Mitología griega: del Olimpo a los videojuegos
Muchos amantes de la cultura helénica esperamos un comienzo similar en la epopeya videojueguil que creó Santa Monica Studio y que relataba, en un potente y violento hack and slash, la dolorosa y violenta venganza de Kratos, general espartano que se vio traicionado los dioses a quienes servía.
“Canta, oh, musa, la cólera del Fantasma de Esparta”
La Antigüedad, y concretamente la mitología griega, han servido como base para crear el lore de muchos videojuegos. Al hacer referencias a leyendas, divinidades y héroes que bien conocemos, pertenecientes a una cultura madre de nuestra civilización actual, estos títulos de los que hablaremos a continuación conectan con el jugador de una manera especial, además de tener un trasfondo muy rico.
God of War, con el que abrimos el presente reportaje, ha pasado a la historia como una de las sagas más memorables, y no sólo por su exaltada violencia y su dinamismo, sino por su desgarradora historia, escrita según la estructura de la tragedia griega. Kratos es el héroe clásico, fiel a los dioses y pasional, que se ve traicionado por ellos y es títere de un destino al que no puede vencer. General espartano y protector de su patria, en un momento de desesperación durante un crudo combate contra el ejército bárbaro, jura a Ares que “si derrota a sus enemigos, le entregará su vida”. Así, el dios de la guerra toma la palabra y, si bien concede a su nuevo devoto su deseo, el precio que le cobrará resultará demasiado caro. Kratos se convertirá en una máquina de matar, para quien sesgar vidas es un acto tan involuntario como respirar, lo cual desemboca en uno de sus sucesos más desgarradores. Durante la ceguera de su frenesí bélico, Kratos termina con la vida de su esposa y su hija, lo cual marcará el inicio de un arduo periplo de venganza contra el Olimpo que ha estado usando a su siervo como marioneta, y el descenso a la locura del mismo espartano, que viviremos a lo largo de tres entregas, junto con dos precuelas.
El diseño de Kratos, por su parte, recrea el lenguaje corporal propio de un actor que representa al héroe de una tragedia griega: su voz marca la pasión en cada una de las palabras que pronuncia y su cuerpo, aunque ligeramente doblegado por el dolor y la ira, se mantiene rígido y vibrante. Debe su nombre a Cratos, hijo de Zeus y personificación de la fuerza física y el poder, y uno de los dioses que luchó en la Titanomaquia y encadenó a Prometeo.
En God of War vivimos la primera parte de la venganza de Kratos al mismo tiempo que conocemos su historia. El juego culmina con la derrota de Ares y el ascenso del espartano como nuevo dios de la guerra. En la segunda parte, los dioses vuelven a someter a Kratos, le despojan de sus poderes (justificando, de este modo, la curva de aprendizaje y dificultad del juego) y lo expulsan al Tártaro para torturarle con pesadillas sobre su esposa e hija. Desde allí, y con la ayuda de Gaia, Kratos reinicia otro camino de venganza en el que se enfrentará, además de a héroes clásicos como Teseo e Ícaro, a las Hermanas del Destino (Moiras) para cambiar su pasado. Por supuesto, al final del juego Kratos recordará la lección, como tantos otros héroes trágicos, de que el Destino es inevitable y deberá sacrificarse para un bien mayor. En God of War III, Kratos se enfrentará a los dioses del Olimpo y esta guerra llevará al planeta a su propia destrucción con la muerte de cada dios (sin Poseidón, los mares engullirán la tierra; sin Hera, la misma vida deja de ser posible) hasta que Kratos encuentra una manera de redimirse y devolver la esperanza al mundo, la cual, por supuesto, se encuentra en el fondo de la Caja de Pandora, un elemento clave en esta convulsa historia.
En las dos precuelas de la saga, Ghost of Sparta y Chains of Olympus, veremos más trabajado el tema de la tragedia. En Ghost of Sparta conoceremos a Deimos, el hermano de Kratos, a quien los dioses secuestraron para impedir la profecía de que “la destrucción del Olimpo llegaría a manos del guerrero marcado”. Los dioses creen que dicho guerrero es Deimos, debido a la marca de nacimiento. Sin embargo, durante el rapto, Kratos recibe una herida en el rostro al intentar proteger a su hermano, convirtiéndose en el guerrero de la profecía.
