Scrolls

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Con la que está liando Hearthstone: Heroes of Warcraft, no es fácil colarse en el terreno de los videojuegos de cartas coleccionables. Pero esto se tambalea un poco cuando la nueva propuesta en los TCG (Trading Card Game) viene de los estudios Mojang, ahora de Microsoft y responsables del omnipresente y ultra exitoso Minecraft, capaces de parir maravillas triunfadoras. Tanto los ordenadores Windows, los OSX y las tabletas Android reciben tras un año de fases de prueba este Scrolls, nombre que se presenta como una propuesta bastante diferente a los juegos de cartas coleccionables habituales, como Magic El Encuentro, Pokémon o Yu-Gi-Oh!, pero que además intercala ideas de los juegos de tablero con casillas, lo que lleva más lejos la experiencia que en el duelo básico entre cartas. También con un componente de rol y progresión.

Y esto para los más experimentados será un acierto, aunque también una complicación para los menos acostumbrados a la estrategia sobre mesa. Ya no solo importa qué y cuándo juegues algo sino también dónde lo coloques una vez jugado, lo que supone una batalla muy táctica cargada de movimientos y desplazamientos para machacar 3 de los 5 ídolos de piedra del fondo del campo de nuestro oponente y así ganar la partida. Un uno contra uno con esencia del fútbol o el rugby, dinámica de juegos de casillas y todo bajo el abrazo de un sofisticado TCG. Scrolls, no obstante, no es un juego difícil de aprender o entender, sí arduo de dominar y donde el azar tiene menos presencia que en otros como Hearthstone, su gran competidor. Digamos que aquí, una vez que nos hayamos hecho con una baraja consistente y desarrollada, y del todo a nuestro gusto, las cartas que robamos son más previsibles y la victoria queda más en manos de lo bien que juguemos.

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Es una de esas fórmulas ideales que se caracterizan por ser fáciles de entender pero muy profundas de dominar, difíciles a niveles altos y que llevan al jugador a aprender algo nuevo en cada partida y a tener que mejorar sus cartas. Los mejores juegos de mesa, como Catán, y los de cartas, como Magic, funcionan así. Está claro que Mojang ha trabajado muy duro por encajar todas las piezas de este rompecabezas que, tras más de un año de fases de alfa y beta, al fin está disponible en versión final con prueba gratuita (el juego completo vale 4,50 euros) y, eso sí, bastante invitación al micropago si queremos hacernos pronto con cartas indiscutiblemente mejores que las iniciales.

En Scrolls las diferentes calidades de las unidades (criaturas o esbirros), los hechizos, encantamientos y estructuras quedan muy rápido a la vista ya que toda carta se puede mejorar, desarrollar desde la casilla de crafteo. Hay cartas de un mismo coste y ventajas que directamente tienen mejores cifras en su ataque o su defensa, lo que las convierte innegociablemente en cartas mejores, cartas que no están en las barajas básicas y que nos costará monedas de oro desarrollar, dar con ellas en los sobres (packs), o en la búsqueda individual por categoría entre las cuatro que se presetan en esta primera versión del título.

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¿Cómo conseguir oro rápido para adquirir más cartas? Pagando dinero real. Ya ocurre en Hearthstone, pero aquí las monedas virtuales no llegan con desafíos diarios que en dos semanas nos hagan llenar nuestras arcas del juego. Aquí solo las victorias y otros eventos más esporádicos nos suponen oro. El resto hay que comprarlo. Y esto con un mazo inicial repleto de cartas básicas como ratas y soldados medianos, no nos deja avanzar demasiado hasta que no desembolsamos unos eurillos. No muchos. Está claro que el modelo de negocio es otro, y aunque el juego bien vale ese pequeño pago que casi seguro haremos, con esta conducta de invitación a la inversión se arriesga a no calar tan bien como Hearthstone en la comunidad, a no funcionar a nivel masivo. Habrá que ver cómo fluye y si empiezan a salir mazos poderosos con cartas básicas que no requieran gastar dinero. De momento, lo vemos algo difícil. Está claramente pensado para que cuanto más juguemos, más progresemos y acceso a mejoras tengamos.

Dura contienda lateral

En Scrolls el sistema de batallas 1v1 es sencillo, pero viene bastante marcado por la calidad de las cartas que tengamos. Cada unidad (criatura) tiene unos valores de ataque y salud, además de un contador de turnos que quedan para que ataque. Su golpe siempre lo asestará en horizontal, ejecutándolo sobre el primer obstáculo u otra unidad enemiga que encuentre. Si no hay nada en su fila de casillas que le dificulte el paso hasta el idólo de piedra de esa hilera, su daño lo ejerce sobre éste, marcando ya la resistencia de nuestro adversario. Con este planteamiento, las posibilidades se disparan en cuanto añadimos opción de movimiento entre hileras y potenciadores permanentes o momentáneos para nuestras unidades. Además de un sistema de maná para jugar cartas basado en sacrificar otras, sistema que también funciona para obtener más cartas en la mano.

