Sobre la particular interpretación del tiempo de Shenmue

Shenmue y su forma de entender el paso del tiempo

Hay algo en Shenmue que lo diferenció de otras sagas de videojuegos en su momento, algo perdurable y no poco arriesgado que abrió las puertas a una nueva forma de entender el tiempo en los videojuegos, y es su particular forma de interpretar el ritmo de juego.

No son pocos los que por el año 2000 ya apostaban por incluir un reloj interno en el que las horas impactasen directamente en el mundo virtual del título, solo que Shenmue hace que el eje angular del desarrollo en que se vertebra la obra dependa directamente del paso de las horas.

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La disciplina a la que nos somete Shenmue no es casualidad. Ese horario impuesto no cede ante nuestros intereses. Y es que Ryo no es el ombligo del mundo; ni protagonista ni nosotros como jugadores somos el foco principal sino que actuamos como un miembro más de ese lugar en que cada mañana los vecinos realizan sus tareas sin faltar, donde hay cosas que pasan en un momento determinado del día sin que haya forma alguna de adelantarlo.

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Es quizá ahí donde muchos de los que hemos experimentado la saga en el pasado empezamos a comprender lo que hay detrás del mundo de Shenmue. Cuando tienes tareas en plena noche y ahora es simplemente mediodía, no había otra que ingeniárselas para aprovechar el tiempo y hacer otras tareas; aunque fuese empezar a hurgar en los cajones de Ryo e ir conociendo sus filias y fobias.

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Esa pequeña narrativa no se cuenta de manera verbal, sino que se intuye, se sobreentiende a través de actos y comportamientos. Esas calles en ocasiones vacías valen más que mil palabras al no ser necesaria la participación de la IA, porque la mera contemplación va ofreciendo más y más. Y posiblemente sea la rutina la que nos arraigue a mantenernos atentos a cómo evolucionan esas costumbres. Shenmue te da las herramientas, te ofrece un mapa en blanco con un lápiz para dibujar.

Y es por ello que quizá hoy no todos seamos optimistas sobre la aceptación que puedan tener Shenmue y Shenmue II cuando se pongan a la venta este año de forma remasterizada. Ramón Méndez, estudiador y gran conocedor de la licencia, discrepaba con la opinión de quien escribe estas líneas sobre esto último y puso como ejemplo que actualmente obras de la talla de What Remains of Edith Finch o FireWatch habían cosechado un gran éxito y aceptación; es decir, el concepto de los walking simulators.

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Una puntualización muy acertada, pero la diferencia reside en que esas experiencias duran menos de cuatro horas, construyen su narrativa antes de darnos cuenta de que estamos atravesando su desenlace. Shenmue necesita tiempo, te pide ese tiempo que posiblemente hoy, en pleno 2018, no todos estén dispuestos a dedicarle.

Un juego particular creado para ser particular. Y así debe seguir siendo, porque Yu Suzuki lo creó con esa idea en mente, lo cual también nos lleva a pensar que nunca tendrá sentido continuar alargando el lance de la saga sin el padre que lo vio nacer.    

Mientras tanto, el tiempo sigue pasando.