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Cazadores de Lore: Samus y el Legado Chozo

Muchos me preguntan cómo es Samus Aran. Una longeva carrera dentro de la Federación Galáctica, pese a ocupar puestos de gran responsabilidad, no te garantiza contacto cercano con ella. Tiempo ha que he sentido especial fascinación por el legado de los Chozo, y me extraña precisamente que esa no sea vuestra pregunta más recurrente, pues es en el estudio de esta lejana civilización donde me he encontrado más cerca de la joven guerrera, la enigmática mujer.

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Cazadores de Lore: Samus y el Legado Chozo

Naturaleza

"Nuestro santuario crece día a día. Los Chozosabemos bastante de tecnología, pero no nos dejamos cegar por ella. Nuestrohogar, aquí en Tallon IV, será un lugar en el que reinará la simplicidad:estructuras labradas en piedra, puentes de ramas entrelazadas, salas bañadaspor aguas cristalinas... Construimos alrededor de los nobles y ancianosárboles, extrayendo de ellos su fuerza y otorgándoles la nuestra enagradecimiento. Lo salvaje crecerá a nuestro alrededor; nuestra raza sólo seráun grupo de criaturas más en el cuadro de la naturaleza. Con ello esperamosalcanzar una gran sabiduría y una mayor comprensión de la naturaleza deluniverso." Legado – Luz sobrePiedra VIII – La fuente de la Purificación

No obstante, lasvariadas flora y fauna de la superficie no son capaces de esconder ampliascicatrices del gran impacto, aquel que pilló incluso por sorpresa a losancianos Chozo y que expondría al planeta entero a un cambio global tras lacaída del meteorito y la corrupción creada por la contaminación de Phazon. Amedida que avanza mi primera incursión voy impregnándome de una extrañaatmósfera: centenarias disposiciones arbóreas se entrelazan, rompiendo tierra yroca, mientras los escarpados caminos liberan los primeros signos dearquitectura Chozo: imponentes efigies de calmado semblante se alzan ante mí, juntoa estructuras en piedra que parecen esculpidas para que su composición secomplete con la ayuda de enredaderas, raíces y tramas naturales. La simbiosisentre la naturaleza y la tecnología se hace evidente, del mismo modo que elrespeto de esta civilización hacia el planeta queda patente por doquier.

La civilización Chozo,de una inteligencia inusitada y unas capacidades tecnológicas fuera del alcancede cualquier otro ser vivo, siempre mostró respeto por la naturaleza y lasformas de vida que la poblaban. Al colonizar determinados parajes, su objetivofue dirigido en la mayoría de ocasiones hacia la adquisición de  nuevos conocimientos, manteniendo unarelación de total simbiosis con el hábitat del lugar. Eso se demuestraexplorando sus ruinas, intuyendo la calidad de sus construcciones —de complejacomposición y rudimentarios materiales— y en el diseño de sus arcos, plazas yesculturas, donde la espiral flirtea con la línea recta, donde los volúmenescurvilíneos danzan junto a estructuras con múltiples aristas, planos y rectas.Art Nouveau en estado puro, donde las trazas Déco muestran una dicotomíaextendible al origen de su cultura: antes guerreros, después sabios; tiempoatrás de letales ejércitos, más tarde de ejemplares científicos y chamanes.

Su anatomía, másparecida a la nuestra de lo que muchos estudiosos hubiesen imaginado, nosrecuerda a la de un pájaro con disposición antropomorfa. En su altura, muysuperior a la del ser humano, destacan una poderosa estructura torácica que se fundecon un contundente cuello, emplumado hasta la cabeza. Antaño con alas, lasperdieron como un signo más de la evolución, como una desagradable ironía queles indicaba la llegada del límite de su tecnología, de su conocimiento. Eso noles impidió erigir la ciudad flotante de Elysia, una obra maestra de laingeniería —autosuficiente por las inclemencias atmosféricas— que a día de hoysigue cruzando cómodamente el límite de nuestro entendimiento a nivelarquitectónico.

