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Tecnología

Razer Kiyo & Seiren X, análisis

Te contamos todo sobre la propuesta de Razer para streamers.

La explosión del directo

La escena de las transmisiones en directo lleva años en activo pero parece que por fin está explotando de verdad. Cada día decenas de creadores de contenido consagrados en otras plataformas comienzan sus andaduras en Twitch y aquellos que ya han alcanzado el estrellato gozan por primera vez de fama global. Esto implica una oleada de nuevos creadores, de personas que jamás se han planteado crear su propio contenido pero ahora sueñan con emular a las grandes estrellas del directo.Dado el creciente aluvión de principiantes no es de extrañar que varias marcas se hayan propuesto llenar ese espacio en la demanda con una serie de productos orientados a aquel que jamás se habían planteado la emisión en directo pero ahora buscan su parte del pastel. Una de estas compañías ha sido Razer y durante las últimas semanas hemos estado probando tanto su webcam Kiyo como su micrófono Seiren X, ambos orientados al pequeño o mediano streamer que quiera ofrecer una cierta calidad en sus emisiones sin complicarse demasiado o reventar la cartera.

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Ambos productos vinieron en un maletín negro que supuestamente certifica su validez para “streamers. Esto nos impide discutir su empacado original que verán la mayoría de consumidores desde la experiencia personal, pero por lo que hemos podido online ambos vienen con las tradicionales cajas verdes de cartón de Razer. Sus accesorios son solo los imprescindibles (cable, montura para el micrófono...) y ambos vienen con su manual de instrucciones. Se trata de empaquetados humildes que carecen de contenido insubstancial, demostrando ya desde un principio la personalidad práctica de estos productos.

 

Comencemos con la llamativa Razer Kiyo. Esta cámara está en muy directa competencia con la omnipresente Logitech C920 por la dominación de este mercado. Aquellos en busca de algo profesional quizás opten por una cámara DSLR, pero para la gran mayoría de individuos incapaces de apercibir la cantidad necesaria para una opción de gama tan alta o sin los conocimientos técnicos para usarla seguramente escojan entre estas dos opciones.

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El brillo de Kiyo

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Lo primero que hace destacar a Kiyo es su característica esfera de luz, un disco luminiscente que rodea toda la cámara y actúa de foco improvisado. De nuevo, si tenemos equipo profesional esta característica puede resultar inútil pero para aquellos que carezcan de iluminación pueden encontrar que este toque ayuda enormemente a la calidad de imagen que capta la cámara. Con esto no queremos decir que esta función haga de sustituto de una buena iluminación, simplemente se trata de un buen recurso para aquellos que no tengan alternativa. Eso sí, tendremos que ajustarlo manualmente a base de girar la propia rueda de luz. Desde un punto de vista menos práctico, aporta un toque distintivo a la cámara que la diferencia de la competencia.


En lo que respecta a la calidad de imagen que conseguiremos con la Kiyo, podemos decir que se trata de una imagen sólida si bien algunos colores están algo exagerados. No suele tratarse de un problema y de hecho puede ayudar a sonrojar las pieles más pálidas, pero si los colores predominantes en el plano son brillantes puede resultar molesto para el espectador. Esta capacidad quizás excesiva para reconocer colores hará que sea bastante más fácil utilizar una pantalla verde que con la cámara de Logitech, pero esta cuenta con los colores más fieles a la realidad.

En cuanto al aspecto técnico, la Kiyo es capaz de grabar 720p a 60 FPS, funcionalidad de la que carece la competencia. En 1080p, sin embargo, la cámara grabara a los 30 FPS habituales. Además, el ratio de aspecto en que graba la cámara es algo superior a lo habitual, siendo un plano bastante ancho en comparación con otras cámaras más baratas. Con todo, la Kiyo es capaz de ofrecer una excelente calidad de imagen, con sus virtudes y sus defectos en comparación con la competencia, que dejarán la elección final a manos de las preferencias del consumidor.

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Físicamente se trata de un producto robusto, tres pequeños donuts que se cierran unos sobre otros para crear una especie de cilindro si la queremos transportar. El halo de luz le da su ya mencionado aspecto distintivo y creemos fuerza también al resto del diseño a tender hacia lo circular. Se sujeta de forma sólida al monitor y no pesa demasiado. Su cable está recubierto de tela y parece sólido, de agradecer puesto que no incluye repuestos. En general se trata de un diseño que inspira confianza y es muy sencillo de usar e instalar.

