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Dungeons & Dragons: Chronicles of Mystara

Dungeons & Dragons: Chronicles of Mystara

  • PlataformaWiiU9PS393609PC9
  • GéneroAcción
  • DesarrolladorIron Galaxy Studios
  • Lanzamiento19/06/2013
  • TextoEspañol

Dungeons & Dragons: Chronicles of Mystara

Dungeons & Dragons, nombre mítico para los amantes del rol a golpe de lápiz y papel. Tower of Doom y Shadow Over Mystara, recreativas basadas en dicha licencia que al fin podremos disfrutar en plataformas actuales tras años de espera. Dos clásicos de culto de los que ahora os ofrecemos su correspondiente análisis.

El beat ’em up es un género antaño ramificado desde los juegos de peleas de avance lateral, a los que se dio profundidad al brindar al jugador la posibilidad de desplazarse hacia el fondo y exterior del escenario. Renegade (Technos, 1986) está considerado como el primer representante de la disciplina lúdica que por aquí llegó a conocerse como “yo contra el barrio”, debido a la temática barriobajera y callejera de muchos de sus títulos. Double Dragon (Technos, 1987) subió el listón de calidad y popularidad de la recién nacida disciplina, pero sería dos años después, ya en 1989, cuando el beat ’em up se convertiría en uno de los géneros más populares de los salones arcade gracias a tres extraordinarios títulos: Teenage Mutant Ninja Turtles, de Konami; Golden Axe, de Sega; y, sobre todo, el inmortal Final Fight, de Capcom. Aunque el éxito del beat ’em up acabó siendo eclipsado un par de años después por el arrasador Street Fighter II y la legión de juegos de lucha uno contra uno que le sucedieron, los “yo contra el barrio” siguieron manteniendo la suficiente popularidad entre los asiduos a los salones recreativos como para que las compañías siguieran apostando por ellos en años sucesivos.

Y es que, aunque los juegos de lucha versus eran dados a la espectacularidad, la competitividad y la inmediatez de un subidón de adrenalina sin igual, también fueron legión los jugadores que siguieron apoyando al beat ’em up por encima de todo lo demás. Los motivos son muchos, entre los que destacan el juego social (los beat ’em up que permitían participación simultánea para un total de cuatro jugadores eran más que numerosos) y la propia economía, ya que éste era uno de los géneros donde más podía llegar a rendirnos una moneda de 25 pesetas a poco que domináramos el juego en cuestión. Así, Capcom siguió lanzando títulos que no hacían sino mejorar y mejorar la ya de por sí extraordinaria calidad de Final Fight. Hablamos de auténticas maravillas lúdicas como The King of Dragons (1991), Captain Commando (1991), Knights of the Round (1991), Warriors of Fate (1992), Cadillacs & Dinosaurs (1993), The Punisher (1993)…

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Pero he aquí que Capcom estrenó a finales de 1993 su nueva, flamante y potente placa recreativa llamada Capcom Play System II (CPS-2 para los amigos). Lo hizo con dos títulos: Super Street Fighter II, la primera gran actualización importante de su avasallador juego de lucha, y Eco Fighters, un matamarcianos de scroll lateral. Por supuesto, no pasaría mucho tiempo hasta que un beat ’em up se uniera a esta nueva generación arcade; y menudo beat ’em up, señores. Mencionar como curiosidad que entre los desarrolladores de Dungeons & Dragons: Tower of Doom, un juego que acabaría siendo aclamado como eterno clásico de culto, se encontraba George Kamitani, quien años después pasaría a engrosar las filas de Vanillaware, maestros de las dos dimensiones que en pocas semanas nos brindarán Dragon’s Crown, considerado heredero espiritual de estos D&D. Pero regresando al juego que nos ocupa, Tower of Doom supuso toda una revolución para el beat ’em up gracias a un cúmulo de virtudes ante las que caía rendido todo jugón que se acercara a tan sorprendente recreativa.