Cuando el destinode esta civilización se cruzó con Samus, una luz insólita alumbró a los Chozo,un nuevo límite se atisbaba en el horizonte e, incluso —a través del oráculo delos ancianos más sabios del poblado—, la joven también venía acompañada por unhalo de esperanza más allá de su corpórea apariencia.

Ella

Pese al carácterpacífico de los Chozo por todos son conocidas sus increíbles aptitudesguerreras, protagonistas de leyendas, relatos y hechos probados a lo largo yancho de la historia del universo. Poco se sabe acerca de su —supuesta—extinción, pues hay estudiosos que aseguran que la civilización eligió elexilio. Puede que hacia un inhóspito e inalcanzable lugar, tal vez ascendiendoa un estado mental y físico fuera del entendimiento de las civilizacionesmodernas.

Sigo explorando lasruinas. Una vez cruzado el Panteón Sagrado me doy cuenta de que estoy pisandosobre las marcas que un día dejó Samus, mirando hacia el mismo cielo mientrasimagino que lo hago a través de la visera de Aran. Hay vestigios de su relacióncon los Chozo tanto en las cámaras secretas de Tallon IV como en los archivosde mayor encriptación en la Biblioteca de la Federación Galáctica. Con tan sólotres años tuvo que ver morir a sus semejantes, prescindir de la compañía y laprotección de sus padres, y presenciar cómo la colonia terrestre a la quepertenecía se volatilizaba.

Si tuvo suerte o noal ser rescatada por los Chozo es algo que comprendí mucho después. Lo que sipuedo asegurar es que la chica no disfrutó de una fácil adaptación dentro deeste pueblo. Apenas habían un puñado de ancianos que le saludaban con cariñocuando se cruzaban con la pequeña, y la poca confianza que recaía sobre su—lento y difícil— entrenamiento, muchas veces, la relegaban a la más absolutasoledad. Cuesta comprender, dada la naturaleza amistosa de esta civilización.

Marginada, sometidaa la burla y el desprecio, encontraba paz y cobijo en su maestro. También juntoa la amiga que conoció en su primera visita a Cielolab y en la sensatez que leproporcionaban los escritos milenarios. Y, por supuesto, en su rebeldía y afánde exploración.

Progreso

Las lecciones sehacían cada vez más duras, la práctica tomaba ventaja de la teoría, pese a quela importancia de los documentos ancestrales era definitiva para establecer unabuena sintonía entre el cuerpo y la mente, entre el ataque y la defensa junto ala calma y la meditación. Los años pasaban, la mayoría de edad se acercaba y,mientras tanto, la Federación Galáctica esperaba paciente la llegada de unanueva esperanza para la humanidad. Los piratas espaciales dominaban con mano de hierro enmultitud de sistemas, mientras que los ancianos Chozo presagiaban una épocaoscura, un futuro incierto donde su propia civilización corría el riesgo de serpartícipe de esta ruina.

Durante los últimosdías de la incursión en Tallon VI decido visitar el Templo de los Artefactos —ampliaconstrucción antaño parcialmente abovedada— tras la cual Samus se enfrentó aMetroid Prime en combate singular, justo en la zona donde impactó el Leviatán.Aún resuenan ecos de angustia y tortura, casi soy capaz de sentir en misentrañas cómo el Phazon invade los órganos principales del cuerpo, resalta deforma luminescente mi piel dejándome, durante unos angustiosos segundos, casisin respiración.

Tras la agobiantesensación (suerte que fue eso, solo una ilusión), soy capaz de reparar enalgunas inscripciones de los ancianos mientras un pequeña capilla pone a midisposición algunos documentos sobre el entrenamiento de Samus. A vecesdistante, otras más afable y cercana con sus amigos de confianza, Samusprogresaba más rápidamente que casi cualquier guerrero Chozo durante suentrenamiento principal, como si se preparase para un enfrentamiento vital,como si la mirada de Ridley justo en el momento que acabó con sus padres leinstigara a seguir haciéndose más poderosa. Más inteligente. Letal.

