Laser League, Análisis

Si hay algo que los videojuegos, el cine y la cultura popular en general nos han enseñado sobre las distopías futuristas es que en el futuro todo está lleno de láseres y neones. Es un concepto ochentero con el que todos parecemos estar de acuerdo y también la gente de Roll7, desarrolladores de indies populares como Olli Olli y Not a Hero, que ahora nos presentan su juego más ambicioso hasta la fecha: Laser League.

Laser League es un título multijugador competitivo arcade. Definir su concepto es… algo complejo en primera instancia, pero para ello se puede comenzar diciendo que lo que propone es un nuevo deporte que enfrenta a dos equipos (de número variable pero generalmente 3 jugadores) en una suerte de duelo de habilidad y resistencia con láseres mortíferos, donde el último jugador en pie gana el punto para su equipo. Cada partido consiste de tres rondas y cada ronda la gana el primer equipo que gane tres puntos. El objetivo por tanto es doble. Tenemos que acabar con los oponentes pero también tenemos que ser el último en pie.

La mecánica principal es crear láseres que se mueven de forma autónoma por el escenario y acaban con los jugadores contrarios. Los creamos a partir de activar puntos que van apareciendo por el campo de juego, y estos crean barreras láser que se ponen del color de nuestro equipo, haciendo a nuestro equipo invulnerable a ellos pero dañino para el contrario.

Los láseres se mantienen activos durante unos segundos, por lo que la idea básica es moverse por el escenario activando todos los posibles en el menor tiempo que podamos para así crear trampas mortales para el equipo enemigo. Si es un jugador del equipo contrario el que activa el láser tendremos que movernos por el escenario para evitarlo hasta que desaparezca. Como cualquier deporte, la base de Laser League es sencilla una vez se entiende el concepto, pero difícil de dominar. Es en la gran cantidad de pequeñas mecánicas y reglas a tener en cuenta donde el juego brilla.

En este sentido el sistema de clases nos permite adoptar un rol específico dentro de la dinámica de nuestro equipo. Aunque el objetivo general sea el mismo para todos los jugadores, cada clase nos permite activar una habilidad especial con un efecto determinante en el juego. El Ladrón puede robar las barreras láser activadas por el equipo contrario y convertirlas en propias. Shock genera una descarga que aturde momentáneamente a enemigos dejándolos vulnerables para un ataque o para ser eliminados por un láser.

Filo puede realizar un ataque mortal que acaba con un jugador del otro equipo en un instante (a cambio de esperar un generoso tiempo de recuperación de la habilidad). Asalto lanza a un jugador contrario disparado hacia atrás causándole el riesgo de golpearse con un láser involuntariamente y, por último, Etéreo hace a nuestro jugador inmaterial durante un par de segundos, permitiéndoles así pasar por encima de láseres enemigos sin ser dañados. Cada clase permite además elegir entre dos tipos diferentes de modificadores para especializar a nuestro jugador en un estilo de juego más específico.

Con tantas facilidades a la hora de acabar con los jugadores enemigos las partidas se acabarían demasiado pronto y podrían sentirse injustas. Aquí es donde entra la mecánica de resurrección. Si un compañero muere, podemos pasar por encima del lugar donde se queda para revivirlo. Esto, que inicialmente podría resultar una facilidad demasiado conveniente, se integra con naturalidad en una dinámica de juego en la que prima el control del campo y la resistencia esquivando láseres más que valorar las muertes puntuales.

Dominar la mecánica del salto de límite también es fundamental para saber movernos por el campo de juego: Si nos salimos del escenario por un lado volvemos aparecer en el lado opuesto de la misma dirección. El valor táctico de saber usar esto a nuestro favor es importante. Podemos prever por donde va a salir el enemigo para proyectar un láser en esa dirección, o podemos huir de un láser que nos arrincona traspasando el límite y apareciendo por el otro lado.

