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Mass Effect: Andromeda

Mass Effect está en camino con una nueva entrada en la serie que se prevé romper con todo lo que vivimos con el comandante Shepard. Tenemos peticiones y dudas sobre el proyecto. Estas son las nuestras.

Tras librar a la Vía Láctea de la extinción total a lo largo de tres juegos, la franquicia Mass Effect da un salto de incontables años luz, logra atravesar el vacío ignoto que separa unas galaxias de otras y aterriza en Andrómeda para vivir nuevas aventuras. ¿Qué podemos esperar de esta cuarta entrega? Corría el año 2007 cuando BioWare presentaba al mundo su nueva criatura, de nombre Mass Effect, como una exclusiva de Xbox 360 (dicha exclusiva se rompería con el paso del tiempo, aunque aguantó bastante). En un primer vistazo, el juego se revela como una evolución natural de Caballeros de la Antigua República, título también de BioWare lanzado en 2003, considerado uno de los mejores videojuegos de Star Wars jamás creados. De hecho, era fácil preguntarse tras una primera toma de contacto con Mass Effect cuál era la razón que había llevado a BioWare a crear su propia franquicia en lugar de seguir usando la licencia galáctica por antonomasia, dado que a lo largo del juego las “coincidencias” eran más que notables. Los caballeros jedi estaban presentes por medio de los Espectros, una fuerza de élite encargada de llevar a cabo las misiones más peligrosas, cuyos miembros solo respondían ante los altos representantes del consejo galáctico. También existían los poderes de la Fuerza, aunque aquí se llamaban habilidades bióticas, e incluso en la última entrega contábamos con un sucedáneo de sable de luz para el combate cuerpo a cuerpo: la omniblade. 

Pero Mass Effect poseía su propio encanto. De entrada, la acción no se ambientaba en una galaxia muy, muy lejana, sino en la nuestra, la Vía Láctea. Los elementos de ciencia ficción también se encontraban mucho más presentes que en Star Wars, y todo estaba recogido y documentado con un exquisito nivel de detalle. Mass Effect nos situaba en el año 2138. Tiempo atrás, la humanidad encontró en Marte las ruinas de una avanzada y extinguida civilización alienígena, y usó dichos conocimientos para abandonar el Sistema Solar y recorrer con libertad el resto de la galaxia. Ahora, los terráqueos son una especie más entre las innumerables que pueblan la Vía Láctea, y tendrán que asumir un papel importante en la guerra que se avecina, un conflicto que amenaza con borrar todo rastro de vida inteligente de la galaxia.

 

A lo largo de los tres juegos principales con los que contó la franquicia (además de algún que otro escarceo en terminales móviles, varios cómics y unas cuantas novelas), la licencia se desarrolló hacia la acción, al tiempo que dejaba cada vez más atrás los elementos roleros. El guion solo podía calificarse de soberbio, a pesar de un polémico final que no gusto a prácticamente nadie. De todas maneras, el viaje en sí mereció mucho la pena, y la trilogía Mass Effect lleva tiempo consolidada como uno de los mayores logros alcanzados durante la pasada generación. Desde que BioWare puso punto y final a la trilogía tras el lanzamiento del último contenido descargable para ME3, allá por marzo de 2013, todo el mundo se hace la misma pregunta: ¿Y ahora, qué? Finalmente hemos podido ver un primer teaser de la cuarta entrega de la franquicia, estrenado durante la conferencia de Electronic Arts celebrada en los inicios del presente E3. Y aunque el escueto vídeo no muestra prácticamente nada, al menos va dejando claras unas cuantas cosas.