Hasta los 17 añosno supo de corazón que los primeros percances sufridos en Zebes con su nuevafamilia, no eran sino otra prueba de iniciación dentro de la cultura Chozo. Laimpotencia, la rabia, la sensación de soledad… Todas y cada una de las fasesdel entrenamiento le sirvieron de algo para definir su carácter, evolucionar sucuerpo, equilibrar su mente. Samus entrenaba casi el doble que sus compañeros,gustaba dejar para el alba el combate más difícil de todos (contra suinseparable amiga, aquella cuya habilidad parecía inalcanzable), para devorarjuntas antes de dormir decenas de páginas escritas por los lejanos.

Despedida

Sigo avanzando através de las Ruinas del Templo. La mayor parte de la construcción estátotalmente destruida, pese a que aún quedan abundantes inscripcionessusceptibles de ser restauradas, mientras que otras —sorprendentemente— sehayan en perfectas condiciones de conservación.

Los signos deguerra se amontonan por doquier, las estructuras arquitectónicas se funden conla vegetación, mientras advierto algunas marcas en la piedra quecorresponderían con la acometida de una bestia de considerables proporciones.Sin duda, es una ataque fallido de Geoforma 187 sobre Samus. Mi visor deescaneo, a pesar de no ser tan avanzado como la tecnología Chozo, me asiste enla reconstrucción de la escena. Los movimientos de Aran no responden a lalógica: cuesta seguir sus pautas. Jamás veréis ningún documento donde se evidenciela letalidad de esta guerrera en forma de vida alguna: la estrategia queutiliza cambia a medida que Meta Ridley se vuelve más y más agresivo.

El traje creado porsus maestros es, prácticamente, como una segunda piel reforzada para ella, pesea que los principales síntomas de su brillantez pertenecen exclusivamente a Samus.También se manifiesta como un regalo de despedida, la última pieza que recibede parte de su familia Chozo antes de continuar su formación militar dentro dela Federación Galáctica.

Admiración

A partir de esemomento la historia ya la conocéis, pues es de dominio público para vosotros,afiliados al programa de Formación Militar de la Federación Galáctica. Hoy noseguiremos con las lecciones, pese a que veo en vuestros ojos el deseoirrefrenable de preguntarme cómo acabó mi primera incursión en Tallon IV, sidespués de tan inspiradora experiencia trabaje personalmente junto a SamusAran, o si es verdad aquello que cuentan sobre la mirada de la guerrera, capazde dejar totalmente helado a su oponente con un simple gesto. Es más, ¿por quéno se lo preguntáis directamente a ella?

Mientras Samusentra en la sala, los gritos de asombro no se hacen esperar. Es una mujersolitaria, no le gusta especialmente el contacto con los responsables máximosdel Plan de Defensa Estelar, y una conversación con Aran en la mayoría deocasiones será especialmente breve, aunque sus palabras desprenda una sabiduríasin igual. A pesar de ello siente especial predilección por las nuevasgeneraciones, pudiendo contar durante horas mil y una peripecias mientras lascaras de asombro se multiplican a su alrededor.

Samus es laprincipal inspiración para muchos de estos niños y niñas, incluso para mímisma. La Federación Galáctica no es un lugar donde abunden las mujeres. Pese aello, vivir momentos como este no tiene precio: no resulta frecuente ver sonreíra la implacable Samus Aran, pero cuando ello sucede, te sientes como si vierasla misma luz de esperanza que describen los Chozo es sus escritos, brillandocon más fuerza que nunca.

Notasfinales: Este capítulo de “Cazadores de Lore” se basaen la historia de la saga Metroid, indagando en los orígenes de Samus mientrasse combinan documentos originales sobre el Legado Chozo visto en losvideojuegos de Nintendo, junto a otros escritos de cosecha propia (v. gr. diariosde entrenamiento y testimonios de Old Bird al recoger a Samus en K-2L).Mientras que personajes cómo Samus, Old Bird, Metroid Prime o Meta Ridley sonoriginales de la saga de Nintendo, otros como la investigadora de la FederaciónEspacial (narradora), Galatea o Joyd han sido creados para esta interpretación narrativa.

Metroid Prime

  • GC
  • Acción

Samus Aran vuelve a una consola de Nintendo en una aventura en primera persona sin precedentes, y con un apartado gráfico impresionante.

Carátula de Metroid Prime
9.5