Sin perder en ningún momento sus raíces de “yo contra el barrio” (eso sí, de ambientación fantástica en lugar de callejera), Tower of Doom añadía una serie de características tomadas de la licencia RPG en la que se basaba el juego, las cuales le sentaban como un guante, eliminaban de un plumazo las principales deficiencias que había arrastrado el beat ’em up hasta entonces (principalmente la monotonía en el desarrollo y la constante repetición de enemigos), y sobre todo daban como resultado un juego sorprendentemente largo para ser una recreativa, dotado de una duración más propia de un juego de consola de la época que de un título arcade diseñado para que las monedas fluyeran de manera constante al interior del mueble. Cuatro personajes a elegir dotados de un abanico de ataques y posibilidades inéditas en el género, multitud de niveles y rutas por tomar, innumerables ítems de los que hacer acopio, sobresaliente apartado técnico que exprimía a fondo el potencial de CPS-2… Manejando tales características, el éxito del juego era inevitable. A partir del año de su lanzamiento, 1994, raro era el salón recreativo que no contaba con un mueble que atesorara en su interior una placa de Tower of Doom.

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Un par de años después, Capcom superó lo insuperable lanzando una segunda parte que, con el título de Dungeons & Dragons: Shadow Over Mystara, daba todo lo que debe exigirse a una secuela y que puede resumirse en tres palabras: más y mejor. Con dos nuevos personajes, un mayor abanico de ataques para los cuatro guerreros provenientes de Tower of Doom, aún más armas e ítems, y una longitud que rozaba lo increíble (pasarse horas enteras jugando con una única moneda era algo de lo que pocas recreativas podían presumir), Shadow Over Mystara se convirtió por méritos propios en el mejor beat ’em up de corte clásico jamás lanzado, galardón que a día de hoy aún conserva y que solo el próximo Dragon’s Crown puede aspirar a arrebatarle. Por desgracia, en 1996 los salones recreativos ya comenzaban a sufrir la profunda crisis que los llevaría a su extinción, por lo que la distribución de Shadow Over Mystara no fue tan prolífica como la que disfrutó Tower of Doom, de ahí que muchos no pudieran jugarlo en su momento, e incluso desconocieran su existencia hasta años después.

Aunque el ciclo vital de los dos D&D en salones recreativos estuvo plagado de éxitos y reconocimiento, en la parcela doméstica una maldición perseguía a ambos títulos. Capcom no parecía tener mucha prisa en lanzar conversiones destinadas a las consolas de la época a pesar de la popularidad de la que gozaban los dos juegos. De todas maneras hay que tener en cuenta que, en el año de lanzamiento de Tower of Doom, las plataformas reinas del mercado doméstico eran las consolas de 16 bits, que carecían del potencial suficiente para recibir una conversión de dicho título a no ser que se llevaran a cabo drásticos recortes en el proceso tanto en el terreno audiovisual como en el jugable. Cuando Shadow Over Mystara llegó a los salones recreativos ya estaban ahí las plataformas de 32 bits, las cuales sí podrían haber recibido conversiones decentes de dicho juego (aunque también con recortes de por medio); pero el lanzamiento doméstico de Shadow Over Mystara tampoco llegó a tener lugar, debido seguramente a la escasa popularidad que tenían los juegos 2D entre unos usuarios cegados por la fiebre poligonal que parecía impregnarlo todo.