En Chains of Olympus se nos muestra un Kratos que mantiene cierta fidelidad hacia los dioses y deposita su confianza en ellos, concretamente, en Perséfone, la señora del Inframundo, que le promete devolverle la vida a su hija Calíope si la ayuda a la diosa a liberarse de las cadenas que la ligan a Hades, con quien fue obligada a casarse. Por supuesto, Kratos se verá traicionado por su aliada al final, y deberá rechazar a su propia felicidad para impedir un mal mayor.
En la última entrega de la saga, God of War: Ascension, Kratos se enfrenta a la personificación de la conciencia, las Furias (en este caso, figuran en el juego con su nombre romano en lugar del griego, Erinias), que buscarán su condena por los crímenes cometidos contra los dioses y su propia familia.
God of War, además, nos muestra en su ambientación un giro más oscuro de la mitología y el folklore helénicos. De por sí, los mitos griegos no son un cuento de hadas dulcificado, pero Santa Monica resalta su lado más siniestro. Así, el Ícaro con el que nos enfrentaremos no será el adolescente imprudente de las leyendas, sino un Ícaro envejecido, que ha enloquecido tras su sueño cruelmente frustrado y está obsesionado con volar. Hércules no será un héroe que cree en la justicia, sino una vieja gloria que siente decepción hacia los dioses y que lucirá un cuerpo musculoso, pero también decadente. Hera no estará representada como una reina hermosa e implacable, sino como una vieja alcohólica y amarga, consumida por su relación tóxica con Zeus.
TÍTULOS QUE NARRAN NUEVAS VERSIONES DE MITOS CLÁSICOS
En cuanto a videojuegos inspirados en la mitología helénica, God of War es el primer referente que nos viene a la cabeza, tal vez por su cercanía y permanencia en el tiempo, pero no ha sido el primero. ¿Quién recuerda el emblemático Kid Icarus? Este título de NES reinventó varios personajes y mitos griegos para crear una leyenda nueva en formato videojuego para todos los públicos que lucía una estética muy colorida y adorable. El juego presenta un mundo gobernado por dos diosas, Palutena (inspirada en Palas Atena, señora de la sabiduría, la artesanía y la tecnología), diosa de la luz; y Medusa (inspirada en la mítica Gorgona), diosa de la oscuridad. Palutena decide castigar a su rival convirtiéndola en un monstruo y desterrándola al Inframundo y ésta logra liberarse y rebelarse contra la primera. Este planteamiento se basa en el mito del nacimiento de Medusa, protagonizado por los mismos personajes. En la cultura griega, Medusa era una bella joven que se acuesta con Poseidón en el templo de Atenea. Ésta, enfurecida por el ultraje en su hogar, convierte a Medusa en una Gorgona, el archiconocido monstruo de serpientes con cabellos que petrificaba con la mirada.
El protagonista de Kid Icarus es Pit, una criatura mitad ángel y mitad demonio. Su diseño evoca a una imagen reinventada de Ícaro, el héroe con cuyas alas de cera se atrevió a volar cerca del sol. Vestido con túnica y sandalias de estilo heleno, laurel dorado como tiara y unas alas angelicales la espalda. Pit deberá enfrentarse a la Medusa recuperando los tesoros que ésta ha robado: el Escudo Espejo, la Flecha de la Luz y las Alas de Pegaso. Dos de estos tres objetos hacen referencia al personaje original de Medusa: Perseo, el héroe que logró derrotar a la Gorgona, lo logra gracias a un escudo pulido que le entrega Atena, y de la sangre de la Gorgona nace Pegaso, el caballo alado fruto de su relación con Poseidón. La Flecha de Luz puede ser una referencia a Apolo, dios de la belleza masculina, las artes, la profetización y protector del sol; representado con un arco y carcaj.
Kid Icarus, además de tomar varios elementos de la mitología griega, los mezcla con la lucha eterna del bien y el mal, representados, respectivamente, por un reino de luz y otro de oscuridad. En los mitos griegos no se da una división tan maniquea, ya que todos sus personajes, incluso los héroes, poseen sus luces y sombras. Los dioses se definen con virtudes y defectos humanos muy exaltados, y no existen divinidades “bondadosas” o “malignas” por definición. Por ejemplo, Atenea protege a los artesanos y sabios y podría decirse que es diosa del progreso, pero vemos su lado más celoso en mitos como el de Aracne, a quien convirtió en araña por creerse mejor tejedora que ella, o el juicio de Paris, a quien castiga en la guerra de Troya, resentida por no haberla elegido la más bella de las diosas. Los héroes tampoco responden al arquetipo que tenemos de buenos y justos en todo momento; Ulises, pese a ser fiel a sus compañeros, recurre en más de una ocasión al engaño con fines egoístas y, aunque vela por el bien de su familia, es infiel a Penélope con mujeres que conoce durante su Odisea, como Nausícaa y Calipso.