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Una partida de Scrolls contra otro jugador real -no contra la bastante estúpida IA del juego- puede llegar a durar 40 o 50 minutos si jugamos con los ídolos al máximo de vida. Esto significa, lamentablemente, que la emoción se pierde e incluso que desaparezca en parte ese factor aleatorio que puede dar la vuelta al encuentro en cualquier momento, algo necesario en juegos de cartas que tienen que ser siempre imprevisibles y aquí frenado también con la preponderancia de saber jugar frente a tener algo de suerte. Digamos que Scrolls se parece más al ajedrez que otros TCG, solo que además podremos poseer peones, torres y caballos de mayor calidad si disponemos de cartas desarrolladas, más raras, y oro para encontrarlas o evolucionarlas en su sistema de crafteo mediante sacrificios, packs, y otros eventos específicos.

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Scrolls dispone detallados tutoriales de partida interactiva contra la CPU para aprender poco a poco a dominar todas sus opciones. Empezaremos con un mazo básico de la llamada categoría Growth (Crecimiento), baraja agresiva basada en los bosques, los animales pequeños y los potenciadores de éstos para hacerlos resistentes y muy dañinos. Pero -de momento- existen otras tres vertientes de juego (Energy, Decay y Order) que quizá gusten más a los que prefieren la magia directa, a los que juegan a controlar la partida hasta poder desplegar sus mastodontes demoledores, o a los que son más de buscar plantear una estrategia o combinación y ponerla en funcionamiento para derrotar al adversario de un sola jugada o dos (combo). En Scrolls están todos los tipos de baraja habituales, desde las más rápidas y algo suicidas a las lentas pero seguras.

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En pantalla, tanto unas cartas más rudimentarias como unidades o estructuras, y otras que suponen efectos, hechicería, potenciación, etc. aparecen perfectamente reflejadas, siendo eso uno de los aciertos del juego porque es fácil saber qué está pasando solo con ojear cómo las jugadas del rival y propias se dibujan sobre el terreno de batalla. Por ejemplo, si damos a uno de nuestros esbirros la habilidad de envenenar a quien toque, el cuerpo de éste se tiñe de morado, clara señal de que es infeccioso y letal. Igual si le damos mayor agilidad, o que animaciones de ataque tienen unas y otras unidades cuando se encuentran en duelo, etc. Las estructuras también dejan clara su ventaja otorgada, como un molino de agua que refuerza nuestras criaturas o un nido para ratas que enfatiza la fuerza de éstas.

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Es fantástico el trabajo de Mojang para trasladar simples cartas y un juego de tablero a la vida virtual. Scrolls es atractivo cuando está en movimiento, y todo es súper visual para ayudar al jugador a poder entender y seguir con facilidad qué está ocurriendo. El sonido favorece esto, crea una atmósfera con una buena gama de efectos y música de corte fantástico-medieval acorde. También en esta línea es acertadísima la interfaz de jugador, dónde están colocados los menús, los botones, cómo se muestran en detalle las cartas... Todo se ha hecho pensando en la versión de tablets (táctil) pero es perfectamente cómodo para ratón. En este juego, como en casi todos los demás de su género, tienen mucha importancia los números. Al fin y al cabo es un ejercicio de matemáticas puras. Y en Scrolls éstos están siempre claros e interactúan con todo lo demás con naturalidad.

Además de los tutoriales, las partidas contra la CPU o los modos en línea aleatorio o por rango para enfrentarnos a amigos y desconocidos, en Scrolls encontramos también el equivalente a la Arena de Hearthstone, aquí llamada Judgement y con un precio de acceso de 800 monedas. Es el modo más equitativo de partida, y donde el azar sí dice algo más ya que nos otorgará mazos hechos por nosotros mismos para los encuentros pero nacidos de la suerte que tengamos en cada grupo de cuatro cartas. Éste es el sitio perfecto para entrenar y empezar a ganar oro, también para probar estrategias y mazos que no teníamos contemplados.

Por supuesto, también como uno de los modos principales está el Editor de Mazos,partiendo de nuestra colección de cartas agrupadas en un gran libro oálbum superior según costes, categorías, tipo de invocador que laslleva, etc. Todo está bastante bien ordenado y hablamos de una interfazsencilla de manipular, basada en el arrastre a lo que queremos usar, conbastantes filtros para encontrar nombres propios entre las decenas decartas que se han incluido en esta primera hornada a la que con todaprobabilidad sucederán más con las expansiones. Saber elegir bien quéincluimos en nuestro mazo e intentar desarrollar esas cartas en concretoes lo primero que debe hacer un buen jugador a Scrolls. La galeríainicial está por encima de las expectativas en esta clase de juegos, lashay de todos los formatos para cautivar a todo tipo de jugadores. Eso sí, de momento, todo en inglés.