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La cosa podía haber acabado ahí, aunque finalmente Capcom llevó a cabo una maniobra tan discutible como incomprensible. En 1999, la compañía nipona lanzaba al fin una versión doméstica que incluía en un mismo pack tanto a Tower of Doom como a Shadow Over Mystara. Hasta ahí todo bien, si no fuera porque Capcom lanzó dicha recopilación (bautizada como Dungeons & Dragons Collection) exclusivamente para una consola por entonces ya muerta y enterrada (la malograda e inolvidable SegaSaturn), y encima lo hizo solo en Japón y en cantidades muy limitadas. Eso sí, las conversiones de ambos juegos eran casi impecables gracias a la expansión de 4 megas extra de RAM que podía introducirse en la bahía de cartuchos de la consola. Y decimos “casi” porque aún con dicha ayuda extra unida a la ya de por sí gran potencia que poseía la 32 bits de Sega a la hora de lidiar con juegos bidimensionales, tuvo que llevarse a cabo un importante y drástico recorte: limitar el número de jugadores simultáneos de cuatro a dos. Aun así el juego se convirtió en objeto de coleccionista desde el mismo día de su lanzamiento en el mercado nipón, transformándose en años venideros en un previsible ítem especulativo que de vez en cuando aparece en mercados de subastas y páginas de compra-venta. A día de hoy, un D&D Collection precintado puede ser adquirido a desorbitadas cifras que alcanzan fácilmente los 250 dólares, gastos de envío aparte.

Los años fueron pasando, y ya en plena generación de los 128 bits Capcom lanzó unos cuantos recopilatorios de recreativas clásicas (los Capcom Classics Collection) en los que aparecían imprescindibles de la talla de Street Fighter II, Ghouls’n Ghosts o Captain Commando, pero que dejaban muchos otros inéditos, como Tower of Doom y Shadow Over Mystara. La explicación más sencilla para esto sería que simplemente el acuerdo de licencia suscrito entre la compañía nipona y Wizard of the Coast (propietarios de la marca D&D) había expirado, un razonamiento que también se blandía cuando la industria saltó a esta presente generación que ya casi nos deja y Capcom comenzó a lanzar sus clásicos en formato digital para las tiendas online de Xbox 360 y PlayStation 3. Sin embargo, un halo de esperanza surgió entre los apasionados a Tower of Doom y Shadow Over Mystara cuando la compañía nipona renovó en 2009 el acuerdo con Marvel para relanzar en plataformas digitales Marvel Vs. Capcom 2, título del año 2000 que también era bastante difícil de conseguir por entonces en sus versiones domésticas de DreamCast, PlayStation 2 y Xbox. Y es al fin ahora, ya en pleno 2013, cuando se ha obrado el milagro.

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Ya tenemos aquí Dungeons & Dragons: Chronicles of Mystara, y aunque los siempre suertudos nipones tendrán la opción de adquirir una copia física tanto en edición normal como en una coleccionista que seguramente será carne de subasta nada más ser lanzada, con precios que rivalizarán e incluso superarán a los del D&D Collection de Saturn, a los gaiyines occidentales nos queda al menos el consuelo de poder comprar la versión digital en Xbox 360, PlayStation 3, WiiU y PC. Al respecto es una auténtica lástima que Capcom no haya considerado el lanzamiento del juego en plataformas portátiles, ya sea en 3DS, Vita, smartphones o tabletas. Con ello perdemos la posibilidad de llevarnos a cualquier parte estos dos tremendos clásicos (al menos sin echar mano de la emulación); pero no nos lamentemos por lo que no tenemos y regocijémonos por poder, al fin, sentarnos cómodamente en nuestro sillón favorito, blandir un buen arcade stick y disfrutar de forma oficial de dos clásicos imperecederos.

Tower of Doom

Antes de detenernos pormenorizadamente en los extras que este recopilatorio ofrece respecto a lo que vimos y vivimos en las recreativas originales, es conveniente centrar unos cuantos párrafos en los juegos en sí, en qué ofrecieron en su momento y por qué el paso del tiempo ha acabado por convertirlos en clásicos de culto. Dungeons & Dragons: Tower of Doom es, como dijimos más atrás, el primer beat ’em up desarrollado por Capcom para CPS-2. El salto técnico respecto a lo lanzado anteriormente para la primera CPS se nota, y mucho, dando pie a un título que supera ampliamente a los anteriores “yo contra el barrio” de la compañía nipona. La columna vertebral del juego sigue paso por paso las convenciones del género, mostrando un título de acción y desarrollo lateral en el que debemos eliminar una oleada tras otra de enemigos usando principalmente el combate cuerpo a cuerpo. La licencia D&D es aprovechada al máximo (siempre dentro de los límites del género, claro está, esto no es un RPG puro y duro ni nada que se le parezca salvo por unas pinceladas que mencionaremos más adelante), permitiendo que el mundo de fantasía que nos muestra el juego se encuentre infinitamente más desarrollado que, por ejemplo, lo que anteriormente se vio en The King of Dragons.

