7 razones por las que Dark Souls III es pura muerte y sufrimiento
Dark Souls III está a punto de llegar a nuestras consolas y ordenadores para desafiar a los jugadores a una de las aventuras más exigentes del 2016. Os contamos porqué esta tercera entrega volverá a hacernos pasar un mal trago castigando todos nuestros fallos, y dándonos una sensación de satisfacción sin igual a medida que superamos los desafíos.
En tan solo unas semanas, el público de Europa y América podrá disfrutar, de forma oficial del lanzamiento de Dark Souls III, la tercera entrega de la saga (si obviamos Demon Souls) que llega, esta vez de forma exclusiva, a la nueva generación de consolas, PS4 y Xbox One, además de a PC. En MeriStation ya hemos podido probar buena parte del juego y queremos compartir con vosotros los 7 motivos, tantos como los pecados capitales, por los que Dark Souls III volverá a ser muerte, destrucción y sufrimiento sin límites para los valientes jugadores que decidan afrontar sus desafíos.
Escenarios y mapas laberínticos
En anteriores entregas, quizás uno de los puntos más titubeantes de Dark Souls ha estado en sus escenarios cerrados, pequeños, sin demasiadas zonas para explorar y con un recorrido bastante bien definido. Esto, ya mejoró un poco con la segunda entrega, pero es en Dark Souls III en el juego en el que la amplitud de las zonas y todos los rincones que podremos explorar resultan fundamentales en el desarrollo del juego. Nos encontramos con escenarios más grandes y abiertos, y cada una de las zonas cuenta con varias localizaciones secretas en las que podremos obtener grandes tesoros, además de unos cuantos caminos ocultos que nos servirán de atajo entre hoguera y hoguera y que pueden facilitarnos mucho el avance de nuestras partidas, sobre todo en el paso previo a enfrentarnos a alguno de los jefes finales. Esta entrega es, de lejos, la más trabajada y laberíntica en este aspecto, acercándose al diseño de los mapas de los juegos de rol o de los FPS de la vieja escuela.
Bosses imposibles y multitud de enemigos en pantalla
Algo que hemos observado, y de lo que os daréis cuenta muchos de vosotros al comenzar el juego, es la cantidad de enemigos simultáneos con los que deberemos enfrentarnos. Esto se debe, entre otras cosas, al primer punto del que ya os hemos hablado, además de a la capacidad de las nuevas consolas para poder manejar más objetos, efectos y enemigos a la vez en pantalla. Será habitual encontrarnos con un buen grupo de más de 8 o 10 enemigos en multitud de ocasiones e incluso ver cómo, en los combates con algunos jefes, están presentes un montón de “adds” que harán que nuestra pelea sea más difícil. Además, también destaca el número de NPC que nos encontraremos en nuestra aventura.
Sorpresas y sustos
Una costumbre de la saga Souls, también enfatizada en esta tercera entrega, es la intentar sorprender al jugador, atacándole justo en el momento en el que menos se lo espera, ya sea con una trampa o con un enemigo oculto detrás de una esquina o de un pequeño recoveco apenas perceptible para nuestra vista. Además de esto, en Dark Souls III hemos visto como muchos monstruos se transforman, de forma inesperada, en enemigos bastante más poderosos. Uno de los ejemplos lo encontramos en un no muerto de una de las primeras zonas que, para nuestra desagradable sorpresa, mutaba por culpa de un ente extraño a un horrendo ser con un poder muy superior, algo que estuvo muy cerca de costarnos la vida.
Más Variedad de enemigos y jefes finales
Otro punto importante a destacar en Dark Souls 3 es el tamaño y la variedad de los enemigos, sobre todo en cuanto a los jefes finales se refiere. Nos encontraremos con criaturas enormes y muy bien diferenciadas entre sí, rompiendo con el estereotipo de encontrarnos a un “jefe final caballero” cada pocos pasos, algo bastante más común en las anteriores entregas. Árboles gigantes, una especie de perro con poderes centrados en el hielo, mini jefes que nos permitirán desbloquear poderosos objetos y cómo no, también los caballeros forman parte del elenco de "bosses" del juego. Además, la variedad de enemigos normales del juego también ha aumentado en sobremanera, encontrándonos ya con varios tipos, desde no muertos a poderosos brujos pasando por extraños perros o los “serradores” en las primeras horas de nuestra partida.
