Tirano y Patriota “El árbol de la libertad debe ser regado con la sangre de los patriotas y de los tiranos ”. Esta cita, atribuida a uno de los Padres Fundadores de la Nación, Thomas Jefferson , y que conforma uno de los puntos de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, bien podría haberla pronunciado George Washington , otro de los Padres Fundadores y uno de los mayores iconos de patriotismo político en la historia de América. Aunque lo que unos consideraron fervor a la patria absoluto, otros en cambio lo tacharon con el peor de los castigos para un hombre de Estado, para uno que ama la bandera y defiende sus colores hasta la extenuación: Traidor a la patria. Los ingleses así lo hicieron. Y la Guerra de Independencia puso a prueba lealtades, amistades y la fe en las causas de ambos bandos. Fe y lealtad que el futuro primer presidente americano, figura prominente de la Revolución y líder indiscutible de las 13 colonias demostró que eran inquebrantables. Pero cierto es que la Historia siempre la escriben los que ganaron las guerras. Por lo tanto, ¿Qué sucedería si esto no hubiese sido verdad? ¿Y si Washington al ganar a los ingleses, al hacerlos morder el amargo barro de Yorktown, se hubiese dejado seducir por el atractivo que la tiranía desprende? Ubisoft sí se lo ha estado preguntando, y su primera expansión para el colonialista Assassin’s Creed III da buena fe de ello comenzando por su título: La Tiranía del Rey Washington . Lanzado mediante DLCs episódicos, esta semana llega el primer capítulo, titulado La Infamia. Y ya desde el principio se nos deja claro que esto no es una secuela, sino una versión alternativa del mismo período histórico en el que el juego enclava su narrativa. De hecho, los que ya hayan terminado ACIII comprobarán los cambios hechos a la historia del título para que encaje en esta especie de realidad paralela, comenzando por personajes muertos que regresan, hechos y eventos que no han sucedido, y un protagonista, Connor Kenway, al que no se le conoce aún como tal, ni tampoco como asesino, sino que tan solo es otro nativo americano más, de nombre Ratonhnhaké:ton , que asiste al inicio con suma perplejidad al espectáculo de una tierra más siniestra de lo que recordábamos, dividida y regida con puño de hierro por el tirano rey Washington por culpa del Fruto del Eden .
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Puño de Hierro A pesar de que de momento no se puede valorar en su conjunto por faltar dos episodios más, la aproximación a la historia que los guionistas han realizado tiene interés, ya que aunque es menos profunda que en ACIII, también se encuentra menos encorsetada por la realidad histórica y su ambientación, adentrándose en los terrenos de una trama clásica sin escala de grises, sino con tintes blancos y negros con un enemigo bien definido y malo, muy malo. Tan déspota como un buen villano de comic o de película Disney en la forma de un imposible Rey Washington como jamás lo veríamos en el cine adueñándose de la trama cada vez que sale, aunque sea poco en este primer capítulo y localizado mucho al inicio. Una historia que aún tiene que ver por el sendero por el que se dirigirá, ya que Infamia nos ofrece alrededor de dos horas y media guiadas por variados objetivos que cumplir aunque se nos permite el seguir explorando los entornos, algo más acotados esta vez, tanto principales –disparar un cañón, seguir un rastro- como secundarios –cazar y alimentar a los pobres ciudadanos bajo el yugo de Washington-, pero que apunta maneras cuando, como en una buena cinta de David Lynch, realidad y ensoñación se dan la mano al beber un Te que nos irá otorgando nuevas habilidades en cada uno de los tres capítulos de la expansión, siendo estas las verdaderas estrellas de la expansión. La primera que obtendremos en este DLC se llama Lobo, y brinda a la jugabilidad y las acciones y habilidades de las que Ratonhnhaké:ton era capaz en ACIII nuevas cotas con la inclusión de poderes, dos para ser exactos. Comenzamos con la habilidad de poder invocar una manada de lobos que nos echen una mano en pleno combate, pudiendo ajustarla para que ataquen hasta tres a la vez. Aunque no siempre que queramos, ya que el juego nos obligará a esperar –un tiempo considerable para que no abusemos- entre llamada y llamada pulsando el gatillo superior del pad, por lo que el pensamiento estratégico se impone a la tentación de invocarlos a menudo. El otro poder es el de pasar desapercibidos, invisibles convertidos prácticamente en una especie de entidad, con un camuflaje al estilo del usado por Solid Snake que Otacon le entregaba. Aunque su uso, también limitado ya que nos irá drenando el indicador de salud cuanto más lo llevemos, requerirá de practicar varias veces, ya que su control no es nada fluido y sí un punto caótico hasta que nos hacemos con él. Más de una vez que la intentemos usar para matar de forma silenciosa nos encontraremos exhaustos, necesitados de vida y con un pelotón frente a nosotros al haber quedado expuestos, pero en las misiones estilo Infiltración será nuestro mejor elemento cuando, por ejemplo, debamos seguir y acechar a objetivos en movimiento.
