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Masacre

Masacre

  • PlataformaPC6PS363606
  • GéneroAcción
  • DesarrolladorHigh Moon Studios
  • Lanzamiento28/06/2013
  • TextoEspañol
  • VocesInglés

Masacre

El personaje más irreverente de Marvel encara su propia aventura de acción, un pasillo de chistes ácidos, gore y armas donde el sentido del humor guía todo el desarrollo e inesperadas interacciones. High Moon Games da vida al antihéroe en PS3, 360 y PC pero para no llevarlo más allá de su siempre ingeniosa fanfarronería.

Sinceramente, Masacre (Deadpool) es uno de los personajes de cómic más interesantes de toda la galería Marvel. Activision ha tenido una brillante idea al concederle al mercenario fanfarrón y desequilibrado mentalmente su propio videojuego, su propia aventura de acción tanto cuerpo a cuerpo como armada. La cuestión es si High Moon, el estudio desarrollador de esta obra, ha estado a la altura con el gameplay y la técnica, y si han podido contar con los presupuestos que sí deja la editora de Call of Duty a otras desarrolladoras para dar forma a algo vistoso y divertido. Ninguna de las dos cuestiones tiene respuesta afirmativa, Masacre es un juego de calidad solo correcta y muy conformista, sin alicientes dentro de su género y con un acabado escénico muy poco esforzado, para nada destacable. Es un título cuyo indiscutible atractivo y diferencia se basan prácticamente por completo en el personaje de Rob Liefeld que da nombre al disco, en el protagonista y su forma de interactuar tanto con las situaciones que se le vienen encima como con, cómo no, con el propio espectador o jugador.

Masacre es capaz de mantener el interés y en pie un juego de tortas y más tortas contra enemigos genéricos y clónicos que ni siquiera tienen inteligencia combativa, esbirros planos. Es un personaje redondo, divertidísimo en cuanto abre la boca y que, por suerte, en este juego no para de abrirla. Eso sí, en inglés, pues Activision no ha querido cargarse el brillante doblaje original y que el personaje no pierda su esencia traduciendo las voces a otros idiomas. Esta producción está solo subtitulada en castellano, pero en este caso esto no es negativo en absoluto, mantiene perfectamente un trabajo de interpretación brillante y la punzante voz lograda por Nolan North para el esbelto protagonista en ceñido traje rojo y negro, ya interpretado por el doblador en otras apariciones en diversos medios audiovisuales.

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Es un personaje muy de cameos en otras series, pero en este juego los que hacen cameos son el resto de superhéroes Marvel, completamente populares como Lobezno o algún rostro conocido del universo Spiderman, y otros que no queremos desvelar en este texto ya que sus intervenciones son uno de los mejores incentivos. El estilo de videojuego de superhéroes, de hecho, está muy presente aquí, siguiendo la estela de las últimas producciones de Activision en este casi siempre inestable terreno, ahora ya sin nada que aportar ni nada que probar, pero -repito- que gracias a su humor logra una constante invitación al jugador a seguir avanzando a través de su trama repartida en 8 actos, unas 7 u 8 horas de mamporros, tiroteos, combates muy aeróbicos y ritmo. Pero lo más importante, 7 u 8 horas de irreverencias, sentido del humor macabro, gamberradas, idas de pinza, sentencias sin tapujos, guiños sexuales y total constancia de que Masacre no es más que un conjunto de trazos sobre una viñeta.

La cuarta pared

Es el único superhéroe consciente de que encarna a un personaje de cómic, de que no es real, y Marvel saca buen partido de ello, también High Moon en las líneas de diálogo y situaciones que expone este viaje. Deadpool interactúa con el jugador, le habla directamente y sabe que está protagonizando su propio videojuego a cargo de estos estudios. Conoce lo que hay, a lo que ha venido, e incluso bromea con la calidad de su aventura o el parentesco con otras. Sin miramientos ni pelos en la lengua. Esto genera un atractivo sin igual, capaz de enganchar al jugador a través de una historia de salas y más salas dispuestas de forma lineal y contra enemigos cuya única finalidad es ponerse por delante para ser abatidos, a disparos, con ataques por sorpresa sigilosos o, lo más habitual, con armas blancas y golpes bastante violentos. Masacre empieza esta trama tirado en el sofá de su sucísimo apartamento, pudiendo interactuar con diversas partes de la casa como la cocina, la tele o el WC. Una clarísima declaración de intenciones de que este protagonista es muy distinto...

