ELEX
- PlataformaXBO8.5PS48.5PC8.5
- GéneroRPG, Acción
- DesarrolladorPiranha Bytes
- Lanzamiento17/10/2017
- TextoEspañol
- VocesInglés
- EditorTHQ Nordic
ELEX, análisis
En un mundo devastado por una catástrofe natural, los núcleos de población humana luchan por hacer prevalecer los ideales que les han permitido levantarse de nuevo mientras peligrosas bestias, mutantes y saqueadores acechan en cada rincón. Nuestro papel en la historia será crucial, pero lo primero es sobrevivir.
ELEX, análisis
ELEX llega con la sombra de la saga Gothic muy presente en la mente de quienes llevan esperando su lanzamiento desde que fue anunciado. Tanto es así, que no resulta extraño concebir este nuevo título como una evolución de la fórmula original planteada por Piranha Bytes a principios de este siglo, con diferencias clave como esa mezcla de ambientación medieval fantástica y futurista. Lo cierto es que no es una imagen muy lejana de lo que el juego es realmente, evolución lógica y notable de lo visto a nivel jugable a lo largo de la saga Risen.
Forjando una leyenda.
Magalan era una tierra próspera y avanzada hasta que el impacto de un cometa la obligó a renacer de sus cenizas. Los hombres, desprovistos de las estructuras sociales y los medios tecnológicos que dirigían sus vidas anteriores, van repoblando y recuperando el control del terreno, fundando nuevas poblaciones con valores y formas de ver la vida muy características y diferenciadas entre sí, lo que también da lugar a disputas entre ellos. Pero será especialmente importante la aparición de un nuevo elemento en torno al cual girará toda acción humana: el Élex, una sustancia con un poder fuera de lo común que regirá los acontecimientos de los primeros siglos de historia después del cataclismo, y que motivará también las más grandes rivalidades entre los diferentes pueblos de los hombres. No está muy claro si este elemento llegó con el cometa desde el espacio exterior o si ya estaba en las entrañas de la tierra y el impacto sólo lo dispersó, haciéndolo visible, pero su descubrimiento marca toda una era en la que nos ha tocado participar.
Encarnamos a Jax, comandante de los Albos, la facción más avanzada y poderosa tecnológicamente y que está dispuesta a reducir a todas las demás para hacerse con todo el Élex existente en Magalan. Fanáticos del culto al Híbrido, ser superior que se nutre continuamente de esta sustancia y en nombre del cual confían en ser el pueblo elegido para protagonizar el siguiente escalafón evolutivo del ser humano, utilizan Élex para todo: lo consumen para suprimir sus sentimientos, confiando en el poder de la lógica más pura; lo utilizan para desarrollar tecnología armamentística de primer nivel; lo ofrecen al Híbrido para ganarse su favor y, por supuesto, lo utilizan como moneda de cambio, algo que todas las facciones tienen en común.
Cuando Jax es presentado al jugador, le vemos pilotando un bombardero que es atacado y derribado. Sin tiempo para reaccionar, Kallax, otro albo de elevado rango, aparece para ejecutar la sentencia que debe sufrir todo aquel que fracase en una misión: la muerte. Su error se hace evidente cuando tomamos el control del comandante y vemos que, aunque debilitado y despojado de sus pertenencias, está muy vivo. Sin embargo, desde el momento en que la conciencia vuelve a Jax sólo podemos encontrar motivos de intriga y venganza en su cabeza: lo ocurrido con Kallax fue muy extraño y algo huele a chamusquina, habrá que aclarar las cosas. Y, por supuesto, el saqueador que ha aprovechado su estado moribundo para llevarse su armadura debe ser encontrado y ajusticiado. Pero Magalan es un lugar enorme y muy peligroso para un hombre solo y desarmado, por lo que se antoja que el camino hacia sus propósitos dará muchas vueltas e incluirá muchos más actores de primer nivel.
Calor humano y fría libertad.
