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Dark Souls: Remastered

Dark Souls: Remastered

Dark Souls: Remastered, Análisis

Siete largos años y una generación de consolas después, Dark Souls recibe una remasterización. En este texto os contamos por qué sigue siendo un título sólido en pleno 2018.

Luz y oscuridad. Vida y muerte. Conceptos antagónicos se dan la mano en el que es, para muchos —y con razón—, el capítulo más importante de una de las sagas de videojuegos clave de los últimos tiempos, cuyo lore es de lo más rico y repleto de matices que se ha visto recientemente. Como es habitual en las versiones remasterizadas, las mejoras con respecto al original son principalmente en el plano técnico. En castellano: Dark Souls: Remastered es, en esencia, el mismo juego que el original, solo que funciona con los estándares de hoy día: resolución full HD (1920x1080 píxeles) y 60 FPS. Es por esto que nos centraremos en este texto en estos aspectos; si queréis ahondar más en el título propiamente dicho, os invitamos a leer el análisis que nuestro compañero Salva Fernàndez hizo en su momento. Aprovechamos para recordar aquí, además, que este análisis pertenece únicamente a las versiones de PC, PlayStation 4 y Xbox One, quedando la versión de Nintendo Switch —que en el momento en el que se están escribiendo estas líneas aún no está a la venta— apartada para un texto propio.

Has muerto

Volver a Lordran tras prácticamente una década ha sido una experiencia de luces y sombras. El juego de palabras ha sido completamente deliberado; en el lavado de cara de esta nueva versión nos encontramos mejoras en el tema texturas e iluminación, y el resultado general es especialmente sólido. No obstante, hay instancias en las que es más que evidente que Dark Souls ha envejecido mal. Brillos excesivos, modelos que, en conjunción con sus texturas no convencen a día de hoy, o zonas excesivamente oscuras son algunos de los problemas que, aún siendo menores, hemos detectado. Para empezar os recomendaríamos que hicieseis una calibración decente tanto de vuestro monitor o televisor como utilizando la propia herramienta de calibración del juego, todo con tal de obtener una experiencia visual óptima.

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El juego se muestra en PlayStation 4 y Xbox One a una resolución nativa de 1920x1080 píxeles, y la tasa de frames es estable en todo momento: 60. En las consolas «1.5», PS4 Pro y Xbox One X, Dark Souls: Remastered se nos muestra a resolución 4K —en One X y en PC dicha resolución es nativa, mientras que en PS4 Pro se hace un reescalado desde 3200x1800 píxeles—, por lo que si poseéis alguna de ellas y un monitor que soporte dicha resolución, podréis disfrutar de esta aventura como nunca antes se ha visto. Hemos completado el juego sin ningún problema de framerate; por lo que es una remasterización que cumple su labor a la perfección. Esto en contraste con, por ejemplo, el clásico port HD con un par de filtros antialiasing que ni siquiera toca la tasa de frames.

Precisamente es esta nueva tasa de refresco la que permite que se pueda disfrutar más de este videojuego, que recordemos que no deja de tener un gran componente de acción. De hecho, hemos tenido una mayor facilidad para poder superar los que la comunidad de jugadores considera que son dos de los grandes escollos a superar de cara a completar la aventura: los combates contra Ornstein y Smough, y los Cuatro Reyes. Teniendo en cuenta que la versión original —incluyendo su desastroso port de PC— corría a 30 frames por segundo, la mejora es más que obvia.

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¡Bendito sea el Sol!

Esta remasterización trae consigo, además, servidores dedicados, algo que el original tampoco tenía. Hemos tenido ocasión de probar el juego en red una vez ha llegado la fecha de salida oficial del videojuego, y no hemos tenido absolutamente ningún problema de latencia, lag, y derivados. Hemos sido partícipes en invasiones múltiples con —y contra— varios tipos de espectro, y también conjuramos a otros jugadores para que nos echaran un cable. Todo funciona como debería.

Tampoco dejan de resultarnos curiosos algunos añadidos menores que hacen que la gestión del inventario y el uso de determinados objetos se haga más llevadero. Se han incluido algunas mejoras que ya metió Dark Souls II a este respecto en contraste con la primera entrega numerada de esta saga. Por ejemplo, ahora en Dark Souls: Remastered podemos utilizar varios objetos del mismo tipo de una tacada. Mientras que antes si, por ejemplo, queríamos utilizar 30 Humanidades, teníamos que usarlas una a una —y viéndonos obligados a que nuestro personaje realizara cada animación individual por uso—, ahora simplemente utilizaremos las 30 con una única animación.

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Tal y como ya pasara con la reedición de la segunda entrega, Dark Souls II: Scholar of the First Sin, también se ha aumentado la cantidad de jugadores de cuatro a seis, por lo que ahora las invasiones y la cooperación da mucho más juego, como pudimos comprobar en las impresiones en vídeo que publicamos recientemente.

También somos perfectamente conscientes de que se ha retirado la versión original del juego de Steam, algo que es sin duda una maniobra para forzar a los jugadores que no la poseyesen a que compren esta remasterización. No aprobamos en absoluto esta clase de estrategias, por mucho que aunque se comprase en su momento los jugadores puedan volver a descargarlo. Solo faltaría eso.

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No obstante, y pese a todo, entendemos que Dark Souls es uno de los títulos más relevantes de los últimos años. De hecho, para quien escribe estas líneas, el original es un juego de diez, incluyendo las versiones de consola y todo lo que ello implica. Las mecánicas de juego, con sus más y sus menos, siguen funcionando en pleno 2018. A esto hay que sumarle que, ahora sí, la experiencia de juego es óptima por las mejoras realizadas en el tema rendimiento y por si no fuese poco en PC, PlayStation 4 Pro y Xbox One X tenemos el juego a 4K 60 FPS. También incluye el DLC de Artorias of the Abyss —expansión que añade vario contenido con una cantidad decente de horas de juego adicionales—, por lo que estamos ante una remasterización de la edición Prepare to Die, no del juego base.

Sus principales pegas, más allá de lo mencionado, se limitan únicamente a algo idiosincrático e inherente a los remasters: si ya pasamos por caja con el original, los alicientes que tenemos para volver a pagar por él son más bien escasos tirando a nulos. No obstante, para quienes no pudieran disfrutar en su momento de este magnífico action RPG, es una oportunidad de oro para conocer Lordran, a sus gentes, y a la muerte. Una y otra vez.

8.5

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.