MeriStation y 19 Reinos: Recompensa Monetaria

¡Buenas noches, mis queridos huéspedes! Bienvenidos a la Doncella Hendida, el más famoso burdel de todo Poniente, mi nombre es Martín Iraola y soy su regente. Esta rima viene a colación, de que la pista que hoy daremos tendrá ahí su solución… ¿Qué? Oh, vamos Berta, que no lo hago tan mal. Quizá me dedique a la poesía si el negocio va mal; entre la crisis y la guerra, cada vez es más difícil que los clientes paguen. ¿Pues no quería un tipo el otro día pagar con una estrella de cobre porque aseguraba que solo había metido la puntita? Por cierto, Berta, ¿qué hay de cenar? ¿Pollo? ¿Y por qué ese pollo que estás metiendo en la cazuela tiene pelo en lugar de plumas, y dientes, y bigotes retorcidos como de rata? Ah, claro, porque es una rata, si ya lo decía yo. Al menos podrías desollarla antes de echarla a la olla. No, no creo que así se le vaya a ir el sabor. En fin, está claro que hoy ceno fuera.

Bertín, hijo, deja de montar las mesas una encima de la otra, que por mucho que lo hagas no van a tener sillitas. Anda, trae algo de vino a tu padre, pero del bueno, no del que servimos a los clientes. ¡Bien! ¿Cómo va eso, queridos huéspedes? He oído que la guerra ya ha comenzado. Cuatro mil guerreros batallando por convertirse en el nuevo rey de los Ándalos, los Rhoynar, los primeros hombres y no sé qué más. Bien, el 16 de junio tendremos nuevo rey, y al vencedor solo le pido una cosa: por favor, por lo que más quiera su futura e ilustrísima majestad, no ponga de Consejero de la Moneda a Cristóbal Montoro. Ah, y si alguien no sabe de qué va eso de las guerras y los reyes, tiene toda la información disponible en 19reinos.com. Y por otra parte… Ah, el vino, gracias hijo...

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¡Puagh! ¿De dónde has sacado esto? ¿De la cocina de tu madre? Te dije que lo trajeras de mi bodega personal. ¡Berta! ¡Este vino sabe a rayos y tiene tropezones! Tropezones negros y con patas… ¿Cómo que es para darle sustancia? En fin… Hijo, quítale las cucarachas del vino a tu padre, ¿quieres? Sí, luego puedes salir a jugar con ellas. ¿Por dónde iba? Ah, sí. Esta vez no me ha llegado ningún cuervo, algo que no me extraña teniendo en cuenta lo que hicisteis con el anterior. Pero sí he recibido la visita de un bardo, Wilfred Cuerdasflojas, creo que se llamaba. Tocaba horriblemente mal y cantaba peor, pero me ha dejado un poema que según él esconde la pista para encontrar una buena bolsa de monedas… ¿Dónde lo habré puesto? Ah, sí, el vino, gracias hijo. Un traguito para recordar… Ah, ya recuerdo, Cuerdasflojas lo escribió en la nalga derecha de Walda Ríos. Es hija de lord Walder, aunque obviamente una de las "no oficiales". Nosotros la llamamos Walda la Tremenda. ¿Walda? ¿Dónde está Walda? Decidle que baje.

Otro traguito… ¡Argh! Ese desastre que tengo por hijo se ha dejado una cucaracha… Pero la verdad es que no está mal, le da cierto saborcillo, y entra mejor que el vino aguado. Podríamos llamarlo vino con sorpresa y ponerlo en el menú… Ah, Walda, aquí estás. Anda, date la vuelta, agáchate y bájate el faldón… No, para eso no, los Siete me amparen. Umm, las letras han empezado a desteñirse, pero aún se puede leer. A ver qué pone…

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“No quiero deciros que este poema sea genial

Recordar las letras, escribir y componer

4 versos es un trabajo brutal

Galimatías de líneas, se mezclan por igual

Con todo, gracias a mi labia y verborrea, no es necesario retener.”

¿Pero qué clase de poema miserable es éste? Me da a mí que Cuerdasflojas se bebió un barril entero de vino con sorpresa antes de componerlo. En fin, se supone que la pista para conseguir el bolsón de monedas está aquí, así que espero que hayáis tomado buena nota. ¡Eso es todo, a disfrutar y a pagar, pues seguramente mañana habrá que volver a guerrear! Y recordad: en la Doncella Hendida, no servimos gigantes.