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Super Mario Odyssey, Impresiones E3

Probamos en Los Ángeles la nueva aventura de Mario en Switch con las habilidades de su gorra y otras sorpresas. Así es el juego que quiere heredar la fórmula de aventura de Mario 64.

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Super Mario Odyssey, Impresiones E3

Era uno de los nombres más esperados para todos y no ha defraudado. Mario vuelve y lo hace con un formato de aventura-exploración que evoca directamente a Super Mario 64. Tras mostrar más virtudes en el Spotlight de Nintendo, hemos podido probarlo en el E3 de Los Ángeles para comprobar que sí, que el fontanero italiano recupera esa fórmula que tan bien encajó en Nintendo 64. Esta vez, eso sí, con una propuesta que intenta mezclar todo lo que se ha visto hasta el momento en los Mario tridimensionales. Así es la gran odisea del personaje de Nintendo.

Nos acercamos a la zona que tenemos reservada para probar los juegos de Nintendo y una de las primeras sorpresas que aguardan es que en lugar de hacernos jugar con el mando Pro que se encuentra conectado al dock de la Nintendo Switch, nos dan los dos joycon con sus respectivos grip… Y por lo tanto, por separado. El motivo: podemos lanzar el gorro de Mario moviendo el joycon derecho (muy al estilo del ataque spin que tenía Mario Galaxy). Se nos explica esta nueva mecánica, se añade que con el joycon izquierdo podemos darle efecto a la trayectoría del gorro para que llegue a más lugares de una sola tirada y se nos pregunta si hemos jugado nunca a Super Mario 64: cuando la respuesta es afirmativa, lo que nos dicen desde Nintendo es que perfecto, porque el control mantiene muchas similitudes.

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Realmente es tal y como lo cuentan. Tenemos el triple salto que podemos hacer con el timing correcto, el salto de larga distancia si pulsamos justo antes el botón de agacharnos, el salto hacia atrás cuando estamos agachados y el salto lateral que podíamos hacer cuando corríamos hacia una dirección y cambiábamos hacia la contraria mientras pulsábamos el botón. A todo esto se añaden otras mecánicas, como poder trepar por árboles y ciertas estructuras, así como la inestimable arma devastadora de Mario: saltar encima de los enemigos. Los controles recuerdan y mucho a Super Mario 64, pero con el añadido de la gorra que rápidamente vemos que es mucho más que un arma arrojadiza. 

La demostración consta de dos mundos por visitar, los cuáles ya se han visto por activa y por pasiva en los tráilers y gameplays diversos. Empezamos por la zona en medio de la arena donde hay, también, unos simpáticos personajes vestidos de mariachis. Lo primero que hacemos es entrar en una tienda cerca del sitio de inicio en la que podemos comprar objetos, como por ejemplo un traje elegante y negro -gorro incluido- que tiene una función meramente estética. Vestidos para la ocasión salimos y empezamos a buscar lo que serían las estrellas  de esta entrega. Para hacerlo tenemos que superar diversas pruebas marca de la casa.

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Durante los primeros minutos nos damos cuenta que además de varios saltos precisos entre plataformas móviles, caídas al vacío y enemigos que nos molestan, crece una mecánica nueva: el gorro. Gracias a él podemos poseer enemigos e interactuar de otra manera con nuestro alrededor. En el primer caso, el primer enemigo que dominamos es billy bala. Una vez la gorra impacta con este proyectil, pasamos a controlarlo algo que facilita la vida: podemos saltar una zona entera en la que debíamos ir por plataformas móviles y llegamos al otro punto. Desde allí subimos unas escaleras, llegamos a un espacio de transición y nos encontramos con otra sorpresa: Mario en 2D.

Es una propuesta que parece heredada de Link Between Worlds, pero con una mayor interacción. Hay una serie de tuberías que nos transportan no a otra fase o sala, sino a la pared que tenemos delante. Mario pasa a ser un fontanero pixelado digno de la época de los 8 bits y tenemos que jugar como antaño, saltando encima de goombas, esquivando ataques diversos y rompiendo bloques para poder volver al universo tridimensional. Esto, que puede parecer anecdótico, tiene un peso importante en la búsqueda de nuestros objetivos durante la demo. Más adelante nos adentraremos en la pared de una torre circular y tendremos que subirla entre bloques mientras esquivamos una gran cantidad de balas a nuestro alrededor. No es raro morir alguna vez en esta secuencia (Mario soporta tres golpes antes de morir y volver al inicio o al último checkpoint realizado). 

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Lo interesante del desarrollo del mundo es que a diferencia de Super Mario 64, aquí encontrar una estrella no significa salirse del mapa y tener que volver a entrar para realizar otra tarea, sino que está todo conectado. Encontramos una de las piezas que buscamos -se ha dicho ya que tendrá un número superior a las 120 estrellas del juego de hace más de veinte años- y acto seguido se nos abre una nueva zona que visitar.  

