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Gwent: CD Projekt planta cara a Hearthstone

Geralt, Ciri, y compañía se suman a los CCG

La apuesta de CD Projekt es en firme

El Gwent -aquí conocido como Gwynt- se convirtió en uno de los muchos matarratos de los que podíamos disfrutar en el fabuloso The Witcher 3: Wild Hunt, conformando uno de los juegos de cartas más complejos de los que habíamos sido testigos de entre los que se encuentran a su vez dentro de otro título. De hecho, los polacos de CD Projekt vieron en el tal potencial que vieron posible su lanzamiento como CCG -collectible card game- independiente, y a tenor de lo jugado en los últimos meses en su beta cerrada -ahora abierta para todo el mundo- no se equivocaron, porque la cuestión ya no es si vale la pena, sino cuánto aguantará el omnipotente Hearthstone su envite.

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El popularísimo juego de Blizzard lleva ya tiempo jugando con fuego. Cada expansión que aparece para Hearthstone se espera como un soplo de aire fresco, y en cierto modo lo es, pero cada vez que llegan nuevas cartas suelen suceder dos cosas, y ninguna de ellas es positiva: por un lado, tiende a romperse el equilibrio por culpa de una mecánica o carta mal medida que termina dominando un metajuego infestado de jugadores deseosos de subir rangos sin importar cuánto se divierten o si se hacen mejores en el proceso. Por otro, el odiado RNG, el factor azar inherente al género, cada vez hace acto de presencia en las partidas de manera más frecuente, lo que ha terminado por cansar a algunos otrora jugadores profesionales de Hearthstone tales como Trump o Lifecoach que lo han abandonado para pasar a convertirse en tops de… En efecto, Gwent.

Las dinámicas partidas de Gwent

Gwent sabe diferenciarse perfectamente de sus competidores, no solo Hearthstone, sino otros juegos de cartas como el pujante The Elder Scrolls Legends o los menos conocidos Faeria o Eternal. Principalmente, estamos acostumbrados a encontrarnos con el objetivo de reducir a cero determinada cantidad de puntos del rival, pero el título de CD Projekt cambia esta propuesta radicalmente, la cual podemos intuir desde lo que vimos en The Witcher 3: Wild Hunt. El objetivo en esta ocasión es acumular puntos de fuerza distribuidos en tres calles diferentes por cada lado del tablero, en las que situar unidades cuerpo a cuerpo, a distancia y asedio, estando a su vez cada partida dividida en tres rondas de las cuales hay que ganar dos para hacerse con la victoria.

La división de la partida en rondas puede parecer un detalle baladí, pero nada más lejos de la realidad. Por una parte, iguala cada enfrentamiento, ya que en pocos casos vamos a disputar alguna partida que se resuelva en dos rondas, teniendo que jugarnos el todo por el todo en una tercera y decisiva. A su vez, obliga a hacer una labor de gestión de recursos extraordinaria, ya que tras la primera ronda cada jugador roba dos cartas -pudiendo descartar dos de ellas-, quedando reducida esta cantidad a solo una tras la tercera -pudiendo descartar otra-, con lo que en muchas ocasiones conviene pasar turno y dar una por perdida con tal de conservar nuestras posibilidades de victoria intactas.

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Este aspecto del robo es casi el único factor de azar en Gwent, pero reducido en este caso a su máxima expresión. Muy, muy pocas cartas provocan efectos aleatorios en las partidas, con lo que seguramente este sea el juego de cartas en el que el porcentaje de habilidad, estrategia y planificación previa sea mayor en cuanto a importancia. Precisamente esta es la razón de ser de su campaña de publicidad, en clara alusión a Hearthstone y lanzando dardos no siempre sutiles.

