Dragon Quest XI, impresiones
La franquicia vuelve a Occidente por la puerta grande con un título que en Japón ha cosechado críticas magistrales. Tras probar durante más de una hora la versión que llegará a España, sólo podemos decir una cosa: estamos ante uno de los JRPGs más completos que ha dado esta década.
Dragon Quest XI salió al mercado nipón en julio del año pasado con una importante carga tras de sí: había cosechado críticas magistrales entre la prensa especializada, tanto que es uno de los videojuegos que ha obtenido el famoso 40/40 en Famitsu (reservado a unos pocos elegidos).
Tras vender a espuertas en Asia, Square Enix dio una de cal y otra de arena: el juego vería la luz en todo el mundo, pero no sería durante 2017. Fue un pequeño varapalo y un golpe inesperado, pero que a la vez iba acompañado de la alegría de saber que esta entrega sí la tendríamos por nuestro territorio. Meses después de este anuncio, en Meristation hemos tenido la oportunidad de probar por primera vez la edición occidental.
Misma identidad, algunos cambios
A poco que se haya jugado a la versión japonesa, los cambios que presenta Dragon Quest XI no son sustanciales en los principales apartados. No obstante, sí se han introducido pequeñas novedades para potenciar lo ya visto con anterioridad.
El primer gran añadido tiene que ver con el doblaje. El juego vendrá con voces en inglés, algo que la edición nipona no tenía. En cuanto a texto, se han confirmado los siguientes idiomas: francés, italiano, alemán, el citado inglés y, por supuesto, el español. Así mismo, cabe recalcar que el juego también permite desactivar el doblaje en inglés para sustituirlo por el clásico sonido de la saga y de todo JRPG (con el pitido).
Esta es la primera de las novedades: un completo doblaje al inglés que completa al texto. No obstante, las mejoras no se quedan sólo aquí. El menú y la interfaz de usuario se han cambiado para acercarse más a los patrones europeos. De esta manera, todo lo que aparece en pantalla se modifica respecto al mercado japonés para hacerlo más accesible. Se mantiene la complejidad, pero aproximándose a los gustos (y diseños) del mercado europeo.
Lo positivo de que Dragon Quest XI vaya a salir un año después es que el estudio ha cogido todo el feedback facilitado por el público japonés. Y lo ha introducido, faltaría más: tenemos mejores controles de cámara, quest más difíciles (y ampliadas), corrección de todos los bugs encontrados junto a las estadísticas de personajes y monstruos, un desplazamiento por el mapa más rápido e intuitivo, y una mejora en el sistema de combate. Y en este último punto nos vamos a detener un momento.
Dragon Quest XI apuesta de nuevo por los clásicos combates por turno de toda la vida. Esto ya habla por sí solo tanto de su virtud como de su contra: el jugador sabe el género que se va a encontrar, es decir, o se ama o se odia, pero no se le pueden pedir peras al olmo. Dentro de los combates por turno, Dragon Quest XI coge lo mejor de cada saga y lo implementa con bastante soltura.
Por ejemplo, el personaje principal, al que a partir de ahora llamaremos “el héroe”, es con el que podemos ejecutar cualquier comando. Atacar, magia, ítems, escapar, etc. Las acciones tradicionales aparecen para la ocasión en esta entrega, aunque la “novedad” reside en sus compañeros. En Dragon Quest XI asignamos funciones a cada combatiente, algo así como los gambits de Final Fantasy XII. Además, tienen su propia personalización.
El jugador no sólo selecciona una acción en concreto para cada luchador, sino que también puede establecer una actitud durante el combate. Ofensivo, defensivo, sanador, etc. De esta manera, se crean dos subopciones de personalización, una dentro de otra, que otorgan una gran profundidad a cada enfrentamiento. Además, al haber batallas tan multitudinarias se hace obligatorio todas y cada una de estas acciones predefinidas.
Todo esto se combina con un sistema de detección de enemigos que no es aleatorio, sino que aparecen en el mapa. Una vez localizado el enemigo, el jugador puede abordarlo de diferentes maneras: la primera es “chocar” con él para que la batalla arranque, la segunda es que el rival nos detecte, y la tercera es atacar directamente con “X” al enemigo. La primera no tiene ventajas, la segunda otorga al enemigo un turno extra y la tercera nos da a nosotros ese movimiento adicional, así como la reducción de un trozo de vitalidad.
Los enemigos pululan por todo el escenario, así que no hay problemas en localizarlos. Además, el mapeado es lo suficientemente grande como para no hartarse de los mismos una y otra vez: tiene tantas variantes que lo más probable es que no se conozcan todos los de una misma zona hasta pasadas varias horas de juego.
Sobra decir que a nivel técnico se ha pulido lo visto en la edición japonesa: un estilo cel shading donde los personajes dibujados por Akira Toriyama cobran vida propia, así como un escenario que casa perfectamente con el estilo artístico que se pretende. Todo con una tasa de frames constante, sin tirones y bien optimizado. La versión nipona, pero sin los errores encontrados en la misma. Nada que objetarle.
Podríamos contar más detalles pequeños, esos que dan luz a un JRPG, pero necesitaríamos tres artículos como este para abordar todos: carreras de caballo en un hipódromo, quest secundarias con personajes del mapa, secretos en cada esquina y al alcance de los jugadores más ávidos y un largo etcétera.
Dragon Quest XI llega a las tiendas el próximo 4 de septiembre y todo hace indicar que vamos a estar ante el JRPG más importante de PlayStation 4. Tras una décima parte exclusiva del mercado nipón y una novena que se quedó en portátiles, la undécima entrega promete más de sesenta horas sólo de su historia principal, y más de cien horas junto a las secundarias. Suficiente tiempo como para volver a enamorarse.
Dragon Quest XI: Ecos de un pasado perdido
Dragon Quest XI: Ecos de un pasado perdido, desarrollado y distribuido por Square Enix para PC y PlayStation 4, es una nueva entrega de la mítica saga de rol que conmemora su 30 aniversario. Sigue el peligroso viaje de un héroe perseguido que debe resolver el misterio de su destino con la ayuda de un carismático grupo de personajes. Ellos se embarcarán en una búsqueda a través de continentes y vastos océanos en la que aprenderán sobre la amenaza que se cierne sobre el mundo.
Un joven a punto de participar en la ceremonia de mayoría de edad de su pueblo, viaja hasta la Roca Sagrada junto con su amiga de la infancia. Tras una serie de inesperados acontecimientos, el intrépido aventurero descubrirá que es la rencarnación de un legendario héroe de una era olvidada.
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Huyendo de sus perseguidores, el héroe reúne una banda de atrevidos aventureros que creen que él es realmente el Luminario renacido. El héroe y sus nuevos compañeros se embarcarán en una misión que les llevará a atravesar varios continentes y vastos océanos mientras van descubriendo más detalles sobre la amenaza que se cierne sobre el mundo.