La primera es que, tal y como se rumoreaba, nos vamos de viaje. Y a la galaxia de Andrómeda, nada menos. La segunda, que al menos el protagonista, a tenor de la armadura con el logo N7 que calza en el teaser, será extranjero en tierra extraña, ya que vendrá de nuestra Vía Láctea. Las razones que le han llevado a Andrómeda se desconocen, así como los medios que ha usado para llegar allí. No en vano, en anteriores Mass Effect no se conocía de tecnología o civilización alguna capaz de viajar entre galaxias. Aunque eso sí, ciertos seres habían hecho del infinito vacío espacial existente fuera de la Vía Láctea su lugar de residencia, así que igual la tecnología que ha permitido llegar a Andrómeda proviene de ellos. Luego se ha podido ver una batalla en un planeta desértico cuya superficie recuerda bastante al lejano oeste americano (no en vano, la música country tiene una fuerte presencia en el vídeo), y el alzamiento de lo que parece ser un gigantesco crucero espacial que va tomando forma a medida que asciende (¿otro ciclópeo engendro mecánico?). Y por supuesto también se ha podido ver el Mako, vehículo todo terreno que tuvo un fuerte protagonismo en el primer Mass Effect, y que pocos recuerdan con cariño. 

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En fin, más allá de elucubraciones (el juego llegará en las navidades de 2016, y de momento pocos datos más se conocen aparte de los ya mencionados) quizá sea el momento de dejar volar la imaginación y reflexionar sobre qué queremos que tenga el nuevo Mass Effect. Los tres títulos anteriores eran juegos sobresalientes, pero no estaban ni mucho menos exentos de errores, decisiones discutibles de diseño y un enfoque cada vez más radical hacia la acción que no gustó a todo el mundo. ¿Qué es lo que tiene que incluir Mass Effect: Andromeda para que nos encontremos ante el título definitivo de la franquicia, aquel capaz de convertirse de una vez por todas en una obra maestra? Por supuesto, cada cual tendrá sus ideas y exigencias. Éstas son cinco de las nuestras.

1: Combates espaciales

La USS Normandía, tanto en su primera como en su segunda encarnación, era la nave con la que recorríamos la Vía Láctea de un extremo a otro en nuestra incansable lucha contra el mal que amenazaba con arrasarla por completo. Gracias a sus generosas dimensiones, además del medio de transporte de nuestro comandante Shepard era su hogar, el lugar donde tanto él como los miembros de su equipo podían relajarse y relacionarse entre sí mientras intentaban salvar la galaxia. La nave podía ser mejorada, y en su interior tuvieron lugar no pocos acontecimientos. Pero a la hora de la verdad, cuando llegaba el momento de saltar al espacio y entrar en combate, no podíamos hacer nada. Solo se nos dio la posibilidad de controlar la Normandía durante las fases de exploración espacial, simples, aburridas, repetitivas y sosas como ellas solas. Así que, para el nuevo Mass Effect, queremos batallas espaciales. Queremos tomar los mandos de nuestra nave y sentirnos como Han Solo a bordo del Halcón Milenario mientras sorteamos lasers, esquivamos asteroides con apenas unos centímetros de margen y damos buena cuenta de quien quiera que sea nuestro nuevo enemigo. ¿Para qué demonios quieres una nave molona si luego no vas a usarla?

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2: La exploración, si no se hace bien, no sirve de nada

¡Ah, el Mako! ¡Nuestro tan querido como odiado Mako! Ya en el primer Mass Effect, BioWare quiso brindar al jugador la sensación de que podía no solo viajar a cualquier sistema solar de la galaxia y a los planetas que allí se albergaban, sino que también era posible descender sobre ellos y explorarlos. Para hacerlo usábamos el Mako, un vehículo terrestre todoterreno guardado en el hangar de la Normandía. La idea era buena, al menos en teoría: llegábamos a un planeta inexplorado, descendíamos sobre él y comenzábamos a recorrer la superficie con el Mako. Dicho vehículo estaba provisto de sensores, propulsores que nos permitían dar largos saltos, una efectiva ametralladora y un contundente cañón. Además, podíamos entrar y abandonar el vehículo cuando quisiéramos. Entonces, ¿por qué a los aficionados a Mass Effect les entra un fuerte dolor de cabeza cada vez que se menciona al Mako? Pues porque todo aquello no era sino una cortina de humo. En realidad, todos los planetas se parecían entre sí, las misiones secundarias que se llevaban a cabo en ellos eran tan insustanciales como aburridas, y al poco tiempo ya estábamos más que cansados tanto del Mako como del diseñador que lo creó. BioWare eliminó dicho vehículo tanto de la segunda como de la tercera entrega de la trilogía, pero lo que ideó para sustituirlo, y en lo que se convirtieron las propias secciones de exploración en sí… bueno, mejor no pensar en ello o tendremos que apurar el bote de aspirinas.