Por último, el micrófono de la Kiyo es más que aceptable. Registra algo de eco y su localización en nuestra mesa nunca va a ser perfecta, pero si no contamos con nada más hará el trabajo necesario. De hecho durante nuestras pruebas estuvimos un tiempo usándolo accidentalmente en lugar de nuestro micrófono habitual sin darnos cuenta ni recibir ninguna queja. Pero si queremos un micrófono algo más serio tendremos que mirar hacia la otra oferta de gama media de Razer, el Seiren X.

Sonido de calidad, portátil


El Seiren X se trata de un micrófono que, por unos cien euros promete hacernos sonar bien en directo. En el proceso consigue convertirse en una oferta seria, capaz de competir con productos como el Yeti Blue o incluso la oferta más profesional de Razer, el Seiren X Pro. Consigue obtener un sonido claro, donde apenas se registra el sonido del teclado comparado con otros micrófonos de su gama (gracias a una tecnología casera de Razer) y que cumple con su cometido como micrófono para la emisión en directo. Aquellos que busquen hacer un podcast o grabar música deberían optar por una solución analógica a ser posible, pero quienes busquen un micrófono USB fácil de configurar y asequible deberían considerar el Seiren X como una opción.

En lo que a su diseño, si bien es sólido peca de ser poco intuitivo. El cable (similar al de la Kiyo) se encuentra con el micrófono al frente en lugar de por detrás, lo que hace que siempre esté bajo una cierta tensión. Quizás si estuviese en la orientación contraria se evitaría este problema y sería algo más fácil de conectar y desconectar. Tal y como es, la tensión a la que se somete el cable hace que mover el micrófono sea algo más engorroso de lo que debería y puede confundir al usuario que piense (lógicamente) que el micrófono debe usarse al revés. El micrófono cuenta con un botón para desactivarlo que muestra claramente con su color rojo o verde su estado actual. Asimismo, cuenta con una entrada de 3.5mm para poder conectar nuestros auriculares y comprobar la calidad de nuestro audio.



Lo que más sorprende del Seiren X es lo compacto que es (en comparación con micrófonos como el Yeti o el Seiren Pro), ocupando poco menos de un palmo sobre nuestra mesa. Esto lo convierte en el micrófono perfecto para quienes se desplacen frecuentemente y hace que el pequeño fallo cometido con la posición del cable cobre algo más de importancia de la que tendría en un micrófono destinado a permanecer en nuestro escritorio. Pero quitando este pequeño detalle, el Seiren X cubre por primera vez el espacio del micrófono de alta calidad portátil. Por último, mencionar que el micrófono es desmontable de su base y el cilindro que la conecta al mismo, lo que facilita aun más su transporte.

Es cierto que en la búsqueda de hacer el micrófono más compacto se ha perdido funcionalidad. El Yeti, por solo treinta euros más cuenta con un sonido algo más robusto y una amplia gama de formas en las que registra el sonido. Desde Razer, dándose cuenta de que la mayoría de usuarios del Yeti lo tenemos constantemente en el modo “cardioide”, han desarrollado lo que ellos llaman un modo “super-cardiode”, en teoría diseñado para minimizar las frecuencias no deseadas mientras canaliza los sonidos de la dirección hacia la que apunta el micrófono. En la práctica, a pesar de ser un termino muy molón no hemos encontrado que los resultados ofrecidos sean nada fuera de lo común.


Ambos productos carecen de conectividad con el software Synapse que suele utilizar Razer, dejando la configuración de los mismos al programa elegido por el creador para emitir su contenido. A algunos esto les puede parecer una carencia pero en nuestro caso agradecemos la simpleza de no tener un paso adicional en la configuración de los mismos. Quienes busquen un toque extra de customización quizás si echen de menos esta funcionalidad.

Con estos dos productos Razer ha creado la oferta casi definitiva para aquellos que quieran obtener la mayor calidad en sus directos con el mínimo esfuerzo y desembolso posible. Tanto la Kiyo como el Seiren X son perfectos para el novato del directo, gadgets sencillos de usar y que cumplen su propósito a la perfección. Aquellos que ya tengan un directo consumado y utilicen aparatos más profesionales les parecerán insuficientes, pero incluso los más veteranos del sector podrían verse interesados en estos dos productos dada su extrema portabilidad. En definitiva, se trata de dos dispositivos que cumplen con lo que anuncian pero que nunca llegan a exceder las expectativas o sorprender en demasía.

 

Lo mejor

  • Ambos dispositivos solidamente diseñados
  • Estupenda calidad/precio
  • Perfectos para viajeros habituales

Lo peor

  • Dificiles de recomendar para profesionales o usuarios más experimentados
  • El punto donde se conecta el USB en el Seiren X