Ni siquiera un comandante Albo puede valerse completamente por sí solo para recorrer todas las regiones del continente, y menos aún uno que se encuentra bajo los efectos del mono de Élex y se intenta acostumbrar a lo que implica sentir emociones. No sólo acechan bestias y saqueadores, peligros omnipresentes para cualquier aventurero, sino que en todas partes se tiene especial inquina a esa gente deshumanizada que está dispuesta a arrasar con todo y con todos para extraer y poseer hasta la última gota de Élex. Por ello, entablar amistad con miembros de otras facciones y andarse con cuidado a la hora de relevar datos de nuestro pasado será una constante. Las ciudades son, por lo general, lugares muy tranquilos donde nadie va a intentar nada en nuestra contra sin motivos previos, de modo que nos dan la oportunidad de abastecernos, buscar aliados y ganar experiencia y dinero a base de completar encargos.
Las ciudades suelen pertenecer a una facción determinada, aunque hay lugares donde conviven habitantes independientemente de su origen. La vida que en ellas se respira depende en gran medida de las acciones que llevemos a cabo, puesto que podemos inmiscuirnos en muchos asuntos privados y resolverlos de maneras muy diversas que pueden levantar rencores y simpatías a partes iguales, y no sólo hacia nosotros, sino también entre los propios personajes NPCs que sostienen rivalidades entre sí. Lo mejor de todo esto es sentir que nuestro comportamiento influye en nuestro entorno, algo extensible al devenir de una historia que dependerá en gran medida de nuestras acciones.
Pluralidad cultural.
Las diferencias entre facciones son muchas y están perfectamente pensadas para influir directamente en el apartado jugable. A los Albos de Xácor ya los hemos descrito más arriba, caracterizados por su adoración al Élex y una tecnología armamentística puntera. Son intransigentes con todo aquello que se oponga a su voluntad, por lo que suelen ser considerados como un enemigo común para todas las demás. Los Clérigos son la facción más cercana a ellos en cuanto a características y modo de vida, puesto que también basan su visión del mundo en un culto religioso y son eruditos de la tecnología punta basada en el Élex, aunque no lo consumen para hacerse a sí mismos más fríos de mente y fuertes de cuerpo.
En el extremo opuesto tenemos a los Berserkers, de corte primitivista, amantes de la naturaleza y concienciados en contra del Élex, al que consideran responsable de la contaminación del mundo, motivo por el que rechazan toda forma de tecnología, algo controlado estrictamente por un código legal que regula los comportamientos dentro de sus fronteras y al que deben máximo respeto. Dado que su armamento, basado en armas de mano medievales, arcos y ballestas, se antoja rudimentario, lo compensan con la capacidad de lanzar hechizos mágicos gracias al poder del maná, una forma de Élex refinado. Por último estarían los proscritos, facción idónea para los individualistas que no quieren oír hablar de responsabilidades sociales ni comunales. Unidos exclusivamente por su afán de lucro, los proscritos se guían por la ley del más fuerte y sólo reconocen autoridades en base a la intimidación. Se arman con tecnología previa al impacto del cometa, que viene a ser muy similar a la que conocemos en nuestro mundo real.
Por supuesto, las distintas facciones no consisten solamente en mera apariencia. Las diferencias de personalidad y valores hacen que, si somos consecuentes con un modo de proceder, nos llevemos irremediablemente mejor con unos que con otros, dando más protagonismo en la historia a una determinada facción y olvidándonos más de otras. De hecho, elegir bando es algo que determina totalmente nuestra partida, ya que desbloquea ciertos eventos y habilidades a las que tendremos acceso al subir de nivel, todo ello personalizado particularmente para cada caso. Además, el estilo de combate tiene sus diferencias obvias por los puntos débiles de cada arsenal, aunque esto se compensa plenamente al poder hacer uso de las armas que queramos independientemente de la facción a la que pertenezcamos (no obstante, parte del equipamiento que conseguiremos sí provendrá directamente de nuestra facción y dependerá de los rangos que escalamos dentro de ella).
Exploradores de acción.