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Festín de Cuervos Lejos de resultar meros añadidos a la jugabilidad, lo cierto es que el gameplay de La Infamia gira mucho alrededor de esta nueva capacidad de nuestro personaje, el cual gracias a los poderes aumenta su rango de habilidades –es genial estar peleando e invocar a la manada de lobos para que los rematen. Aquellos que gusten no solo de ir matando y avanzando, sino que al igual que con Barman en los Arkham usen tanto el entorno como todo lo que Ratonhnhaké:ton es capaz de hacer, disfrutarán sin duda planificando, pensando en estrategias para tal combate –la IA enemiga no nos pondrá las cosas nada fáciles, sino que nos atacará con todo lo que tiene a mano dificultando el lograr cumplir objetivos secundarios - o para tal misión secundaria. O simplemente explorando un entorno de forma totalmente nueva. En cuanto a las opciones en forma de tiendas o forja de nuevas armas, nada de eso encontraremos aquí. No visitaremos tiendas, ni compraremos objetos o armas. Comenzamos por lo básico y si queremos armas, ya podemos ir explorando todos y cada uno de los cofres que veamos, siendo un detalle que le añade veracidad a la situación que se nos está narrando. El escenario, que señalamos antes se encuentra más limitado, estará enclavado a una zona por cada episodio, siendo la zona de la Frontera el territorio por el que nos moveremos con nuestro personaje, asistiendo a entornos nevados artísticamente más oscuros, una versión más siniestras con casas arrasadas, civiles famélicos, cadáveres medio enterrados por la nieve y cuervos dándose un festín de carne congelada, lo que mezclado con el Rey Washington y los efectos chamánicos del Te que bebemos brindan una ambientación diferente a la de ACIII. En los dos próximos episodios, La Traición y La Redención, las localizaciones serán de Boston y Nueva York, mientras que los poderes que aprenderemos y se sumarán al que ya tenemos del Lobo serán el del Oso –que incidirá en aspectos como la fuerza bruta de Ratonhnhaké:ton- y el del Águila, sinónimo de una agilidad y una velocidad sobrehumanas.
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De momento, lo mostrado en este primer capítulo hace pensar en que esta expansión para Assassin’s Creed III será realmente interesante, ya que es innegable el empujón a la jugabilidad hacia otras direcciones que la implementación de poderes logra en el personaje de Ratonhnhaké:ton, el cual por alguna extraña razón tiene recuerdos basados en lo vivido en Assassin’s Creed III, algo que suponemos se aclarará en el que se adivina como épico mano a mano entre este héroe de la resistencia y el todopoderoso villano Rey Washington que viviremos en los últimos instantes del tercer episodio. Esto, desde luego, constituye de momento la parte más negativa, ya que no solo tendremos que esperar todo un mes hasta marzo para saber cómo continúa, y luego otro mes hasta abril para conocer el desenlace, sino que la historia, las novedades jugables, y esa realidad paralela solamente podrán valorarse una vez la experiencia esté completada. Una experiencia que de momento ha comenzado bien en cuanto al gameplay, solamente por la diversión de usar infiltración o atacar con nuestros hermanos lobos.