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Quantum Break

Remedy pretende abrir un nuevo frente en lo que respecta a los videojuegos de acción en tercera persona con Quantum Break. La Gamescom de Alemania ha sido la gran cita para que el estudio que desarrolló Alan Wake mostrase por primera vez la cara jugable del proyecto.

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Pocos estudios pueden presumir de ofrecer experiencias cien por cien cinematográficas sin poner en riesgo la jugabilidad. Uno de ellos es Remedy Entertainment, padres de Max Payne y de Alan Wake. Tras lanzar la aventura de terror protagonizada por el escritor del mismo nombre en exclusiva para Xbox 360, el estudio encara su nuevo proyecto para Xbox One con la absoluta colaboración de Microsoft, que ha elegido la Gamescom como el escenario para mostrar al mundo por primera vez la cara jugable de este juego de acción en tercera persona que mezcla los disparos con la destrucción del tiempo como nunca antes se ha visto. Cuando se presentó en el anuncio de Xbox One hace un año, Remedy se limitó a poner sobre la mesa un breve teaser donde anticipaba la temática del juego y su contexto, además del concepto “transmedia” que conectaría la aventura jugable con una serie de televisión estrenada a la vez en la consola y capaz de mutar la experiencia en ambos sentidos.

En Alemania hemos podido ver a puerta cerrada una demo extendida de lo que se mostró en la conferencia de prensa de Microsoft, todo con un guía de excepción: el guionista  –y rostro del primer Max Payne– Sam Lake.  Visiblemente entusiasmado por poder mostrar al fin cómo se juega a Quantum Break, inició la sesión contextualizándonos sobre el universo del juego. Como protagonista, Jack, un héroe de acción poco común, más próximo al héroe Jack Bauer de la serie de TV de 24 que a Markus Fénix de Gears of War, quien investiga a la corporación Monarch, cuyos experimentos están provocando la rotura del espacio-tiempo en el mundo del juego sembrando el caos total en instante cien por cien inesperados. Monarch es una corporación influyente y con contactos en las altas esferas, por lo que nuestros pasos no serán bien vistos por las autoridades, que tratarán de darnos caza

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Aquí arranca precisamente la demo. Nos ocultamos en un edificio abandonado que conecta cla ciudad mediante un enorme puente y una redada policial comienza a inspeccionar la zona para localizarnos. En el exterior, los helicópteros marcan la zona con sus enormes focos mientras que a pie de escenarios los propios agentes acosan a los sin techo del lugar. La exploración del escenario nos lleva a interactuar con ciertos elementos hasta dar con una ventana desde la que visionamos un barco que puede actuar como vía de escape de esta prisión. El protagonista inicia el descenso por el edificio esquivando linternas, gritos de los soldados  que disparan a inocentes. Todo fluye de manera espectacular en lo técnico, con animaciones extremadamente realistas, algo de lo que ya presumía en su día Alan Wake, y una iluminación que verdaderamente justifica el salto a la next gen.

Ya en la zona inferior, detectamos un grupo de enemigos del que es imposible zafarse. Turno para ver cómo funciona el combate en Quantum Break. Jack presenta armas de fuego de uso directo, sin menús, –pistola, no hemos visto inventario–, y puede coger armas de enemigos caídos. Pero lo verdaderamente interesante es su habilidad de controlar el tiempo para usarlo en su beneficio. Así, el combate transcurre con reducciones de velocidad en zonas específicas que rondean a enemigos concretos, de manera que estos quedan despistados mientras cambiamos nuestra posición para dispararles. La primera sensación con la demo es que nuestro protagonista es literalmente inmortal. Preguntamos por ello a Sam Lake.

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“Bueno, no es así. Debo decir que en esta demo lo hemos dotado de más poderes y de más cantidad de lo que debería tener en esta zona de forma natural”, explica el guionista. En efecto, en la zona inferior derecha de la pantalla aparece un medidor en forma de círculo que regula el tiempo que podemos manipular la situación. La interfaz de Quantum Break es realmente limpia para fomentar el toque inversivo y cinematográfico de la aventura. Las habilidades de control temporal no solo se aplican a los enemigos. Por otra parte, no todos los enemigos serán vulnerables a nuestro poder temporal; en la demo se mostró un cyborg a lo Big Daddy de Bioshock invulnerable a nuestras habilidades primarias y que requería un estilo de combate más centrado en la manipulación del escenario que en el contacto directo.