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Los habituales al juego de rol de lápiz y papel sin duda esbozarán más de una sonrisa cuando se encuentren frente a enemigos como el Beholder, aunque las referencias D&D alcanzan a prácticamente cualquier rincón del juego. Eso sí, Capcom también se permite añadir guiños propios, como ese posadero que encontraremos al iniciar la aventura, cuyo rostro resultará más que familiar para los seguidores de la compañía nipona. Dispondremos de un total de cuatro personajes seleccionables: un guerrero carente de cualidades mágicas, pero ágil y diestro en el cuerpo a cuerpo; un clérigo que se defiende bien en el cara a cara y además posee hechizos de enorme utilidad aunque no estén centrados en el ataque directo; un enano letal a corta distancia gracias tanto a su tremenda resistencia física como a los contundentes ataques que es capaz de ejecutar; y por último una elfa que posee la agilidad propia de su raza y que suple su baja resistencia y capacidad de ataque gracias al tremendo poder mágico que es capaz de desencadenar.

Al abanico habitual de ataques característicos de los beat ’em up se añade la posibilidad de usar armas y habilidades secundarias, algo que deberemos tener muy en cuenta a la hora de combatir puesto que en numerosas ocasiones serán más que necesarias (los martillos por ejemplo a la hora de enfrentarnos al horrible negro dragón… ¿Horrible negro dragón? Pues sí, luego entraremos en detalles). Para dar fe de la importancia de estas armas y habilidades secundarias, decir que cuentan con su propio y destacado apartado dentro de los marcadores del juego, y que nada menos que dos de los cuatro botones usados para controlar las acciones de nuestro personaje se encuentran dedicados a ellas.

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El apartado técnico nos regala unos sensacionales gráficos 2D, un elevado número de frames de animación tanto para personajes principales como enemigos que ensalzan los movimientos y acciones de los sprites que les dan forma, escenarios variados y coloridos y no pocos monstruos de tamaño gigantesco. Tanto la música como el sonido también rayan a buen nivel, aunque quizá son los dos apartados que más han acusado el paso del tiempo. La banda sonora, aunque dotada de buenas composiciones, suena demasiado enlatada, y los efectos y voces digitalizadas adolecen de un aire ronco y vasto al más puro estilo 16 bits. En ese sentido no habría estado de más contar al menos con un remix de la banda sonora, como el que se llevó a cabo en las actualizaciones a tiempos presentes de Super Street Fighter II Turbo y Final Fight.

Ya por último es imposible finalizar este repaso a Tower of Doom sin referirnos a su traducción de textos al castellano. En su día fueron pocas las recreativas que llegaron a ser traducidas a nuestro idioma, más que nada porque no solían necesitarlo. Pero las que lo hacían se encontraban transcritas a un español raro, raro (los juegos de Neo Geo eran un buen ejemplo de ello). Ni castellano puro y duro, ni latino, ni neutro; más bien un español “a la japonesa” que, en el caso de este juego, nos dejaba frases para el recuerdo como “Tú derrotaste el líder”, “El pueblo estaba debajo ataque de los monstruos”, “Estábamos cazando el bestia”, “Salvaste la higa del comerciante”, o “Horrible negro dragón”. Vamos, que ni usando el traductor de Google se pueden obtener mejores resultados. Capcom, alabados sean los dioses del videojuego, no ha tocado ni una sola coma de dicha traducción, por lo que la encontraremos intacta dentro de este Chronicles of Mystara. Así, las risas están aseguradas.

