Watch Dogs 2, Impresiones

Presentación de Watchdogs 2

Ser víctima del Hype no es algo que le siente bien a ningún juego, y pocos títulos saben eso mejor que Watch Dogs. La aventura de Aiden Pierce fue un juego notable, pero que sin embargo, recibió muchos palos por la expectación que había generado y que luego no cumplió. Ni a nivel gráfico, ni jugable. Tampoco en la trama o en las posibilidades que su mundo abierto ofrecía.

Es lo que tiene el Hype. Muy raras veces un título sobrevive a él. Y eso es algo que, parece, Ubisoft ha aprendido bien en esta ocasión. Watch Dogs 2 promete ser todo lo que su predecesor nunca fue. Pero claro, prometer es fácil, así que analicemos los hechos.

Llama poderosamente la atención el enfoque que la compañía francesa ha adoptado desde el primer momento. Watch Dogs 2 se presentó casi en su totalidad antes del E3. Creíamos, todos, que iba a ser un pequeño teaser y que el plato gordo vendría en la feria angelina, pero nada más lejos de la realidad. El nuevo protagonista y la nueva ciudad, esta vez la colorida San Francisco, pusieron todas sus cartas sobre la mesa sin esperar a la conferencia de Ubisoft, y eso es algo que ha beneficiado al título. Mucho.

También que en el E3 no hubiera tráiler cinemático, sino otra muestra de Gameplay. En esta ocasión todo parece indicar a que Ubisoft se anda con pies de plomo. Ninguna demostración del juego ha sido espectacular, solo se ha enseñado lo que es, sin falsas promesas. Podrá haber Downgrade en la versión final, podrán fallar cosas y el título podrá entusiasmar o decepcionar, pero al menos esta vez, las cosas se están haciendo bien.

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Nuevo escenario, San Francisco

San Francisco es el escenario elegido en esta ocasión para este Watch Dogs 2. Se trata de una ciudad más colorida, más viva y cálida que la Chicago del primer juego. Es un cambio de aires en toda regla, y parece ser que esta va a ser la principal seña de identidad del título. Lleva el número dos detrás y podemos hackear cosas, pero el resto es un lavado de imagen intencionado para separar claramente ambos juegos. ¿Funciona? En principio sí.

Las mecánicas son prácticamente irreconocibles. Se han cambiado las interfaces, los colores, las acciones e incluso el modo en el que se hackea. Ubisoft quiere que recordemos que esto es una secuela, pero que nos olvidemos por completo de las mecánicas, la ciudad y el protagonista del anterior. De sus virtudes, pero sobre todo, de sus defectos. Es una buena estrategia, al fin y al cabo, porque funciona desde el primer momento.

La libertad, ahora, es absoluta. El mapa está abierto desde el minuto uno de juego, y las tiendas actúan como puntos de viaje rápido, por lo que si no nos apetece coger un coche podremos movernos vía transporte rápido utilizando esta mecánica. Hablando de la conducción, la compañía gala sabe bien que este fue uno de los aspectos más criticados del primer juego, y por eso parece haberla reinventado por completo. Se siente, al menos en lo que hemos podido ver, mucho más fluída y menos artificial. Todos recordamos que la del primer título era un auténtico dolor, y el cambio se agradece.

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Hackeo en cooperativo

Nuestro personaje, Marcus, tiene una historia mucho menos profunda que la de Aiden, o eso se ha podido desprender de las declaraciones de algunos de los responsables detrás del título. Ya no es algo tan personal, no es una venganza contra alguien en concreto, sino más bien una vendetta contra el sistema, contra CtOS y las corporaciones que hay detrás.

Mucho de Anonymous y mucha cultura suburbana es lo que parece rodear al nuevo protagonista. Lo que sí nos llama la atención es su modo cooperativo. No será una campaña al uso en esta modalidad, sino misiones independientes que podremos completar con otro jugador y que tendrán sus propias mecánicas, muy similares a las principales. Es posible que actúen de una manera similar al cooperativo de Assassin's Creed: Unity, aunque esperemos que salvando las distancias, para mejor.

El segundo jugador se puede unir de forma instantánea, sin que la acción se vea interrumpida. Tan solo debe sacar el móvil, aceptar la invitación del otro y ya estará listo para empezar a hackear San Francisco. Es importante destacar, hablando de esto, que la jugabilidad se mantiene fiel al original pero ha sufrido muchas mejoras. Todo se nota mucho más refinado, es una sensación que os explicábamos al principio. El núcleo principal del primer juego está ahí, pero todas las animaciones se han cambiado, los movimientos, el parkour del protagonista, y esto hace ver el juego bastante más diferente a su precursor de lo que podría parecer a simple vista. Si realmente el juego es tan diferente en la práctica, es algo que solo podremos determinar con claridad cuando podamos jugarlo de forma más prolongada.

Todo lo que Watch Dogs debería haber sido

Este Watch Dogs 2 deja claro desde un primer momento que se han oído las críticas. Repetimos, es importante destacarlo, que todo esto no tiene por qué ser así en el juego final, pero en lo mostrado hasta ahora se ve una clara intención de enmendarse, de escuchar lo que pedían los jugadores y ponerlo en práctica. Ahora el hackeo parece util. La conducción, las animaciones, el tamaño del mapa, los puntos de viaje rápido. Casi todo lo que los fans pedían se ha incluído o se ha mejorado, y, esta vez sí, Watch Dogs 2 puede cumplir con sus espectativas.

Finalmente, no vamos a irnos sin comentar el apartado gráfico, que ha sufrido una mejora sustancial con respecto al primero. A la paleta de colores, que es más viva, se suman mejoras técnicas importantes en la iluminación y el acabado técnico de todo el conjunto, aunque ya conocemos la trayectoria de la compañía gala, y la sombra del Downgrade siempre acecha en sus títulos. De momento, gráficamente cumple con creces. Esperemos que esto se mantenga en la versión final.