Rogue Trooper Redux, análisis

Nos separan once años desde que los británicos de Rebellion lanzaran una de las adaptaciones más sonadas entre los amantes de las viñetas. Rogue Trooper llegó durante los últimos coletazos de la generación previa a Xbox 360 y PlayStation 3, alcanzando a un buen puñado de plataformas como Xbox, PlayStation 2 o PC. En aquellos momentos, la mezcla entre la acción en tercera persona, coberturas y ciertas mecánicas alrededor del protagonista hicieron que el título se hiciera un pequeño hueco entre los seguidores del género, aunque ya de por sí se le notaban ciertas costuras que le impidieron ir un paso más allá.

Así pues, en plena recta final de 2017 recibimos su puesta a punto para los sistemas y Steam, incluida Nintendo Switch.

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El último de Un-Earth

Nuestra vuelta al conflicto entre el Norte y el Sur no ha sido todo lo satisfactorio que recordábamos. Este tipo de fórmulas, que ya en su día tenían aristas que pulir, no suelen recibir de buen agrado el paso de los años. Tras pasar poco más de una década sin pisar el yermo abrasado de Un-Earth, Rogue Trooper se siente vetusto, con pobres decisiones a nivel jugable y desplegando los mismos problemas que la obra original.

Durante la primera hora de juego podremos hacernos una idea de lo que encontraremos durante la totalidad de su desarrollo. En un título de estas características —y más si tratamos con un shooter de cierto nivel táctico— hay ciertas facetas que no podemos pasar por alto. En especial nos referimos al diseño de niveles y todas las mecánicas que atañan al gunplay. Todos los niveles dejan escaso margen de maniobra al jugador. La gran mayoría de los tiroteos son estáticos, es decir, el juego proporciona estructuras que pueden ser utilizadas a modo de cobertura para que sea bajo ese parapeto donde resolvamos el combate. Coberturas que se utilizan automáticamente con resultados… dispares. En alguna ocasión nos ha dejado vendido tras intentar que el personaje se parapetara en un lugar en concreto.

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Esto se debe principalmente a que la compañía ha seguido a rajatabla el concepto de linealidad. A grosso modo podría decirse que todos los niveles son estancias con forma de tubo interconectados entre sí por alguna acción especial: pirateos de ciertas cerraduras, escaleras, explosivos para continuar, etc. La experiencia se torna monótona e incluso tediosa si no llegamos a conectar con el hilo argumental —floja y sin novedades en esta remasterización—. Por otro lado nos encontramos con un gunplay sin ninguna gracia a los mandos. Nuestra ametralladora tendrá diversas opciones de disparo. Si utilizamos el objetivo ganaremos precisión, ya que el modo de disparo cambiará a semiautomático, haciendo las veces de un arma de larga distancias. Por el contrario, disparando desde la cadera gozaremos del río de balas de rifle de estas características.

La inteligencia artificial de los enemigos brilla por su ausencia. La dificultad del juego reside en recibir más o menos daño dependiendo del nivel que elijamos, lo que deja el comportamiento del adversario en las mismas condiciones. El arma reglamentaria que disponemos también cuenta con ayudas de apuntado que van más allá de las que todos conocemos. Si colocamos el objetivo cerca de la figura rival, uno de nuestros compañeros adheridos facilitará que las balas vayan justo al miembro más cercano de la mira. Son pequeñas ayudas que no dejan de acrecentar lo descafeinado del combate en Rogue Trooper Redux.

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Sí, habéis leído bien. Durante la primera misión, algunos compañeros abatidos podrán sumarse a nuestro equipo. En forma de chips neuronales, cada uno cumplirá una función que nos reportará nuevas opciones. Además del introducido en el rifle como comentamos con anterioridad, otro nos permitirá fabricar diversos objetos. Munición, granadas, botiquines… ciertos items de valor que crearemos en cualquier momento del juego a cambio de fragmentos, obtenidos tras abatir enemigos. La regeneración de salud pasará casi siempre por el uso de los utensilios medicinales, puesto que no suelen ser caros de fabricar y el aumento es prácticamente instantáneo.

Completar los trece niveles de la campaña original nos llevará alrededor de las ocho horas, siendo comedidos en velocidad durante las trece misiones. Contaremos a su vez con diferentes formas de alargar nuestra estancia en Rogue Trooper Redux, como el modo cooperativo en línea para hasta cuatro jugadores. No podemos olvidarnos de que el multijugador competitivo también está de vuelta tras el cierre de los servidores del original hace ya unos cuantos años. Quizá sea esta una de las mayores sorpresas para los fanes.

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Rogue Trooper en alta definición

Tal como nos referíamos con anterioridad, la principal mejora en Rogue Trooper Redux se encuentra en el apartado gráfico. Todas las texturas y modelados se han visto actualizados para lucir sus mejores galas en los hardwares predominantes de hoy en día. Los sesenta fotogramas por segundo se mantienen prácticamente en todo momento, ayudando a conseguir que nuestro periplo sea lo más consistente posible. La nitidez que ofrecen los 1080p hace que el aspecto en líneas generales sea limpio, lejos de los tonos opacos de la primera versión.

Sin embargo, el trabajo de Ticktock Games no ha sido suficiente para ocultar lo que al fin y al cabo sigue siendo: un título de hace once años vitaminado por la vía más obvia. El control también se ha visto suavizado para recrear la experiencia fluida de Redux, que era uno de los principales motivos para la vuelta de Rogue.

Este análisis se ha realizado con un código para PS4