Por último, el sistema de power ups añade un capa capa final extra de emoción y aleatoriedad a los partidos. Estos irán apareciendo cada varios segundo por el campo y al pisarlos los activaremos. Su efecto es inmediato y no siempre únicamente beneficioso para nosotros, por lo que tendremos que estar preparados para ello, ya que algunos cambian de forma dramática el rumbo de la partida, como Switch, que cambia los láseres de un color al otro y viceversa. Lo cuál puede ser una gran solución rápida si el equipo contrario está dominando el juego, o todo lo contrario.

Con todo esto, las partidas de Laser League se convierten en un espectáculo de luces, efectos visuales y sonoros y acciones rápidas que harán de nuestro primer contacto con el juego una experiencia algo intimidante, en la que incluso seguir a nuestro jugador en el campo en todo momento se convertirá en una labor de multitarea importante. No obstante, conforme nos vayamos haciendo a la fórmula nos familiarizaremos con la forma en la que debemos movernos por el campo, aprovechar las mejores oportunidades para activar las habilidades, saber qué láseres activar en qué momento… y mucho más. El juego tiene una curva de dificultad muy satisfactoria y como las mejores propuestas multijugador, aprender a dominarla es parte del encanto.

Laser League viene acompañado de contenido suficiente para echar las horas solo o en compañía. La principal atracción es el modo online, en el que podemos competir en equipos de 2 o de 3 en escenarios aleatorios, pero también podemos crear para partidas locales con reglas personalizadas para así poder plantear, por ejemplo, partidos de uno contra uno con un amigo en local, o enfrentarnos contra IA de dificultad variable en los escenarios que queramos. El sistema de progresión, por otra parte, es puramente estético, pero aporta un aliciente a seguir jugando. Podemos conseguir emoticonos, personalizar la estética de los láseres que creemos o conseguir nuevas skins para nuestros jugadores basadas en los estadios en los que jugamos.

Los escenarios en los que disputamos los partidos (llamados mapas láser) se convierten en el centro de la experiencia. El juego cuenta actualmente con 19 mapas láser cada uno con su propio diseño en el patrón, tamaño, velocidad y movimientos de los láseres, creando partidas muy diferentes unos de otros. Conocer las pequeñas particularidades de cada mapa nos dará muchos puntos a la hora de ganar el partido. Algunos apuestan por la velocidad y agilidad, otros son más tácticos y nos obligan a pensar cómo podemos poner trampas para encerrar a los oponentes, etc…

Según su estilo de juego los mapas se agrupan en estadios, cada uno con su propia filosofía. Actualmente el juego cuenta con cuatro estadios ambientados en ciudades reales. Empire Campus tiene mapas centrados en el control, Gèng Hâo Megaplex se centra en mapas muy rápidos con láseres cortos, Silvertip Arena está especializado en mapas con láseres giratorios y Al Shama Stadium cuenta con mapas de láseres llenos de recovecos en los que la agilidad es clave.

Cada estadio además cuenta con su propia estética y equipos. El Silvertip Arena es un estadio de color naranja que enfrenta a los equipos Sparks (rojos) y Nitros (azules) llenando la pantalla de una paleta de colores muy particular que se diferencia del resto. El diseño artístico del juego es un elemento clave a la hora de entender Laser League. Ya que las partidas son tan rápidas y llenas de eventos prácticamente simultáneos en un espacio reducido y con poco tiempo de reacción, comunicar cada acción al jugador de forma visual e inmediata es clave.

El diseño del juego es muy minimalista, desde sus limpios menús hasta el modelado de los personajes, sencillo y con predominancia de formas geométricas. Puesto que cada personaje acaba siendo un pequeño punto en el campo de juego, los colores y efectos visuales acaban siendo esenciales para distinguir a los diferentes jugadores en el campo, y para en última instancia dotar al juego de una identidad visual muy característica.

A nivel sonoro el juego es mucho más grandilocuente. A los estridentes y eficaces efectos sonoros directamente sacados de la mejor ciencia ficción les acompaña la banda sonora, con temas diferentes para cada estadio, cada uno con un estilo propio según el país al que pertenecen. Electrónica y trepidante, la banda sonora de Laser League eleva la intensidad de los partidos, y dota la experiencia de una épica que nos transportará directamente al futuro.

Análisis realizado en la versión de Playstation 4.