En esta columna de opinión personal, nuestro corresponsal en Japón, Luis García, expresa sus suspicacias sobre la carrera de Hideo Kojima y sus dudas sobre su futuro proyecto.
-Esta es una columna que expresa la opinión personal de su autor y no la de Meristation en su conjunto-
Las aventuras con las que Kojima se labró un nombre como director de videojuegos son copias descaradas de sus películas favoritas. Snatcher es Blade Runner. Policenatus es Arma Letal. Y Metal Gear es una burdo plagio de rescate en NY, como ya sabemos. Ni siquiera el personaje de Snake es original. Ni su aspecto, ni la ronca voz que copió David Hayter. En el aspecto creativo, si yo fuera Kojima solo sacaría pecho realmente de Antartic Adventure. En el resto de juegos que tiene en nómina, su implicación ha sido más de gestor que de otra cosa. Y en el aspecto jugable, conocida de sobras es la historia de que Metal Gear fue producto de la casualidad debido a las restricciones del MSX, que no permitía poner apenas balas en pantalla, por lo que se forzó el elemento de infiltración. De esta casualidad se forjó una leyenda que Kojima ha sabido ordeñar sin piedad.
Dependencia exclusiva de Konami durante todos estos años
Tras el follón de MGS2, Kojima anunció que ese sería su último Metal Gear. Luego dijo que no, que se retiraba con el 3. Al final MGS4 sería el que cerraba la saga, pero más tarde Kojima reculó para decir que lo único que cerraba era la historia de Solid Snake. Al final Kojima se ha convertido en una caricatura de sí mismo con tanto anuncio de que se va, para luego desmentirse. El motivo principal que esgrimía para dejar la saga era su carácter apático y poco bregador (dicho por él mismo), hasta el punto de que estar poco motivado para trabajar equivale a “sentirse un poco Kojima” entre muchos de nosotros. Esta desgana seguramente tuvo un efecto negativo en su equipo, liderado por alguien carente de compromiso con su creación.