En cuanto a las cartas, hay algo que Gwent hace extraordinariamente bien, como es el limitar la cantidad de cartas de cada tipo que podemos llevar en cada baraja. En cuanto a rareza, hay cartas de bronce, plata y oro, siendo evidentemente estas las más potentes y pudiendo contar con solo cuatro como máximo en nuestro mazo, que normalmente constará -es lo recomendado- de entre 25 y 30 cartas. Esto no consigue sino hacer que nadie pueda permitirse pasar por encima de sus rivales gracias a contar con muchas cartas de oro, pero claro… una cosa es tenerlas en la baraja y otra muy diferente es conseguir robarlas a lo largo de la partida. Sin embargo son extremadamente potentes, ya que no es posible interactuar con ellas para reducir su fuerza, y obviamente tampoco para aumentarla.

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Cada baraja de Gwent estará basada en cada una de las cinco facciones presentes, perfectamente reconocibles de la saga del brujo, y cada una tiene sus propias características: Monstruos, Skellige, Reinos del Norte, Nilfgaard y Scoia’ Tael. En el caso de los Monstruos, por ejemplo, nos encontramos con la facción ideal para comenzar a jugar, ya que está basada en mecánicas sencillas pero al mismo tiempo, es muy competitiva. Combinando daño directo a las fuerzas rivales con los efectos del clima adverso a las calles del lado del tablero, no resulta excesivamente complicado mermar las cifras enemigas, pero si una vez hayamos dominado esta facción, podremos dar el salto a otras más complejas. Scoia’Tael, sin ir más lejos, cuenta con Enanos y Elfos, además de ciertas cartas llamadas Emboscadas, que al estilo de los secretos en Hearthstone, se activan una vez el rival ejecute una acción concreta. A su vez, las barajas de los Reinos del Norte intentan desplegar unidades fortísimas incluso con armadura a las que cuesta Dios y ayuda quitarse de encima.

Estos son solo tres ejemplos de la variedad que nos vamos a encontrar en Gwent. Afortunadamente, CD Projekt ha sabido no solo plasmar variedad a la propuesta vista en The Witcher 3, sino también complejidad a una fórmula que ya era sorprendentemente profunda para tratarse simplemente de un minijuego contenido en un grandísimo RPG.

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La calidad jugable de Gwent está fuera de toda duda, pero cualquiera que se adentre en un juego de cartas lo hace con la incógnita de encontrarse con un pay to win. No es este el caso, principalmente porque el estudio polaco otorga una colección de base al jugador novato bastante considerable, amén de unas pocas cartas doradas para poder defenderse con solvencia. Además, las conocidas misiones diarias son especialmente generosas, ya que ganando solo seis rondas -ojo, rondas, no partidas-, obtenemos los 100 minerales necesarios para hacernos con un barril de 5 cartas. Como peculiaridad, la quinta carta la elegiremos en un draft entre tres, pudiendo elegir la que más nos convenga o simplemente, nos falte.

Tampoco deberíamos dudar del tratamiento futuro de Gwent. Por el momento no existe modo para un jugador, pero lo más seguro es que próximamente sí esté presente. De hecho, ya existe un espacio reservado para el mismo en los menús. Sin embargo, lo que más llama la atención es el hecho de que en tan solo unas pocas semanas de beta abierta ya se han aplicado dos actualizaciones con nerfeos y buffs a determinadas cartas, con lo que es evidente que CD Projekt está más que comprometido con este título. Lo que sí provoca una absoluta incertidumbre es cómo implementarán las novedades en forma de cartas. ¿Será con una especie de aventuras, como hemos visto en Hearthstone? ¿Lo harán con barriles centrados en determinadas temáticas? ¿Harán una combinación de ambas? Es algo que iremos viendo con el tiempo, pero lo que es evidente es que los cimientos están puestos, y son tremendamente firmes.

Gwent: The Witcher Card Game

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Gwent: The Witcher Card Game, desarrollado y distribuido por CD Projekt RED para PCXbox One, PlayStation 4 y dispositivos iOS y Android, es un título de estrategia y cartas basado en el juego del mismo nombre que aparecía en The Witcher III. Lanza poderosas cartas de hechizos y unidades e invoca a tus héroes con habilidades determinantes. En los campos de batalla, usar trucos inteligentes para engañar a los demás jugadores es siempre una buena táctica.

Carátula de Gwent: The Witcher Card Game