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Shadow Over Mystara   

Tres años después del lanzamiento de Tower of Doom, Capcom rizó el rizo con el que posiblemente sea el mejor beat ’em up de corte clásico jamás creado. A pesar de que ya por 1996 estaba claro que el negocio de las máquinas arcade tenía fecha de caducidad, la compañía nipona tiró la casa por la ventana para crear con Shadow Over Mystara un auténtico juegazo que aún hoy día sorprende por la profundidad, longevidad, variedad y espectacularidad de la que hace gala. Con una duración media sorprendente para una recreativa, Shadow Over Mystara coge todas las virtudes de Tower of Doom, las pule y mejora hasta la extenuación, y añade numerosos nuevos logros a la mezcla. Se agregan dos personajes, mago y ladrona, al tiempo que los cuatro guerreros veteranos suman nuevos ataques; las armas y habilidades secundarias se potencian aún más, y se añade un menú radial que hace mucho más fácil alternar entre ellas en el fragor de la lucha; el número de armas e ítems a recolectar aumenta exponencialmente (precisamente, dentro de los menús del recopilatorio existe una sección dedicada a ellos); el bestiario al que nos enfrentamos crece hasta alcanzar números inéditos en un beat ’em up… En resumidas cuentas, si Tower of Doom es un beat ’em up excepcional, Shadow Over Mystara ya rompe cualquier registro y se convierte en un auténtico imprescindible que todo el mundo debería probar independientemente de que le atraigan o no tanto el género en particular como los juegos clásicos en general. 

Desde Mystara con amor

Antes de comenzar con el análisis de las novedades que nos ofrece este recopilatorio respecto a lo ya visto en los dos títulos originales, queremos dejar constancia de un deseo que, aunque hemos sido más que conscientes desde el anuncio del juego que no era otra cosa que una fantasía irrealizable, no por ello debe ser obviado: Si hay un juego (en este caso formado por dos títulos) que se merecía un redibujado en alta definición al estilo del que gozó el gran Super Street Fighter II Turbo HD Remix, ese es sin duda Dungeons & Dragons: Chronicles of Mystara. Desgraciadamente lo de SSFIITHDR (buf, hasta el nombre reducido a siglas es kilométrico) fue flor de un día, ya que Capcom desde entonces se limita con sus relanzamientos a añadir filtros para paliar la diferencia de resolución existente entre los clásicos de antaño respecto a la que pueden alcanzar las consolas HD de hoy día… Eso sí, teniendo en cuenta que el también inminente Pato Aventuras va a disfrutar de un lavado de cara completo, entonces quizá nuestra reivindicación no sea tan utópica.

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De todas maneras, Iron Galaxy, el estudio encargado de llevar estos dos clásicos del beat ’em up a las plataformas actuales, no ha escatimado esfuerzos para ofrecer una actualización más que digna en la que nada se echa en falta. De entrada contamos con la posibilidad de mostrar ambos clásicos en pantalla bien a su resolución original (lo que en televisores HD de los grandes se traduce en unos píxeles tamaño XXL que ríase usted de la Atari 2600) o bien con dos clases de filtro que dan un resultado aceptable. El juego se ha analizado en una pantalla de 40 pulgadas, y tanto el filtro suave como el nítido consiguen hacer que todo luzca espectacular, si bien los colores aparecen más difuminados de lo que sería deseable con el filtro suave, algo obviamente achacable al límite de tonalidades de la placa CPS-2 bajo la que se programaron originalmente ambos títulos. También se incluye la más que agradecida, e incluso obligatoria, posibilidad de activar un tercer filtro que emula las típicas scanlines de los monitores de tubo de antaño, para que así nos sintamos como si nos encontráramos ante la propia recreativa.