En 2012 llegó Kid Icarus: Uprising, una secuela para Nintendo 3DS en el que Pit deberá enfrentarse a Hades, rey del Inframundo. En el juego figuran varias criaturas y personajes de la cultura griega, como la Hidra o el Fénix. También toma prestadas divinidades de otras cultura, como Gaol, dios perteneciente a la mitología iroquesa; o crean nuevas divinidades reciclando el concepto de una original. Así, inspirados en la figura de Helios, el dios sol que lleva en su carro al astro solar por el firmamento, encontramos en Kid Icarus: Uprising dos divinidades que hacen su papel: Pyro es el mismo dios del sol en sí, mientras que el Auriga es la divinidad que realiza la labor de conducir el carro solar.
En 1988 llegó Battle of Olympus, otro videojuego para NES en cuya historia se basa en una tragedia griega, en este caso, el mito de Orfeo y Eurídice. Orfeo era un músico enamorado de una ninfa, Eurídice, que falleció al ser mordida por una serpiente mientras huía de un cazador que intentaba violarla. Orfeo decide ir a buscar a su amada al Inframundo, y logra un pacto de confianza con Hades: Eurídice volverá al mundo de los vivos con él, siguiéndole detrás, si él promete no girar la vista hasta que lleguen al exterior. El músico acepta, pero su confianza flaquea durante el trayecto, con lo que pierde a su amada para siempre, y acaba muriendo consumido por la tristeza y la locura.
En este memorable videojuego de rol de acción para NES, con la estética pixelada y humilde de la época, la historia sigue la misma premisa, salvo que Eurídice se llama Helena, al igual que la célebre reina griega. Tras la misma fatídica muerte de la joven, Hades la reclama como esposa, pero Afrodita ofrece a Orfeo la misión de ir en busca de tres ninfas que le guiarán hasta el mismo Hades, para poder enfrentarse a él y recuperar a su amada.
A lo largo del juego, recorreremos diferentes lugares de la Grecia clásica, como el Peloponeso, Creta o Arcadia. La fase final será el Tártaro, el hogar de Hades. Cabe decir que, en la cultura helena, el Tártaro era una región del Inframundo destinada a castigar malhechores con una pena adecuada a su crimen, y no el entero reino de los muertos.
En Battle of Olympus, Orfeo se enfrentará a célebres monstruos como centauros, faunos o arpías, con el uso de su espada y escudo. Es una lástima que no lo hiciera con su lira, pues el héroe en el que está inspirado tenía el poder de amansar a las bestias con la belleza de su música, y es así como logró someter a Cerbero, el perro guardián tricéfalo del Hades, y ablandar el corazón de Perséfone, la reina del Inframundo.
El final de Battle of Olympus, por su lado, es mucho más feliz que el de la leyenda original de Orfeo. Tras las penurias pasadas para llegar al final, habría sido poco gratificante para el jugador que Orfeo perdiera a su amor para siempre.
En el mismo año en el que Battle of Olympus vio la luz, surgió el beat’em up Altered Beast, con un trasfondo griego con más creatividad que fidelidad. El protagonista es un centurión a quien Zeus resucita de entre los muertos con la célebre frase “RISE FROM YOUR GRAVE!” (“¡LEVÁNTATE DE ENTRE LOS MUERTOS!”) para rescatar a su hija Atenea (como si la diosa guerrera, siempre victoriosa en combate, pudiera ser raptada) de Neff, un dios-demonio y Señor de lo Oculto creado para el videojuego y con un aspecto que recuerda al vampiro Nosferatu.
El Centurión, a lo largo del juego, se enfrentará a muertos vivientes, sátiros y demás monstruos demoníacos. En cada fase se encontrará a cerberos que, tras derrotarlos, dejarán caer un orbe con el que el Centurión adquirirá poderes de metamorfo; con dos orbes aumentará su musculatura y, con el tercero, logrará la forma final de bestia.
