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Cazadores de Lore: El Barón Sanguinario

The Witcher 3 es un juego cuya narrativa destaca por, entre otras cuestiones, las decisiones que desembocan en unas consecuencias a largo plazo que nos dejan un gusto agridulce, en el que no dejamos de preguntarnos si había una elección mejor. Es el caso de la misión secundaria de El Barón Sanguinario, en el que Geralt se ve envuelto en una tragedia familiar en la que, una vez más, la mejor solución será el mal menor.

De monstruos y humanos

La adaptación a los videojuegos de la saga de Geralt de Rivia, escrita por Andzej Sapkowski, transmite a la perfección el tono sombrío de dichas novelas. El universo del brujo no es una epopeya en la que hallamos personajes maniqueos, sino la autenticidad de una gama de grises que les otorga un relieve más humano. Como en toda obra grimdark, hallamos una sociedad ambientada en un mundo de fantasía medieval, con un panorama político convulso y cuyas tensiones cobran tanta relevancia como el conflicto sobrenatural sobre el que gira la trama. En el universo de Geralt hay monstruos sobrenaturales y otros más cotidianos, en los que vemos relaciones de poder presentes en nuestra actualidad: el clasismo permanece en los abusos de la nobleza hacia los desfavorecidos, la industria de la cosmética queda criticada a través de la belleza artificial de las hechiceras, el racismo hacia los no-humanos no es diferente al que perpetuamos en nuestra Historia. Y, por supuesto, la desigualdad entre hombres y mujeres, presente en nuestra sociedad, se ve retratada en The Witcher 3. El Barón Sanguinario es un ejemplo de ello. Cabe advertir que el presente reportaje contiene spoilers sobre este arco argumental.

La historia de Phillip Strenger forma parte del hilo principal de la aventura de nuestro brujo, quien va en pos de Ciri, su hija adoptiva. Durante su estancia en la sórdida Velen, Geralt se topa con su autoproclamado barón, que parece saber algo sobre el paradero de la muchacha. Strenger es apodado como El Barón Sanguinario por su despotismo hacia sus vasallos, y pronto veremos que no es a los únicos a quienes trata con crueldad. 

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Strenger le propone un trato a Geralt: le dará información sobre Ciri si él encuentra a la esposa e hija desaparecidas del barón. Nuestro brujo es un mercenario que mata monstruos por dinero, con lo que esta misión se sale de su línea de trabajo. No obstante, accede a este intercambio porque es el único método plausible para acabar hallando a Cirilla —y, ante ello, el jugador tiene poco margen de decisión—.

Intuimos, guiándonos por pistas que hallamos en el hogar del barón y en su afición a la bebida, que Phillip nos oculta algo. No obstante, Geralt trata de mantenerse neutral en los problemas que rodean sus encargos; a él le han pagado para encontrar a Anna y Tamara, pero esta búsqueda resulta más compleja que resolver un secuestro. 

Durante nuestras pesquisas, descubrimos que el barón, cuyo alcoholismo no resulta ningún secreto, maltrataba a su familia, con la cual su relación se veía abocada hacia una espiral de destrucción, como castigo por las infidelidades de Anna durante las expediciones bélicas de su marido. Durante una de sus explosiones violentas, Phillip pierde el conocimiento, las dos mujeres aprovechan para huir y empezar una nueva vida sin él. El hombre se despierta con la ausencia de Anna y Tamara. Sobre la cama ensangrentada, halla los restos de un aborto espontáneo, causado probablemente por la paliza. El barón, totalmente consciente de su acto atroz, entierra a su futura hija.

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El feto se convierte en un malogrado, un tipo de monstruo procedente de los bebés no deseados a los que se entierran sin una ceremonia digna. Por supuesto, nos enfrentaremos a él, y Geralt tendrá la opción de purificar a la niña no nata y otorgarle un funeral y un nombre. El barón, en este caso, decide para ella el nombre de Dea, y ésta se convierte en una doméstica, un espíritu guardián que guiará a Geralt hacia el paradero de Anna y Tamara.

