Unos criminales usan un enjambre de drones contra el FBI en una operación con rehenes
El uso de esta tecnología en el mundo criminal crece, ya que son ideales para espiar a las fuerzas del orden.
Imaginad esta escena en vuestras cabezas: se da una situación de secuestro con rehenes en una ciudad americana. A ella acude el FBI, que vigila el lugar recabando información mientras el secuestro prosigue para decidir si inician el asalto o siguen las negociaciones. Y de repente, un enjambre de drones aparecen sobre el puesto de vigilancia de los agentes y comienzan a hacer pasadas sobre sus cabezas, provocando que pierdan la vigilancia.
Un enjambre de drones contra el FBI
No, esto no es una escena de un film de Michael Mann o la versión USA de La Casa de Papel. Esto ocurrió de verdad, contado en el evento AUVSI Xponential celebrado recientemente en Denver, Estados Unidos, por el agente del FBI Joe Mazel, jefe la Unidad de Ley Tecnológica Operativa de la división: “Estábamos ciegos. La verdad es que [la situación] supuso varios desafíos”. Los drones de los criminales sirvieron también para vigilar al propio FBI, y enviar esos vídeos a miembros de la banda que llevaba a cabo el secuestro. Algo así como la respuesta a la pregunta “¿Quién vigila a los Vigilantes?” que Alan Moore se repetía en su inmortal Watchmen.
¿Cómo fue posible? Porque los criminales se adelantaron al FBI, cargando con drones en mochilas y dejándolos en la zona donde sabían que se iba a colocar el FBI para poder desplegarlos con facilidad más tarde. Esto no es más que uno de los cientos de casos actuales que permanecen en secreto y que atestiguan el aumento del uso de los drones por parte de bandas, ladrones y el submundo criminal. Por ejemplo, los delincuentes los colocan delante de departamentos y comisarías de Policía, usándolos para identificar ‘chivatos’, testigos de un suceso, robo o crimen según quien entra o sale del lugar.
Equipos anti-drones
Otra forma de uso criminal de drones según contó al agente Mazel es en los contrabandos de mercancías. En Australia, los drones les sirven a los delincuentes para vigilar a los agentes de aduanas. Si uno de ellos se acerca demasiado a un contenedor en el que hay material ilegal de contrabando, el dron alerta a los criminales y estos crean distracciones como una alarma falsa. Incluso se utilizan de la manera más descarada posible para contrabando fuera y dentro de las cárceles.
¿Cómo se puede combatir esto? Pues con equipos de tecnología anti-drones capaces de interferir la señal entre el aparato y quien lo controla. Una tecnología que se ha estado probando sobre el terreno en Siria e Iraq para probar su eficacia de manera directa. De hecho, una de las inversiones actuales en desarrollo de la Armada estadounidense es la tecnología para derribar drones como estos vehículos y armas.