Algo que siempre ha caracterizado a los juegos de Piranha Bytes es su diseño de mundos abiertos. ELEX ofrece un mapeado gigantesco lleno de lugares que visitar, eventos que completar y accidentes geográficos que nos obligarán a movernos a varios niveles, para lo que será esencial el uso de la mochila propulsora, herramienta que nos permite cumplir con la promesa de poder llegar a cualquier punto que nos propongamos. Sobrevivir en Magalan será el primer asunto del que preocuparse dado que podemos ir a cualquier parte desde el primer momento y se nos incitará a viajar de un lado a otro buscando cosas útiles que nos permitan avanzar y, también, encargos aptos para los niveles iniciales. Esto convierte las primeras horas en una sucesión de caminatas, combates y huidas a lo largo y ancho del mapeado, pudiendo sentir que tardamos demasiado en ver algún tipo de mejora en nuestro personaje, especialmente en lo referente al equipo disponible. Esto debe servir de llamada de atención para los menos acostumbrados a los juegos de rol y supervivencia, pero los veteranos también tendrán su reto asegurado si se lanzan a la aventura en el nivel máximo de dificultad.
Para evitar tener que repetir paseos excesivamente largos, tenemos los habituales puntos de teletransporte distribuidos por el mapa. La dificultad al respecto radica en encontrarlos en un primer momento, puesto que no hay nada que nos indique dónde están y tampoco son estructuras especialmente llamativas a primera vista en medio de la naturaleza, de modo que es muy probable pasarlos por alto y dejarlos desactivados. No obstante, existen habilidades que desvelan dónde están en nuestro mapa, facilitando mucho la tarea a quien así lo desee. Por otra parte, todas las ayudas propias del HUD pueden ser desactivadas a preferencia del jugador: indicadores de enemigos, posición de los objetivos en las misiones, brújula, etc. Si queremos ser puristas y no nos gusta la falta de coherencia que supone tener anotado en el GPS el escondite de un fugitivo perdido, podemos inhabilitar tal ayuda sin problema, con el consecuente y notable incremento de dificultad.
El paisaje ofrece estampas para el recuerdo de muy diversa índole. Los frondosos bosques, orgullo y esperanza del pueblo Berserker, se combinan con el árido desierto, morada de hombres sin ley, y con parajes en los que el invierno reina eternamente, especialmente ocupados por los fríos Albos. También hay zonas rocosas y volcánicas, logrando una variedad muy de agradecer aunque, también hay que decirlo, en ocasiones los contrastes choquen demasiado. Cualquier lugar, eso sí, es bueno para observar las ruinas del mundo pasado y hecho trizas por el impacto del cometa, que en muchos casos son reutilizadas por los pueblos y gentes que tratan de salir a flote.
Mejorando en el combate.
Aunque muchas veces es posible solucionar las situaciones por otras vías, el combate sigue siendo la base jugable de manera evidente. La promesa de mejorar en este apartado tras las críticas al sistema de Risen, especialmente por su escasa amplitud de variables y tipos de armas, ha sido atendida considerablemente. En primer lugar, tenemos hasta cuatro categorías de armas: una mano, dos manos, ligeras y pesadas, que a efectos prácticos van desde espadas hasta lanzallamas pasando por hachas, mazas, pistolas y rifles de plasma. Esto hace que existan varias vías de aumento del daño causado, lo que, unido a unos requerimientos de atributos en muchos casos impredecibles, fuerza a pensarse mucho la distribución de los puntos de mejora e incita a un equilibrio que no siempre funciona.
A diferencia de otros juegos de rol, en Elex las armas no destacan por su cantidad, siendo muy extraño adquirir una directamente de un enemigo derrotado, encontrándose más comúnmente en tiendas o lugares especiales, y resutando habitual pasar muchas horas de juego con el mismo equipo. Esto, sobre todo al principio (cuando apenas podemos hacer frente a un par de tipos de enemigos con garantías) potencia la sensación de estancamiento, pero también hace muy satisfactoria la mejora y la adquisición de nuevas herramientas.