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Desde aquí, una sucesión de escenarios insulsos en su mayoría y de corte urbano se van sucediendo, como centrales nucleares, bases militares, las alcantarillas, edificios de oficinas o laboratorios laberínticos pero de ruta rectilínea. Masacre empieza sin demasiada dilación a repartir estopa a decenas y decenas de enemigos clónicos y sin personalidad o actitudes coherentes. En seguida el juego enseña al jugador que con los items recogidos se pueden obtener desde el menú de pausa mejoras y nuevas armas, cadenas de golpes más largas o más segmentos de la barra de vida. Es el sistema de mejora de Deadpool, en cualquier momento y a través de un tablero de casillas, con muy poca imaginación o distinción de los estilos más básicos del género. También pronto ensela los comandos especiales para ataques de área o por sorpresa, y pequeños comandos como los cambios de hombro al apuntar, pulsando el stick derecho. 

No podemos hablar por tanto de una curva de complejidad evolutiva o situaciones que utilizan la presentación y cierre para superponerse. En este título lo que importa es la diversión instantánea, el desparrame de acción, las tortas sin cesar. Y todo eso lo tiene, desde el minuto uno de juego, sin rodeos. Puede ser considerado un desacierto a la hora de ir dando una mejor experiencia al jugador en vez de regalársela desde el principio con todo ya sobre la mesa en la primera media hora, pero lo cierto es que un personaje desquiciado, impaciente y excéntrico como éste encaja perfectamente en un esquema de juego tan directo y pleno, digamos que algunos errores de este gameplay se pueden incluso justificar por la personalidad disparatada de su protagonista. High Moon ha sabido explicarlo, ha sabido que el jugador se quede conforme con lo que obtiene, horas de hilarantes gags y comentarios aderezados de un rítmico y aceptable machacabotones.

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Algunos momentos salpican tanta carrera, tiroteo y mamporro entre columnas y salones, momentos como los segmentos de plataformeo -moderadamente bien resuelto- o las partes automatizadas y en vehículos, donde Masacre resbala por un tobogán o avanza entre escombros sobre un carrito de la compra propulsado por fuegos artificiales. Le gustan las explosiones, la velocidad y la sangre: garantía de todo el abanico de situaciones generadoras de adrenalina que va a recorrer y perseguir. Y esas situaciones están marcadas por una serie de jefes finales, los mejores momentos de combate del juego y donde la espectacularidad y exigencia jugable ganan algunos enteros, las partes que salvan la incipiente sensación de repetición que lo caracteriza, en gran medida por la disposición de los combates y los paupérrimos y poco interactivos escenarios, solo con algún que otro elemento destructible o pequeñas trampas de entorno esporádicas.

Ojos agresivos

Masacre es pura agilidad y viveza nerviosa, y esta virtud él mismo la convierte en agresividad inusitada, gusto por el gore y las ejecuciones espectaculares. La aventura propone un montón de situaciones donde acabar con el enemigo se convierte en un divertido baile con un inminente cadáver mientras el antihéroe se recrea en su acecho. Desmembramientos, decapitaciones, explosiones o cuerpos aplastados son solo algunas de las tácticas que harán a Deadpool relamerse mientras la piensa, y al jugador disfrutar de un estilo macabro único muy acorde con las sentencias subidas de tono o políticamente incorrectas soltadas por el protagonista. Aún más enfuercido llega a estar cuando sus niveles de vida o munición flaquean o contra los enemigos más resistentes, como los jefes más grandes en tamaño.

Ante un combate siempre directo y decubierto -no hay toma de coberturas-, Masacre también tiene a veces que recular, y aquí es donde High Moon ha tenido una buena idea al alojar en el botón B (círculo en el mando de PlayStation 3) un comando de esquivo, un breve teleport que se agota y no siempre podremos ejecutar pero que nos dejará en la mayoría de ocasiones movernos de forma instantánea unos metros, muchas veces hasta una posición al lado del enemigo, e incluso actuando como un contrataque a un golpe o disparo rival. Así, con solo dos botones (ataque fuerte y ataque rápido) el jugador puede encadenar prolongados combos de movimientos de distinta apertura, velocidad y daño. A medida que se avanza hay que saber medir mejor qué golpe encajar en cada momento, como manda el género.

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La otra opción es tirar de pistola, escopeta, ametralladora o hasta lanzacohetes. La munición no es escasa y el ritmo ideal busca mezclar armas de fuego con armas blancas, dependiendo de lo que porte el enemigo y su posición o distancia. Pero esto no es Devil May Cry y nunca se pueden encadenar ataques corporales con apretados de gatillo. Cada ataque tiene su botón y la faceta shooter no está automatizada, siempre requere apuntado. De esta forma tajo y disparo nunca se encadenan, son dos mecánicas diferentes y solo algunas partes -por distancia del enemio o por resistencia a las balas, por ejemplo- exigen emplear una agresión u otra. Pero generalmente tenemos libre elección, solo hay que tener cuidado de ir recogiendo items de vida del suelo (expresados con comida, muy old school) y más y más munición y monedas sin quedar demasiado expuestos.