BioWare lleva anunciando a bombo y platillo el regreso del Mako prácticamente desde que comenzó a desarrollar Mass Effect: Andromeda. Esperemos que si lo ha hecho, sea por una buena razón. Las misiones de exploración están bien, la recogida de recursos puede ser interesante, pero solo si se hace con cabeza y no se cae en la repetición constante y la redundancia crónica. Si BioWare quiere que exploremos a placer los centenares, miles o millones de planetas de Andrómeda a bordo de nuestro Mako, mejor que tenga pensado cómo hacer que dichas misiones sean interesantes y no se parezcan las unas a las otras tanto como las diferentes entregas de la franquicia FIFA. De lo contrario, mejor dejar que el Mako se quede acumulando polvo en el interior del hangar de nuestra nave estelar.

 

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3: La acción no debe faltar, pero queremos más rol

El primer Mass Effect poseía una notable y deliciosa carga rolera, en la que se notaba bastante la influencia de Caballeros de la Antigua República. La segunda entrega, abducida ya por la fiebre obsesiva y descerebrada hacia los pegatiros sin control que generó el primer Modern Warfare en la totalidad de la industria, se olvidó del RPG casi por completo y todo se convirtió en un shooter desenfrenado (con regeneración automática de salud incluida, por supuesto). Para la tercera entrega, y solo después de que BioWare (o más bien Electronics Arts, que es la que paga las facturas y luego recoge los beneficios) escuchara el insistente rechinar de dientes de los aficionados a la franquicia, se optó por un regreso a los orígenes, metiendo algo más de RPG, aunque sin ni mucho menos renunciar a los tiros. ¿Dicha concesión fue suficiente para calmar las ansias de los aficionados que deseaban un Action-RPG en el que la “action” tuviera el mismo peso que el “rpg”? Pues va a ser que no.

Señores de BioWare, queremos más rol. No nos conformamos con controlar el dedo del gatillo del protagonista y lanzar unas cuantas órdenes escuetas a nuestros aliados, no señor. Queremos CONTROL, así en mayúscula. ¿Recuerdan lo que hicieron en Dragon Age: Inquisition? Pues ése es el camino a seguir. Queremos controlar y tomar decisiones sobre todo lo que tiene que ver con el equipamiento tanto de nuestro protagonista como de sus aliados. Y no queremos que solo se roce la superficie de dicha posibilidad como en Mass Effect 3, no. Necesitamos zambullirnos en ella, navegar entre menús, regular hasta el último punto de impacto de nuestra más recóndita pieza de armadura. Oh, y también queremos táctica en los combates. Posicionar a nuestros aliados, tender emboscadas, flanquear a los enemigos, montar unas estrategias defensivas que lleguen a ser la envidia del mismísimo Mourinho… ¿Queremos tiros? Sí. Pero también queremos rol, y a paletadas.