También es posible seleccionar diferentes perspectivas desde las que disfrutar el juego, incluida una que muestra un mueble de recreativa virtual en toda su gloria y esplendor. Dicha cabinet es una de doble monitor, por lo que la pantalla de juego real acaba siendo minúscula incluso en grandes televisores HD. Al menos existe la posibilidad de enfocar directamente sobre cada monitor de la cabinet, así como variar ángulo de visión y hacer zoom para agrandar la pantalla de juego. Bien es verdad que Iron Galaxy ha buscado con esta cabinet virtual homenajear el mueble arcade original de Shadow Over Mystara, uno de los primeros dedicados para un máximo de 4 jugadores que montaban dos monitores para que así los usuarios no estuvieran tan apretados a la hora de jugar. Sin embargo, para disfrutar de una perspectiva de cabinet a toda pantalla quizá habría sido mejor emular virtualmente el mueble de Tower of Doom, de estructura más clásica y un único monitor.

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Por supuesto también se incluye la posibilidad de eliminar todo rastro de cabinets virtuales de la pantalla para que nuestro televisor muestre únicamente el juego, tanto a pantalla completa (no adaptada, así que nos encontraremos la pantalla de juego 4:3 original estirada para cubrir los 16:9 como si de un chicle se tratara, dando como resultado unos gráficos achatados bastante feotes) como a los 4:3 originales de ambas recreativas. Si seleccionamos esta última perspectiva (a nuestro juicio, la mejor para disfrutar de la experiencia) se aprovecharán los huecos que quedan en los extremos tanto izquierdo como derecho de nuestro televisor panorámico para mostrar artes del juego y, lo más importante, una lista de logros que nos mantendrá informados en todo momento de qué acciones tenemos que llevar a cabo y en qué número para irlos desbloqueando.

Los extras de este Chronicles of Mystara continúan con unos menús bastante cuidados, en los que se nos mostrarán textos dando fe de algunas curiosidades acerca de ambos títulos. Podemos alternar entre Tower of Doom y Shadow Over Mystara pulsando un único botón, decisión de lo más acertada ya que así cada título posee su serie de menús dedicados y podremos saber en todo momento las opciones de qué juego estamos modificando. También tenemos una galería de arte bastante nutrida, en la que se nos mostrarán bocetos, ilustraciones, flyers (los folletos que las compañías distribuían a los dueños de los salones recreativos) y diverso material gráfico. Todo este material deberá ser desbloqueado mediante un número determinado de gemas, las cuales podremos acaparar a medida que nos desenvolvemos en ambos juegos. Dichas gemas también serán necesarias para desbloquear una serie de ventajas o trucos que van desde regenerar salud al golpear a los enemigos hasta hacer que los ítems que nos otorgan diversas ventajas (como más velocidad o más poder de ataque) se conviertan en irrompibles, por lo que no deberemos temer perder por ejemplo esos flamantes guantes de ogro recién adquiridos en cuanto un enemigo nos golpee. Existen muchas más ventajas y modificaciones, las cuales pueden ser activadas o desactivadas en todo momento por medio del menú de juego, y sin duda son un extra a agradecer.

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Ya por último, los veteranos de los dos D&D originales encontrarán en este recopilatorio el esperado, obligatorio y agradecido juego online. Podremos compartir la aventura con otros tres usuarios vía Internet, con lo que la jugabilidad, espectacularidad y nivel adictivo de ambos títulos ascienden hasta niveles que solo dos clásicos imperecederos como los que nos ocupan son capaces de alcanzar. Recolectar oro cual Cristobal Montoro antes que lo hagan los demás para que así podamos comprar más pociones de salud en las tiendas que aparecen entre niveles; proteger a toda costa al Clérigo para que éste pueda cargar con tranquilidad su hechizo destructor de no muertos; buscar la espalda a los enemigos más duros mientras uno de los personajes fuertes aguanta los envites cara a cara… Chronicles of Mystara es una soberbia experiencia a un jugador, pero cuando compartimos la aventura, todo adquiere una nueva dimensión. La facilidad que nos brinda este recopilatorio de usar la red de redes a tal efecto otorga aún más valor al que desde ya debe ser considerado uno de los descargables del año, hayamos o no jugado hasta la extenuación a ambos clásicos a través de emulación.

9

Excelente

Un título referente en su género, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutarás de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en clásico con el paso de los años. Cómpralo sin pestañear.