Muy de corte clásico son también detalles como que los cuerpos de los caídos parpadeen antes de desaparecer o la disposición de los checkpoints, a menudo más atrás de lo que esperaríamos y exigiendo repetir una zona. También recuerda a beat'em ups de antaño el botón de ataque especial, lo que muchos llamábamos "Magia" en juegos como Streets of Rage o Golden Axe, que aquí en Masacre es un desencadenado de golpes ejecutados de forma automática por el personaje para limpiar una zona. Habrá que pensarse cuándo usarlo. Este ataque especial que reservar para situaciones límite también tiene su propio casillero de mejoras desde el menú de pausa, es interesante llevarlo al límite no solo por su efectividad, sino también para ver las barbaridades bizarras y grotescas que es capaz de hacer nuestro inigualable personaje, todo carisma y desfachatez.

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La doble personalidad con que dotó Fabian Nizieza al protagonista lo coloca dentro de esta aventura también en entuertos mentales de los que solo el jugador puede ayudarle a salir, y él pide ayuda. Masacre es agresivo, chulesco, va muy armado y no tiene miedo a ninguna criatura o arma, por muy grande que sea, pero eso no le evita caer a menudo en la mayor de sus paranoias, muchas de ellas referenciales a la cultura pop actual y, lo que más gustará a los amantes de los tebeos, a otros personajes Marvel. Algunas apariciones son sencillamente la mejor parte de un juego que, como venimos diciendo, se queda en muy plano, simplista, repetitivo y sin nada que no tengan los referentes de su género.

Segundo cachondeo

Hay algunos coleccionables o situaciones que resolver de dos formas enfrentadas para incentivar una segunda vuelta en caso de que tengamos paciencia para ello, pues se hace bastante similar cómo comienza, cómo transcurre y cómo termina. Pero una vez concluido, Deadpool tiene una llamada a la rejugabilidad que se aloja en el modo Desafíos, que no son más que una reutilización de áreas de la Campaña central con diversos retos temporales donde conseguir altas puntuaciones o largas secuencias de combos que dejen nuestra marca en una tabla de resultados y rankings que podremos compartir y comparar con amigos y el resto del mundo. Es su única función online o de competición con otros jugadores, una baza una vez más muy conformista que al menos alarga su vida útil una vez que hayamos explorado todo lo que Masacre tiene que decir y payasadas que hacer. Un precio más ajustado lo haría un título más recomendable. No ofrece en contenido, modos y duraciones lo que otros de 59,90 euros.

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Lejos y cerca del cartoon

Toda la estética de esta producción responde a su medio primitivo, al cómic que vio nacer al personaje. Bocadillos de texto al estilo viñeta, ángulos de cámara para buscar la composición de imagen a modo de tebeo, onomatopellas, apariciones repentinas.... todo es una oda al cómic, una oda a Marvel en general, de hecho. En High Moon Studios sí que han conseguido esbozar una estética rápidamente identificativa, tirando del explotadísimo Unreal Engine 3 y sin el mejor de los resultados, pero al menos poniendo en pantalla un acabado visual correcto y sólido, que se mueve con fluidez salvo muy contados parones o tropiezos, y eso sí, como siempre, con todos sus problemas habituales, como la carga de textuas ante los ojos del jugador o el exceso de brillos para superficies que en la relaidad no lo serían, como la piel o el cartón.

Hay que decir que, siendo francos, Deadpool está bastante por debajo de los resultados que se están obteniendo hoy con el motor más trillado de la generación. Como muchos otros apartados en esta producción, hay total conformismo con lo gráfico, animando bien al protagonista pero sin buscar ningún paso más allá en las animaciones de los enemigos, del escenario como compuertas mecánicas o vehículos, ni de la representación de detalles como el modelado del armamento o las partes interactivas de los niveles, muy pocas. Masacre podría haber lucido su ceñido disfraz mucho mejor, también el despliegue de sus ataques y saltos, algo bruscos en espacios reducidos y cuando la cámara permanece en una posición muy acercada. La sensación de "juego plano de superhéroes de Activision" pero de este año es absoluta, dejando claro en lo técnico que no ha sido un desarrollo que haya contado con unos presupuestos demasiado genersosos.

Tampoco en sonido, que si bien es cierto que el doblaje a cargo de North es magnífico y de lo mejor del título con diferencia, el resto de apartados de audio se quedan muy por detrás. Masacre mantiene el interés con sus aportaciones y su actor de doblaje sabe darle ese tono satírico amigable. En cambio, la música -salvo contadas ocasiones directamente referenciales- es machacona y anodina, pasa absolutamente desapercibida y se podría haber jugado un poco más con ella. Y los efectos no se corresponden con una obra notable de hoy, se repiten mismos fogueos para distintas armas, se reutilizan golpes y pisadas, hay movimientos de menú que no tienen FX... Cabe pedirle más.

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6

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.