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TowerFall Ascension

TowerFall Ascension

  • PlataformaPSVNSWPC8.5PS48.5XBO
  • GéneroPlataformas, Acción
  • DesarrolladorExtremely OK Games
  • Lanzamiento12/03/2014 (PC, PS4)15/12/2015 (PSV)25/01/2017 (XBO)27/09/2018 (NSW)
  • TextoInglés
  • VocesInglés
  • EditorMatt Makes Games

Towerfall Ascension

Un homenaje a la época de los ocho y 16 bits en forma de combates alocados entre varios jugadores en un mismo escenario. Jugabilidad en estado puro para un título que desprende algo especial desde la primera partida.

Playstation 4 hizo muchas promesas cuando se presentó por primera vez. Supo jugar sus cartas después de ver las intenciones de la competencia y se postuló como la consola “hecha para jugar”. Pero más allá de las palabras, los hechos demostraron que Sony tenía en mente un plan a desarrollar en distintos frentes. Y uno de ellos era el de los juegos indies. Playstation 3 ha acabado ganando mucho terreno en este aspecto, y la nueva consola de la compañía japonesa quiere empezar a todo gas en esta materia. Se anunciaron diversos proyectos interesantes, algunos exclusivos, y desde este mes de marzo en PSN (también en PC desde hace algunos días más) está Towerfall Ascension, una pequeña maravilla capaz de mezclar jugabilidad explosiva con homenaje al píxel que viene procedente de Ouya.

El título en cuestión nos plantea una premisa muy sencilla. Nos encontramos en un escenario central con diversas plataformas y salientes que conectan un lado con otro (y de abajo arriba) en la que tenemos que superar oleadas de enemigos. Cuando acabamos con todos ellos, pasamos a la siguiente oleada. Cuando terminamos todas las rondas, acabamos ese nivel. Nuestro arsenal se limita simplemente a un arco con algunas flechas. Cuando las disparamos –empezamos con tres- tenemos que ir a recogerlas para seguir teniendo munición. Suena simple, y lo es. Pero esta fórmula brinda una diversión sin igual.

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Nos referimos, primero, al modo Quest que está planteado para un jugador o para dos. En este hay enemigos de todo tipo, algunos de básicos, parcas de la muerte que nos embisten, soldados voladores que tiran tornados, caballeros con arco, clones de nosotros mismos, estructuras que disparan bolas de fuego, pequeñas lagartijas que queman el suelo, fantasmas ágiles… con el arco podemos apuntar y disparar en todas las direcciones, pero con cuidado. Nuestras propias flechas pueden caernos encima y matarnos, por ejemplo. La locura es total y absoluta a medida que avanzamos en las oleadas de cada nivel.

Empiezan a aparecer enemigos en pantalla que se mueven a toda velocidad, que nos sorprenden porque van por un pasillo de la izquierda y aparecen por la derecha (muy a lo recreativa de Mario Bros), o directamente caen del cielo. Estar atento a todo al principio es complicado, pero después notamos que estamos moviéndonos de manera ágil y veloz como si estuviéramos familiarizados con el juego desde hace años. La locura se multiplica por el tema de las flechas. Es muy común quedarnos sin flechas, y el tiempo que tardamos en mirar dónde están puede ser letal para matarnos. Correr a por ellas, esquivar enemigos, saltarles encima para matarlos cuando nos falta munición, recogerlas, disparar, escapar por un pasillo… frenetismo en estado puro. Tiene momentos divertidísimos. En una oleada final me encontré con un arquero enemigo, ambos (él y yo) sin flechas. Protagonicé una persecución durante casi un minuto con falsos saltos para golpearlo, evasivas (se hacen con los gatillos) y corredizas por los pasillos, que una vez eliminado la sensación de satisfacción fue enorme.

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La sensación muchas veces es la de estar en un shoot’em up clásico, donde estás pendiente de esquivar los ataques enemigos, recoger los power ups y disparar al enemigo. Pues lo mismo, pero en forma de arena de combate y con un arco. Las distintas flechas que vamos encontrando –una que rebota, una que traviesa las plataformas, otra que explota- así como algunos power ups como una protección (si recibimos un golpe morimos y perdemos una vida, y con esto tenemos un golpe extra), flechas extras o unas alas para movernos libremente por el escenario añaden más aleatoriedad a las situaciones, ya que nuestros propios disparos pueden ser nuestra tumba. Además, todo esto en una dificultad exigente pero bien calibrada y un modo hardcore para quien quiera poner a prueba su paciencia. Como extra también hay unos trials que nos invitan a superar pruebas en el mínimo tiempo posible que son también exigentes.

Hecho para jugar en compañía
Jugar solo tiene su gracia y es exigente, pero es cierto que el título tiene entonces fecha de caducidad y puede perder interés al poco tiempo. Nos picaremos a mejorar marcador de muertes y tiempo, pero no tiene nada que hacer comparado con la experiencia multijugador que ofrece en el versus. Hasta cuatro arqueros lidiando en escenarios perfectamente diseñados para nuestras habilidades (podemos agarrarnos a salientes, rebotar en paredes, hacer super saltos con el movimiento evasivo, usar el escudo para protegernos), perfectamente adaptadas al control, con respuesta rápida y precisa de lo que hacemos. Con otros amigos podemos crear partidas totalmente personalizadas con todo tipo de elementos, y posteriormente solo falta una cosa: divertirse.

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Controlar todo lo que pasa en pantalla es muy complicado, ya que si el caos se apodera rápidamente de las acciones de un jugador, imaginaos si hay más de uno luchando. Flechas volando, sprints para coger potenciadores, emboscadas desde puntos inverosímiles y mucha velocidad. El juego está planteado como un homenaje a las experiencias de la época de los 8 y 16 bits, y eso se ve también en la apuesta por un multijugador exclusivamente local. Es cierto que un multijugador online lo haría más apetitoso para aquellos que no tengan amigos cerca para jugarlo, pero hay que tener en cuenta otra cosa: un poco de lag por pequeño que sea arruinaría completamente la experiencia, ya que el juego necesita velocidad y precisión.

Oda al píxel
El título en cuestión ofrece un apartado visual marcadamente retro. El juego está hecho a base de sprites y píxeles dignos de la época de los ocho bits, y eso desprende un encanto especial al ver como se han diseñado algunos enemigos a la vieja usanza. Y con acierto. Todo se mueve con fluidez, los escenarios tienen fondos distintos según cada fase y algunos efectos, como cuando se va la luz y solo hay puntos concretos, están bien resueltos. A nivel sonoro, melodías con un gran ritmo, cierto toque retro y llenas de detalles, como por ejemplo un sonido que imita a los grillos cuando estamos en una fase ambientada en un bosque.

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8.5

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.