por menos de 20 euros. La diferencia es palpable entre donde trata de dirigirse Switch y el lugar que está cubierto exitosamente 3DS en la actualidad. Sin ir más lejos, en Forbes leímos que 2017 se cerró con más unidades vendidas de la familia 3DS que en 2016, lo cual no es ni mucho menos normal en una consola que atraviese el final de su vida comercial.

Conclusiones: sea quien sea, es necesario un producto de bajo coste

La conclusión a la que llegamos es clara: Nintendo no quiere ni puede eliminar de su oferta de producto un hardware por debajo de los 150-200 euros. Nunca ha sucedido en la era moderna, posiblemente desde que Game Boy se materializó en la mente de Gunpei Yokoi. Al igual que las empresas que fabrican dispositivos móviles, la gama premium y la gama baja tienen objetivos comerciales totalmente distintos, y en la industria del videojuego pasa lo mismo. Quizá esa pareja de mellizos de apenas diez años no necesite una Nintendo Switch para pasar algunos ratos durante las tardes; quizá es mejor optar por un sistema más barato y accesible con el que los progenitores no tengan que estar preocupados por lo que pueda suponer la rotura de esa consola.

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Un sucesora de Nintendo 3DS ejemplificaría ese hueco natural en el mercado, el de la gama de entrada, pero planteamos la última posibilidad que también se baraja en muchas de las quinielas: ¿y si un rediseño solo portátil de Nintendo Switch optase por ocupar el lugar de 3DS? Estaríamos ante una consola que reduciría en costes para ser más barata. Se nos ocurre un diseño sin rieles, sin posibilidad de desacoplar los Joy-Con, de tamaño más reducido, diseño estilizado y sin dock. Apostar por menos de 200 euros para esa máquina es plausible, como también lo es un futuro rediseño de Switch con más potencia, más premium. Dominar el mercado es difícil, pero un buen planteamiento de precios en la gama de productos puede elevar el éxito de esta generación de la Gran N a niveles que aspiren al récord.

Y tú, ¿qué opinas? Nos leemos en los comentarios.