Diablo III: Reaper of Souls

Reaper of Soul viene a ser la piedra final de lo que se podría llamar la restauración de Diablo III de cara a sus aficionados. La expansión del juego es mucho más que un nuevo capítulo, un nuevo enemigo o nuevas habilidades, supone también la eliminación de algunos de los elementos más unánimemente criticados por los aficionados y más señalados como responsables de que la tercera entrega no resultara tan rejugable como Diablo II, en particular uno en concreto: la casa de subastas, cuya fecha de defunción ya está fijada de forma inamovible para el 18 de marzo del 2014. Eliminado ese elemento, Blizzard se ha centrado con esta expansión en recuperar lo que hace divertido encontrar nuevos equipamiento, buscando fórmulas que nos permitan progresar de una forma integrada en el juego pero sin pasar necesariamente por el proceso lineal de recorrer la campaña en sus diferentes modos de dificultad.

El sistema ideado se llama Modo Aventura y es un modo alternativo a campaña que altera completamente la forma en la que nos sumergimos en el juego. Lo que se hace en este modo es directamente abrir todos los Waypoints del mapa en todos los actos, los que nos permite viajar donde queramos y hacer lo que queramos en el orden en el que veamos conveniente. Si queremos hacer directamente un Boss Rush y enfrentarnos sólo a jefes finales, podemos hacerlo, si tenemos un tiempo limitado y queremos hacer un pequeño circuito o enfrentarnos a una mazmorra concreta, podemos hacerlo. Este modo está diseñado para poder ir exactamente donde queramos y buscar la recompensa que necesitamos.

La Blizzcon supuso también la oportunidad de probar la nueva clase: el Cruzado, que viene a ocupar el rol tradicionalmente asociado al Paladín, aunque con sus propios giros. El elemento que caracteriza a esta clase es el escudo, acompañado de un arma cuerpo a cuerpo de una mano -aunque una habilidad pasiva nos permitirá llamada “Heavily Strenght” nos permitirá usar una de dos manos-. Tal y como cabría esperar el Cruzado cuenta con numerosos ataques AOE y el equivalente a lo que serían las viejas Auras para dar apoyo a sus compañero. Habilidades clásicas como Consagrar generan un área que regenera la salud de nuestros aliados, mientras que otras como Falling Sword generan un potente golpe de efecto que daña a todos los enemigos circundantes. También hemos podido ver habilidades curiosas como Steed Charge, que permitirá al cruzado montar en un caballo fantasmal que nos permitirá tanto escapar de una zona demasiado caliente como cargar frontalmente contra el enemigo -las runas nos permiten además crear efectos como estelas de fuego para conseguir un extra de daño-.

Reaper of Souls también añade nuevos enemigos y modifica ciertos comportamientos de los que ya hay. Un ejemplo claro es el de los arqueros. En Diablo III, el hecho de que para reposicionarse tengan que girar y parar de disparar en el proceso es darle demasiadas facilidades al jugador; ahora los arqueros podrán moverse de espaldas y seguir disparando constantemente intentando alejarse del héroe pero sin dejar de disparar, lo que aumentará el número de impactos. En cuanto a los nuevos enemigos, la idea de Blizzard pasa por aumentar el número de “familias”, con interacciones claras entre ellos. Por ejemplo, uno de estos ejemplos son los Brutes y los Boggots, unas nuevas criaturas subterráneas. Cada vez que te encuentras un Brute, una criatura de gran tamaño, este levantará a un grupo de pequeños Boggots para lanzarlos a gran velocidad contra el jugador y luego cargará directamente, creando un extra de daño; además, cierto tipo de vampiro puede morder a los Boggots y convertirlos en Brutes, que a su vez generarán más Boggots, lo que puede escalar en una situación insostenible para los jugadores si no priorizan sus ataques. Estos pequeños toques tácticos son necesarios para aumentar el interés del combate y hacerlo más emocionante, particularmente en los niveles más altos.

Además de la versión de PC, también se aprovechó para anunciar Diablo 3: Ultimate Evil Edition, que será la versión del juego de Blizzard para PS4 -no hay anuncio de versión Xbox One, de momento, aunque lo más probable es que se produzca antes o después como pasó con Diablo III en PS3 y 360-. La gran novedad de esta versión es que incorpora Reaper of Souls por defecto, además de añadir cambios que aprovechan elementos como la superficie táctil del DualShock 4. Los jugadores de PS3 podrán llevar a sus personajes a la versión en PS4, aunque siendo conscientes de que una vez transferidos, ya sólo podrán jugar con ellos en la nueva versión. Técnicamente luce muy bien además, a 1080p y 60 FPS, dándole una definición y fluidez muy atractivas.

Como es habitual en Blizzard, no hay fecha de lanzamiento para la expansión o para la versión en PS4. La sensación que deja es que será el paso definitivo para convertir Diablo III en el juego que debería haber sido desde el principio. Los cambios en los últimos meses han sido todos muy acertados para aumentar el reto del juego y profundizar en los niveles más altos de dificultad para seguir manteniendo interesante la experiencia, por lo que con los nuevos cambios y sin la casa de subastas, es bastante posible que nos encontremos algo completamente transformado. Por si fuera poco, el Quinto Acto que añade la expansión resulta realmente atractivor, con un enemigo imponente como Malthael, el arcángel de la muerte y nuevas localizaciones tan impactantes como la ciudad de Westmarch y los reinos de Pandemonium, zonas que pretenden recuperar el tono gótico de la saga que se había perdido un poco también con la tercera entrega. Sin duda, muy prometedor, tanto para los que disfrutan actualmente con los cambios realizados en Diablo III como para aquellos que quieran darle una segunda oportunidad.