Gameplay más ágil y dinámico, la influencia de Bloodborne
Tras Bloodborne, Dark Souls ha evolucionado. El juego exclusivo de PS4 de From Software tiene una clara influencia en Dark Souls III, algo que podemos ver tanto a nivel artístico como en el desarrollo de los combates. Bloodborne fue el perfecto entorno de pruebas para conseguir dar un toque más ágil y cómodo al sistema de combate de “Souls”, aumentando de forma considerable la velocidad de reacción de nuestro alter ego virtual a todo lo que le ordenamos con nuestro mando, además de añadir un mayor banco de movimientos y golpes especiales dependiendo del arma que estemos usando en cada momento, mejorar el sistema de apuntado con las armas a distancia y hacer más fluidas las transiciones entre los golpes, así como las esquivas rodando por el suelo o los contraataques. En Dark Souls III será muy importante no ser estáticos, movernos mucho y anticiparnos a los movimientos de los enemigos ya sea para rodar bajo sus piernas y asestarles un ataque en una zona desprotegida o para bloquear su espadazo y responder a su movimiento con un poderoso contraataque que le quitará buena parte de su vida.
Diseño gráfico espectacular
Otra de las grandes influencias que ha tenido Boodborne en Dark Souls III es en el acabado artístico. A nivel de producción esta es la entrega más potente que recordamos en toda la saga. Es cierto que quizás, a nivel gráfico, no es todo lo grandioso que se podría esperar en cuanto a un juego para la nueva generación de consolas, pero lo cierto es que a nivel de arte y de diseño en las localizaciones, amén de algunos de los paisajes y alejadas vistas que podremos encontrarnos en algunas ocasiones el juego luce espectacular, mostrando un mimo en cada detalle que nunca habíamos visto en la saga. Además, a nivel técnico, pese a no ser un portento soluciona varios de los errores de las anteriores entregas, entre los que destaca que, por fin, tendremos una tasa de frames más o menos estable, sin zonas (por lo menos hasta donde hemos jugado hasta el momento) en las que veamos que la caída en la tasa de FPS se note de manera abrupta en nuestra partida.
Una dificultad que nos volverá a hacer sufrir
Para el final hemos dejado el punto más obvio, pero no por ello más importante: esto es Dark Souls y sabemos a lo que venimos. La saga siempre ha sido un título difícil o, más que eso, un juego que castiga los fallos como ningún otro, provocando que el más pequeño error en el planteamiento de nuestro combate, en nuestro movimiento, o a la hora de esquivar o de ejecutar un golpe nos provoque, en la mayoría de las ocasiones, un severo castigo que se traduce en la pérdida de buena parte de nuestra barra de vida o en nuestra muerte. Dark Souls III no es menos y es un juego en el que moriremos una y otra vez, en la que veremos cómo los enemigos o las trampas del propio juego muchas veces acaban con nuestra vida de un plumazo, provocando incluso desesperación y aumentando el riesgo de accidente laboral de nuestros mandos, que estarán una vez más cerca de verse estrellados contra la pared o el suelo, producto de la rabia y de la dificultad del juego. Ahora bien, tal y como ha ocurrido siempre, la sensación de logro, de euforia y de satisfacción con nosotros mismos cuando superemos una zona complicada será, de nuevo, inigualable.
- Acción
- RPG
Dark Souls III es la tercera entrega de la saga de acción y rol Dark Souls a cargo de From Software y Namco Bandai Games para PC, PlayStation 4 y Xbox One. Adéntrate en un universo lleno de enemigos y entornos descomunales, un mundo en ruinas en el que las llamas se están apagando. Los jugadores se sumergirán en la atmósfera épica de un mundo de oscuridad gracias a un juego más rápido y una intensidad de combate ampliada.