Aquí empezamos a movernos por unas plataformas móviles donde tenemos que interactuar con nuestro alrededor. Lanzamos el gorro a unos interruptores que sirven para activar unas bombas que, con su onda expansiva, rompen unos bloques para que la plataforma avance (y de paso, el jugador tiene que saltar para esquivar que le toque dicha onda). Hasta llegar a un gran desierto. En él podemos ver otra posesión mediante el gorro mágico: esta vez un enorme bloque andante de color blanco. A caballo entre un muro y un fantasma, controlar estos enemigos nos permite ver caminos que no se ven con los ojos de Mario, y poder llegar a zonas donde parece inaccesible hacerlo. Aquí debemos encontrar una serie de piezas desperdigadas y más o menos escondidas para abrir el camino hacia el segundo Power Moon (así se llama lo que debemos recolectar) de la zona.

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Un mundo real, pero con Mario

El segundo mundo que visitamos es el de una especie de Nueva York al estilo Mario. Era una de las sorpresas que se mostraron durante el debut del juego, ver a Mario en un mundo realista con seres humanos, coches y edificios normales y corrientes. Lo primero que destaca de esta zona es que su estructura es muy diferente a la del desierto. Allí teníamos la sensación de avanzar y descubrir nuevos lugares. Aquí no. Aquí tenemos un espacio más o menos delimitado y lo que tenemos que hacer es encontrar la entrada a distintas pruebas (por ejemplo, desde las puertas de los edificios). Pasear por la ciudad es algo curioso, aunque no deja de verse extraño el toque animado de Mario en medio de un lugar tan serio. Una vez encontramos las puertas, vamos descubriendo todo tipo de misiones con las Power Moon como recompensa.

En la primera, llegamos a una de esas clásicas zonas de bonus donde van saliendo trazados y filas de iconos musicales que tenemos que recoger. La curiosidad es que una vez los recogemos en el espacio normal, nos obligan a entrar en una tubería para hacer lo propio en la pared (modo 2D con Mario a lo 8 bits), para luego volver a la zona tridimensional y así un par de veces. Otra de las Power Moons se encuentra en otro edificio al que subimos mediante un interruptor que se activa con el gorro. Un desarrollo plataformero mucho más clásico con caídas al vacío, plataformas que se rompen a nuestro paso… Y unos enemigos devastadores: hay una especie de gusanos que si no los matamos a tiempo se convierten en abejorros negros que nos atacan a toda velocidad. Aquí es donde entendemos la gracia del ‘efecto’ de la gorra. La lanzamos con el joycon derecho, pero moviendo el izquierdo podemos hacer que como si de un bumerán se tratara, tocara a varias larvas a la vez eliminándolas antes de que sean un peligro.

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Durante nuestra partida hemos tenido tiempo de ver algunos detalles más. Por ejemplo las monedas: las hay de dos tipos. Las normales (cada vez que te matan te quitan un puñado) y que sirven para comprar algunos ítems y las moradas, que están pensadas para comprar ciertos objetos en los mundos donde estamos. La particularidad es que estas moradas solo valen en el mundo donde las recogemos (no podemos usar las monedas del mundo de la ciudad en el desierto ni viceversa). También hemos visto alguna misión de exploración, como una mujer que nos pide que encontremos cuatro músicos para un festival que se celebra en la ciudad; y desde Nintendo se nos ha explicado que aunque el traje que compramos al principio solo es estético, es necesario para cierta misión en la ciudad (que no hemos llegado a ver).

Super Mario Odyssey sale el 27 de octubre para Nintendo Switch. Será entonces cuando podremos ver hasta que punto llegan las posibilidades de la gorra, la interacción con enemigos y objetos y las sorpresas que puedan tener otros mundos que todavía no están jugables, aunque ya se han dejado ver en los tráilers.

Super Mario Odyssey

  • NSW

    Super Mario Odyssey, desarrollado y distribuido por Nintendo para Nintendo Switch, es una nueva aventura de acción y plataformas de mundo abierto que recoge el testigo de Super Mario 64 y Super Mario Sunshine en la que Mario abandona el Reino Champiñón para vivir nuevas peripecias en la Tierra a bordo de una aeronave. Este es el primer juego de Mario en un mundo abierto desde Super Mario 64 para Nintendo 64 y Super Mario Sunshine para Nintendo GameCube. La nueva entrega se desarrolla en el escenario más inesperado: ¡el planeta Tierra! Mario deja el Reino Champiñón para embarcarse en un viaje por lugares misteriosos y vivir nuevas aventuras a bordo de una aeronave, demostrando el hábil manejo de su gorra.

    Carátula de Super Mario Odyssey
    9.7