El precio de la magia

Más adelante, descubrimos que, durante la huida, ambas mujeres fueron separadas. Una horrible bestia raptó a Anna, ante lo cual su hija no pudo hacer nada. La joven consiguió llegar a salvo a Oxenfurt, donde se ha unido a un grupo de cazadores de brujas con los cuales espera poder rescatar a su madre. En Tamara vemos a una muchacha independiente, consciente de unas limitaciones que intenta superar y atormentada por su propio pasado.

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La situación de Anna es mucho más turbia. La mujer, al descubrirse embarazada de un esposo del cual anhelaba huir, decidió no tener más ataduras que la impidieran aspirar a una vida más dichosa. En su desesperación, realiza un pacto con las Moiras, también conocidas como las Damas del Bosque o las Buenas Damas. Este funesto trío —inspirado en otras temibles trinidades femeninas presentes en la cultura occidental, como las brujas de Macbeth, las Grayas helénicas o sus homónimas tejedoras del destino— son unas brujas adoradas por los habitantes de Velen, quienes acuden a ellas para solicitar protección a cambio de sacrificios humanos. 

Anna había acudido a estas grotescas mujeres para poner fin a su embarazo, lo cual ellas concedieron mediante un camino cruel: la niña, en las entrañas de su madre, sorbía toda la energía vital de ésta. Anna había adquirido un talismán a un conjurador para mantener a raya el influjo de las Moiras, y lo perdió durante la paliza propinada por su marido. Tras esto y el aborto de Dea, las Moiras reclamaron a la mujer como esclava.

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Geralt conoce a Anna como la Abuelita del Bosque, una anciana que vive en una cabaña de la ciénega al cargo de un grupo de niños pequeños, huérfanos, extraviados o abandonados por sus madres. Conociendo el universo de The Witcher, sabemos que tanto en las novelas como en los juegos hallamos versiones retorcidas de los cuentos de hadas clásicos. En éste vemos la clara referencia a Hansel y Gretel, pero Anna no es la malvada bruja que devorará a los pequeños; son las Moiras, sus amas, quienes planean devorarlos. 

Esta misteriosa tríada se había encontrado con Geralt anteriormente, a quien le habían pedido que acabara con el espíritu de La Loma de los Susurros, llamado el Corazón del Bosque. Este fantasma, contenido en un árbol subterráneo, nos realiza una contraoferta: liberarle mediante un extraño ritual. Las consecuencias de nuestras acciones en dicha misión afectarán al destino de Anna, a largo plazo. Si le hemos liberado, los niños habrán huido de su fatal sino a manos de las Moiras; si hemos acabado con él, la mujer se verá obligada por sus dueñas a sacrificar a los niños. 

En caso de que los pequeños hayan escapado, las Moiras condenarán a Anna y la convertirán en una bruja de agua. Por el contrario, ante el asesinato de los muchachos, la mujer quedará en un perpetuo estado catatónico.

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En un acopio de valentía, tras conocer el paradero de su esposa, el barón irá a rescatarla. En la ciénaga, hallaremos a Tamara, quien ha venido en pos de su madre. En el caso de hallar a la mujer maldita por las Moiras, Geralt podrá deshacer el encantamiento y Anna volverá a su forma humana, en la que le quedarán pocos minutos de vida para despedirse de los suyos para siempre. Por supuesto, como jugadores, podemos equivocarnos en el contrahechizo y provocar una horrenda muerte de Anna entre llamas, ante los ojos de Phillip y su hija. 

Tamara quedará traumatizada de por vida por la muerte de su madre y odiará para siempre a un padre que ha hecho de su hogar un infierno tras el cual no habrá hallado felicidad. Por su lado, Phillip no puede vivir más bajo el peso de sus remordimientos de conciencia, y se termina suicidando en su propio fuerte, ante la impasibilidad de unos vasallos cuyo afecto no se ha ganado.