El escenario también se puede usar en los combates para vencer en situaciones conflictivas. En el nivel superior del escenario se encuentra un enorme puente que está a punto de colapsar. Un coche cae, el tiempo lo frena en ese instante y aprovechamos para arrojarlo contra los rivales. La manipulación del tiempo es clave en la jugabilidad de Quantum Break más allá de los combates. La demo continúa con el protagonista avanzando hasta alcanzar el puente, que comienza a desplomarse con el impacto de un carguero –el que se vio en los primeros vídeos–. En mitad de este espectacular caos visual debemos ir congelando el tiempo en ciertos momentos para reconstruir partes rotas, aprovechar chapas achatadas por las explosiones para cruzar el vacío. Aquí entra en juego el factor puzle, pues buena parte de estas situaciones no se solventan avanzando sin más, sino valorando cómo usar el escenario para avanzar.

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El control temporal presenta mecánicas realmente interesantes en el género de la acción y hacen de Quantum Break un videojuego con suficiente empaque como para pensar que en lo jugable rezuma innovación y originalidad. Queda ver cuánto de todo esto se integra en el juego final y, sobre todo, si en cómputo global estas situaciones son lo suficientemente variadas. Técnicamente, ver como el tiempo se congela es sencillamente espectacular. La mejor manera de entenderlo es pensando en referentes como Silent Hill y el paso entre versiones de la ciudad: sonidos de cristales rotos, voces que parecen de ultratumba a pesar de que los rostros están delante de nosotros efectos visuales que desencajan estructuras gigantescas, piezas mínimas del escenario y personajes. De lo más impactante en el catálogo de Xbox One.

De hecho, en cuanto a inspiraciones, el propio Lake reconoce haber bebido de todo tipo de referentes de la ciencia-ficción y de los viajes temporales, por lo que como ya sucedía en Alan Wake, podemos esperar una trama profunda, madura y con un guión complejo y reflexivo-. En este momento entra en juego la serie, cuyo rodaje arrancará en los próximos meses y que será incluida en el juego. La experiencia que promete el equipo de Remedy corre bajo una premisa clara: hacer que la ficción audiovisual conecte con el juego y viceversa, conseguir que el jugador profundice en la trama de la serie, que tiene como protagonistas a los antagonistas de Monarch contra Jack, y que reflejará las decisiones del jugador en la partida. Es una idea original que ya se ha aplicado con poco éxito en otros videojuegos (Defiance), pero que tiene absoluta importancia para el estudio y para Microsoft. Sabremos más sobre la serie pronto.

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Todavía quedan meses para que Quantum Break llegue a las tiendas, pues no se pondrá a la venta hasta el próximo año 2015 en una fecha todavía por definir. La espera no va a ser sencilla para los jugadores de Xbox One, pero al menos ya hemos podido conocer los primeros detalles jugables concretos sobre el proyecto de Remedy exclusivo para la next gen de Microsoft, y las sensaciones que nos ha dejado son extremadamente buenas. Sam Lake y su equipo quieren sentar un nuevo precedente en terrenos como la narrativa, la jugabilidad en el género de la acción y el consumo cruzado de contenidos. El camino que están siguiendo invita a creer que lo conseguirán.

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Quantum Break

  • PC
  • XBO
  • Aventura
  • Acción

Quantum Break, desarrollado por Remedy Entertainment y distribuido por Microsoft para Xbox One y PC, es una nueva aventura de acción de los creadores de Alan Wake, en el que su protagonista, Jack Joyce, es capaz de manipular el tiempo. Un título con un fuerte componente cinematográfico muy enfocado a los tiroteos y las coberturas.

Carátula de Quantum Break
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