 

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4: Que nuestro largo y esforzado viaje acabe mereciendo la pena

Uno de los aspectos que más gustaron de los anteriores Mass Effect fue tanto su sistema de decisiones como las repercusiones que éstas tenían de un juego a otro. Llegar a Mass Effect 2, cargar una partida guardada de la primera entrega y ser testigos de que todas las decisiones relevantes que habíamos tomado en el anterior juego tenían sus consecuencias en la nueva entrega era algo maravilloso. Si uno de los personajes que formaban nuestro equipo acababa muriendo debido a nuestras acciones, dicho avatar seguía muerto tanto en la segunda como en la tercera entrega, lo que nos recordaba continuamente la carga que conllevaba el liderazgo, y el peso que teníamos que sobrellevar al no haber podido salvar a éste o aquél personaje. Y las consecuencias no solo se reducían a quién vivía y quién moría. 

Pues bien, luego llegábamos al esperado final, tras echar centenares de horas a la trilogía en su conjunto… y todo aquello se diluía cual azucarillo arrojado en mitad del océano. Lo más doloroso de aquel final no fue encontrarnos ante algo que ni explicaba nada ni dejaba satisfecho a nadie, sino el ser conscientes de que todas las decisiones tomadas anteriormente daban exactamente igual. Al final, todo se reducía a elegir entre A, B o C, independientemente de lo que hubiéramos hecho en el pasado. Pues bien, para esta previsible nueva trilogía en Andrómeda queremos un final digno. Uno que nos haga llevarnos las manos a la cabeza no para arrancarnos el cuero cabelludo de pura desesperación, sino como acto reflejo ante el asombro y las revelaciones que se sucederán ante nuestros exhaustos pero satisfechos ojos. Y también queremos que todas y cada una de nuestras acciones pasadas acaben viéndose reflejadas en dicho final. En definitiva, no queremos más finales A, B, C o D. Queremos un único final: el nuestro.

 

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5: DLCs opcionales, nunca obligatorios

Reconocemos que éste es un tema espinoso, mucho más en los tiempos que nos ha tocado vivir. El contenido descargable o DLC, que debutó en la pasada generación con buenas intenciones pero rápidamente se convirtió en la manera más efectiva que tenían las compañías para hacer que el usuario pagara mucho más de los 60-70 euros iniciales por un juego, contó con un excesivo protagonismo en la trilogía Mass Effect, en especial la última entrega de la saga. Ya de entrada, el primer DLC, conocido como Desde las Cenizas, formaba parte del juego en sí, y solo con su adquisición (gratuita únicamente para quienes habían adquirido la edición coleccionista del juego) podíamos acceder a un aliado secundario de importancia trascendental dentro del juego. Lo del DLC Leviathan ya fue mucho más grave. 

Lanzado meses después de la aparición del juego, el DLC Leviathan añadía un capítulo completo en el tramo final de Mass Effect 3. La importancia de dicho capítulo era capital, ofrecía muchas respuestas y resultó ser más esclarecedor que el propio final del juego. ¿El problema? La mayoría de los que compraron Leviathan ya se habían pasado Mass Effect 3, así que no tenían más remedio que volver atrás, jugar el capítulo y recibir una experiencia mucho más descafeinada de la que Leviathan habría ofrecido de haber formado parte del juego desde un principio. En definitiva, con Mass Effect: Andromeda queremos una experiencia completa desde el principio, sin que tengamos que pagar para desbloquear a algún personaje importante o tener que lidiar con capítulos sueltos metidos a posteriori en mitad de la trama del juego. En fin, éstos son nuestros cinco deseos para el nuevo Mass Effect. ¿Cuáles son los vuestros?

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Mass Effect Andromeda

  • PC
  • PS4
  • XBO
  • Acción
  • RPG

Mass Effect Andromeda deja atrás la trilogía original para llevar su universo a la nueva generación con nuevas propuestas dento de la popular saga de rol y acción; desarrollado por Bioware y editado por Electronic Arts para PC, PlayStation 4 y Xbox One. Su argumento nos lleva mucho después de los acontecimientos de Mass Effect 3 en una nueva galaxia, Andrómeda, donde la humanidad trata de sobrevivir a la amenza de las grandes máquinas.

Carátula de Mass Effect Andromeda
8.5