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Por otro lado, si hallamos a Anna con vida, aunque enloquecida, el barón realiza un firme propósito de redención. La llevará a las Montañas Azules, donde vive un poderoso ermitaño que podrá sanar la mente quebrada de la mujer. Phillip, que ha sido destrozado por las consecuencias del propio tormento que creó en su hogar, desea recomponer su alma de nuevo: promete dejar la bebida y cuidar, por fin, de su esposa, con la que reiniciará una relación mucho más sana. No sabemos si finalmente logra su promesa, o ni siquiera si el ermitaño curará a Anna, pero después de los acontecimientos vividos a lo largo de una de las misiones más perturbadoras de The Witcher 3, es muy natural aferrarse a la esperanza. Aunque sea para creer que la pérdida de unos niños inocentes no haya sido en vano.

Como curiosidad, es posible salvar a los niños y a Anna si liberamos al Corazón del Bosque antes de proseguir con la línea de las Moiras después de conocer al criaño llamado Johnny, pero la narrativa del juego no invita a realizar las misiones en este orden.

El rostro amable del barón, visto por Ciri

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Mientras controlamos a Geralt, conocemos el rostro más amargo de Phillip Strenger: un maltratador alcohólico, sumido en un pozo tóxico que contamina todo aquel que tenga trato con él. Sin embargo, Ciri acaba viendo su lado más amable. A través de flashbacks jugables intercalados con el punto de vista del brujo, conocemos cómo Cirilla se topa con el barón y se lleva de él una impresión muy diferente.

La joven, durante su huida de la Cacería Salvaje, encuentra a una niña abandonada en el bosque, llamada Gretka. Juntas, continúan su huida del bosque cuando Ciri rescata a un hombre de un licántropo, para después conducirlo al fuerte del barón. Y es aquí donde encontramos a otro Phillip, uno que se muestra más protector con las niñas, tal vez para compensar con torpeza la familia que ha destruido. El hombre decide acoger a Gretka bajo su techo y la convierte en su cocinera. En cuanto a Ciri, ésta se aloja en el hogar del barón para reponer fuerzas, y entablan una pequeña amistad. Phillip trata a la joven mucho mejor que a su propia familia y se retan a una carrera de caballos en la que ve a una rival digna que, además, se ha ganado el respeto de los vasallos de Strenger, quienes previamente la prejuzgaron por su condición femenina. La joven salva a su anfitrión del ataque de un basilisco, con lo que la acaba teniendo en mayor estima, si cabe. 

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Por supuesto, Ciri no llega a presenciar el lado oscuro del barón, puesto que su tiempo con él es breve. Para ella, Phillip es un hombre bondadoso, que le brinda ayuda sin aprovecharse de ella, como le había sucedido a la chica durante las novelas tantas otras veces. Y es que los maltratadores parecen, a ojos de muchos, personas normales y afables al mostrar un lado superficial de ellos.   

Un cuento de hadas con final infeliz

El arco del Barón Sanguinario es la muestra más notoria del tono agrio que envuelve el universo de The Witcher. Las decisiones que debemos tomar son difíciles, puesto que, conociendo las reglas que rigen el universo de Geralt de Rivia, las consecuencias no son inmediatas ni felices. Así, deberemos sacrificar a unos niños inocentes para que Phillip pueda redimirse, mientras que al salvar a los pequeños causamos, no sólo la muerte del barón y su esposa, sino la de los pueblerinos de la Loma de los Susurros, quienes se acaban masacrando entre ellos bajo el malévolo influjo del Corazón del Bosque.

Como casi todo personaje propio de una obra grimdark, el Barón Sanguinario no busca caer bien al jugador, ni enseñarle una moraleja sobre la problemática social que representa. The Witcher es, entre otras cosas, un retrato amargo que, en su dimensión fantástica, refleja con crudeza las miserias que hallamos en nuestro propio mundo. 

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