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Never Alone

Never Alone

  • PlataformaXBOPC7.8PS47.8
  • GéneroPlataformas, Puzle
  • DesarrolladorUpper One Games
  • Lanzamiento19/11/2014
  • TextoEspañol

Never Alone

Una niña, un zorro del ártico y la belleza de la helada Alaska. Never Alone no tiene nada nuevo en su propuesta, pero es sin duda de las aventuras más hermosas y delicadas vistas este año. Los Iñupiat esperan para contarnos sus historias de dioses, peligros y naturaleza

Un clon de Limbo. Así, directamente, vamos a empezar por lo que muchos pensarán al ver el tráiler del juego. Que esto es otro clon de un éxito indie solo que con un aspecto distinto. Pero si tuviéramos que ir empleando la palabra ‘clon’ a cada análisis que hacemos ya sean indies o AAAs, la íbamos a gastar. Así que despejamos dudas: Sí, Never Alone juega totalmente en la escuela Limbo, pero ello no le impide implementar cosas propias y ofrecernos una experiencia igual de sentida y espiritual, aunque aún más bella, tierna e hipnótica. De hecho, pocas veces se ha visto algo así, ya que esta obra de los noveles e-Line Media es tanto un juego en sí como una pieza cultural que busca preservar la cultura de los Inuit, los pueblos que viven en la parte más extrema de Alaska, bordeando el círculo ártico. Un producto llevado a cabo con Cook Inlet Tribal Council, asociación sin ánimo de lucro que busca preservar las culturas de los pueblos indígenas.

Podían haber hecho un documental, escrito un libro o expuesto una galería de imágenes, pero no ha sido así, demostrando hasta qué punto ha llegado la instauración del Videojuego en la sociedad de hoy en día. El punto de partida de Never Alone es el de un relato, un cuento de esos narrado generación tras generación, concretamente en la leyenda inuit de Kunuuksaayuka, según la relata Robert Cleveland, también conocido por su nombre iñupiaq, Nasruk. Y dice así:

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“En una época en que los Iñupiat fueron condenados con una ventisca de nieve tras otra, y temían morir de hambre, una pequeña niña aunque ya diestra en el arte de la caza, se adentró en los parajes helados de Alaska con el fin de conocer el origen de tanta ventisca”. Y tras un prólogo que empieza con fuerza, se nos da a conocer a los dos protagonistas del juego: La niña llamada Nuna y un zorro blanco del Ártico. Al estilo Primal, podremos alternar el control de ambos con un toque de botón, permitiendo el juego cooperativo en caso de tener dos mandos.

El control es bien sencillo, un plataformas 2D con salto y dos personajes que deben colaborar para ayudarse y permanecer siempre juntos, destacando el botón de Protegerse de la Ventisca, ya que de vez en cuando toca echarse al suelo o los golpes de viento nos tirarán, aunque el estudio ha implementado imaginativas formas de aprovechar en nuestra ventaja la fuerza del viento. La clave de su propuesta es combinar las habilidades de un personaje con las del otro, como la de poder escalar y tirar cuerdas y escalas que tiene el zorro con la de arrastras cajas y romper cosas de Nuna, algo posible esto último gracias a unas boleadoras mágicas.

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En el control tenemos algunas pegas que poner. En caso del zorro, se hace complicado saltar con él en las zonas más estrechas, y no tiene un manejo tan ajustado como por ejemplo Simba en El Rey León de Mega Drive/Super Nes, por lo que en ocasiones se nos irá de las manos, dado también el amplio salto que posee. La niña tiene un salto muy ajustado, pero el problema viene de la forma en que lanzará el arma que posee. Cuando avanzamos obtendremos unas boleadoras, y su uso se volverá capital para avanzar. El toque original viene de que usaremos el joystiq y no un botón para dispararlas, aunque exige darle a un lado y a una altura para cargarlas, y rápidamente mover el joystiq en la dirección contraria para lanzarlas al punto que queremos. Se le coge el truco rápido, pero en las secuencias de huida de algún peligro, en ocasiones el timing de pararnos, apuntar, cargar y golpear para abrir el escenario debe ser medidamente perfecto, o el enemigo nos alcanzará. Por supuesto esto plantea un agradecido extra de dificultad, pero a veces parece un pequeño fallo más de no haber pulido esa parte sus creadores que nuestra en el control.

