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Gorogoa

Gorogoa

Gorogoa, Análisis

El segundo juego publicado por Annapurna Interactive tras What Remains of Edith Finch es una propuesta de puzles revolucionaria en su puesta en escena e imaginativa en su diseño. Gorogoa es una pequeña joya, con aristas por pulir, pero digna de descubrirse.

Gorgoa, análisis

"Gorogoa es una elegante evolución del género de los puzles, contada a través de una preciosa historia dibujada a mano y diseñada e ilustrada por Jason Roberts". Con esta precisa descripción es como se presenta Gorogoa en su web oficial y pocas veces se puede decir tanto con tan poco. La obra de Buried Signal no sólo se impone como una de esas raras avis en una industria como la de los videojuegos sino que nace para demostrar que no todo está hecho, que existen vías de escape, rutas alternativas, y del mismo modo que el The Witness de Jonathan Blow se convirtió en un referente, éste tiene potencial para hacer lo propio gracias a sus ideas y, sobre todo, su ejecución.


Gorogoa nace de la mente de Jason Roberts, como un pequeño proyecto cuyo desarrollo dió el pistoletazo de salida en 2011 y que llevó a su creativo a abandonar su trabajo para dedicarse enteramente a sacarlo adelante. Dos años más tarde, prácticamente sin fondos para completarlo e incapaz de cumplir la fecha de salida prevista, siguió peleando hasta que finalmente en 2016 Annapurna Interactive irrumpió en el mercado y decidió apostar por él. Hablamos de la misma editora que el año pasado puso en el mapa What Remains of Edith Finch, uno de los grandes títulos de un ejercicio fiscal en el que coincidió en el tiempo con obras como The Legend of Zelda: Breath of the Wild; Gorogoa fue su segunda apuesta.



Y qué apuesta, porque la idea del proyecto es revolucionaria y simple al mismo tiempo. Como el momento en el que alguien decidió ponerle un palo a un caramelo y nació el chupa-chups. Así de simple, y así de genial. La premisa del juego es la siguiente: contamos con un panel de cuatro imágenes en las cuáles hay varias ilustraciones móviles y la mecánica principal, de pura aventura gráfica point n' click, consiste en ir conectando las viñetas de todas las formas posibles. Esto hará que la narrativa avance, que los puzles se activen y en definitiva que el juego progrese.

Como puede sonar algo ambiguo, pongamos un ejemplo: un niño avanza por un jardín en una de las cuatro viñetas y en otra de ellas vemos una puerta. Si colocamos esta última a la derecha del niño el escenario se ampliará y éste podrá pasar de un lado a otro. El ejemplo es muy básico, pero Gorogoa lo lleva muchísimo más lejos, llegando a requerir no sólo de cierta precisión a la hora de ir alternando las posiciones sino también de un trabajo de planificación estimable. Porque las viñetas no son, de primeras, cerradas: se puede hacer zoom in o zoom out, hacer foco en una parte concreta, e incluso superponer unas con las otras.



En uno de los puzles más memorables del juego, hay que hacer que un objeto caiga de un lado a otro de la pantalla haciendo que movamos las viñetas al menos dos veces en cada posición y que juguemos con la distancia y el posicionamiento. Gorogoa trabaja sobre esta idea y la lleva a las últimas consecuencias, pero siempre es un juego justo: todas las pistas están ahí, y aunque en ningún momento hay textos o información que indique qué hacer, Roberts es conocedor de que una imagen vale más que mil palabras y confía en el jugador como alguien capaz de desentrañar los misterios que esconde el programa.

Esta sensación de confianza hace que Gorogoa no sólo tenga un valor superficial sino que va más allá, e incluso se deja notar en su narrativa, ciertamente abstracta, que únicamente plantea un punto de partida sin dar explicaciones exactas. No lo necesita, porque lo único que sabes es que un niño persigue a una bestia alada y que tiene que conseguir ciertos objetos para encontrarla. Todo lo demás se cuenta mediante metáforas visuales, saltos en el tiempo e iconografías varias. Gorogoa no quiere ser una 'aventura narrativa'; sólo quiere ser Gorogoa. Y es tan puro, claro y conciso en conseguirlo que no se le pueden poner grandes pegas más allá de que puedas, o no, empatizar con lo que ocurre en pantalla. Es un triunfo de la mecánica; ¿frío? quizá. Efectivo: indudablemente.

8.6

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.