Dark Souls 3, Impresiones Gamescom

Bloodborne para PlayStation 4 fue el perfecto ejercicio de adaptación a la nueva generación para el equipo de Hidetaka Miyazaki, responsables en From Software de dar pie a una de las franquicias más veneradas de la pasada generación y que todo apunta a que seguirá haciendo méritos en la presente. Con cuatro entregas ya publicadas, si contamos Demon's Souls, Dark Souls, Dark Souls II y el citado Bloodborne, como juegos que comparten ADN, objetivos, e incluso aspecto visual o más bien artístico, Dark Souls III tiene por objetivo aunar lo mejor de cada uno de ellos y crear la experiencia 'Souls' definitiva. Y lo que hemos jugado en la Gamescom parece indicar que va por buen camino.

Antes de poner las manos encima de la demo preparada para la ocasión, el productor del título nos puso al día de las características que confirman a este Dark Souls III, cuyo contenido se construirá en base a tres factores: la escala del mundo y su sensación de inmersión, para empezar, y para ello han creado un mapa tridimensional que ampliará lo visto en entregas previas y creará un tejido de zonas y localizaciones conectadas para que sea más fácil adaptarse a la propuesta, además de inmersión en este mundo fantástico-medieval a través del uso de la tecnología: efectos lumínicos, sombras, el movimiento de la ropa y el resto de físicas, etcétera.

El segundo punto, fue más específico: el mundo apocalíptico y la construcción de la intra-historia. Para ello, apuestan por "un estilo visual único" y, siguiendo con la cita, "no sólo oscuro, sino repleto de belleza como el sol ocultándose al atardecer". Lo que vimos puede en cierta medida adaptarse a esta necesidad de extraer cierta poesía de sus escenarios, mediante el uso de los contrastes de color y efectos, por ejemplo, un castillo de piedra coronado por unas nubes amarillentas y cadáveres por el mapeado. Que quizá no es lo que se viene habitualmente a la cabeza cuando se piensa en 'belleza', pero desde luego tiene fuerza, e impacta. La historia por cierto girará en torno a Lord of Cinder, un viejo conocido de la saga.

Por último, el punto tratado fue la 'evolución de la base de la serie'. Efectivamente quieren llevarla al límite, de hecho Miyazaki ya dijo en su momento que quería cerrar un ciclo con ella, y para ello las enseñanzas que han ido ofreciendo se pondrán en práctica de forma directa, es decir, una dificultad formidable, que haga sentir al jugador una sensación de haber logrado algo verdaderamente significativo aunque sea simplemente acabar con un enemigo del escenario, y la cosa se va más allá con los jefes, de gran tamaño y fuerte presencia, y que se prometen bastante imaginativos tanto a nivel de diseño como sobre todo en lo que vienen a ser sus patrones de movimiento.

Explicado todo esto, se pasó a la acción, primero con una demo guiada -que luego pudimos probar- y que estaba dividida en dos segmentos. El primero nos situaba en el Muro de Lodeleth, una especie de plaza de un castillo en la cual encontrabamos la primera de las dos hogueras que aparecían en el nivel. El objetivo era llegar hasta el jefe, pero por el camino había que hacer frente a un buen puñado de desafios en forma de enemigos sedientos de nuestra sangre. Vimos varios tipos, por ejemplo criaturas que parecían dormir pero se despertaban al acercarnos, atacándonos por la espalda con puñales y en un ágil movimiento de difícil esquive. También, por ejemplo, varios personajes que rezaban frente a cruces y que si recibían un golpe... se alzaban para luchar. Pero no de uno en uno: si atacabas al primero en presencia del resto, iban a por ti.

Otros enemigos, esta vez considerablemente más peligrosos, eran los caballeros. Vimos hasta tres tipos, siendo los primeros simplemente guerreros con espada y escudo, que se defendían de nuestros ataques con este último y hacían varias acometidas antes de quedarse expuestos a nuestros golpes. La estrategia no era muy complicada, consistiendo únicamente en esperar al momento adecuado para atacar. Los otros tenían más miga, dado que no sólo usaban espada sino también una lanza, y claro, al ser armas distintas tienen un peso diferente, y otras animaciones... y eso obligaba a aprenderse dos patrones de movimiento más. La franquicia siempre se ha sustentado sobre el ensayo y error y eso es algo que aquí no va a cambiar: moriremos, sí, pero en el proceso aprenderemos cosas.

No obstante, el verdadero reto no era enfrentarse a uno, o dos... era hacerlo contra todos, con diez objetos curativos y dos posibilidades de equipo: espada a dos manos, o hacha/espada con escudo. En el nivel había también una cimitarra pero había que encontrarla, es decir, podía llegarse al jefe perfectamente sin ella. Y claro, el jefe ya era otro cantar. Ni nosotros ni la persona del equipo de Dark Souls III que estaba jugando a la demo pudo derrotarle en los 3 intentos que lo intentó, y es que en verdad imponía bastante. La criatura, llamada Dancer of the Frigid Valley, contaba con dos espadas que utilizaba de forma dual, y tenía algún movimiento muy ágil que recordaba a Kurt Zisa de Kingdom Hearts.

No sólo atacaba a toda velocidad, sino que además sus armas tenían el poder del fuego y cada golpe que daba en el suelo o las paredes hacían que el escenario, de forma completamente orgánica, comenzase a arder, viéndose el fuego extenderse en tiempo real. Técnicamente parece estar a la altura de lo esperado en las máquinas de actual generación, por lo que si logran un equilibrio tan bueno como en el resto de entregas de la franquicia y siguen siendo capaces de crear una historia entre líneas que siga alimentando la mitología de la franquicia, tendremos un juego sobresaliente en camino. Y quién sabe si el mejor titulo de saga. Lo descubriremos a primeros de 2016, por lo que si tenéis una PlayStation 4, Xbox One o un PC al día, y además os gustan los desafíos, este es uno que no podéis dejar pasar.