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Dada la experiencia cooperativa que supone, la IA aliada es uno de los puntos más delicados, y en este caso no exenta de un comportamiento algo errático que nos hará fallar más de una vez un salto o evitar un peligro. Por ello jugar Never Alone con un amigo en su Coop local supone una mejora sustancial de la experiencia. Si lo hacemos solos, toca alternar el control de ambos para superar unos puzles que solamente plantearán algo de reto en su tramo final, en los últimos capítulos del juego, proponiendo soluciones simples pero imaginativas basadas en los espíritus de la naturaleza que nos ayudan, aunque es deber nuestro manejar la intervención divina según los puzles lo requieran.Y hablando de ellos, algunos componen momentos plataformeros tan sencillos cuando damos con su clave como imaginativos en su concepción, y visualmente cada vez más conseguidos a medida que más vamos progresando en una historia que en su duración tiene su mayor tara.

Porque sus 8 capítulos apenas nos durará unas 3 horas yendo bien tranquilos, sin más rejugabilidad que la de volver a cada uno a descubrir los extras en forma de vídeos que nos hemos dejado. Never Alone es y se hace corto, y cuando más cómodos estamos ya con el control, es justo cuando la experiencia termina. Además su escaso nivel de dificultad en casi todo el juego –aunque los momentos de puzles y combinar habilidades no nos lo dan todo hecho precisamente- no contribuye a alargar las horas de juego, ya que contamos con un generoso sistema de checkpoints y un respawn infinito que convierte los desafíos en que nos atasquemos en algo más cercano al ‘Ensayo y Error’ hasta que los superamos.

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Pero no podemos pasar por alto que este juego tiene un añadido más, ya que no pretende ser otro clon de Limbo que abarrote las tiendas digitales, sino un juego hecho con la idea de servir como testigo del valor cultural de un pueblo que la mayoría desconocíamos hasta el momento. Never Alone es un juego, sí, pero también una pieza de valor divulgativo sobre los Iñupiat, ya que en cualquier momento podemos pausar el juego y acceder a los interesantes Relatos Culturales del pueblo, incluso durante las pantallas de carga. Cuando pasemos por delante de un búho, saltará el aviso de otro video desbloqueado para ver. Lo recomendable es terminarse el juego y ver los videos para aumentar nuestro background de información y entender mejor a nivel cultural todo lo visto, ya que si no rompemos el ritmo de juego parándonos a cada momento.

A nivel visual estamos ante un titulo minimalista, en el que el foco de atención se centra en la niña y el zorro, con detalles en la animación como el gorro del abrigo de la niña y las orgánicas animaciones de ambos personajes, ganando enteros el conjkunto cuando la cámara realiza un zoom en los diálogos o encuentros. El escenario juega siempre a mantener su fondo desenfocado pero nada desprovisto de elementos o actividad –hay que fijarse bien, que a veces los detalles son memorables-, y una nevada casi perenne en primer plano. En ocasiones estaremos atravesando fases a 60fps constantes, pero en otras veremos como el framerate desciende un poco, sobre todo en exteriores con las tormentas de nieve. Kudos para los momentos en que la iluminación adopta un tono verde espectral, como el de la aurora boreal, y el desfile de escenarios del que no diremos nada, más que su gélida belleza y lo acertadísimo de su dirección artística. Las escenas de video son también en 2D, narradas con un estilo de animación de tonos sepia y figuras recortables.

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En el plano sonoro las cosas van todavía mejor, con un desfile de efectos de sonido en el que destacan los golpes de ventisca, el hielo quebrándose, o los rugidos del oso polar. Bien mezclados además con una BSO electrónica ambiental que no busca destacar en ningún momento ni imponerse, pero sí contribuir a lo hipnótico de la experiencia con sus notas, siempre en un tempo chill-out que solo se acelera en los instantes de acción en los que el tambor tradicional Inuit entra en juego. Pero el mayor acierto es usar constantemente la voz de un narrador que habla en el lenguaje Iñupiaq, una lengua que no entendemos –tranquilos, hay subtítulos en castellano- pero que resulta tan fascinante de oir y aporta una dimensión a las imágenes igual que pasaba en films como Apocalypto o La Pasión de Cristo.

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7.8

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.