La estética del juego será bastante adulta y ambientada en un mundo de tinieblas en el que se mezclarán templos de estilo helénico con elementos más relacionados con el cristianismo, como cementerios con crucifijos. A medida que nos acerquemos a la guarida de Neff, visitaremos lugares tenebrosos como cuevas lúgubres y pantanos insalubres, hasta llegar a una guarida que evoca el concepto de infierno moderno, con cuerpos torturados y enroscados en perpetua agonía.
Más adelante, en 2002, los mitos griegos tuvieron gracias a Ensemble Studios y Age of Mythology, el spin-off del célebre título de estrategia Age of Empires. Aquí, escogemos una de las siguientes civilizaciones: griegos, egipcios, atlantes, chinos y nórdicos. Al igual que en el título madre, el jugador empieza con un asentamiento básico, donde se entrenan aldeanos que recogerán diversos recursos (oro, alimento, madera), que podrán ser empleados para construir edificios, investigar tecnologías y entrenar unidades, las cuales, a su vez, se utilizarán para conquistar nuevos territorios y proteger nuestro imperio. En Age of Mythology se añade una nueva mecánica: la del favor de los dioses. Al principio de cada partida, cada civilización puede adorar a un dios entre tres, de tal modo que los griegos pueden escoger entre Zeus, Poseidón y Hades; mientras que los atlantes tienen tres titanes a los que adorar: Cronos, Urano y Gea. Cada deidad proporciona bonificaciones a la civilización y el primer poder divino. Con el avance de las edades (épocas, clasificadas en arcaica, clásica, heroica y mítica), se obtendrán nuevas unidades, edificios y tecnologías. Para avanzar de edad, se debe escoger a un dios menor entre dos posibilidades; cada dios mayor cuenta con una baraja de seis dioses menores para elegir, dos por edad. Cada dios menor ofrece unidades y tecnologías míticas diferentes, además de un poder divino único por cada edad.
Cabe matizar que, aunque los dioses menores en Age of Mythology figuren como tales, no se trataba precisamente de divinidades menores, sino de dioses olímpicos como Hera, Afrodita o Ares, que en la cultura griega compartían relevancia al igual que sus congéneres Zeus, Hades o Poseidón, pese a que estos gobernaran el mundo dividido en tres reinos, respectivamente, los cielos, el Inframundo y el mar.
En cuanto al sistema de favores divinos en Age of Mythology, no es complicado ver la inspiración en la filosofía helénica (aunque, en este caso, aplicado a todas las civilizaciones) en cuanto a la relación de los humanos con los dioses. Los helenos consideraban que los dioses intercedían en las vidas mortales y éstos les honraban mediantes rituales y sacrificios para obtener su favor, si bien eran conscientes de que dicho favor no se podía forzar. Si al dios le agradaba la devoción dedicada, podía favorecer al mortal. Así, los guerreros se dedicaban a Ares para que éste les fortaleciera en las batallas o los jóvenes hacían ofrendas a Afrodita para que ésta les guiara en el amor. La falta de dedicación a un dios no se consideraba “castigada” (como sucede en la religión judía o cristiana); sencillamente, se correspondía con la ausencia de favores de este dios. Algo similar sucede en Age of Mythology: escogemos a qué dioses adorar y ellos interceden con favores en forma de bonificaciones y unidades especiales. No recibimos el castigo de los que no adoramos; sencillamente no tenemos acceso a sus dones.
Pocos años más tarde, en 2006, THQ nos trajo Titan Quest, un videojuego de rol de acción en el que controlamos a un héroe (cuyo género y nombre se podían escoger) que lucha contra diferentes criaturas mitológicas (sátiros, gorgonas, centauros, etc) mientras recorre diferentes ciudades de Grecia, Egipto y la Ruta de la Seda en los tres actos que dura el juego. La historia se sitúa en un momento convulso en el que los dioses han abandonado toda comunicación con la humanidad, y monstruos mitológicos invaden la tierra. Más adelante, descubrimos que un titán llamado Telkine (al igual que los hijos nacidos de la sangre de Urano, con aletas y cabeza de perro) ha destruido la vía de contacto de los humanos con los dioses. Por supuesto, deberemos restablecer la comunicación mortal y divina y ahogar la rebelión de los titanes, con lo que participamos en una segunda titanomaquia, o guerra de los dioses olímpicos contra los titanes por el dominio del mundo, en la que se considera a los primeros los “buenos” y, a los segundos, los “villanos”.
