Syberia
Análisis, Syberia
Syberia vuelve a las consolas tras su paso por dispositivos móviles para seguir alargando su legado, ahora en Nintendo Switch.
Análisis, Syberia
La historia de Kate Walker en Syberia es muy probable que sea conocida por los más viejos del lugar. Una aventura creada por el Caballero de las Artes y las Letras Benoît Sokal que debutó hace poco más de quince años en ordenadores personales y que dejó un buen sabor de boca a los jugadores de aventuras gráficas, un género que ya por esas fechas, decían, andaba de capa caída pero que nos dejó en esa década títulos como Runaway: A Road Adventure, La Fuga de Monkey Island, Broken Sword III o el incombustible Farenheit entre otros.
Lo cierto es que esta propuesta de 2002 tuvo muy buena acogida pero, con tantas versiones a lo largo de estos años, quizás ya no sorprenda tanto como cuando, por ejemplo, se lanzó para la portátil Nintendo DS. Y a eso hay que sumarle las versiones móviles para iOS y Android que llegaron en 2014. Ahora tenemos la oportunidad no solo de jugar a Syberia en Nintendo Switch si no también, en apenas un mes, a su segunda parte así como en 2018 al capítulo final de las aventuras de Kate Walker tal y como anunció su desarrolladora.
Syberia nos cuenta la historia de una abogada neoyorkina llamada Kate Walker que viaja al pueblo autómata de Valadilène para cerrar la venta de la compañía de juguetes Voralberg hacia una empresa americana. Nada más llegar al pueblo francés se da de bruces con lo que parece ser un funeral, y así es, poco después en el hotel se entera que la propietaria de la juguetera ha fallecido. En un primer momento y tras unas llamadas a su jefe, esto no parece ser un impedimento ya que en el contrato de compraventa ya se habían dado órdenes por si este fatal desenlace sucedía, sin embargo y tras una breve charla con el único notario del pueblo, la fallecida Anna Voralberg dejó por escrito que su hermano que parecía haber muerto hace muchos años, seguía vivo y recibía en herencia la fábrica de automatones. El periplo de Kate desde ese preciso momento le llevará a viajar por toda Europa para dar con el hermano de Anna, Hans, no sin antes conocer a personajes como el carismático Momo, el autómata Oscar o el ex-cosmonauta soviético Boris Charov entre otros.
Lo que en un principio parece ser una simple firma entre beneficiario y abogado, nos lleva a un viaje donde la protagonista se encuentra a sí misma, donde se tocan temas que hacen trabajar la mente del jugador y que la historia creada por Benoît Sokal -y su final abierto-, nos deje con ganas de más. Podrá haber pasado muchos años desde su primer lanzamiento, podremos haber jugado a Syberia en multitud de dispositivos, pero la historia del título de Microïds es una de esas aventuras que siempre apetece jugar.
Las aventuras gráficas son siempre un género que encandila a los jugadores y es una gran decisión por parte de Mïcroids el llevar su trilogía a Nintendo Switch. Primero porque el título ha recibido un pequeño lavado de cara gráfico para que no parezca tan antiguo y segundo porque en modo portátil puede manejarse parcialmente con la pantalla táctil además de seguir viéndose y controlándose de forma espectacular. Otra grata decisión es la de lanzar en tan breve espacio de tiempo sus dos primeras entregas, hecho que hará que los jugadores retomen las aventuras de Kate con el primer capítulo todavía fresco en sus retinas. Falta saber en qué mes llegará el broche y final de la trilogía aunque desde la compañía han confirmado que lo hará a principios de 2018.
Las mejoras gráficas que hemos comentado previamente se encuentran únicamente en dos características. La primera la vemos en los propios personajes que vemos durante la aventura, los cuales ahora cuentan con un mejor modelado, las texturas de los mismos son de alta calidad y están más detallados. Sin embargo los protagonistas de Syberia siguen siendo mudos y no cuentan con sincronización labial como ya ocurría en el lanzamiento original. Puede parecer un nimio detalle pero en 2017, detalles así, se agradecen y ayudan a sumergirse mejor en la aventura. Por otra parte y como segunda característica renovada está la posibilidad de jugar a la resolución original del juego 4:3 o hacerlo a 16:9 aprovechando toda la pantalla -tanto táctil como la de nuestros televisores-. Esto que a primera vista puede ser un plus, se convierte en una horrorosa forma de dañar a los ojos puesto que si escogemos jugar en formato panorámico, Kate y compañía ganan unos cuantos kilos y deforman levemente su figura. Lo mismo ocurre con el escenario aunque estos no se ven tan afectados. Si escogemos disfrutar del cartucho en formato original, aparecerán dos bandas negras en los laterales que con un par de horas de juego se nos habrán olvidado que allí residen.
No hay más mejoras aparentes puesto que el título llega tal cual se lanzó en 2002. Eso sí, tenemos que destacar el maravilloso trabajo que ha realizado Microïds a la hora de portar el control a Nintendo Switch. Con los dos sticks analógicos movemos a Kate, con X abrimos el bloc de notas, con Y el inventario, A para seleccionar, ZL o ZR para correr y L para usar el móvil. Nada que ver con las decisiones que se tomaron en la versión para Nintendo DS sobre su control, aquí funciona de forma fantástica aunque hay que decir que correr llega a ser algo molesto ya que en cada cambio de pantalla Kate vuelve a su paso normal y hay que pulsar de nuevo uno de los botones superiores.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.