El mensaje de Edith Finch: Lo que queda tras marcharnos

La muerte llega sin avisar: sobre el final de What Remains of Edith Finch

Se acerca el aniversario de What Remains of Edith Finch, posiblemente uno de los mejores juegos del pasado año 2017. Con ello, revisitarlo se convierte en una buena idea gracias a su atractivo precio actual y la lección que da para pararse a pensar en su abstracto final, su mensaje sobre la vida y lo que deja de ser la vida.

El artículo puede contener spoilers a partir de este punto.

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La obra de Giant Sparrow es una metáfora de lo perecedero, que las cosas no duran para siempre y que, peor aún, se marchan sin avisar. Cuando menos te lo esperas.

El libro de Edith se compone de un árbol genealógico pendiente de ser escrito, donde poco a poco vamos sabiendo qué fue de aquellos familiares que se marcharon de forma abrupta, en ocasiones triste y desmerecida.

Con tintes oníricos, la aventura sabe adaptarse a diferentes perspectivas y puntos de vista, conflictos familiares y personales de luchas que terminan acabando con el propio ser, pero que una vez más mezclan lo imaginario con la dura realidad. Todas esas historias concluyen llevando a un mismo lugar, el final. La muerte.

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Ni las cometas ni los patos de bañera consiguen que nadie se salve cuando se empapan y se secan. Es quizá el empeño en creer que todo saldrá mal lo que les conduce al mismo destino; incluso la madre, que huye literalmente de la casa pensando que así evitaría perderlo todo, lo pierde.

Pero la pregunta que muchos nos hacemos es la siguiente: ¿quién es Edith? ¿Qué quedó de ella tras su muerte? ¿Por qué se marchó? Es tal vez esa falta de respuestas a la gran pregunta lo que termina respondiendo a la realidad de la vida, que en ocasiones no da contestación para aquello que sentimos que más explicaciones necesita.

Nadie se va del todo mientras se le recuerde.

Mientras tanto, la vida sigue siendo vida. Al menos hoy, lo que queda de ella.

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