Mercenary Kings

Mercenary Kings es la nueva apuesta descargable en Playstation 4 para esta semana. Los usuarios de Plus pueden descargarlo de manera gratuita y el resto deben pagar una cantidad considerable de 17,99 euros. Todo para acceder a un shooter de scroll lateral que apareció hace algún tiempo también en PC y que pretende reformular el tipo de juego Metal Slug con añadidos clásicos de la era actual.  Disparos a diestro y siniestro, cooperación con amigos y un apartado visual que homenajea los 16 bits. Lo tiene todo para triunfar en la era del apogeo de los indies, aunque con matices.

El título nos coloca en medio de un conflicto que puede ser devastador para la humanidad. Un científico ha conseguido desarrollar una serie de elementos biológicos que pueden mejorar y mucho las capacidades humanas, pero un grupo de terroristas asaltó la isla en la que se encontraba este científico y lo ha capturado. Ante tal crisis, solo un hombre/mujer puede dar solución a este problema. Y ese eres tú. Una vez elegimos de manera liviana nuestro sexo y el color del skin de nuestro personaje, es hora de hacer el pequeño tutorial que nos cuenta por encima qué tenemos entre manos. Luego empieza lo bueno, llegando a nuestro asentamiento desde el que escogeremos misiones y forjaremos un héroe.

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La mecánica del juego es bastante sencilla. Controlamos a un personaje en un plano 2D tipo Metal Slug, que cuenta con una arma de fuego capaz de disparar en cualquier dirección. A ello se le añaden los movimientos clásicos como saltar, agacharnos y también un golpe cuerpo a cuerpo recreado con un cuchillo. Con estas armas tenemos que peinar diversos mapas con un sinfín de caminos y alternativas. A diferencia de la mayoría de clásicos shooters  2D de la década de los noventa, aquí no vamos de un punto A hasta un punto B para terminar la fase, sino que los mapas tienen una distribución tipo Metroid. Nos movemos libremente por ellos, volviendo hacía atrás, buscando por caminos que habíamos omitido, etc.

En ellos encontramos todo tipo de enemigos, obstáculos en forma de saltos, tesoros, rehenes y una gran cantidad de materiales diversos que podemos ir recolectando y que van mucho más allá de los botiquines, que también están. Es una de las gracias del juego, que además de la misión principal de cada reto –con sus misiones secundarias añadidas- también hay un componente de exploración importante. Matar enemigos, llegar a tesoros, acabar con animales, todo ello nos permite acceder a materiales que posteriormente nos sirven para mejorar nuestro personaje y nuestro arsenal de combate una vez volvemos al campamento. Las misiones tienen un tiempo para terminarse –sino fracasaremos- y también contamos con tres vidas que si se acaban, fallaremos igual.

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En el campamento contamos con diversos NPC que nos permiten personalizar de manera extensa y profunda diversos elementos. Desbloquear nuevas armas (se recargan de manera ágil como en Gears of Wars), mejorarlas con todo tipo de extras (cada una de ella tiene un poder distinto, más o menos rango, mayor velocidad, tiempo de recarga distinto, capacidad de munición, precisión y peso, todo ello cambiable según los extras que usemos), adquirir potenciadores biónicos que nos permiten mejorar elementos del juego (los objetos de curación dan más vida, menos daño al caer a gran altura) y también otros extras clásicos en forma de ítems útiles tipo bombas, C4, raciones o botiquines. En todo esto es donde toman sentido los objetos y materiales que recogemos en el campo de batalla (además del dinero que ganamos, claro). Para poder acceder a algunas mejoras es necesario tener un número concreto de metales, de animales cazados, etc. Además, también podremos hablar con rehenes que hayamos salvado, personalizar la imagen y colores de nuestros personajes y buscar amigos para jugar en línea.

El título está pensado para disfrutarse sobre todo en compañía. Uno de los grandes ganchos que tiene es que además del modo local con pantalla partida a cuatro jugadores, también podemos crear partidas online públicas o privadas donde se nos añaden jugadores de todo el mundo. Teniendo en cuenta la estructura abierta de las fases, podemos ir donde queramos y no tienen un desarrollo lineal, otro de los aciertos es que los jugadores no tienen por qué estar en el mismo plano. Cada uno puede ir por su cuenta y así, por ejemplo, repartirnos las tareas. Eso sí, hacer algún llamamiento si los otros no están cerca y no tienen o no usamos chat de voz puede hacerse complicado en la lejanía.

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Si a todo esto añadimos que el juego nos da misiones por rango, y que vamos subiendo de rango a medida que avanzamos, el resultado es que hay decenas y decenas de misiones (unas setenta) por completar. Rico en contenido, buen multijugador y personalización… ¿en qué falla entonces Mercernary Kings? En que el desarrollo jugable no acaba siendo tan variado como uno se podía esperar. Las misiones se basan en rescatar un número concreto de rehenes, acabar con ciertos enemigos concretos, cazar animales, acabar con jefes finales… pero todas acaban reduciéndose a repetir mecánicas una y otra vez, con enemigos muy similares, distribución de niveles casi calcada en muchos casos. Cuando llevemos más de veinte misiones sentiremos que las siguientes se hacen algo pesadas y repetitivas porque son muy similares.

Además, el diseño de niveles es mejorable. El título promueve la exploración y nos iremos moviendo en diversos planos, entrando en puertas que nos trasladan a otros lugares y seguir nuestra exploración. Pero las estructuras son muy similares entre sí. También en lo artístico y visual, algo que no ayuda a sentir la sensación de variedad tan necesaria cuando un título nos propone jugar tantas misiones. En general la apuesta es buena, mejor en cooperativo, pero el desarrollo de la misma es lo que la aleja definitivamente de ser una experiencia de mucha mayor envergadura.