En 2008 nos llegó otra célebre epopeya trasladada al formato videojuego de rol: Rise of the Argonauts, inspirada en el mito de Jasón y los Argonautas, pero con algunos cambios como es habitual en las adaptaciones a videojuego de las historias clásicas. En la leyenda original, Jasón emprende la busca del vellocino de oro instado por el rey Pelias de Yolcos, que temía ver su trono usurpado por su propio sobrino, destino que le había anunciado el oráculo. En el juego, Jasón es rey de Yolcos, junto con Alcmena, su futura esposa (que en la mitología griega es madre de Hércules) y, tras el asesinato de ésta, va en busca del vellocino de oro para poderla resucitar. Entonces se embarca en el Argos junto con su tripulación, los Argonautas.
A lo largo de la aventura de búsqueda del vellocino, viajaremos a diferentes islas y nuestra tripulación irá aumentando, y entre sus miembros contaremos con algunos de los Argonautas propios del mito, como el ingeniero Dédalo (que organizará nuestro inventario), la hechicera Medea (que ejercerá de guía espiritual), Hércules (el guerrero con mayor fuerza bruta) y la cazadora Atalanta (hábil con el arco y la alquimia). Por otro lado, se incluyen otros personajes helénicos que, en el mito original, no formaban parte de la tripulación, como Aquiles (armado con una lanza de doble punta) o el dios Pan (con el poder de sanación o la invocación del sol para quemar a los enemigos).
En Rise of the Argonauts se mantiene, al igual que en Age of Mythology, la idea de adorar a un dios para conseguir su favor, así, en cada misión, se podrá seleccionar a una deidad de entre cuatro para que nos conceda su favor en forma de potenciador de habilidades. De este modo, Atenea mejorará las habilidades con la lanza, Hermes mejorará las habilidades de esgrima, Ares potenciará las habilidades de maza y las tácticas de grupo y Apolo mejorará nuestro escudo.
Durante este recorrido por la historia de los videojuegos cuya creación bebe de una fuerte inspiración en el mundo mitológico griego, hemos visitado muchos títulos significativos y, aunque no están todos los que son, pues la ludoteca helénica es harto abundante, sí son todos los que están.
OTROS ELEMENTOS ESPIRITUALES GRIEGOS
Ya hemos mencionado cómo God of War sigue la estructura de la tragedia griega, con la idea de que el destino es ineludible, o de cómo en algunos títulos como Age of Mythology o Rise of the Argonauts adoramos a un dios para conseguir su favor, que se traduce en mejoras en las habilidades (normalmente, en las de combate), pero, ¿qué hay de otros elementos propios de la espiritualidad helénica?
Un concepto que se ve extendido en varios títulos, como en Dragon Age: Origins o en algunas entregas de la saga Final Fantasy, es el miasma, o cómo interpretaban los helenos la suciedad espiritual causada por sucesos catastróficos como la muerte de un familiar cercano, la enfermedad o las aguas estancadas. El miasma ha sido trasladado a los videojuegos de diferentes maneras; mientras que en Dragon Age: Origins era un hechizo que provocaba una disminución al ataque y a la defensa, en los Final Fantasy se representa como una nube tóxica que corrompe el terreno. En Civilization: Beyond Earth, es una contaminación del terreno que causa daño a las unidades que se encuentren en éste.
CANTA, OH MUSA, DE AQUELLOS VIDEOJUEGOS SOBRE DIOSES Y HÉROES CON LOS QUE NOS GUSTARÍA JUGAR
Actualmente hay otros folklores que inspiran videojuegos. Es el caso de Eitr, que verá la luz en este 2017 y que está ambientado en la cultura nórdica, no tan conocida como la griega, para tristeza de muchos; o el entrañable Okami, que encuentra sus raíces en la mitología japonesa, la cual merecería un reportaje propio. Por su parte, sería interesante ver otros mitos helénicos trasladados a las consolas, con su respectiva dosis de creatividad. ¿Cómo sería vivir, en un videojuego de rol, el mito de Perséfone a través de ésta, en el que la veamos huir de los intereses de los dioses olímpicos? ¿O un otome entre Eros y Psique? ¿Por qué no un plataformas con los doce trabajos de Hércules o un simulador de navegación con rol de la Odisea de Ulises?