El sistema de combate propiamente dicho bebe directamente de los últimos juegos de la compañía, aunque la posibilidad de enlazar golpes depende exclusivamente de nuestra estamina y no de un número delimitado de antemano. Contamos con un botón de ataque rápido y otro de ataque potente, y podemos combinarlos como mejor queramos dando más o menos potencia a cada golpe en función del tiempo que mantengamos pulsada la tecla. Además, si enlazamos un buen combo podemos ejecutar un golpe final que puede marcar la diferencia en toda pelea. Por otro lado, en la fase defensiva podemos cubrirnos o esquivar rodando. Sobre el papel tenemos un sistema atractivo, pero en la práctica el control pierde fuelle por motivos de pura precisión. La fijación de objetivo y, sobre todo, el alternar entre ellos cuando hay más de uno, puede traer ciertos dolores de cabeza. Tampoco la velocidad de respuesta ayuda a sentir que se tiene control total y a veces recibiremos impactos que no sentiremos como muy justos. El control de las armas de fuego, por su parte, tampoco está tan pulido como sería deseable en cuanto a precisión se refiere.
Un mundo vivo.
A lo largo de nuestra aventura conoceremos muchos personajes que nos darán opción de abrir líneas argumentativas paralelas que, en algunos casos, no desmerecen en absoluto la historia principal, ya sea por una cuestión de guión o de puro entretenimiento e interés. A la posibilidad de dar forma a nuestra propia ciudad se unen los encargos de los personajes aliados, aquellos que conoceremos y se prestarán a acompañarnos, y que guardan algunas de las historias más entretenidas y divertidas, aunque a efectos prácticos suelan consistir en una sucesión de búsquedas o fases similares a cada cual más complicada. Un buen detalle está en que el acompañante que hayamos elegido participará brevemente en algunas conversaciones pero, sobre todo, en que reaccionará a lo que hagamos y digamos en su presencia, cambiando de opinión acerca de nosotros sobre la marcha y no sólo cuando hablemos directamente con él o ella.
Pero no sólo son interesantes las interacciones entre nuestro personaje y otros secundarios, sino también los acontecimientos de NPC a NPC, que a veces nos permiten interferir en sus asuntos. A nivel más básico está la reacción de los personajes al encontrar enemigos o bestias salvajes, lo cual formará parte de los combates muy a menudo a poco que nos lo propongamos, ya que lidiar con un rival numeroso complica mucho las cosas y conducir a unos perseguidores contra otros suele resultar en una gran idea para generar confusión, pudiendo aprovechar que ya no somos el único blanco para facilitar nuestra tarea.
Apartado técnico.
En cuestión de músculo cabe destacar la inmensa extensión del mapeado sin tiempos de carga de ningún tipo entre medias, con un buen nivel de detalle y un rendimiento firme. No podemos decir que sea el mayor exponente a nivel gráfico, pues hay otros títulos también muy extensos con un acabado visual superior, pero tampoco hay que desmerecer un resultado final notable y convincente, destacando la iluminación, los largos ciclos del día y algunos diseños que, en estático, convencen plenamente. Tampoco hay que obviar, en todo caso, la colección de fallos gráficos y bugs que suelen aparecer en juegos de este tipo y respecto a los cuales ELEX no es una excepción. Si bien la mayoría son sólo incómodos de ver y no tienen mucha repercusión jugable (algo de popping en ciertas zonas, personajes que se sostienen de pie sobre el aire o atraviesan alguna pared…), a veces sí pueden resultar molestos si ocurren en el momento menos propicio. Tampoco resulta muy positiva la repetición de caras, especialmente las femeninas, incluso en personajes de cierta importancia.
En lo referente al sonido, lo cierto es que completa una ambientación muy buena. El doblaje (en inglés, aunque todo perfectamente traducido al castellano) cumple bien, algo importante con la ingente cantidad de frases de diálogo que contiene el juego, y los efectos de sonido acompañan y transmiten sin fisuras, especialmente los ruidos emitidos por las bestias salvajes. En la banda sonora se echa en falta un tema principal realmente memorable como en juegos pasados de la compañía, aunque la música ambiental ayuda a mantener un conjunto firme y de calidad.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.