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Dead Rising 4: un Frank West bastante cambiado

Probamos en el Madrid Gaming Experiencie el nuevo juego de Capcom Vancouver, en cuya demo poco rastro vemos de la aventura y surival-horror del juego original de Keiji Inafune.

Frank West vuelve con su cámara al cuello, un montón de zombis nada desdeñable con ganas de merendárselo y, en principio, el surrealismo y la locura que encumbró a la primera entrega aparecida en Xbox 360 a juego de culto. Dead Rising 4 es uno de los juegos que va a cerrar el mejor año de Xbox One desde su lanzamiento, que en los últimos meses ha recibido joyas de la talla de Gears of War 4 o Forza Horizon 3; el trabajo de Capcom Vancouver se va a mirar con lupa tanto por el catálogo que lo precede este año en la consola de Microsoft como por una tercera entrega que fue recibida con críticas tibias por parte de prensa y público. 

Lo primero que se deja bien claro en la demo de unos 10 minutos que pudimos jugar en Madrid Gaming Experience es que Frank West no es el mismo que nos presentó Keiji Inafune en 2006; no solo porque el rostro del protagonista haya vuelto a cambiar (en Dead Rising 2: Off the Record ya se le notaba distinto) sino porque el estudio de Vancouver se ha hecho completamente con las riendas de la saga abandonando el humor japonés por la estridencia y exageración occidental. 

El nivel que pudimos probar es el visto en algún que otro vídeo: aparecemos frente a una multitud inabarcable de zombis ante la que tendremos que abrirnos paso hasta el punto que nos marca el HUD. Contamos con una metralleta, cócteles molotov y otros objetos en nuestro inventario que no vamos a usar porque junto a ellos hay un hacha de doble filo con el poder de paralizar a los zombis y hacer descargas eléctricas; como decíamos, la estridencia y la exageración se han hecho con la saga de Capcom. 

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Los zombis no suponen ningún reto, sino más bien un elemento con el que recargar el movimiento final de nuestra arma (en el caso del hacha, un golpe contra el suelo que fríe a los zombis; con el bate de béisbol West se ensaña con un pobre infectado llenando la pantalla de sangre) y hacer así el camino hasta el objetivo entretenido. 

En el recorrido hasta ese punto aparecen objetivos secundarios: personas encerradas en vehículos rodeados por zombis con los que tendremos que acabar para que los supervivientes puedan huir sin necesidad de escolta. No hacemos este acto [solo] por buena fe, sino para que nos recompensen con un arma especial con el que seguir causando caos visceral. Así acabamos llegando a la estación de bomberos que nos marcaba el mapa, donde podremos equiparnos con armas como ordenadores portátiles o sillas y tendremos que hacer frente a los zombis en su interior. 

Es aquí donde tendremos que hacer uso por primera y única vez en la demo de la cámara de fotos de Frank para tomar información gráfica de unos bomberos que han sido asesinados y colgados de la pared; una voz que no se nos ha presentado en ningún momento se pondrá en contacto con Frank para que averigüe más sobre el tema, cosa que pronto olvidamos cuando abrimos una caja cercana a la puerta de salida. 

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El exo-traje que obtenemos antes de dejar la estación nos permite, básicamente, coger armas con un poder de destrucción aún mayor que las que podemos usar sin él, como el lanzallamas de la demo que, aunque su durabilidad es escasa (las armas de Dead Rising 4 se gastan, aunque siempre tendremos un puñado más de repuesto en el inventario circular), es lo suficientemente potente para tener de manera constante la pantalla teñida de rojo con unas pocas pulsaciones de botones. 

Dead Rising ha cambiado. Lo que Capcom Vancouver nos propone, o al menos lo que dejan entrever con esta demostración, es una orgía de sangre, vísceras y miembros amputados sin mucho más reto que el de mantenerte el mayor tiempo posible cercenando enemigos. Matar, ejecuciones y armas locas con aspectos criticables, más allá de la validez de la mecánica, y que probablemente se pulan de cara a la versión final, pero que estaban ahí. 

En primer lugar hablamos de bugs gráficos que no dañan directamente la experiencia de juego pero que vimos en demasiadas ocasiones para tratarse de una demo de 10 minutos. No será sencillo mostrar tal cantidad de zombis en pantalla y que el juego se ejecute de forma fluida, pero había enemigos que se quedaban flotando sobre el suelo, de pie, o ejecuciones en las que golpeábamos “algo” con el bate de béisbol sin que hubiera ninguna referencia gráfica de qué estábamos matando.

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Otro elemento que nos jugó alguna mala pasada fue el control. Además del ataque con el arma equipada tendremos la posibilidad de quitarnos a los zombis de encima con una patada. Los movimientos son relativamente lentos y esto ocasiona que, en mitad de un combate multitudinario, las acciones que se vean representadas en pantalla no sean las que estamos indicando en ese mismo momento; si hemos pulsado el botón de patada esta se hará aunque después pulsemos el botón de atacar con el arma, lo que nos deja vendidos si estamos, como es normal aquí, rodeados por los zombis. 

No sabemos si esta demostración ha sido la mejor forma de enseñar Dead Rising 4. Probablemente alguien que no sepa qué es la franquicia se haga una idea equivocada de lo que pueda encontrarse en el producto final, o puede ser que el juego que nos llegue sea tal cual representaba la demo y la franquicia de Capcom se haya dejado llevar por el “más todavía”, en cantidad de enemigos y en armas alocadas, convirtiéndose en otra cosa muy distinta a lo que creó Inafune, algo que no tiene por qué estar necesariamente mal. Lo sabremos el próximo 6 de diciembre.

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Dead Rising 4

  • PS4
  • PC
  • XBO
  • Acción
  • Aventura

Dead Rising 4 es la cuarta entrega de la saga de aventura y acción Dead Rising a cargo de Capcom Vancouver para Xbox One y PC en la que debemos acabar con innumerables hordas de zombis siempre bajo el humor típico de la franquicia.

Carátula de Dead Rising 4
7.8